A 30
años de su partida...
de mi perplejidad un grande
amor;
cuánto tiempo esperé y cuando
llegó
Poeta,
escritor, periodista y sobretodo bohemio, él ultimo, según Carlos Monsiváis..
Originario
del pueblo de Tlalpan, pero avecindado en su infancia y buena parte de su
adolescencia en el norte de la Ciudad de México: La Villa de Guadalupe; Leduc nació
en la parte de arriba donde hoy es una cantina La Jalisciense; su fe de
bautizo dice que fue un 16 de noviembre de 1895 -y no en 1987 como él decía- ;
hijo del periodista y poeta Alberto
Leduc y de Amalia López, tuvo
cuatro hermanos - Manuel, Enrique, Dolores y Armando- y cinco más del
matrimonio de su padre con Enedina
Montaño.
Su
abuelo era francés se llamaba Lui
Phillippe Albert y había llegado con las tropas del mariscal Francisco Aquiles Bazaine en la Segunda Intervención Francesa en México. Bazaine y casó con Manuela Cárdenas originaria de San Luis Potosí.
Renato
se casó formalmente tres veces; la primera en los años veinte, con Altagracia Gómez con quien tuvo tres
hijo: Renato, Alicia y Héctor; después concretó un matrimonio “convenido” con la
pintora surrealista Leonora Carrington que
sólo duro unos meses y en 1948 lo hizo por última vez con Amalia Romero, mucho
menor que él, a la que le decía de
cariño “Mona“, de esa relación nació Patricia.
Hay
muchos descendientes de Leduc, hijos, nietos, sobrinos.
Hubo
un matrimonio que pudo haberse concretado, pero Renato desdeñó a la “novia“,
que era la mismísima María Félix, de la que fue su gran amigo: se ha dicho que
doña le propuso matrimonio, y él le contestó: “No María, yo no seré tu
padrote”.
Leduc
fue una persona que vivió prácticamente todos los grandes cambios del siglo XX;
de entrada algunos episodios de la Revolución Mexicana, durante la cual trabajó
como telegrafista, oficio que aprendió de adolescente, para sobrevivir y apoyar
a su madre y hermanos ya que de muy joven perdió a padre. Don Alberto se murió en 1908, y dejó muchos hijos en la orfandad.
Saliendo de la escuela de telegrafistas lo mandaron a trabajar con el jefe de la División del Norte, el general Pancho Villa. Gracias a ello conoció al periodista, activista, y poeta comunista John Reed, célebre por su testimonio de la Revolución Rusa Diez días que estremecieron el mundo y autor de México Insurgente. El gringo Reed era entonces el corresponsal del Metropolitan Magazine.
Saliendo de la escuela de telegrafistas lo mandaron a trabajar con el jefe de la División del Norte, el general Pancho Villa. Gracias a ello conoció al periodista, activista, y poeta comunista John Reed, célebre por su testimonio de la Revolución Rusa Diez días que estremecieron el mundo y autor de México Insurgente. El gringo Reed era entonces el corresponsal del Metropolitan Magazine.
Al
termino de la Revolución pudo estudiar la preparatoria e inscribirse en la
carrera de leyes en la antigua Escuela Nacional de Jurisprudencia de la UNAM.
En ese lugar tuvo de compañeros a personas que más adelante tendría grandes
puestos públicos, entre ellos, dos serían presidente de México: Miguel Alemán
Valdez y Adolfo López Mateos, otros serían pintores, escritores y novios como Alejandro
Gómez Arias, y Frida Khalo.
Y
es justo es en ese tiempo de los años 20 y 30s que escribe gran parte de su
obra poética; El Aula, etc., y Breve glosa al libro de buen amor se
publicaron en 1929, y en 1939, respectivamente. Algunos poemas deliberadamente románticos se publicaron en 1933, y
los escribió para una mujer de nombre, Amalia Fernández Castillón.
Algunos
de sus 100 poemas los hizo como un acto de rebeldía.
Y
por andar de bohemio dejo la escuela de derecho.
