12 ene 2008

Venezuela, Colombia y las FARC


Las FARC ¿beligerantes o terroristas?
COMUNICADO DE LAS FARC SOBRE LA LIBERACIÓN DE CLARA Y CONSUELO
1. Honrando la palabra y el compromiso, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, entregan hoy al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, a la senadora Piedad Córdoba y a la comunidad internacional, a Clara Rojas y Consuelo González de Perdomo. Si el niño Emmanuel no está en brazos de su madre, es porque el Presidente Uribe Vélez lo tiene secuestrado en Bogotá. Que lo libere para que podamos celebrar todos, este suceso.
2. Esta liberación humanitaria y unilateral, se da a pesar de los palos atravesados en la rueda por el propio Presidente Uribe, enemigo jurado del canje de prisioneros y enemigo de la paz con justicia social, siguiendo los lineamientos de Washington. Por encima de las intensas operaciones bélicas del Plan Patriota, de la incautación de las pruebas de supervivencia, de la captura de los correos humanitarios que las portaban, del secuestro del pequeño Emmanuel en Bogotá, y de la absurda pretensión de excluir de la facilitación a la comisión humanitaria internacional, hemos dado este primer paso esperanzador que invita a pensar en la posibilidad de la paz en Colombia.
3. Los esfuerzos deben dirigirse ahora a lograr el despeje militar de Pradera y Florida como escenario del diálogo gobierno-FARC para el acuerdo y la materialización del canje que haga posible la liberación de todos los prisioneros en poder de las fuerzas contendientes, de los cautivos en la montaña y de los guerrilleros presos en las cárceles del régimen, incluidos Sonia y Simón. Nuestra voluntad es incuestionable. Sin olvidar que en el pasado reciente liberamos unilateralmente a 304 militares y policías, capturados en combate, esta entrega que hoy hacemos de Clara y Consuelo, reafirma nuestra disposición.
4. En realidad, somos una fuerza beligerante a la espera de ser reconocida por los gobiernos del mundo. Este paso allanaría el tortuoso camino del pueblo de Colombia en busca de la paz. Nuestra lucha es legítima. Se sustenta en el derecho universal que asiste a todos los pueblos del mundo a alzarse contra la opresión. Nuestro padre, el Libertador Simón Bolívar nos enseña que, cuando el poder es opresor la virtud tiene derecho a anonadarlo, y que el hombre virtuoso se levanta contra la autoridad opresora e inaguantable para sustituirla por otra respetada y amable. Y este es, precisamente, el empeño de las FARC. 5. Presidente Chávez, muchas gracias. El mundo no duda que su inmenso corazón, palpita sinceramente, por la paz de Colombia y por la redención de los pueblos. Agradecemos también a los gobiernos y personalidades del mundo que lo han rodeado sin reserva en este noble esfuerzo. Y sobre todo, gracias al bravo pueblo de Venezuela por su apoyo y hermandad.
A los familiares de los prisioneros y a los amigos del canje humanitario nuestro llamado a persistir. Lograremos el canje.Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC
Montañas de Colombia, enero 10 de 2008
Posicionamiento de Hugo Chávez sobre el punto cuatro del comunicado de las FARC.
Horas después de la liberación -para ser preciso el viernes 12 de enero-, el presidente Hugo Chávez dijo ante la Asamblea Nacional de su país, que retirar el calificativo de grupos terroristas a las Farc (y también al ELN) es una condición para normalizar las relaciones entre ambos paises.
Agregó que esas guerrillas no son grupos terroristas, "son verdaderos ejércitos, que ocupan espacio en Colombia... hay que darles reconocimiento a las Farc y al Eln, son fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, que tienen un proyecto bolivariano que aquí es respetado".
En suma solicito "a los gobiernos del continente y a Europa que retiren a las Farc y el ELN de la lista de grupos terroristas del mundo, porque eso tiene una sola causa: la presión de Estados Unidos"
Obviamente y como era de esperarse sus palabras desataron una ola de protestas en el gobierno y la oposición colombianos
Y es que para cualquier analista y para el gobierno colombiano es darles el estatus de beligerancia, con lo que las Farc podrían tener relaciones diplomáticas abiertas y formales con Venezuela. Además varios lo consideran una intromisión a la política colombiana.
Y de entrada, el gobierno del Presidente colombiano Alvaro Uribe emitió el siguiente comunicado (textual)
Todos los grupos violentos de Colombia son terroristas.
Terroristas son las Farc, el Eln, los paramilitares en proceso de desmantelamiento. Son terroristas por atentar contra una democracia respetable y por sus métodos de exterminio de la humanidad.
Colombia tiene una democracia que avanza en seguridad para todos los ciudadanos, respetuosa de las libertades y el pluralismo, afanada por construir cohesión social, esforzada por la transparencia y respetuosa de la independencia de las diferentes instituciones que conforman el Estado.
