Operada
desde Los Pinos, la aplanadora funcionó/JENARO
VILLAMIL
Revista Proceso # 1968, 19 de julio de 2014
Como
en los mejores tiempos de la sumisión del Poder Legislativo al Ejecutivo
federal, el bloque conformado por PAN, PRI y Partido Verde aprobó las 16 leyes
secundarias en materia energética, divididas en cuatro dictámenes. El paquete
fue discutido y aprobado vía fast track en el Senado. No hubo ninguna
movilización o acto de protesta en las calles capitalinas tras el prolongado
diálogo de sordos en el que la oposición minoritaria de las izquierdas fue
mayoriteada.
La
aplanadora funcionó. Con excepción de los balbuceos de algunos priistas, como
el senador petrolero Carlos Romero Deschamps –quien le reprochó en comisiones
al PAN su pretensión de volver “productivo” a Pemex– o la salida de las
bancadas del PRD y del PT de las sesiones del lunes 14 y martes 15 en
comisiones, los legisladores del PRI y del PAN aprobaron de manera unánime con
15 votos los cuatro dictámenes.
Los
últimos dictámenes se redactaron en la Consejería Jurídica de la Presidencia de
la República. Así lo confirman dos correos electrónicos provenientes de la
cuenta de Sharon María Teresa Cuenca Ayala, directora general de Vinculación y
Enlace de la consejería, enviados al Senado el lunes 7 con el dictamen 1 (Ley
de Hidrocarburos) y otro de la misma fecha con el dictamen 4 (órganos
reguladores y agencias), cuyas copias tiene Proceso.
Como
ocurrió en la ley secundaria de telecomunicaciones, el consejero jurídico
Humberto Castillejos y su equipo, encabezado por Cuenca Ayala, impusieron la
“línea” y la negociación en Presidencia de la República con el PAN, como lo
admitió el propio coordinador de la bancada Jorge Luis Preciado.
Ante
la pregunta de cuáles fueron los principales cambios introducidos en las
negociaciones con su partido, Preciado afirmó: Lo más importante “tiene que ver
con los nombramientos de los consejeros independientes de Petróleos Mexicanos
para que sean ratificados por el Senado; el tema de los derechos superficiales,
que ha generado controversia; asimismo, se quitó el tema de la expropiación y
quedó ocupación temporal y la posibilidad de que haya una buena negociación
entre los dueños de la superficie y quienes lleguen a explotar el subsuelo”.
La
negociación con los panistas con el consejero jurídico de la Presidencia de la
República estuvo encabezada por los senadores calderonistas, especialmente por
Salvador Vega Casillas –extitular de la Secretaría de la Función Pública–,
Jorge Lavalle Mauri, Francisco Domínguez Servién y Ernesto Cordero
–excoordinador de la bancada y contendiente perdedor por la dirigencia nacional
del PAN.
Sin
embargo, la premura no fue marcada por los tiempos del Ejecutivo federal, sino
por los intereses del Departamento de Estado de Estados Unidos y la
subsecretaría para América del Norte de la cancillería mexicana.
Desde
el lunes 14 entró en vigor el Acuerdo Transfronterizo de Hidrocarburos (ATH)
entre México y Estados Unidos que prohíbe la explotación unilateral de las
reservas energéticas en aguas del Golfo de México y establece los modelos de
contratos entre arrendatarios estadunidenses y Pemex.
El
acuerdo fue aprobado el 19 de diciembre del mismo año por el Senado
estadunidense, justo la víspera de que se aprobaran las reformas
constitucionales en materia energética en el Congreso mexicano.
Propone
“fortalecer la seguridad de América del Norte” y practicar una “administración
responsable” de ambos países en esta zona de yacimientos donde se considera que
existen 172 mil millones de barriles de crudo y 304 mil millones de pies
cúbicos de gas natural.
De
igual manera, modifica los derechos de propiedad de la explotación petrolera
mexicana, quitándole a Pemex el carácter de operador único. Con las nuevas
leyes secundarias, es factible que Pemex y las empresas estadunidenses del
sector firmen un convenio de “unitización” (unificación de yacimientos) para
determinar las dimensiones de cada yacimiento y las reservas que contienen.
Pemex participaría con “no menos de 20%” de los proyectos de explotación, de
acuerdo con los artículos 16 y 17 de la nueva Ley de Hidrocarburos, aprobada ya
en el Senado.
Impacto
negativo: Pemex
El
exsubsecretario de Hidrocarburos de la Secretaría de Energía, Mario Gabriel
Budebo, declaró al periódico El Financiero que el acuerdo es que si se descubre
un yacimiento con 70% del lado estadunidense, “lo que se extraiga de crudo o
gas será distribuido en el mismo porcentaje: 70-30, y así para cada caso que se
descubra, se irá caso por caso”.
La
prisa por aprobar las leyes secundarias radica en que la Ley de Hidrocarburos
establece las nuevas modalidades de contratos, como son los de servicio,
utilidad compartida y los de producción compartida y licencias, con un
porcentaje mínimo de participación de Pemex de 30%.
La
Ley de Hidrocarburos dispone que no hay posibilidad de cancelar los contratos
cuando lo considere pertinente el interés nacional (artículo 20), y en los
casos de rescisión administrativa se prevé la solución de controversias por
arbitraje internacional (artículo 21).
Las
nuevas figuras de contratos con entidades privadas son los servicios de
utilidad y de producción compartida, así como las licencias. Las modalidades de
pago quedaron de la siguiente manera: en efectivo para la contratación de
servicios; con un porcentaje de la utilidad, con un porcentaje de la producción
o con la “transmisión onerosa de los hidrocarburos una vez extraídos del
subsuelo para los contratos anteriores”. También se puede dar una combinación
de los cuatro anteriores.
Lejos
de la bonanza que implicarán los nuevos contratos con organismos privados y la
restructuración interna a raíz de la nueva Ley de Hidrocarburos y la Ley de
Pemex, la paraestatal admitió el pasado 15 de mayo ante la Securities Exchange
Commission, de Estados Unidos, y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores de
México que “estos efectos podrían ser adversos” y “pudieran requerirse
dispensas por parte de sus acreedores o tenedores, según sea el caso”.
En
el debate del jueves 17 en el pleno del Senado, la perredista Dolores Padierna
divulgó partes del informe de Pemex ante la SEC, correspondiente al ejercicio
fiscal de 2013.
“El
decreto de la Reforma Energética establece la transferencia de determinados
recursos de Pemex Gas y Petroquímica Básica relacionados con el sistema
nacional de ductos de transporte y almacenamiento a un nuevo organismo público
descentralizado que será creado en el futuro”, advierte Pemex.
Ante
las autoridades bursátiles y financieras, Pemex admite que la nueva legislación
podría afectar la producción y el incumplimiento de sus obligaciones:
“El
gobierno federal podría, en la implementación del decreto de la reforma
energética o a través de su legislación secundaria, reorganizar la estructura
de la emisora o transferir la totalidad o parte de la emisora y los organismos
subsidiados, o bien, sus respectivos activos a una entidad que no esté
controlada por el gobierno federal. La reorganización y transferencia de
activos contemplados en el decreto de la reforma energética o cualquier otra
reorganización o transferencia que el gobierno federal realice, podría afectar
de manera adversa la producción de Pemex…
“Pemex
no puede garantizar que tendrá o estará en posibilidades de obtener, en el
tiempo esperado, los recursos suficientes que sean necesarios para explotar las
reservas a través de las asignaciones que el gobierno federal le adjudique en
la Ronda Cero o, en su caso, a través de los derechos que se le adjudiquen en
el futuro.”
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