Leduc
tuvo la fortuna que uno de sus amigos a quien conoció en las corridas de toros,
funcionario de la oficina de Hacienda lo mandara becado a París. Le dijo Roberto López, “sé que usted le tiene
sin cuidado la carrera de abogado. Pero usted es un bohemio y le servirá mucho
un viejecito a París”.
Y
esa “beca” que era originalmente por seis meses se prolongó durante ocho años.
Todo ese tiempo – ¡sabia virtud!- Renato lo aprovechó para vivir la vida como quiso. Vivió intensamente, y aprovechó para perfeccionar su estilo literario, entablando amistad con varios escritores y pintores surrealistas como Benjamín Péret, André Bretón, Paul Éluard, Joan Miró, Pablo Picasso, Salvador Dalí y Marcel Duchamp, entre otros.
Todo ese tiempo – ¡sabia virtud!- Renato lo aprovechó para vivir la vida como quiso. Vivió intensamente, y aprovechó para perfeccionar su estilo literario, entablando amistad con varios escritores y pintores surrealistas como Benjamín Péret, André Bretón, Paul Éluard, Joan Miró, Pablo Picasso, Salvador Dalí y Marcel Duchamp, entre otros.
A
través de Picasso conoce a Carrington y
convienen un matrimonio para salvarle la vida. Juntos viajan a Nueva York; de
ahí a la ciudad de México de los años cuarenta, pocos meses después se
divorcian y siempre mantienen una buena amistad.
Antes
de morir, la pintora dijo, quizás en broma, en una entrevista con la revista Proceso que el gran amor de su vida
había sido Renato. En otra parte,
confiesa: “No tuve ningún amor más que él.”
Empero,
fue un matrimonio convenido que sirvió para ayudarla a salir de Europa.
Dijo
una vez en broma: “me casé con Leonora en Lisboa y me divorcié en Iztapalapa,
un año después, porque resultó que era una delicia como amiga, pero ya como
mujer me resultó una Churchill con faldas…”
Y agrega que el día que se divorció le hicieron un fiestón en “El Taquito”, “porque estaban creyendo que me despedía yo de soltero; les dije: ¡no cabrones, es de casado!”
Y agrega que el día que se divorció le hicieron un fiestón en “El Taquito”, “porque estaban creyendo que me despedía yo de soltero; les dije: ¡no cabrones, es de casado!”
A
trabajar!
De
regreso a México Leduc nadie de sus viejos amigos le ofreció trabajo, lo invitaban a beber y a comer, o quizá él no quiso ser burocráta. Cuenta Ramón Pimentel Aguilar (Así Hablaba Renato Leduc, EDAMEX, 1990) en una charla con Renato que le dijo “A casi todos mis cuates de la Escuela de Leyes los encontré aquí de oficiales mayores, de gerentes de banco, y no hubo un cabrón que me dijera vente a trabajar aquí... Eso sí... me invitaban a comer, y agasajos de aquí y por allá". Y agregó que las invitaciones eran muchas hasta tres veces en el mismo día, a lo que él decía: “¡No sean cabrones....Siquiera pónganmelas en fila no me las acumulen!“
Uno de los trabajo que le ofrecieron fue como supervisor cinematográfico en la Secretaría de Gobernación, obviamente no aguantó la de ser censor. SE dio tiempo para participar en política; en 1964 fue candidato al Senado de la República, junto a David Alfaro Siqueiros, por el Frente Electoral del Pueblo, que encabezaba Ramón Danzós Palomino.
Uno de los trabajo que le ofrecieron fue como supervisor cinematográfico en la Secretaría de Gobernación, obviamente no aguantó la de ser censor. SE dio tiempo para participar en política; en 1964 fue candidato al Senado de la República, junto a David Alfaro Siqueiros, por el Frente Electoral del Pueblo, que encabezaba Ramón Danzós Palomino.
¡Sin
embargo, su principal oficio fue el de periodista! “El periodista político es
el historiador de lo inmediato“, decía.
