La gloria... y
el poder/¡JESUSA CERVANTES
Revista
Proceso
No. 1897, 10 de marzo de 2013
Dos
hechos que no están desvinculados entre sí parecen dar la pauta de lo que será
de ahora en adelante el ejercicio del Poder Ejecutivo en México: la fulminante
detención de Elba Esther Gordillo y los cambios en los estatutos del PRI, que
incluyen en sus órganos directivos al presidente de la República, recuerdan la
época del poder absoluto ejercido desde Los Pinos. Mandatario nacional y ahora
dirigente partidista, Enrique Peña Nieto disfrutó visiblemente el estruendoso
aplauso de las huestes priistas que concurrieron a la XXI Asamblea Nacional y
seguramente está convencido de que podrá sacar
adelante las reformas que se proponga, con todos sus recursos, políticos
o judiciales. Como él mismo lo reconoce, es un pragmático al que sólo le
importan los resultados.
Con
la detención de Elba Esther Gordillo, Enrique Peña Nieto intimidó y aterrorizó
a sus correligionarios, quienes se sometieron entregándole las riendas del PRI;
diluyeron el “nacionalismo revolucionario” para abrazar el “pragmatismo” como
ideología y borraron de su Programa de Acción cualquier referencia al IVA y a
los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, que establecen el dominio de la
nación sobre el petróleo, señalan militantes de ese partido y analistas
políticos.
Cinco
días después de que Gordillo fuera encarcelada el PRI modificó sus documentos
básicos y formalizó la inclusión del presidente de la república en sus
principales órganos de decisión, institucionalizando así una de las facultades
metaconstitucionales que los Ejecutivos federales priistas ejercieron de manera
ininterrumpida 70 años.
Algunos
integrantes de la dirigencia nacional del PRI dicen con desenfado: “¿Y por qué
negarlo?, ¿por qué negar su peso en el partido?” No es cinismo, afirman, es
institucionalizar lo que Jorge Carpizo llamó las facultades metaconstitucionales
del presidente. Es un tema que no genera poder absoluto ni una “presidencia
imperial”, defiende en entrevista Samuel Aguilar Vargas, secretario priista de
Acción Electoral.
Si
bien José Antonio Crespo niega que la maniobra implique el regreso de la
“presidencia imperial” o que Peña Nieto tenga hoy “el poder absoluto”, acepta
que se merma la democracia interna del PRI. No obstante, el analista,
catedrático y estudioso del sistema político mexicano aclara que “así les
gusta: regresar a la gobernabilidad vertical porque les es más funcional y les
permite estar unidos para… mantenerse en el poder”.
En
entrevista con Proceso, asegura que los priistas asumen una posición pragmática
porque en los 12 años de oposición les costó trabajo tomar decisiones, así como
elegir a sus dirigentes y a sus candidatos, lo que se tradujo en un
debilitamiento de dicho partido.
“La
decisión de incluir al presidente en los órganos directivos del PRI implica
regresar a la forma de gobernabilidad que han tenido desde que nacieron; es una
gobernabilidad vertical, muy poco democrática, que pone las principales
decisiones en el presidente de la república como líder nato del partido, como
árbitro supremo, como eje central del partido.
“Al
hacerlo, los priistas renuncian a cualquier esquema de autonomía del partido
frente al Ejecutivo y de democracia interna, pero que les es más funcional y
más práctico para lo que al PRI le interesa: Mantener la unidad y disciplina
que se traduce en regresar y estar en el poder”.
Desde
su perspectiva, la eliminación de las referencias al IVA o la posibilidad de
abrir aún más el sector energético a la iniciativa privada, en este caso el
petróleo, sólo evidencia el regreso de la tecnocracia a la dirección del
partido.
“¿Cuál
tecnocracia? Pues la de Carlos Salinas, la de Ernesto Zedillo, de Pedro Aspe
con su pupilo Luis Videgaray. ¡Claro que es el regreso de la tecnocracia al
PRI! Regresa a la dirección del partido, se refleja en sus documentos básicos y
se va a reflejar en el tipo de reformas que va a proponer Peña Nieto y que, con
la disciplina que está consiguiendo, es probable que cuente con la mayoría de
las bancadas priistas”, comenta.
Politburó
mexicano
Aguilar
Vargas, duranguense que hoy tiene la responsabilidad de que el PRI triunfe en
14 estados en las elecciones del próximo 7 de julio, defiende el derecho de
Peña Nieto a formar parte de los principales órganos de dirección del PRI y a
participar en las decisiones importantes.
