Recompondrán
Tacubaya en torno a la Casa Barragán/JUDITH
AMADOR TELLO
Revista Proceso # 1968, 19 de julio de 2014;
En
el ir y venir de la construcción de una ciudad y destruirla, nace otra. Pero la
destrucción, casi siempre, borra lo mejor de la anterior en aras de una
supuesta modernidad. Eso es lo que pasó con Tacubaya, pueblo emblemático en las
cercanías de la Ciudad de México donde, ya barrio, el arquitecto Luis Barragán
eligió vivir. Su casa ha sobrevivido al vendaval. Y ahora, con un proyecto sin
precedentes, se intenta defender su entorno, a 10 años de que la mansión fuera
declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Con
una historia que se remonta a la época prehispánica, el pueblo de Tacubaya
–barrio histórico y popular que el reconocido arquitecto jalisciense Luis
Barragán (1902-1988) eligió para construir su casa-estudio– tendrá un nuevo
orden urbano de concretarse el proyecto Tacubaya Vive, en el que la delegación
Miguel Hidalgo invertirá más de 800 millones de pesos.
El
propósito es construir un corredor cultural que unirá el Metro Constituyentes
con el mercado Gonzalo Peña Manterola.
El
programa de rehabilitación se antoja ambicioso pues abarca al comercio, el
transporte y espacios culturales. Inició con el mejoramiento de la calle
General Francisco Ramírez, en la colonia Daniel Garza, en cuyos números 12 y 14
se encuentra la Casa Luis Barragán y de la cual se celebró, el viernes 4, el
décimo aniversario de su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial de la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la cultura
(UNESCO).
La
mira del jefe delegacional Víctor Hugo Romo Guerra es la construcción de un
gran corredor cultural y peatonal desde la Casa Barragán, en la zona del Metro
Constituyentes, hasta la Alameda Tacubaya, incluyendo el remozamiento del
Parque Lira y el Museo Casa de la Bola.
El
plan comprende el reordenamiento del comercio ambulante en la Plaza Charles de
Gaulle; la restauración del mercado Gonzalo Peña Manterola (conocido también
como Cartagena, inaugurado por el entonces regente Ernesto P. Uruchurtu, el 22
de julio de 1957); la creación de un Centro de Transferencia Modal (Cetram)
para ordenar el transporte público; y la remodelación de fachadas que ofrezcan
una nueva imagen del área de fondas y comedores ubicados en la esquina de
Parque Lira y avenida Observatorio, a la manera del Corredor Regina del Centro
Histórico.
Con
un paisaje urbano que mezcla la belleza e intimidad de recintos como la Casa
Barragán, construida en 1947, con su sobria y discreta fachada, o misteriosos y
abundantes en vegetación como el Museo Casa de la Bola (localizado en Parque
Lira 136), hasta el desorden, bullicio y falta de limpieza en las inmediaciones
de las estaciones de Metro Tacubaya, Observatorio o Constituyentes, la imagen
de Tacubaya es completamente disímbola.
Conserva
algunas calles que remiten a la organización del antiguo barrio, con sus casas
de uno o dos niveles, sus estanquillos y locales de abarrotes o comida
preparada, paleterías, refaccionarias o tintorerías, entre otros comercios.
Pero hace tiempo que comenzaron a levantarse edificios de departamentos de más
de tres niveles que poco a poco han ido desfigurando la fisonomía del que fuera
uno de los pueblos con mayor cohesión de los alrededores de la Ciudad de
México.
Finalmente
acabó siendo devorado por ésta y su unidad como barrio se fracturó desde
mediados del siglo pasado, cuando Uruchurtu ordenó la construcción de grandes
vialidades. Hoy la Tacubaya elegida por Barragán –quien pudo vivir en el
fraccionamiento Jardines del Pedregal, realizado por él hacia los años
cincuenta– está rodeada y atravesada por grandes arterias como el Anillo
Periférico, el Viaducto y la avenida Observatorio. Ésta última separa al Parque
Vía de la zona del mercado Peña Manterola y el Metro Tacubaya.
La
preponderancia del automóvil le fue dando otro perfil a la zona. Cruzar
cualquiera de esas avenidas podría convertir a cualquier peatón en un moderno
“mártir de Tacubaya”. Y sin embargo, a decir del arquitecto Carlos Ruiz de
Chávez, director de Proyectos Especiales de la Delegación Miguel Hidalgo, reúne
todas las condiciones para ser considerado un “Barrio mágico”.
Con
el proyecto, las autoridades de la Delegación buscan recomponerlo al unificar
la zona con nuevos espacios y corredores peatonales, así como rutas de
bicicleta, y preservar así sus zonas culturales.
El
arquitecto Ruiz de Chávez, responsable de la ejecución de Tacubaya Vive, y de
Alejandro Zúñiga Olmos, asesor del delegado, guiaron a esta reportera en el
recorrido por los espacios contemplados en el proyecto, sólo ahora plasmado en
papel. Dentro de la primera etapa se intervino ya el Parque Lira y se reparó el
puente peatonal que va de Constituyentes a la calle General Francisco Ramírez,
con iluminación, vigilancia constante, y hasta música, según dijeron, pero las
fuertes lluvias filtradas en el túnel al grado de encharcarlo impidieron que se
escuchara.