El uso de fuerza o solamente su amenaza contra esa democracia, es puro terrorismo. En el continente hubo grupos violentos que, por luchar contra dictaduras, fueron calificados como insurgentes.
En Colombia los grupos violentos atentan contra la democracia; en consecuencia, el calificativo que merecen es el de terroristas.
Los grupos violentos de Colombia son terroristas porque se financian de un negocio letal contra la humanidad: el narcotráfico.
Los grupos violentos de Colombia son terroristas porque secuestran, ponen bombas indiscriminadamente, reclutan y asesinan niños, asesinan mujeres embarazadas, asesinan ancianos y utilizan minas antipersonales dejando a su paso miles de víctimas inocentes. Todas estas prácticas son violatorias de los derechos humanos y del derecho humanitario, que es apenas un atenuante de la crueldad.
Los grupos violentos de Colombia son terroristas porque destruyen el ecosistema: han devastado dos millones de hectáreas de selva tropical para sembrar coca y producir cocaína.
Los grupos violentos de Colombia son terroristas porque lo único que han producido para el país es desplazamiento, dolor, desempleo y pobreza.
Los grupos violentos de Colombia son terroristas porque secuestran en cualquier parte, no tienen inconveniente en secuestrar venezolanos en Venezuela, o ecuatorianos en Ecuador; su lucha no es ideológica; al contrario, es acumular dinero proveniente de la crueldad y de los negocios ilícitos. Esto demuestra que su objetivo es el terrorismo transnacional y no una lucha política en Colombia.
Los grupos violentos de Colombia son terroristas. Las guerrillas cambiaron sus viejas ideas de revolución marxista por el mercenarismo financiado por las drogas ilícitas y además engendraron el terrorismo paramilitar.
El Gobierno de Colombia por ningún motivo acepta que a estos grupos se les levante el calificativo de terroristas y se les dé estatus de beligerancia.
El Gobierno de Colombia, con sus Fuerzas Armadas y su Constitución, continuará la lucha hasta derrotar a estos grupos terroristas que han recibido las más generosas ofertas de paz, como lo demuestra el tratamiento lleno de solidaridad a 46.000 desmovilizados.
En esta hora, el mundo no puede olvidar los 750 ciudadanos secuestrados por las Farc en los últimos 10 años, que siguen desaparecidos. La liberación de doña Consuelo González de Perdomo y de doña Clara Rojas, que todos los colombianos hemos celebrado, no puede ocultar el horror del secuestro del que fueron víctimas por tantos años, ni tampoco ocultar el tratamiento de tortura que los terroristas de las Farc dan a los miembros de la Fuerza Pública y a los dirigentes políticos secuestrados por ellos: permanecen encadenados día y noche y en jaulas, como también lo atestiguan las dos personas liberadas.
El Gobierno de Colombia trabajará con la Iglesia Católica en la búsqueda de una zona de encuentro, sobre la base de que la gestión humanitaria que adelanten los prelados no conllevará parcialización a favor de los terroristas de las Farc.
Chantaje inadmisible, El Tiempo.
Señala en su edición on line, fechado el 13/01/2008;
En apenas unas horas, la optimista euforia que produjo la liberación de Clara Rojas y Consuelo González se convirtió en amarga incertidumbre, tras las declaraciones a favor de las Farc del presidente Hugo Chávez. Su discurso del viernes ante la Asamblea Nacional de su país constituye un gravísimo torpedo, que ha precipitado una nueva y delicada crisis en las relaciones entre Colombia y Venezuela. Pedir que las Farc sean retiradas de las listas de terroristas y se las reconozca como fuerza beligerante equivale a un mal disimulado respaldo político. Y su calificación de "bolivarianas" se vuelve sinónimo de convergencia ideológica. La sola hipótesis de una posible alianza resulta tan inaceptable como peligrosa para la institucionalidad colombiana.
Si hace casi una década, cuando comenzaba el proceso del Caguán, se produjo una crisis profunda porque Chávez afirmó que su gobierno era "neutral" frente al conflicto colombiano, las consecuencias de su nueva postura van mucho más lejos.
Chávez fue indudable artífice de la feliz liberación de Clara y Consuelo, pero este logro parece se le subió a la cabeza, y desde su envalentonado ego se sintió con una autoridad que no tiene para darles a las Farc un espaldarazo que ofende a Colombia y contradice el enorme respaldo de su pueblo a las acciones del Gobierno Uribe contra una organización criminal que ha causado tanto dolor y muerte en nuestro país.
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Nadie puede negarle al mandatario venezolano su contribución para la feliz liberación del jueves. El presidente Uribe la agradeció con altura y sin ambigüedades. El propio gobierno de George W. Bush reconoció la tarea y puso a un lado su agria enemistad con el régimen bolivariano. Y se puede entender, en fin, que Chávez haga gestos para mantener su ascendiente sobre las Farc y preservar así la posibilidad de futuras gestiones, en la búsqueda de más liberaciones, un acuerdo humanitario o un proceso de negociación política.
