Partido
Humanista La izquierda y la derecha unidas/ reportaje de Alvaro Delgado
Revista Proceso # 1968, 19 de julio de 2014
El
Partido Humanista, uno de los tres más recientes del espectro político, es un
mosaico inverosímil donde la izquierda y la derecha se tocan. Sus principales
dirigentes son un expanista peligrosamente cercano al Yunque y un veterano
líder campesino de izquierda. Más que las inexistentes coincidencias
ideológicas, sus líderes afirman que los une la lucha contra la desigualdad, la
pobreza, la corrupción y la impunidad. En el papel suena muy bien. Pero la
nueva organización viene envuelta en cierto halo de ultraderechismo.
En
el Partido Humanista (PH) los extremos literalmente se juntan: expanistas de
ultraderecha y exmarxistas dieron forma a un proyecto político que en las
elecciones del próximo año se propone obtener 6% de los votos, el doble de lo
exigido por ley para refrendar su registro.
Este
partido, uno de los tres a los cuales el Instituto Nacional Electoral (INE)
otorgó registro –los otros dos son el Movimiento Regeneración Nacional (Morena)
y el Partido Encuentro Social–, es un amasijo integrado también por
socialdemócratas y democristianos, viejos y nuevos militantes de organizaciones
sociales, campesinas y populares con ideología y métodos de lucha
históricamente opuestos.
La
trayectoria de los dos principales inspiradores y dirigentes del PH, Javier
López Macías e Ignacio Irys Salomón, es ejemplo de este antagonismo ideológico
que –afirman– ha sido subordinado a lo programático.
El
primero militó 30 años en el Partido Acción Nacional (PAN), fue directivo de la
Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), funcionario de
Vicente Fox, prosélito de Felipe Calderón y estratega de Josefina Vázquez Mota,
a cuyo amparo fundó la Unión Nacional Integradora de Organizaciones Solidarias
y Economía Social (Unimoss), la cual agrupa a más de 80 organizaciones de
productores agrícolas.
“Soy
un yunque de izquierda”, ironiza López Macías sobre su negada militancia en El
Yunque, la organización clandestina de ultraderecha que domina amplias parcelas
del PAN y de organismos empresariales, como la Coparmex, con cuyos
expresidentes Jorge Ocejo Moreno y Antonio Sánchez Díaz de Rivera colaboró.
El
segundo es líder campesino desde hace medio siglo, expresidente de la Coalición
de Organizaciones Democráticas, Urbanas y Campesinas (CODUC) y cofundador de
los partidos Socialista de los Trabajadores (PST), Frente Cardenista de
Reconstrucción Nacional, Mexicano Socialista y de la Revolución Democrática.
En
2003 trató de crear un quinto partido, el Campesino y Popular, pero no cubrió
los requisitos, por lo cual se unió a Patricia Mercado para formar Alternativa
Socialdemócrata y Campesina (PASC), que tras la ruptura con ella en 2006 perdió
el registro.
Y
más que coincidencias ideológicas, dicen sus dirigentes, lo que los ha unido es
la lucha contra la desigualdad y la pobreza, la corrupción y la impunidad, así
como la urgencia de diseñar políticas públicas para el sector agropecuario y la
seguridad de las personas y sus bienes.
Irys
Salomón conoció a López Macías cuando éste era director del Fondo Nacional de
Apoyo para las Empresas Sociales, en el sexenio de Fox; tras las elecciones de
2012 decidieron unirse para crear su propio partido.
“Fue
muy sencillo: Javier encabeza luchas y demandas agrarias, nuestras militancias
padecen los mismos males. Esa coincidencia fue fundamental porque el movimiento
campesino no tiene ningún espacio para modificar las políticas públicas y menos
para rediseñar el Estado”, cuenta Irys.
–¿Cómo
resuelven los temas ideológicos y morales?
–Tenemos
coincidencias: la primera es luchar contra la desigualdad y la pobreza,
impulsar una política económica que genere ingresos a las personas y a sus
familias; la segunda es la lucha contra la corrupción y la impunidad, y una
tercera es la lucha por la seguridad de las personas y sus bienes. Son
coincidencias importantes y en las que tenemos diferentes puntos de vista las
seguimos debatiendo.
En
efecto, dice López Macías, el acuerdo es que, sin dejar de discutir ideas, lo
prioritario es encontrar propuestas, porque la sociedad eso exige.
“Se
siguen discutiendo ideas, desde penalizar a las mujeres que abortan hasta dar
como única salida el aborto, pero no se está resolviendo nada. Hay 500 mil
embarazos no deseados al año y no hay nada para evitarlo. Cuando ya hay
embarazo, el Estado debe dar una red social de protección, un sistema de
adopción, de empleo, y no sólo cárcel o aborto.”
Ignacio
Pinacho, integrante de la Junta de Gobierno Colegiada Nacional –órgano de
dirección nacional del Partido Humanista–, precisa qué hacer en asuntos de
conciencia: “Ideológicamente se puede cargar a la derecha, pero debe tener como
frontera el respeto al Estado laico, o a la izquierda, cuyo límite es el Estado
de derecho”.
Pinacho
–experredista capitalino– explica que el PH rechaza la clasificación de
derecha-izquierda, por tratarse de una “geometría rebasada” por dos razones:
“Primero porque existe un conjunto de temas y problemas que cruza a todos los
partidos, sin distinción ideológica. Segundo porque la dicotomía
izquierda-derecha ya es insuficiente para comprender los grandes problemas y
temas de la era de la información y del conocimiento”.
