«Millones
de seres humanos necesitan pan, no armas»
La
declaración conjunta firmada por el Papa y Karekin II habla sobre la «inmensa
tragedia» de «innumerables personas inocentes asesinadas, deportadas u
obligadas a un doloroso e incierto exilio por constantes conflictos de
naturaleza étnica, politica y religiosa»
Francisco
y Karekin II durante la firma de la declaración conjunta
Vatica Insider, 26/06/2016
ANDREA
TORNIELLI
ENVIADO
A ETCHMIADZIN
«Imploramos
a los líderes de las naciones que escuchen la petición de millones de seres
humanos que tienen urgente necesidad de pan, no de armas». Es lo que
escribieron Papa Francisco y el Catholicos Karekin II en la declaración
conjunta que firmaron este domingo 26 de junio por la tarde en el palacio
apostólico de Etchmiadzin. Se trata de un texto que inicialmente fue anunciado
cuando se dio a conocer el programa del viaje, pero en los últimos días se
había ido alejando la posibilidad de su existencia.
Francisco
y Karekin II agradecen a Dios «por la costante y creciente cercanía en la fe y
en el amor entre la Iglesia apostólica armenia y la Iglesia católica en su como
testimonio al mensaje del Evangelio en un mundo lacerado por conflictos y que
desea consolación y esperanza». Se cita en el texto la celebración que presidió
el Papa en la basílica de San Pedro en abril de 2015 para conmemorar el
centenario del «Gran Mal», el extermino de un millón y medio de armenios por
parte de los turcos. También se cita la declaración conjunta que suscribieron
hace 15 años el mismo Karekin II y Juan Pablo II, afirmando que este exterminio
«generalmente es definido como el primer genocidio del siglo XX».
El
texto pasa del pasado al presente: «Somos, desgraciadamente, testigos de una
inmensa tragedia —afirman los líderes de las dos Iglesias— que sucede frente a
nuestros ojos: innumerables personas inocentes asesinadas, deportadas u
obligadas a un doloroso e incierto exilio por constantes conflictos de
naturaleza étnica, política y religiosa en el Medio Oriente y en otras partes
del mundo».
La
consecuencia, indica la declaración conjunta, es que «minorías étnicas y
religiosas se han convertido en el blanco de persecuciones y de tratos crueles,
a tal punto que tales sufrimientos motivados por la pertenencia a una confesión
religiosa, se han convertido en una realidad cotidiana. Los mártires pertenecen
a todas las Iglesias y su sufrimiento constituye un ‘ecumenismo de la sangre’
que trasciende las divisiones históricas entre los cristianos, llamándonos a
todos nosotros a promover la unidad visible de los discípulos de Cristo».
Después
de haber rezado a los apóstoles fundadores de las respectivas Iglesias, para
que cambien los corazones de «todos aquellos que comenten tales crímenes» y de
todos los que «están en condiciones de detener la violencia», Francisco y
Karekin II dirigen un mensaje a los responsables de los Estados: «Imploramos a
los líderes de las naciones que escuchen la petición de millones de seres
humanos que esperan con ansia paz y justicia en el mundo, que piden el respeto
de sus derechos atribuidos por Dios, que tienen urgente necesidad de pan, no de
armas».
«Desgraciadamente
—continúa la declaración— asistimos a una presentación de la religión y de los
valores religiosos de una manera fundamentalista, que es utilizada para
justificar la difusión del odio, de la discriminación y de la violencia. La
justificación de tales crímenes con base en ideas religiosas es inaceptable».
Además, el Papa y el Catholicos afirman que «el respeto de las diferencias
religiosas es la condición necesaria para la pacífica convivencia de diferentes
comunidades étnicas y religiosas».
«Justamente
porque somos cristianos, estamos llamados a buscar y a desarrollar vías de
reconciliación y de paz. A tal propósito, expresamos también nuestra esperanza
de una solución pacífica de las cuestiones relacionadas con el
Nagorno-Karabakh». El Papa y Karekin II piden «a los fieles de nuestras
Iglesias que abran sus corazones y sus manos a las víctimas de la guerra y del
terrorismo, a los refugiados y a sus familias. Está en juego el sentido mismo
de nuestra humanidad, de nuestra solidaridad, compasión y generosidad, que
puede ser expresado apropiadamente solo mediante un inmediato y práctico empleo
de recursos».
«Reconocemos
que todo esto ya ha sido hecho, pero insistimos en que se exige mucho más por
parte de los responsables políticos y de la comunidad internacional con tal de
garantizar el derecho de todos a vivir en paz y seguridad, para sostener el
estado de derecho, para proteger a las minorías religiosas y étnicas, para
combatir el tráfico y el contrabando de seres humanos».
Un
pasaje de la declaración está dedicado a la familia. «La secularización de
amplios sectores de la sociedad, su enajenación de lo que es espiritual y
divino, conduce inevitablemente a una visión desacralizada y materialista del
hombre y de la familia humana». Al respecto, expresan Francisco y Karekin II,
«estamos preocupados por la crisis de la familia en muchos países». Las dos
Iglesias «comparten la misma visión de la familia, basada en el matrimonio,
acto de gratuidad y de amor fiel entre un hombre y una mujer».
Para
concluir, el documento se refiere a las relaciones entre los armenios
apostólicos y los católicos. «Estamos convencidos de la importancia crucial de
desarrollar estas relaciones, emprendiendo una profunda y más decisiva
colaboración no solo en ámbito teológico, sino también en la oración y en una
actividad de cooperación a nivel de las comunidades locales, en la perspectiva
de compartir una plena comunión y expresiones concretas de unidad. Exhortamos a
nuestros fieles a trabajar en armonía para promover en la sociedad valores
cristianos, que contribuyan eficazmente a la construcción de una civilización
de justicia, de paz y de solidaridad humana».
La
declaración conjunta formaba parte del programa inicial del viaje, pero durante
la conferencia de prensa al respecto, el pasado martes 21 de junio, el padre
Federico Lombardi anunció que por el momento no estaba prevista. Dando a
entender que había habido algunas dificultades. Es probable que tuvieran que
ver con los pasajes relacionados con el genocidio en el que probablemente los
armenios esperaban palabras más fuertes y sobre las responsabilidades de
Turquía. El documento común llegó al final, y es un signo más que demuestra las
verdaderamente buenas relaciones entre ambas Iglesias.
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