Pero con la inconcebible salida en falso ante la Asamblea Nacional borró lo que todo el mundo le había reconocido y se cerró espacios para buscar aproximaciones entre el Gobierno y las Farc. Quedó casado con una franca posición de apoyo hacia el grupo de 'Marulanda'. ¿Y puede ser gestor de una iniciativa humanitaria alguien que no condena el secuestro?
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Ya su ministro del Interior, Ramón Rodríguez Chacín, había dado un primer paso en falso, que subrayó la afinidad política con las Farc, al decirles a los guerrilleros que entregaron a las secuestradas: "Estamos muy pendientes de su lucha... Mantengan ese esfuerzo y cuenten con nosotros". Más claro no canta un gallo. No menos inquietante resulta la plena coincidencia del comunicado de las Farc del viernes pasado en que reclaman estado de beligerancia, con lo que dijo Chávez horas después en la Asamblea.
Condicionar la normalización de las relaciones con Colombia a su solicitud en favor de la guerrilla resulta ofensivo y casi delirante. Desconoce, de entrada, que condición esencial para una relación normal entre Estados es el respeto de cada uno a la soberanía del otro para definir sus asuntos internos.
Es posible que el propio Uribe le haya abierto la puerta al vínculo vicioso entre relaciones bilaterales y el conflicto interno al haber invitado a Chávez como mediador. Él mismo lo reconoció y esta vez el mandatario colombiano ha reaccionado con compostura y sensatez a las últimas provocaciones de su vecino. No ha caído en peligrosa competencia de epítetos, a pesar de las ofensas, verbales y prácticas, que le ha lanzado Chávez. Pero si este último no cambia de posición, y sobre todo de actitud, la crisis diplomática se prolongará quién sabe hasta cuándo y con qué costo para ambos países.
Hay que encontrar un punto intermedio entre los dos extremos en que se han movido en los últimos años las relaciones Colombia-Venezuela. El de la luna de miel basada en la supuesta química de Uribe y Chávez hay que descartarlo por frágil e irreal. Y el actual, el de la confrontación y la intromisión de Chávez en los asuntos internos de Colombia, hay que evitarlo por peligroso e indignante. Los esfuerzos para recomponer un equilibrio estable y duradero tienen que incluir el fortalecimiento de lazos institucionales, el retorno a una diplomacia profesional y, también, los buenos oficios de gobiernos amigos de ambas partes. Como los de Cuba o Brasil.
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Por lo pronto, el momento es crítico. Todos los colombianos conscientes de lo que significa deben cerrar filas ante la pretensión de Hugo Chávez. Más que una inaceptable provocación, constituye un abierto chantaje, como lo ha dicho el ex presidente Andrés Pastrana.
Las primeras reacciones señalan una amplia convergencia política y social de rechazo a la actitud del mandatario vecino. Corresponde al Gobierno canalizarla con realismo y ecuanimidad para convertir este sentimiento en una auténtica unidad nacional. Porque es la propia institucionalidad e integridad territorial de Colombia las que pueden estar amenazadas.
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Otras reacciones.
Para el ex senador Rafael Pardo Chávez ya les dio reconocimiento político. "Esto es muy delicado, pues no solo tiene implicación política. Puede tener implicaciones jurídicas. Por ejemplo, que los guerrilleros tengan el asilo político que no aplica para los terroristas", señaló.
Para el ex presidente Andrés Pastrana, en cuyo gobierno las Farc fueron incluidas en la lista internacional de terroristas, "es un imposible moral" aceptar la propuesta de Chávez. "Eso se llama chantaje e intervención en asuntos internos de otro país", dijo.
Para Pastrana resulta curioso que desde hace tiempo las Farc pidieran ese estatus, pero que luego de que lo hicieran el jueves en un comunicado, tras la liberación de Clara Rojas y Consuelo González, al siguiente día, Chávez saliera a respaldarlas. "Eso causa una gran curiosidad", dijo.
Mientras tanto, el ex embajador de Venezuela en Colombia Fernando Gerbasi se mostró sorpendido. "Es la primera vez que un jefe de Estado señala eso, ni siquiera recuerdo a Fidel Castro haciendo una petición como esa".
Para el presidente del Polo Democrático, Carlos Gaviria, reconocer las guerrillas colombianas como insurgentes es un hecho que no implica de ninguna manera desconocer los actos terroristas que comenten y deben ser sancionados al margen del carácter de rebeldes que tienen.
Seguramente habrá mucho de que hablar del tema.
Y hoy, las FARC y el ELN, son consideradas internacionalmente como terroristas

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