Barragán,
piedra de toque
Días
antes del recorrido, el delegado Romo Guerra destacó en entrevista que se
planea también la rehabilitación de espacios del patrimonio cultural, como la
Casa de la Bola, la antigua entrada al Parque Lira, que es un arco de piedra de
estilo neoclásico, ahora muy deteriorado. En una segunda etapa se recuperarán
la explanada delegacional y la llamada Casa Amarilla, sede actual de la
delegación, junto con su antigua Capilla de Guadalupe.
En
su oficina de la delegación, invadida por modelos de bicicleta de todos tipos,
tamaños y colores, el funcionario puso énfasis en que la primera etapa se
centró en el entorno de la Casa Luis Barragán, no sólo por tratarse de un bien
declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, sino porque pretenden que los
bienes catalogados como artísticos por el Instituto Nacional de Bellas Artes
(INBA) “se apropien del barrio” y sean un punto de referencia y de identidad
cultural para sus vecinos y también sus visitantes.
“Hoy
la gente que vive ahí dice, ‘¡Ah bueno, éste es el corredor Luis Barragán, no,
la casa que está en el rincón de la calle!’, pues prácticamente se saben la
obra del artista, su historia, su contenido y su filosofía a la calle. O sea la
señora Juana de la calle que secunda, ya conoce la historia, ya tiene
identidad, ya tiene un corredor”, afirma con vehemencia y agrega:
“Por
eso creo que ese tipo de intervenciones son las que mejor se pueden realizar
porque se hacen con una lógica barrial, pero también con una lógica patrimonial
y cultural, y principalmente generando nuevos entornos y nuevos espacios para
que la gente conviva, cohabite y genere comunidad.”
Relata
que desde el inicio de su administración, en octubre de 2012, propuso cinco
ejes de gobierno. Uno de ellos es la reconstrucción, dentro de la cual se
inscribe la recuperación de la infraestructura cultural. Decidió partir de la
Casa Barragán pues si bien hay otros inmuebles con valor artístico en la zona
(la Casa Ortega construida por el mismo Barragán a un costado de la suya y que
está casi en el abandono es un ejemplo, o la Casa de la Bola), la casa-estudio
es la única declarada por la UNESCO.
El
funcionario destacó que Barragán y su casa-estudio son un referente en la
arquitectura universal. Ganó el Premio Pritzker de arquitectura en 1980, que
solamente han ganado dos latinoamericanos: el jalisciense y el brasileño Oscar
Niemeyer, constructor de la ciudad de Brasilia.
Sin
embargo, pese a ese reconocimiento y al hecho de ser visitada anualmente por 12
mil personas, principalmente extranjeros, Romo consideró que “parecía aislada
del ambiente urbano, del barrio popular, cercana a la delegación, pero con poca
accesibilidad”.
Se
invirtieron entonces cerca de 7 millones de pesos en la calle General Francisco
Ramírez para hacerla semipeatonal, abierta sólo al tránsito local, más amable
para quienes van a pie desde el Metro Constituyentes a la Casa Barragán. Este
punto es ahora el inicio del corredor que irá hacia la Plaza Charles de Gaulle,
el mercado Peña Manterola y la Alameda de Tacubaya.
Según
el arquitecto Ruiz de Chávez, se dejará un proyecto para construir un puente
peatonal que cruce la avenida Constituyentes hacia la zona del Auditorio
Nacional para años venideros, y de llevarse a cabo sería uno de los mayores
corredores culturales para peatones y bicicletas de la ciudad.
El
primer tramo del Corredor Luis Barragán contó con el apoyo de la Fundación Luis
Barragán, dirigida por Catalina Corcuera, propietaria junto con el gobierno de
Jalisco de la casa-estudio, que contribuyó a que el Consejo Nacional para la
Cultura y las Artes (Conaculta) etiquetara recursos financieros para las obras;
el INBA, que ha otorgado los permisos correspondientes; la Secretaría de
Desarrollo Urbano y Vivienda; y la Comisión Federal de Electricidad, que renovó
sus instalaciones eléctricas.
“Son
mil 200 metros cuadrados de intervención y prácticamente se le cambia la
fisonomía al exterior de la casa. Se pretende un fácil acceso desde
Constituyentes y desde Parque Lira”, enfatizó el delegado.
Barragán
+ Legorreta
Luego
del arreglo del tramo de General Francisco Ramírez, entre las calles Gobernador
Luis G. Curiel y Gobernador José Ceballos, se intenta conectar el corredor
hacia Parque Lira, en donde se encuentra el edificio delegacional. Ahí se hará
una nueva explanada y se construirá otra sede para las oficinas de la
delegación. Con ello se liberará la Casa Amarilla, que se adecuará como centro
cultural.
El
proyecto fue diseñado por el arquitecto Ricardo Legorreta (1931-2011) para el
entonces delegado Arne Aus den Ruthen Haag, pero no llegó a concretarse. Ahora
será su hijo, el también arquitecto Víctor Legorreta, del despacho Legorreta +
Legorreta, quien materialice la obra.
