Psicología
de las cosas/Eduardo
Caccia
Reforma, 17
Abr. 2016
Nuestra
vida está llena de grandes diseños, también de malos, esos pequeños grandes
detalles que hacen que constantemente "nos equivoquemos". Conozco un
edificio que ganó un premio mundial de arquitectura, pero cuando entras al
elevador tienes que subir un pequeño escalón. Naturalmente, la gente tropieza
con frecuencia.
"Nadie
habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal
que una parte sube un ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte
siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva
perpendicular...", ilustra Cortázar en Instrucciones para subir una
escalera, un texto donde describe la obviedad cotidiana, un comportamiento
intuitivo que no necesita instrucciones. Pero no todas las cosas son intuitivas
como una escalera.
Uno
de los factores de éxito en la carrera de Steve Jobs fue su concepción del
diseño de las cosas. Acostumbraba a decir que los objetos tenían alma para
referirse a su potencial para interactuar de forma simple y a la vez bella con
las personas. El buen diseño de objetos y procesos es profundamente metafórico,
debe ser intuitivamente obvio. Jobs buscaba "simplicidad para el futuro
inspirado en metáforas del pasado". Así podemos explicar que el sustituto
del lápiz digital sea ¡el dedo! Acostumbro hacer esta analogía: el hombre de la
caverna dejó testimonio de sus logros en el muro de la cueva, ¿cierto?, ahora
dime ¿en qué parte de Facebook dejas testimonio de tus logros? ¡Se llama muro!
En
Psicología de los objetos cotidianos, Donald Norman dice que "Los objetos
bien diseñados son fáciles de interpretar y comprender. Contienen pistas
visibles acerca de su funcionamiento". Esas pistas visibles son las que
muchas veces nos llevan a cometer "errores". En los baños de la
terminal 2 del AICM, las puertas de los WC cierran dejando una ligera diagonal,
como resultado quieres empujar una puerta cerrada que tu cerebro interpreta
como abierta. Como si fuera museo del mal diseño, en el mismo aeropuerto las
pantallas que anuncian los vuelos de salida han sido divididas por un gran
pasillo. En una pared están las pantallas 1 y 3 (los números son apenas
visibles), y del otro lado del pasillo las 2 y 4. Esta absurda división provoca
confusión y los pasajeros dicen "no está mi vuelo". Lo que sucede es
que para seguir la secuencia por horario de la pantalla 1, tendrías que cruzar
el pasillo para ver la pantalla 2.
Todas
las carreras deberían tener materias sobre diseño, sus metáforas de vida
cotidiana aplican así seas recepcionista, CEO o secretario de Estado.
Comenzarás a entender y disfrutar esto cuando personas a tu alrededor sientan
que les entiendes y tal vez te pregunten: "¿eres psicólogo?".
@eduardo_caccia
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