El
periodismo fue el oficio que le dio de comer, así trabajó en casi todos los
medios de la época con muy variadas columnas, entre las que destacan: Tics,
en Excélsior (1943-1945); En cinco
minutos, en Esto (1946-1960); Banqueta, primero en el vespertino
Últimas Noticias (1955 –1965) y después en Excélsior (1981-1984); Semana inglesa, en la revista Siempre! (1951-1985); Capicúa, en Ovaciones (1980-1986).
También
escribió crónicas taurinas: En los toros,
Toros ayer y hoy, Sustos y revolcones, Dominguitos cornudos, Puntadas taurinas
y El redondel, éstas últimas en El Sol de México.
También
se dio tiempo para colaborar gratis en el órgano del Partido Comunista
Mexicano.
El
periodismo le llevó a ser presidente de la Asociación –después Unión- de
Periodistas Democráticos (1975-1977), la cual le otorgó el premio Francisco
Martínez de la Vega en el año 1976. En
1977 recibió el Premio Nacional de Periodismo.
Leduc
se llevaba muy bien con un gran grupo de jóvenes- periodistas de izquierda como Jorge Meléndez, Humberto
Mussachio, Granados Chapa et al.
Así era Leduc, de lenguaje directo y florido.
Además
de los toros, el alcohol y las mujeres, las letras fueron sus principal pasión.
Fue pulcro en su escritura, aunque hablaba y escribía con malas palabras.. Quizá aprendió ese lenguaje por juntarse y convivir con “clásicos y con los telegrafistas, los soldados y los carniceros”. Decía que en “la vida uno debe hacer lo que le venga en gana, porque toda frase que comienza con hubiera habido, vale para una chingada…”.
Fue pulcro en su escritura, aunque hablaba y escribía con malas palabras.. Quizá aprendió ese lenguaje por juntarse y convivir con “clásicos y con los telegrafistas, los soldados y los carniceros”. Decía que en “la vida uno debe hacer lo que le venga en gana, porque toda frase que comienza con hubiera habido, vale para una chingada…”.
Empero,
Leduc en el fondo quería reivindicar el lenguaje popular. Su riqueza, su
constante movimiento, decía, “le quita rigidez, solemnidad al lenguaje… Los
idiomas sólo se renuevan si están moviéndose constantemente.” Cuando uno
escribe con un lenguaje fino y rígido, estaba seguro, “nadie lo lee”.
Pero
el uso de las malas palabras tenían en el tlalpense un significado adicional
según Carlos Monsiváis: “Crear los anticuerpos para devastar su odio
predilecto: la cursilería”.
Quizás por eso escribió en El Aula, etc.:
“El
maestro de griego nos decía: las palabras
macularon
su antigua pureza. Las palabras
fueron
antes más bellas… Las palabras…“
Pero
más que periodista Leduc fue en el fondo un poeta y excelente un prosista, que
no ha sido reivindicado, aún, y alguna vez soñó con ser novelista quizá la
bohemia y el arduo trabajo periodístico de lo impidieron.
Debemos
decir que casi toda la obra poética de Leduc fue escrita entre los años 20 y
40. Y nadie duda que su obra proviene de manera directa y trasparente del
modernismo, quizá por la influencia de su padre don Alberto quien fue un escritor modernista que colaboraba
en la "Revista Moderna". Cuando nació Renato don Alberto era
cuentista consolidado, murió cuando Renato era un adolescente. Renato conoció de
niño el poeta Juan de Dios Peza y al nayarita Amado Nervo, muy amigo de su
padre, y quizá charlaron muchas veces.
También
leyó la obra de López Velarde y del nicaragüense Rubén Darío. Fue gran admirado de Marcel
Proust.
Dice
el narrador Enrique Serna que a
juzgar por el título y el contenido de su primer poemario Leduc, quizás, empezó
a escribir poesía en el salón de clases, en un acto de rebeldía contra la
rutina escolar.
De
hecho él mismo Renato no se tomaba en serio ni creía tener facultades de poeta..
Desde
esa edad se autonombró "turiferario de la santísima trivialidad" y
declaró que la poesía no era para él "madre ni amante sino tía".
