La
verdad sobre el movimiento de Bernie Sanders/ Paul Krugman
En El Financiero, 30 de mayo de 2016.
En
pocas palabras, es complicado; no todo es malo, de ninguna manera, pero no es
el levantamiento puro de idealistas que imaginan los partidarios más
entusiastas de Bernie Sanders.
Los
politólogos Christopher Achen y Larry Bartels publicaron recientemente una
discusión reveladora sobre este tópico en The New York Times. A continuación el
párrafo clave que probablemente va a hacer que hiervan los partidarios del
senador de Vermont: “Los comentaristas que han estado listos y dispuestos a
atribuir el éxito de Donald Trump a la ira, autoritarismo o racismo y no a
cuestiones de política, han prestado poca atención al grado en que el apoyo del
Sr. Sanders no se concentra en ideólogos liberales sino en hombres blancos
disconformes”.
(Lea
aquí la publicación completa: nyti.ms/27QaCEp).
El
punto no es satanizar, sino, si lo prefiere, 'desangelizar'. Como cualquier
movimiento político (incluyendo al Partido Demócrata, que sí, es una coalición
de grupos de interés), el 'sanderismo' es una colección de gente con una
variedad de móviles, no todos bonitos.
A
continuación una lista corta basada en mis propios encuentros:
1. Idealistas genuinos: sin lugar a dudas,
muchos de los partidarios del Sr. Sanders sueñan con una sociedad mejor, y por
algún motivo (tal vez porque son muy jóvenes) están dispuestos a descartar
argumentos prácticos sobre por qué todos sus sueños no pueden lograrse en un
día.
2. Románticos: este tipo de idealismo se
confunde con algo más relacionado con la diversión y gratificación del ego que
viene de ser parte de El Movimiento (los que éramos estudiantes en la década de
1960 y principios de la de 1970 reconocemos bastante a este tipo de gente) que
con cambiar la sociedad. Durante cierto tiempo se sintió como una alegría
maravillosa (especialmente entre los que no entendían de cuentas de delegados):
los pobres jóvenes en marcha para derrocar a los viejos villanos. Pero hay una
tenue línea divisoria entre el amor y el odio: cuando la realidad empezó a
llegar, demasiados románticos reaccionaron cayendo en amargura, con
afirmaciones coléricas en el sentido de que les estaban haciendo trampa.
3. Puristas: una cepa de cierta forma
diferente en el movimiento, también conocida para los que tenemos cierta edad,
consiste de personas para las que el activismo político tiene menos qué ver con
lograr cosas que con mostrar una pose personal.
Son
los puros e inmaculados que rechazan las corrupciones del mundo y a aquéllos
incluso ligeramente manchados, lo que significa cualquiera que en verdad haya
hecho algo. Muchos de los partidarios del Sr. Sanders fueron simpatizantes de
Ralph Nader, del Partido Verde, durante las elecciones del 2000; los resultados
de esa aventura no los incomodan, porque realmente nunca tuvo que ver con los
resultados, sólo con afirmar identidad personal.
4. Víctimas del STC: algunos de los
seguidores del Sr. Sanders principalmente odian a Clinton. Están bajo la fuerte
influencia del Síndrome de Trastorno Clinton (STC); saben que Hillary Clinton
es mala y corrupta, porque eso es lo que escuchan todo el tiempo. No comprenden
que la causa de ello es que multimillonarios del ala derecha han pasado más de
dos décadas promocionando ese mensaje. El Sr. Sanders ha recibido cierto número
de votos de demócratas conservadores que no están votando por él, sino en
contra de la Sra. Clinton.
5.
Salón de los rechazados: es un grupo chico, pero sus miembros explican muchos de
los comentarios pro Sanders. En este caso, estoy hablando de intelectuales de
política que por algún motivo han sido excluidos de los círculos internos de la
cúpula demócrata, y quienes ven al Sr. Sanders como su boleto al éxito.
Típicamente tienen puntos de vista heterodoxos, pero estas visiones no tienen
mucho que ver con la campaña.
Twitter:
@paulkrugman
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