- Caso Monreal: ¿Inteligencia, espionaje o montaje?/JESÚS CANTÚ
Revista
Proceso
No. 1902, 14 de abril de 2013
Una
semana después de que la subprocuradora Jurídica y de Asuntos Internacionales
de la PGR, Mariana Benítez Tiburcio, diera a conocer la detención de cuatro
personas presuntamente involucradas en un intento de asesinato de al menos uno
de los hermanos David y Ricardo Monreal, las preguntas y dudas son más que las
certezas.
Al
menos hay dos aspectos que dilucidar en el caso: Uno, si la información que se
obtuvo de las llamadas telefónicas se realizó previa autorización judicial o si
el Centro de Investigación y Seguridad Nacional ya inició operaciones
generalizadas de espionaje telefónico; y dos, si el intento de atentado
efectivamente existió o todo es un montaje para vigilar de cerca a Ricardo
Monreal y afectar directamente a la izquierda ajena al llamado Pacto por
México.
En
el primero de los casos la información que proporcionó la subprocuradora el
jueves 4 y las reconstrucciones que hicieron algunos medios de comunicación
hacen pensar en un espionaje telefónico totalmente ilegal y violatorio de los
derechos humanos y constitucionales, pues se habla de “…un escaneo habitual de
llamadas telefónicas…” en el caso de 24 Horas; genéricamente “…en informes de
inteligencia…”, Reforma; de “…manera fortuita…en un escaneo de rutina…”, en el
caso del portal de Proceso y Ricardo Alemán señala en su columna en El
Universal que “…se descubrió a partir del riguroso sistema de espionaje que el
Cisen despliega en el Senado, entre muchos otros centros de poder”.
Los
medios dan versiones precisas de las conversaciones que se escucharon y que
dieron pie a la investigación que permitió desactivar el supuesto atentado y
hasta hoy la autoridad confirma que efectivamente se referían a las presuntas
víctimas como “diputado R” y “senador D”, así que al menos esa parte de la
información ha sido confirmada por las autoridades y, la otra, hasta hoy no ha
sido oficialmente desmentida.
El
procurador Jesús Murillo Karam pretendió aclarar, sin mencionarlo directamente
(en una entrevista telefónica con Joaquín López Dóriga, en Radio Fórmula el
jueves 11) que las intervenciones telefónicas se realizaron previa autorización
judicial. De acuerdo con sus dichos la primera autorización (de la que dio el
número) se expidió el 15 de febrero para investigar a una célula de la
delincuencia organizada; en algún momento que no especificó apareció una
llamada a un tercero, no involucrado en esta célula, en la que por primera vez
se escuchó la posibilidad del atentado y se pidió una nueva orden que se
expidió el 15 de marzo, es decir, un mes después. Este caso fue el que les
permitió conocer toda la trama y desmontarla.
En
la primera hipótesis la lógica es que todos estamos bajo sospecha y por lo
tanto hoy todas nuestras llamadas son monitoreadas “habitual” o
“rutinariamente”, lo cual no es muy plausible; más bien hay que revisar la
hipótesis de que se espía sistemática y cotidianamente a personajes específicos
por motivos y con objetivos que hasta hoy no han sido aclarados. La versión que
plantea el procurador Murillo Karam, que es en función de posibles vínculos con
actos delictivos, no es muy congruente con los distintos tiempos y fechas que
se han señalado a lo largo de esta semana y los criterios para solicitar las
intervenciones, bajo las normas introducidas en el pasado sexenio ya en la
paranoia generada por la creciente inseguridad, también parecen muy laxos y
arbitrarios.
Así
que por una o por otra vía todo indica que hoy el Cisen opera un “riguroso
sistema de espionaje telefónico” que casi nadie cuestiona ante su aparente
éxito. Nuevamente el combate a la inseguridad es el pretexto ideal para violar
la privacidad, la Constitución y los derechos humanos.
El
procurador Murillo Karam también aclaró en la entrevista que todavía no tienen
el móvil del crimen ni certeza de que el empresario fuese efectivamente el
autor intelectual; sin embargo pretendió justificar el recurrir al arraigo
(figura que ha criticado en repetidas ocasiones) por considerar que lo hacen
para ampliar las investigaciones, pues ya cuentan con suficientes elementos
para consignar a los presuntos responsables.
La
información que proporcionan las autoridades conduce a que el empresario
buscaba vengarse de los hermanos Monreal porque los responsabiliza del
secuestro de su hermano, pero no dan elementos que lo respalden y de acuerdo a
lo que declaró Murillo Karam las investigaciones que hoy realizan no van en
dicho sentido, sino en el de descubrir presuntos vínculos con otras actividades
delictivas. El mismo Ricardo Monreal, que sí se muestra turbado y sacudido, se
limita a agradecer la actuación de las autoridades pero tampoco proporciona
datos que permitan tener idea clara del móvil.
El
pasado lunes 8 todo indicaba que el gobierno federal había logrado el propósito
de brindarle seguridad a Ricardo Monreal y, a través de la misma, obtener
información puntual y precisa de todos los movimientos y acciones que realiza
el diputado, uno de los políticos de oposición más incómodo para el actual
gobierno, y que sus vigilantes le permitirían también infiltrar al movimiento
de Andrés Manuel López Obrador, hasta hoy el único grupo que no había aceptado
sentarse a la mesa de negociaciones. Sin embargo, el miércoles 10 el diputado
declinó la protección que originalmente había aceptado.
Pero
más allá de la falta de información precisa y contundente se encuentran los
antecedentes de Enrique Peña Nieto y Miguel Ángel Osorio Chong como
gobernadores de sus respectivos estados. El primero montó un centro de
espionaje telefónico –que fue descubierto en noviembre de 2008– para conocer
las conversaciones de líderes políticos de todos los partidos políticos; y el
segundo utilizó a la Procuraduría de Justicia de Hidalgo, con el pretexto de
que habían identificado movimientos sospechosos y gente armada, para desmontar
el mismo día de las elecciones (4 de julio de 2010) el centro de operaciones de
la candidata de oposición Xóchitl Gálvez. Así que el uso político de la
procuraduría y la intervención telefónica no es precisamente un tema
desconocido para las actuales autoridades.
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