Así
por accidente e de forma improvisada escribió muchos poemas pero se hizo famoso
–ya grande- por su soneto del tiempo –publicado en 1939- que afirmaba haber
escrito en la preparatoria cuando alguien le retó a hacer un soneto usando como
pie versal la palabra tiempo, palabra que no tiene consonante. Este poema Aquí se habla del tiempo perdido que, como
dice el dicho, los santos lo lloran fue musicalizado por Rubén Fuentes, con
un arreglo de Eduardo Magallanes y grabado a dúo con las voces únicas de Marco
Antonio Muñiz y José José:
“Sabia
virtud de conocer el tiempo;
a
tiempo amar y desatarse a tiempo;
como
dice el refrán: dar tiempo al tiempo...
que
de amor y dolor alivia el tiempo.
La
poesía de Leduc hoy en pleno siglo XXI ha sido poco estudiada, quizá por
tratarse, a decir de Octavio Paz en
una carta al entonces director del Fondo de Cultura Económica en México, Arnaldo Orfila, firmada el 3 de mayo de
1966, de “…un poeta que todos admiramos pero que tampoco forma parte del
movimiento contemporáneo“.. Leduc no fue adscrito por la crítica a ningún
grupo, lo que ha propiciado su aislamiento en el panorama de las letras mexicanas.
Ese
es un pendiente que tenemos con Renato.
La
doctora Edith Negrín (Renato Leduc, Obra literaria... FCE,
2000) y a otros más han rescatado poco a
poco la obra literaria del tlalpense. En la obra del Fondo se incluye todas las
obras literarias que el escritor publicó en libro y que también se incluyen los
poemas aparecidos en los años finales del escritor, o después de su muerte, así
como algunos artículos . El prólogo de la edición está a cargo Carlos Monsiváis.
En 2013 un grupo de amigos
hicimos hace pocos años un libro colectivo como homenaje a al hombre que pasó por su tiempo con la sabia
virtud de conocerlo, y fuimos a presentarlo a la cantina La Jalisciense, donde muchas veces disertó sobre su pasión. Y de
paso fuimos a bebernos un mezcal en su honor y a leer su poesía. Llegaron poetas,
periodistas y amigos de Leduc, apenas cabíamos en el lugar; Abel Alcántara llevó
botellas de Madre Cuishe obsequio de maestros
del mezcal de Oaxaca.
El
libro se hizo de amigos y para los amigos, escriben vates y periodistas como Roberto
López Moreno, José Falconí, Humberto Musacchio, Jorge Meléndez, Gonzalo Martré, Oralba Castillo Nájera, Raúl Casamadrid,
Leopoldo González, etcétera.. Hay una entrevista con Patricia, su hija, y una
de Pancho Liguori, amigos entrañables.
Por
cierto, Martré y Roberto fueron quienes convencieron al entonces delegado de
Tlalpan, Alberto Ríos Zertuche –presente en el homenaje- de ponerle un busto y
ponerle su nombre a una calle de la demarcación.
Desde
hace unos meses hay una nueva plaza que con su nombre, en Insurgentes y Gómez
Farías, en la colonia San Rafael en la delegación Cuauhtémoc.
Fred
Alberto hizo este vídeo que está para todos en la red:
El
libros se hizo con amor, está ilustrada con fotografías del Archivo Tomás
Montero, y la portada es un retrato de Renato Leduc pintado por Fernando Leal
en 1930, Oleo / tela 89.5 x 58.5 cm. Pertenece a la colección Blastein de la
UNAM.
En
ese retrato vemos a Leduc -seguidor de Arístipo de Cirene- ,en un café, a los 35 años “un libro y una taza de
café, elementos con una perspectiva que recuerda a las naturalezas muertas de
Cézanne“.
Estos
días he leído dos textos sobre el tlalpense, donde he aprendido más del poeta y
periodista, el de Juan Leyva Renato Leduc: las huellas de la leyenda
y Poeta a deshoras de Juan Domingo
Arguelles (Milenio, 30 de julio de
2016).
Dice
Juan Domingo Arguelles que recientemente le preguntó a Patricia Leduc, si
consideraba que se ha dado una revaloración de su padre y la respuesta fue que
además de la obra de Edit Negrín del FCE y otros los libros que conocemos hay
dos tesis –que confieso no las conozco- , una de licenciatura en Lengua y
Literatura Hispánicas en la facultad de filosofía y letras de la UNAM, titulada
El humor en la poesía de Renato Leduc o
como peinarle el cuello a la jirafa (2003),
de Ximena Sánchez Echenique, y otra de Doctorado en Literatura
Hispánica, en el Colegio de México, titulada
Espacio, emoción y poesía. Ritmo
urbano y diversificación en la Ciudad de México 1888-1945 (2009) del poeta Juan Leyva Cruz.
Una
reivindicación de la obra del tlalpense la hicieron los maestros Carlos Mata Lucio, Elva Sánchez Rolón y
Lilia Solórzano Esqueda, profesores del Departamento de Letras Hispánicas
de la Universidad de Guanajuato, en la presentación del libro colectivo en abril de 2014 en el patio de la sede Belem dentro del marco del 56
Feria del libro, Guanajuato. Curiosaente esa feria se dedicó a la conmemoración de los centenarios de
Octavio Paz, Julio Cortázar, José Revueltas, y Efraín Huerta, algunos amigos de Leduc..
No existe hasta donde sé algún texto, sólo el video que compartimos aquí:
No existe hasta donde sé algún texto, sólo el video que compartimos aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=ADgxxFyZZzk
“No haremos obra perdurable. No
patria del tiburón y el calamar;
por el temblor rumbero de tus ondas
vienes a ser el precursor del jazz...
Síntesis colosal
de mariscos, espumas “and steamers”
Profundo aquel filósofo que dijo:
“Cuánta agua tiene el mar”...
¿Fue Vasconcelos?
¿Fue Bergson?
¿Fue Kant?. . “
Dice Patricia Leduc, en una entrevista publicado en “Soy un hombre de Pluma.., que la herencia que deja su padre es que fue un excelente periodista y que siempre se dedicó a defender a los que no tenían nada. “Tengo muchísimas cartas de gente que le escribía, sobre todo campesinos, aunque también hay de obreros y maestros, pero sobre todo campesinos que le pedían su intervención por los despojos, arbitrariedades y humillaciones cometidas por los gobernantes o los caciques locales. Y mi papá siempre les dio voz, fue el conducto para hacer las denuncias, entonces aunque algunos ya lo han dicho creo que es muy importante destacar este punto.“
“No haremos obra perdurable. No
tenemos de la mosca la voluntad tenaz.
Mientras haya vigor
pasaremos revista
a cuanta niña vista
y calce regular…“
“El mar
Inmensidad azul. Inmensidadpatria del tiburón y el calamar;
por el temblor rumbero de tus ondas
vienes a ser el precursor del jazz...
Síntesis colosal
de mariscos, espumas “and steamers”
Profundo aquel filósofo que dijo:
“Cuánta agua tiene el mar”...
¿Fue Vasconcelos?
¿Fue Bergson?
¿Fue Kant?. . “
Dice Patricia Leduc, en una entrevista publicado en “Soy un hombre de Pluma.., que la herencia que deja su padre es que fue un excelente periodista y que siempre se dedicó a defender a los que no tenían nada. “Tengo muchísimas cartas de gente que le escribía, sobre todo campesinos, aunque también hay de obreros y maestros, pero sobre todo campesinos que le pedían su intervención por los despojos, arbitrariedades y humillaciones cometidas por los gobernantes o los caciques locales. Y mi papá siempre les dio voz, fue el conducto para hacer las denuncias, entonces aunque algunos ya lo han dicho creo que es muy importante destacar este punto.“
Además de que siempre su corazón latió a izquierda, y nunca perteneció a ningún partido político..
Y subraya Patricia que su herencia son sus principios, su gusto por la vida. Consciente de que uno no puede estar deseando lo que no puede tener.
