- Cruzada electorera/MARCELA TURATI
Revista
Proceso
No. 1902, 14 de abril de 2013
La
Cruzada Nacional contra el Hambre, de Enrique Peña Nieto, tiene todos los visos
de una estrategia electorera, además de beneficiar a las grandes trasnacionales
de los alimentos. Eso no es todo: especialistas en temas alimentarios
consultados por Proceso sostienen que el programa encabezado por Rosario
Robles, secretaria de Desarrollo Social, es una copia deslucida del brasileño
Fome Zero –cuyo autor, el célebre Lula, viene a México en los próximos días a
dar su aval– y no ataca las causas estructurales de la pobreza.
La
bebé murió por diarrea. Cada biberón con fórmula para lactantes que ingirió
contenía agua contaminada. La mamá pensaba que la mezcla líquida era mejor que
la leche que su propio organismo generaba. Además, en el pueblo esa es la moda.
En esa comunidad indígena, una de tantas perdidas a lo largo del territorio
nacional, inmersa en la miseria extrema, no había plantas potabilizadoras.
Este
tipo de muertes se repite en muchas localidades rurales. Sólo en el sexenio
pasado la lactancia materna se desplomó 50% entre las familias más pobres. Ese
abandono del amamantamiento es –a decir de expertos del Instituto Nacional de
Nutrición Salvador Zubirán– una de las primeras causas de la desnutrición y
muerte infantil.
Por
eso no se entiende que la Cruzada Nacional contra el Hambre, impulsada desde la
Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), deje en manos de trasnacionales la
capacitación nutricional de la población marginada.
Está
por definirse cuáles serán las compañías productoras a las que el gobierno
federal comprará los alimentos que se distribuirán entre casi 5 millones de
personas de los 400 municipios donde se combatirá el hambre.
En
conferencia de prensa, Rosario Robles, secretaria de Desarrollo Social, anunció
que en las redes sociales se promoverán actividades como las siguientes: por
cada like que reciba la página de Facebook de la cruzada, empresas productoras
de leche donarán 250 mililitros a niños de las comunidades atendidas. Habrá
concursos de cortometraje y fotografía, un concierto musical en el que la
asistencia constará de “un kilo de ayuda”, así como subastas en Twitter.
Para
el viernes 19, adelantó, el expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva
–surgido de las filas de la izquierda y famoso por su programa Fome Zero
(Hambre Cero), modelo en el mundo del combate a la desigualdad– dictará una
conferencia magistral. También vendrá el director de la Organización para la
Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), José Graciano da
Silva, quien dirigió en Brasil el Fome Zero.
A
decir de varios expertos, sin embargo, el programa mexicano parece ser una
copia deslucida del brasileño, pues no ataca causas estructurales de la
pobreza, como los bajos salarios, pero sí reproduce sus errores, como el
criticado convenio que el gobierno del país sudamericano firmó con Nestlé,
aunque la sociedad civil terminó por echarlo atrás.
En
una carta dirigida a Lula y fechada en 2004, la organización Red Ibfam señaló:
“45% del valor de un salario mínimo es lo que una familia brasileña necesita
disponer, todos los meses, para alimentar a un niño con biberón en los primeros
meses de vida, calculando apenas la compra de leche artificial. Si consideramos
que pocas familias disponen de ese dinero y que muchas tampoco tienen
condiciones sanitarias en sus casas, y que nuestros niños no amamantados están
recibiendo una mezcla letal de agua contaminada y leche excesivamente diluida.
La caída de la práctica de alimentación está directamente relacionada con la
promoción de leches artificiales y biberones. Por eso manifestamos nuestro
repudio a la participación de empresas como Nestlé en el programa Hambre Cero”.
Alejandro
Calvillo, director de la asociación civil El Poder del Consumidor, dice a
Proceso: “La mayor parte de las comunidades tienen potencial para resolver gran
parte de su problema alimentario mediante la producción local de alimentos. Las
campañas contra el hambre tendrían que empoderar a las comunidades y no pedirle
a Nestlé que llegue a enseñarles a hacer postres. ¿Van a solucionar el hambre
con trufas? Eso habla de la falta de criterio en esta cruzada”.
Comenta
que cuando Brasil excluyó a Nestlé, desarrolló un programa de “olla escolar”
que tuvo muchos beneficios, pues establecía por ley que alumnos y maestros
consumieran en las escuelas alimentos frescos y saludables provenientes en 30%
de los productores locales. Con eso, insiste, se protegía la salud de los niños
y la economía local.