El
3 de marzo, a 84 años del surgimiento del PRI, la XXI Asamblea Nacional de ese
partido incluyó al “presidente de los Estados Unidos Mexicanos, de filiación
priista”, en el Consejo Político Nacional y en la Comisión Política Permanente
(CPP). Ésta es la encargada de aprobar las candidaturas a puestos de elección
popular.
En
el artículo 78 de los Estatutos del PRI se enlista a quienes forman parte de
esta CPP y en el 78 bis, las atribuciones de dicha comisión. Entre ellas, por
ejemplo, “analizar la situación política, económica y social del país y fijar
la posición del partido y recomendar acciones conducentes” o formular
recomendaciones sobre la agenda legislativa. Una más: Proponer políticas
públicas. Otra, “dictar resoluciones para el cumplimiento de los documentos
básicos”.
Se
le dice al integrante del CEN del PRI que esto parece la creación de un
“politburó” como el del Partido Comunista de la Unión Soviética, que controló
la dirección partidista y los órganos de gobierno.
“¡Claro
que no! Lo que decimos es que lo que mucho tiempo fue una función metaconstitucional
hoy la estamos institucionalizando de cara a la nueva realidad. ¿Por qué
tenemos que esconder la militancia del presidente o que él esconda su propia
militancia, o su participación y su peso real en el partido? ¿Por qué no puede
estar el presidente de la república?, ¿cuál es el problema?”
Aguilar
retoma lo dicho por Jorge Carpizo, que dichas funciones se dan porque: “Es el
jefe del partido predominante por el debilitamiento del Poder Legislativo, ya
que los legisladores saben que si se oponen al presidente el éxito es casi nulo
y se frustra su carrera política, y porque tiene fuerte influencia sobre los
medios.
“En
la primera etapa del PRI tuvimos un sistema político presidencial. Lo seguimos
teniendo desde el punto de vista del régimen político… y como Carpizo lo
señalaba, el presidente tenía funciones metaconstitucionales; una de esas
funciones era ser el verdadero jefe del partido… Luego, al perder la
Presidencia, otros poderes llenaron ese vacío: Los gobernadores. Ahora estamos
incluyendo de manera institucional lo que es real. ¿Para qué esconderlo?”
Sostiene
que “con la Constitución en la mano” no tienen por qué negarle sus derechos
políticos para que diga y participe en el partido donde milita. Con este
razonamiento pretende echar abajo la posible impugnación que anunció el PRD que
hará ante el IFE a los Estatutos del PRI, según anunció Alejandro Encinas.
–Al
participar la figura presidencial en las decisiones de PRI haría inequitativos
los proceso electorales –se le comenta.
–Quien
diga eso está mal. Eso es infantilismo político, como decía Lenin. Mantener esa
posición es negar las democracias europeas que tienen un sistema parlamentario
y donde el líder del partido es el primer ministro ¡y nadie cuestiona eso!
“Estamos
en una situación en que muchos tabúes los tenemos que ir borrando. Lo que
tenemos que asumir es que en una democracia si existe transparencia, si existe
rendición de cuentas, no hay por qué cerrar los ojos ante una realidad y
reconocimiento de los derechos políticos de cualquier ciudadano, aunque sea el
presidente de la república”.
–En
una democracia donde haya transparencia y rendición de cuentas… aquí no la hay
a plenitud.
–Eso
es lo que dice usted.
–No
lo digo yo, son los hechos; se oculta información.
–Hay
mecanismos institucionales y jurídicos para que se dé la transparencia; hay
instituciones que nos hemos dado. ¿Que faltan cosas? Sí. ¿Que falta calidad?
Sí. Podemos decir que hay una democracia de baja calidad y eso porque hay 54
millones de pobres, desigualdad, regiones donde funcionan los poderes fácticos
como el crimen organizado.
–¿Peña
Nieto tendrá un poder absoluto, decidirá en el partido y decidirá en la
Presidencia y en el Legislativo?
–¡No!
El reto será en cuáles temas de la comisión va a estar. Hay muchos de trámite…
–Pero
un presidente de la república gobierna para todos los ciudadanos, no sólo para
los de su partido.
–Eso
se puede decir, pero entonces para qué registramos una plataforma política. Ése
es el papel de la oposición: Seguir luchando para tener el poder y lo hace con
una plataforma política que registra… La plataforma es su carta de navegación y
siempre habrá disidentes.
