16 abr 2010

La libertad del Papa

La actual tempestad limpiará a la Iglesia y reforzará al Papa
Según “L'Osservatore Romano”
Un artículo publicado por la edición italiana de "L'Osservatore Romano" del 17 de abril, escrito por Lucetta Scaraffia con el título "La libertad del Papa", afirma que en esta crisis queda clara la derrota de la política del silencio como medio para defender a la Iglesia, algo por lo que ha luchado Joseph Ratzinger.
"A diferencia de lo que se lee en muchos periódicos que, ante el quinto aniversario de pontificado de Benedicto XVI, le presentan como débil y atacado por todas las partes, o como un anciano teólogo que no sabe comprender al mundo de hoy, a diferencia de quien pide, con pintadas en las paredes su impensable renuncia", la escritora considera que para el Papa Joseph Ratzinger vive "un momento de fuerza".
"Porque las denuncias y las duras polémicas dan razón a la severidad que siempre manifestó ante los sacerdotes culpables de abusos sexuales contra menores, a su actitud intransigente ante los males que afligen a la Iglesia y que él mismo denuncio, antes de convertirse en sucesor de Pedro, con palabras claras y públicas".
"Este momento de crisis, de hecho, constituye la indudable derrota de quien siempre ha mantenido que el silencio servía a proteger la institución, de quien pensaba que aceptar el mal fuera inevitable en una realidad de débiles seres humanos, de quien ha preferido dar a entender que no veía ni sabía nada".
"La tempestad limpiará los rangos de la Iglesia, romperá connivencias y ayudará al Papa a construir esa comunidad de 'ángeles', que deseaba hace unos días, sabiendo ciertamente que se trata de una esperanza humanamente imposible de realizar, pero consciente de que hay que proponerse un modelo elevado de aspiración para poder avanzar y mejorar".
"La tormenta permitirá sobre todo a Benedicto XVI avanzar liberado de un pesado fardo de culpas y silencios por ese camino que indicó desde el primer día de su pontificado: un camino difícil y empinado hacia una mejoría continua, del clero y de los fieles".
"En su apostolado, el Papa pide cada vez más y parece poner cada vez más en alto el listón, sin contentarse de contar a la muchedumbre de los fieles que le aplauden en la plaza de San Pedro o de constatar la cita de sus palabras por parte de órganos informativos. Es más, parece que no presta atención a todo esto, y quizá por esto se irritan los medios de comunicación, mientras queda claro que le importa sobre todo guiar a la Iglesia hacia una purificación espiritual continua. A este nivel se mueven exclusivamente sus palabras y sus explicaciones de los textos sagrados, sólo a este nivel se hace elocuente su mirada dulce, profunda, siempre atenta".
"En definitiva, a Benedicto XVI sólo le interesa hacer bien el Papa, es decir, la guía espiritual de los católicos. Esto es lo que tanto molesta al mundo y a los poderosos dueños de la información y de la política", añade. "Su fuerza reside en esa capacidad de seguir otros ritmos, de moverse por caminos diferentes a los del mundo".
"Para hacerlo hay que ser verdaderamente fuertes, hay que saber ver con mucha claridad lo que sucede, sobre todo hay que saber aguantar la soledad. Benedicto XVI tiene la capacidad y la fuerza espiritual y psicológica. Sólo así puede iluminar, empujar el camino hacia una Iglesia purificada, libre, como lo hace y lo hará. Se ha escrito que hoy hay fieles que, tras los escándalos de los abusos sexuales, dejan la Iglesia. Por el contrario, este es el momento de entrar, de apostar por el hecho evidente de que Jesús no abandona a su esposas y que los males no prevalecerán. Gracias en parte a nuestro Papa Benedicto", concluye el artículo.

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