Las
dudas
Con
el banderazo de salida de camionetas cargadas de alimentos y la repartidera de
despensas, el lunes 1 arrancó en Chihuahua la Cruzada Nacional contra el Hambre
del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Al
día siguiente, en la Ciudad de México la titular de la Sedesol, Rosario Robles,
anunció la ambiciosa campaña promocional de esta estrategia, incomprensible
incluso para los operadores de la propia secretaría, a la que se acusa de tener
fines electoreros y favorecer a las trasnacionales.
Lo
que hasta el momento se ha informado es que la estrategia consiste en
reorientar 70 programas sociales de diversas secretarías de Estado para que
atiendan a la gente que padece hambre en los municipios seleccionados.
Los
cinco ejes de la estrategia son: acabar con el hambre; eliminar la desnutrición
infantil; aumentar la producción de alimentos y el ingreso económico de los
campesinos y pequeños productores; reducir las pérdidas poscosecha y de
alimentos durante su almacenamiento, transporte, distribución y
comercialización, e impulsar la participación comunitaria para erradicar el
hambre.
La
cruzada comenzó con cuestionamientos sobre los criterios de selección de los
municipios beneficiados, por la inclusión de municipios urbanos con bienestar
económico que serán disputados electoralmente este año, por la falta de
claridad sobre cómo será aterrizado el programa y cómo se evitará que se le
convierta en botín político.
Aunque
Robles constantemente señala que la estrategia no podrá ser usada con fines
electoreros y que de los 400 municipios elegidos para la primera etapa sólo 100
tendrán elecciones, en los hechos la Sedesol sustituyó principalmente con
cuadros priistas a sus delegados de los 14 estados donde habrá comicios.
Un
análisis del periódico Reforma indica que fueron sustituidos 23 de los 32
delegados estatales y que en 13 casos los cargos son ocupados por
exlegisladores del PRI, la mayoría sin experiencia en política social.
Al
mirar de cerca el caso de Chihuahua, llama la atención que el viernes 12 la
presidenta del DIF estatal, Bertha Gómez de Duarte, visitó comunidades de
Ojinaga para “entregar apoyos alimenticios” de la Cruzada Nacional contra el
Hambre. Otro detalle que llamó la atención en la prensa estatal fue la
designación de José Luis de la Madrid Téllez como delegado de la Sedesol.
El
periodista Alejandro Salmón escribió: “Además de ser suplente del diputado
duranguense Samuel Aguilar Solís y de ser hijo de Angelina Téllez, una de las
operadoras electorales más eficaces que tuviera el ‘artemismo’, no se le conoce
(a De la Madrid Téllez) mayor carrera política en Chihuahua.
“Tal
es el desarraigo, que su hermana, de nombre Hanna, es diputada federal
plurinominal, pero por la quinta circunscripción, y no por la primera, que
incluye a Chihuahua. Ambos: José Luis y Hanna, son hermanos de Yessica, cuyo
nombre aparece en el libro Las mujeres de Peña Nieto, de Alberto Tavira,
publicado por editorial Océano.”
En
esa misma entidad dos funcionarios de la Sedesol consultados sobre la forma en
que se instrumentará la estrategia aseguran que es una incógnita.
“La
cruzada no tiene un presupuesto adicional. Se parece al programa 100×100
(implementado por los panistas para atender los 100 municipios más pobres),
pues tu recurso es el mismo que tenías antes y lo único que puedes hacer es
focalizar los otros programas que ya existían para que atiendan a las
comunidades seleccionadas.
“Pero
es un misterio cómo vamos a focalizar los 400 municipios si no hay recursos
adiciones, si la gente no está incluida en los padrones de beneficiarios porque
éste no es un programa y lo único que se está haciendo es firmar convenios para
que los apoyen”, expresa una de las empleadas de la Sedesol.
Es
sabido que el Fome Zero no se basaba únicamente en el reparto de comida, sino
que fue de la mano de una reforma en salud; el incremento de salarios por
decreto; el establecimiento de pensiones; el aglutinamiento de programas
sociales de subsidios y transferencias (entre ellos Bolsa Familia, equivalente
al programa Oportunidades) y el subsidio al gas de uso doméstico de los más
pobres.
Esta
fórmula con claras medidas económicas contribuyó a la reducción de la
desigualdad y la pobreza en Brasil.
Sobre
este punto, el excoordinador nacional de Oportunidades Rogelio Gómez Hermosillo
expresa: “Lo que el ejemplo brasileño no enseña es que sumar programas
aislados, de baja cobertura, no resuelve los problemas; se necesitan políticas
macro y programas marco, como acceso universal real a la salud, aumento a los
salarios, aumento a las pensiones, transferencias de ingresos masivas bien
articuladas en un único programa. Se requieren políticas económicas y sociales
de fondo”.
La
reportera buscó a funcionarios de la Sedesol hace varias semanas para
entrevistarlos y conocer los pormenores del programa. La dependencia no
contestó a la solicitud.
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