4 mar 2014

Alcalde de Apatzingán, contra el padre Goyo; la PF, árbitro

 E l sacerdote, ‘‘viejo mentiroso’’, afirma el edil y se va
Alcalde de Apatzingán, contra el padre Goyo; la PF, árbitro
Nota de Arturo Cano, enviado
Periódico La Jornada, Martes 4 de marzo de 2014, p. 9
Morelia, Mich., 3 de marzo.
 Es una toma muy peculiar. Se trata, en resumidas cuentas, de que la Policía Federal cobije el escape del presidente municipal, al mismo tiempo que proteja el ingreso de las autodefensas.
 Los diarios van a reportar que los comunitarios tomaron el palacio municipal de Apatzingán, luego de que un mitin del consejo ciudadano, que tiene el apoyo de las autodefensas, enfrentó a un centenar de empleados del ayuntamiento que respaldaban al edil.
 Por la mañana, los dos grupos se habían enfrentado sin que pasara a mayores, porque muy temprano los empleados se colocaron a lo largo y ancho del edificio para rechazar la toma.
 Desde uno de los balcones del edificio donde en octubre pasado dispararon contra las autodefensas, fue desplegada una manta donde se leía: ‘‘Los niños y jóvenes agradecemos su apoyo al deporte y la educación, señor presidente’’. Se referían al edil Uriel Chávez, militante del PRI, quien ha sido señalado por líderes de las autodefensas como responsable de desapariciones, asesinatos y secuestros.

 ‘‘Pariente de El Chayo’’
 El alcalde, según los dirigentes de las autodefensas, es pariente directo de Nazario Moreno, El Chayo, y ganó los comicios sólo porque el resto de los candidatos fueron amenazados o corridos del municipio.
 Mientras los empleados del ayuntamiento se manifestaban, en la acera de enfrente miembros del consejo central, organización creada por el sacerdote Gregorio López (padre Goyo), vicario de la diócesis de Apatzingán, que cuenta con el apoyo de algunas de las principales figuras de las autodefensas, desplegaron su protesta en mantas y discursos.
 ‘‘Uriel, entréganos las más de 300 personas desaparecidas que tus policías municipales levantaron o dinos dónde están para darles cristiana sepultura’’.
 Desde la semana pasada, el padre Goyo había anticipado la acción que se tradujo en la demanda de hoy: ‘‘Renuncia ya’’. La nota es que el alcalde Chávez dio la cara, porque el pasado 18 de febrero no ocurrió así. Ese día, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, visitó Apatzingán, acompañado de 24 delegados especiales del gobierno federal.
 El alcalde no fue convocado al acto y el titular de Gobernación usó el argumento fácil de que se trató de una reunión dedicada sólo a los niveles de gobierno estatal y federal. La ausencia, sin embargo, se dio en el contexto del exilio de varios alcaldes de la región, que no han podido gobernar o lo han hecho a medias desde que las autodefensas tomaron el control de varios municipios, entre ellos los de Tepalcatepec, Aguililla y Buenavista Tomatlán.
 Apatzingán se cuece aparte, toda vez que es la principal ciudad de Tierra Caliente y ha sido el centro de la disputa de las autodefensas con el gobierno federal. El palacio municipal anocheció custodiado por miembros de la organización creada por el sacerdote López: Consejo ciudadano responsable de impulsar un sano tejido social (Ccristos).
 Lo nuevo en la historia, sin embargo, fue que el alcalde Uriel Chávez apareció 15 minutos antes de huir por la parte trasera del edificio en un vehículo de los conocidos como Pitbull, de la Policía Federal. Su discurso fue, en resumen, el siguiente:

‘‘Todo lo que ha dicho (el padre Goyo) de mi persona es falso, viejo mentiroso. Lo invito a que se siente a platicar para ver qué trae conmigo. Lo culpo de toda la sangre de gente inocente que corra. La gente aquí no es acarreada, es gente del municipio.
 ‘‘Si va a haber un consejo, lo armamos, pero con gente de aquí, no acarreada, haciendo comités en cada colonia; esto es político. Si quiere ser presidente municipal, que deje la sotana.
 ‘‘Estamos viviendo con la zozobra. Quiero hacer un llamado a los gobiernos federal y estatal, pero principalmente a la Iglesia católica, para que pongan un alto a esta situación. No queremos al padre Goyo porque es un incitador (a la guerra), a derramar mucha sangre de gente inocente.
 ‘‘Queremos la paz, la tranquilidad; que nuestras familias trabajen día a día y no sean hostigados por nadie, porque ya estamos hartos de que se nos señale injustamente. Quiero hacer un llamado al cardenal, al arzobispo, que tomen cartas en el asunto; esto no tiene nada que ver con la delincuencia. Exigimos a las autoridades que tomen cartas en el asunto’’.
 Luego, curiosamente, el alcalde se puso del lado de las autodefensas:
 ‘‘Felicito a los grupos de autodefensa; no estamos en contra de ellos, estamos en contra nada más del padre Goyo (...) Felicito a (José Manuel) Mireles, felicito a Beto El Cinco y a todos los que vienen atrás de ellos, porque son gente consciente, honesta, que traen un buen movimiento. Aquí no hay gente armada, no como los de enfrente.
 ‘‘Estamos hartos de tanto atropellamiento (sic). Un padre no es para señalar, es para estar en la iglesia; no es para dividir al pueblo, es para unir en la fe a todo el pueblo. (Rechazo la sangre) inocente que se puede derramar por culpa de él, porque es un incitador a la guerra. Si quiere andar en este asunto, que deje la sotana; que no se esconda detrás de ella, viejo cobarde.’’
 El sacerdote López fue consultado sobre el reto del presidente municipal de que si quiere ser alcalde de Apatzingán que deje los hábitos. Su respuesta fue: ‘‘Estudié en una de las mejores universidades de Europa, en Roma, para un servicio vitalicio, y no en una universidad de grilleros. No me compré el título de narcodelincuente, como el templario que está aquí’’.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dificil tarea la de un profeta, me refiero al sacerdote Goyo, un profeta anuncia y denuncia, un sacerdote no debe estar metido en su "iglesia" porque la iglesia es en resumidas cuentas el pueblo.
No solo los sacerdotes católicos son amenzados sino los pastores evangélicos, los cuales han llevado su misión hasta el extremo.
Quizá el padre Goyo, parezca una VOZ EN EL DESIERTO, pero alguien tenía que hablar, esos son los bemoles, predicar la palabra de Cristo sin hablar de justicia, es imposible.

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