Sobre
este último punto Pedro José Peñaloza, doctor en ciencias penales y política
criminal y quien recientemente publicó una edición aumentada de su libro México
a la deriva, cuestiona a Peña Nieto.
Además
de acusarlo de contar con una “supina ignorancia cultural”, señala que registró
ante el IFE una plataforma electoral en donde sostiene que “adoptará un enfoque
integral multidimensional e interinstitucional donde todas las políticas
públicas contribuyan a modificar las situaciones que generan inseguridad,
violencia e impunidad”. Luego describe cómo es que el gobierno está haciendo lo
contrario por lo que “no habrá la transversalidad anunciada por Peña”.
Simplemente
un pragmático
En
su libro Peñaloza sostiene que con los cambios en la administración pública “se
dibuja de cuerpo entero la verdadera vocación verticalista del gobierno
priista”.
Añade:
“Se proyectan las intenciones del grupo dominante para contar con una
dependencia que se avoque a centralizar y dosificar las medidas represivas y de
intimidación social… a partir de este diseño institucional, México ingresa a
los gobiernos de excepción que concentran el poder político y el monopolio de
la represión. No hay experiencias internacionales en regímenes democráticos
donde se aplique este modelo”.
Crespo
se refiere por su parte al “golpe de mano” de Peña Nieto contra Elba Esther
Gordillo y su efecto en los priistas: Aterrorizarlos para que no cuestionen sus
decisiones como presidente.
“Tiene
ese efecto. Por un lado le da fuerza y respetabilidad, lo que para los priistas
es muy importante. Ellos respetan a quien toma esas decisiones y por eso es más
fácil que se plieguen después a apoyarlo. Por otro lado les despierta temor el
confrontarse con un presidente que esté dispuesto a usar esos instrumentos
judiciales. Lo que hizo con Gordillo es una combinación de cosas. Los priistas
dicen: ‘Nos conviene tener un presidente fuerte porque por una lado eso nos
garantiza el poder’. Y para ellos lo más importante, más allá de ideología o
principios, es tener el poder, lo que implica tener el presupuesto y cargos en
la administración pública federal.
Y
el PRI hizo modificaciones en la XXI Asamblea. En el punto 299 del Programa de
Acción se establecía que “el PRI se pronuncia por mantener la rectoría del
Estado (en la materia de energía) conforme a los artículos 25, 27 y 28 de la
Constitución”.
Ahora
dichos documentos establecen que “se impulsará una reforma energética que
convierta a ese sector en el motor del crecimiento, que genere y atraiga la
inversión…”, además de que se eliminan cualquier mención a esos artículos
constitucionales.
Por
lo que se refiere al IVA, el tricolor tenía en su mismo programa: “El PRI
defiende la economía popular y no aceptará la aplicación del IVA en alimentos y
medicinas”.
El
domingo 3 la Asamblea priista eliminó toda referencia al IVA y en cambio
“reconoce la necesidad” de una “reforma hacendaria integral”.
El
31 de mayo de 2012 el reportero Carlos Puig publicó en la revista Letras Libres
una entrevista con Peña Nieto quien le dijo: “Me defino como un pragmático. Yo
creo que es lo que mueve y es lo que motiva a las nuevas generaciones. Represento
a una generación que a diferencia de las generaciones anteriores, que se
identificaban con algún dogma político, nosotros no”.
–¿No
tienes ideología?
–No
la tengo, como creo que las nuevas generaciones no la tienen. Tú encuentras a
alguien que te diga “soy de izquierda” y difícilmente podrá definir qué es la
izquierda o que te diga “soy de derecha”. ¿Y qué es la derecha si los modelos
de gobierno que uno y otro siguen se confunden entre ellos y cada vez son más
cercanos?
–Salinas
de Gortari dijo que él había creado una cosa que se llamaba el liberalismo
social…
–Mi
única definición es que soy un pragmático al que importan los resultados. Los
resultados, eso es lo que importa: Los resultados.
Samuel
Aguilar sostiene que no hay ni habrá contradicción entre lo que Peña dice y lo
que el partido hace, que nadie se opuso a eliminar la palabra IVA y los
artículos 27 y 28 de la Constitución “porque Peña no hará nada fuera de la
Constitución”.
–¿Qué
lo garantiza?
–Que
es un hombre de Estado.
–¿Qué
es un hombre de Estado?
–El
que está más allá de las coyunturas, del poder, incluso por encima de su propio
partido para el bien de la nación.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario