El papa emérito Benedicto
XVI celebra 65 años de sacerdote
Martes 28 de junio de 2016, Ciudad del VATICANO
La Sala Clementina del Palacio Apostólico del
Vaticano albergó esta mañana la conmemoración del 65º aniversario de la
ordenación sacerdotal del Papa emérito Benedicto XVI. Estuvieron presentes el
Papa Francisco, varios cardenales y obispos.
Ratzinger dirigió al final unas emotivas palabras de agradecimiento a
Francisco y a los demás asistentes y deseó que el mundo cambie y se llene de
amor y de vida, un mundo “en el que el amor ha vencido la muerte”.
En
la celebración, Francisco y varios miembros de la curia de Roma pronunciaron
unos discursos sobre la herencia que ha dejado el Papa alemán y recordando su
renuncia en 2013.
“Hoy
festejamos la historia de una llamada iniciada hace 65 años con su ordenación
sacerdotal en la Catedral de Frisinga (Alemania) el 29 de junio de 1951”,
comenzó Francisco su intervención.
El papa jesuita recordó que Benedicto XVI “en una de las muchas páginas que usted dedica
al sacerdocio, subraya como, en la hora de la llamada definitiva de Simón,
Jesús, mirándolo, le pregunta solo una cosa ‘¿Me amas?’. ¡Qué hermoso es de
verdad esto!”, aseguró.
“Porque
es aquí -Usted nos dice- en ese ‘me amas’ donde el Señor funda al pastor,
porque solo si existe el amor por el Señor Él puede apacentar a través de
nosotros: ‘Señor, tú sabes todo, sabes que te amo’”.
Francisco aseguró que esto “domina toda la vida dedicada al servicio sacerdotal y de
la verdadera teología que Usted no por casualidad ha definido como ‘la búsqueda
del amado; es esto lo que Usted ha testimoniado y testimonia siempre y todavía
hoy”.
Francisco
concluyó con el deseo de que “Usted, Santidad, pueda continuar sintiendo la
mano de Dios misericordioso que Le apoya, que pueda experimentar y
testimoniarnos el amor de Dios; que con Pedro y Pablo, pueda continuar
exultando de gran alegría mientras camina hacia la meta de la fe”.
Después,
el Cardenal alemán Gerhard Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina
de la Fe y responsable de una nueva colección de libros que recoge textos de
homilías de Benedicto XVI sobre el sacerdocio, ofreció un breve discurso al que
siguió otro del Cardenal Angelo Sodano, Decano del Colegio de Cardenales,
Benedicto XVI pronunció las siguientes palabras de manera improvisada:
Querido
Santo Padre, queridos hermanos,
Hace
65 años, un hermano ordenado conmigo decidió escribir sobre la estampa de
recuerdo de la primera Misa solamente, salvo el nombre y la fecha, una palabra
en griego: Eukaristomen, convencido de que con esta palabra en sus muchas
dimensiones está ya dicho cuanto se puede decir en este momento.
Eukaristomen
dice un gracias humano, gracias a todos. ¡Gracias sobre todo a Usted, Santo
Padre! Su bondad, desde el primer día de la elección, en cada momento de mi
vida aquí me emociona, me lleva de verdad, interiormente. Más que en los
Jardines Vaticanos con su belleza, Su bondad es el lugar en el que habito: me
siento protegido. Gracias también por la palabra de agradecimiento, por todo.
Esperemos que Usted pueda ir adelante con todos nosotros en este camino de la
misericordia divina mostrando el camino de Jesús, hacia Jesús, hacia Dios.
Gracias
también a Usted, Eminencia (Cardenal Sodano) por Sus palabras que han tocado el
corazón: Cor ad cor loquitur. Usted se ha hecho presente sea en mi ordenación
sacerdotal sea también en mi visita en 2006 a Frisinga, donde he revivido esto.
Puedo solo decir así, con estas palabras, Usted ha interpretado lo esencial de
mi visión del sacerdocio, de mi labor. Le estoy agradecidode por la amistad que has ahora nos une desde
hace tnto tiempo, de tejado a tejado (se refiere a sus habitaciones que se
encuentran cerca): es casi presente y tangible. Gracias Cardenal Müller por el
trabajo que Usted hace y por la presentación de mis textos sobre el sacerdocio,
en los cuales busco ayudar también a los hermanos a entrar siempre una y otra
vez en el misterio en el que el Señor se da en nuestras manos.
Eukaristomen,
en aquel momento el amigo Berger quería mencionar no solo las dimensiones del
agradecimiento humano, sino naturalmente a la palabra más profunda que se
esconde, que aparece en la liturgia, en la Escritura, en las palabras “gratias
agens benedixit fregit deditque”. Eukaristomen nos dirige a esta realidad de
agradecimiento, a esta nueva dimensión que Cristo ha dado. Él ha transformado
en agradecimiento, y así en bendición, la cruz, el sufrimiento, todo el mal del
mundo. Y así fundamentalmente ha transustanciado la vida y el mundo y nos da
cada día el Pan de la verdadera vida, que supera el mundo gracias a la fuerza
de Su amor.
Al
final queremos inserirnos en este "gracias" del Señor y así recibir
realmente la novedad de la vida y ayudar para la transustantación del mundo:
que sea un mundo no de muerte, sino de vida; un mundo en el que el amor ha
vencido la muerte. Gracias a todos ustedes. El Señor nos bendiga a todos. Gracias
Santo Padre.
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