Por
eso su partido prioriza la agenda y el programa, con muchos temas aún por
definir, en razón de que en su interior conviven posiciones ideológicas “que
van desde la socialdemocracia a la democracia-cristiana, pasando por posiciones
liberales a secas, nacionalistas, incluso marxistas”.
La
ventaja, escribió Pinacho en su blog el miércoles 16, es que “la mayoría de
nuestros liderazgos regionales no están formados en esquemas ideológicos
porque, por fortuna, ellos suelen preocuparse más por la gestión y los problemas
más concretos de la gente y sus comunidades”.
El
pasado 2 de junio Irys y Pinacho publicaron un ensayo donde critican que los
nuevos partidos políticos, en general, no se traducen automáticamente en
partidos diferentes, e inclusive en los recientes 15 años los nuevos se
convirtieron en satélites de los tres principales.
El
objetivo del PH es ser distinto; sus referentes son el Partido Acción Ciudadana
(PAC) de Costa Rica –ganador de la presidencia en abril– y la organización
española Podemos, nacida de “los indignados” por la crisis.
El
PAC es de corte socialdemócrata, aunque en él militan comunistas, liberales y
socialcristianos. Podemos es un movimiento político y social que se colocó como
la cuarta fuerza de España, con 10% de la votación.
“Los
casos del PAC y Podemos nos indican que es posible un nuevo partido que se
convierta en un partido diferente, atractivo para la ciudadanía, pero a
condición de que considere una serie de prerrequisitos en su proceso de
fundación, en su desarrollo, en el discurso, en sus propuestas, en el perfil de
sus candidatos y en la estrategia de campaña.”
Justamente
por eso la integración de sus órganos directivos y la toma de decisiones son
novedosas para evitar la exclusión y la sobrerrepresentación, con decisiones estratégicas
tomadas por consenso o por mayoría calificada.
La
Junta de Gobierno Colegiada Nacional es de nueve integrantes, tres por cada una
de las expresiones que le dieron origen.
Por
Unimoss están López Macías, Rocío Bedolla Tamayo –su esposa– y Sergio Nevárez
Nava, su dirigente en Durango. Por la CODUC: Irys Salomón, Pinacho y Luciano
Jimeno Huanosta, éste procedente del Partido Mexicano de los Trabajadores y
también experredista. La tercera expresión es la de Ricardo Piñón Ruiz,
exfuncionario del Instituto Federal Electoral, y los experredistas Arturo
Mellado y Carla Rodríguez.
El
Partido Humanista realizó 219 asambleas, si bien el INE validó sólo 211; su
principal membresía se localiza en Veracruz, Puebla, Estado de México, Distrito
Federal, Jalisco, Nuevo León, Coahuila, Durango, Sinaloa, Michoacán y Oaxaca.
Al
Partido Humanista se sumaron Samuel Paz Barrera, excomunista, experredista y
funcionario de la delegación Cuauhtémoc; Sergio Villalba, expresidente del
Partido Socialdemócrata en el Estado de México, igual que María Teresa Mendoza;
José Antonio Montes, del PST, y Lucero Márquez, del Movimiento Ciudadano.
Se
da por hecho que la experredista Fabiola Alanís Sámano, aspirante a la
gubernatura de Michoacán, se incorporará al Partido Humanista luego de
renunciar a Morena, por el “sectarismo y la desconfianza” que ahí prevalecen. Y
según Pinacho también se sumó al nuevo partido el yucateco Francisco Solís,
Pancho Cachondo, expulsado del PAN por sus continuos escándalos.
Tras
el fracaso de Concertación Mexicana para convertirse en partido, integrantes de
ese proyecto del expanista Manuel Espino se fueron al PH: Virginia Jaramillo,
exdelegada bejaranista de Cuauhtémoc, quien en 2006 clausuró el hotel Sheraton,
y el expanista René Bolio Hallorán, quien en 2008 ya había buscado formar un
partido a través del Movimiento de Participación Solidaria.
Sobre
Bolio, militante de El Yunque y de quien es amigo, López Macías aclara: “Se
afilió, pero no hizo ni una asamblea –la única de Tlalpan fracasó– y sólo se
presentó en la asamblea nacional”.
Espino,
aclara, tampoco participó. “Hubo pláticas con él, pero no acuerdo, quizás
afortunadamente”. Inclusive uno de los operadores de éste, Demetrio Román,
actualmente en Movimiento Ciudadano en Morelos, ofreció apoyo a condición de
que el expresidente panista fuera el máximo dirigente.
López
Macías insiste: “El partido no nace como una escisión del PAN. ¿Hay panistas?
Sí, pero los puedes contar con los dedos de las manos y de los pies. Así de
fácil. ¿Los vamos a convocar? Claro, igual que a todos los ciudadanos”.
Calderón
ni sus incondicionales encabezados por el senador Ernesto Cordero están en el
nuevo partido, insisten Irys y López Macías, pero admiten que pueden ingresar
si así lo desean.
“La
primera condición es que renuncien al PAN si quieren ingresar a nuestro partido
y que participen como cualquier militante. No se olvide que los partidos son
entidades de interés público, no les podemos cerrar las puertas a los
ciudadanos”, aclara Irys.
–Calderón
no está en el Partido Humanista, ¿pero podría estar?
–Como
cualquier otro ciudadano. Nosotros practicamos una política de no vetar a
nadie, más que a los delincuentes y a los corruptos.
López
Macías también admite que, “como cualquier ciudadano”, Calderón podría
afiliarse. “Pero una cosa es eso, que un ciudadano se afilie, y otra es un
acuerdo de una figura política con nosotros. Pero hasta hoy no ha habido
ninguno ni está afiliado nadie de su grupo”.
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