Decía Leduc que “en la vida uno debe hacer lo que le venga en gana, porque toda frase que comienza con "Hubiera habido", vale para una chingada...“
Así era Renato, me beberé un mezcal a su memoria, la del último bohemio.
En los margenes. Leduc- el Jefe pluma blanca por su porte Sioux-, vivió los grandes cambios del siglo XX. La vida lo llevó a vivir e Europa en donde entabló amistad con varios escritores y pintores surrealistas; Bretón, Miró, Picasso, Dalí y (Leonora) Carrington: Fue lo que quiso ser: poeta y periodista, pero sobre todo el gran bohemio de México, el último, según Carlos Monsiváis. (Leduc, le contestó no la chingues Carlos, soy de barril, no de Bohemia).
En los margenes. Leduc- el Jefe pluma blanca por su porte Sioux-, vivió los grandes cambios del siglo XX. La vida lo llevó a vivir e Europa en donde entabló amistad con varios escritores y pintores surrealistas; Bretón, Miró, Picasso, Dalí y (Leonora) Carrington: Fue lo que quiso ser: poeta y periodista, pero sobre todo el gran bohemio de México, el último, según Carlos Monsiváis. (Leduc, le contestó no la chingues Carlos, soy de barril, no de Bohemia).
Borges
decía que los libros son extensión de la imaginación y la memoria. Ricardo
Garibay veía en ellos una forma de felicidad. En “Soy un hombre de pluma…” se
destaca el hecho de que Renato Leduc vivió su larga y productiva vida en el
centro de este triángulo virtuoso: imaginación, memoria y felicidad. Amén de
periodista, nuestro personaje fue poeta de versos clásicos y francamente
albureros como podrá apreciarse en este libro. Esta mezcla que pareciera tan extravagante, no lo
es tanto: tiene antecedentes en clásicos como Quevedo o Lope —en nuestro
idioma— o en autores de lengua francesa como Rabelais, autor desparpajado al
que Leduc tanto le debe. Nuestro recordado tlalpense escribía y hablaba con
“malas palabras” porque era un hombre culto y conocía el idioma.” (Cuarta de
forros).
Poema que describe muy bien a
Leduc:
“Entonces llegó ella, exactamente ella
luciendo
un estruendoso vestido carmesí.
Lujo
asiático —dije— pero está usted muy bella...
y
ella, naturalmente, me contestó que sí.
Si
usted me permitiera, yo le daría mi nombre;
soy
un hombre de pluma y me llamo Renato,
lo
de la pluma es subsidiario en el hombre
mas
tengo un porvenir color permanganato.
Ella
me dijo entonces una frase inefable
que
por razones obvias no quiero recordar;
permita
usted, por tanto, que de esto no le hable.
Pero
hay otras cuestiones acerca de las cuales
sin
desdoro ninguno podemos divagar:
La
Vida… el Comunismo… las partes genitales... Renato Leduc. (Breve glosa al Libro
de Buen Amor, 1939).
Sus obras.
Muchas,
entre ellas El Aula, etc. (1929) -; Unos
cuantos sonetos(1932); Los banquetes (1932); Algunos poemas deliberadamente
románticos y un prólogo en cierto modo innecesario (1933); Poemas de Mar Caribe
(1933); Prometeo (1933); Prometeo mal encadenado (1934); Breve glosa del Libro
de Buen Amor (1939); Versos y poemas -están todos los libros anteriores más
unos 14 poemas inéditos- (1940); El corsario beige (novela de 1940); Poemas de
París (1942); Fabulillas de animales, niños y espantos (1957); Banqueta (1961);
Catorce poemas burocráticos y un corrido reaccionario, para solaz y
esparcimiento de las clases económicamente débiles (1962 ó 63): obra satírica
en la que Leduc se mofa de conocidos políticos; Prometeo sifilítico, la Odisea
Euclidiana (de 1934, 1940 y 1968, respectivamente). El famoso Prometeo
sifilítico se copió a máquina y en
mimeógrafo por décadas.
Leduc
llegó a contar un centenar de ediciones clandestinas y sólo hasta 1979 conoció
una edición “normal”.
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