Romo,
a pregunta expresa, expresó que la delegación requiere de un nuevo edificio
pues varias de las oficinas están dispersas en alrededor de otras ocho
rentadas. Se necesita entonces optimizar espacios y recursos, concentrar en un
solo espacio la sede y los servicios. Asimismo, mayor número de lugares para
estacionamiento. Será un edificio “moderno y funcional” pero que no rompa con
la armonía de la Casa Amarilla, por ello se invitó a Víctor Legorreta,
adelanta.
Hace
algunos meses se publicó en el diario La Jornada una imagen de lo que sería
parte de las nuevas instalaciones de la Delegación. Por sus dimensiones,
mayores a la Casa Amarilla y algunos elementos característicos de la
arquitectura “Legorreta”, recibió algunas críticas en la revista Arquine
(http://www.arquine.com/tag/corredor-turistico-cultural-luis-barragan/). Se le
llamó “el adefesio de Tacubaya”, y se cuestionó que destacara el estilo
Legorreta, cuando se supone aludiría a Barragán y se objetó el hecho de que se
hubiese asignado el proyecto sin mediar un concurso.
Para
el delegado la ley le permite asignar directamente proyectos de este tipo, “sin
problema”, porque son por “derecho de autor”. Recordó el caso del Cine Cosmos,
también a cargo de esta Delegación, fue asignado (y no bajo concurso) al
arquitecto Enrique Norten. Se estableció un Consejo Consultivo.
Agregó
que hay “muy buenos arquitectos”, de la Universidad Iberoamericana
principalmente, que desean participar en este tipo de proyectos, y se
comprometió a abrir concursos tanto para ellos como para estudiantes de las universidades
Nacional Autónoma de México, Autónoma Metropolitana y el Colegio de Arquitectos
para que puedan participar de algún modo en los proyectos de la delegación.
A
decir suyo el proyecto original, si bien es muy parecido al impugnado por la
revista de arquitectura, “ha sufrido algunas modificaciones”, pues se ha ido
“puliendo y afinando”, aunque con el mismo sentido de conectar al Metro
Constituyentes con la Casa Barragán, Parque Lira, hasta llegar a la Antigua
Alameda, la Plaza Charles de Gaulle y el mercado Peña Manterola. Asegura que
las críticas han contribuido y se han recogido también opiniones técnicas en
las reuniones del consejo consultivo:
“Le
hicimos caso a la crítica. Soy de los gobernantes que hace caso a la crítica
para bien o para mal y en este caso fue para bien porque mejoramos,
readecuamos, simplificamos, lo hicimos más cultural, más funcional, más
peatonal, más corredor, respetando el origen del barrio.”
–¿De
qué manera colabora la Fundación Luis Barragán?
–Prácticamente
es una coparticipación, estamos trabajando de manera conjunta. La fundación
ayudó para que el Conaculta nos diera los recursos etiquetados. Nosotros los
ejecutamos y nuestro arquitecto titular, que es Ruiz de Chávez, está en
contacto de manera permanente con ellos.
A
principios de 2004 se construyó en la esquina de la calle General Francisco
Ramírez, frente a la Casa Ortega, un edificio de seis pisos que alteró la
visibilidad de la Casa Barragán, sin que el INBA pudiera detener la obra pues
la autorizó la Delegación, entonces a cargo de Ruthen Haag. El asunto abrió
nuevamente la discusión sobre la necesidad de una declaratoria de zona pues la
declaratoria de monumento que protege en forma individual a la Casa Barragán
sólo incluye los predios colindantes y no fue suficiente (Proceso, 1418).
Romo
aseguró que se han hecho las verificaciones y Seduvi ratificó el uso de suelo,
el tamaño y certificados de esas edificaciones y no hay ningún dictamen que
determine violación a las normas. Añadió que en su administración no ha habido
desarrollos inmobiliarios que afecten de esa manera el entorno de la Casa
Barragán.
Al
interrogársele qué hará si se presenta un proyecto que altere la zona, apegarse
a la cuestión legalista o poner la preservación del patrimonio por encima de
todo, expresó:
“Hay
que tratar de que no rompa con el sentido del corredor. En lo subsecuente, si
existe alguna obra nueva trataremos de armonizar el corredor.”
–¿Le
interesaría a la Delegación promover una declaratoria de zona patrimonial?
–Sí
nos interesa porque hacer el corredor no significa poner bien una calle sino
preservar. Efectivamente ya se nos fueron algunos inmuebles que afectaron el
entorno, como bien lo describes, pero con esa experiencia vamos a hacer lo
propio e ir cuidando algunas residencias o casas de la zona. Es una de las
cosas que vamos a pedirle a Rafael Tovar y de Teresa (presidente del
Conaculta), trabajar para declarar zona patrimonial, sería muy importante.
El
delegado, que se asumió defensor del patrimonio cultural, está hoy en un
berenjenal luego de que la Rotonda de las Personas Ilustres, en el Panteón
Civil de Dolores, fue el escenario para la fiesta de cumpleaños de la actriz
Claudia Cervantes Hinojosa, sobrina de Felipe Calderón.
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