“Padre
Hamel, asesinado para atacar a Francia y la convivencia entre creencias”
Según la publicación de los Jesuitas el asesinato del
sacerdote es el último anillo de una
cadena de martirios cristianos, al mismo tiempo no hay que olvidar que el Isis
ha asesinado a miles de musulmanes.
El objetivo era atacar al corazón de Francia y la idea misma
de la convivencia. Por esto el Papa no ha querido dar ninguna legitimidad
teológica ni política a los terroristas
y persigue el diálogo entre las grandes religiones
Vatican Insider/28/08/2016
FRANCESCO
PELOSO
La
violenta muerte del padre Jacques Hamel ocurrida el pasado 26 de julio en
Francia se inscribe en un martirio cristiano que ha visto caer obispos,
sacerdotes, religiosos y muchísimos creyentes en estos años. Perocon ellos han
caído también miles de musulmanes. Por otra parte, como ocurrió en la Iglesia
de Rouen, los terroristas han violado numerosas mezquitas y celebraciones
islámicas, por eso el Papa no ha querido dar ninguna legitimidad teológica ni
política al Estado Islámico afirmando que no se trata de una guerra entre
religiones y trabajando constantemente en favor del diálogo entre las grandes
religiones.
No sólo eso: el asesinato del padre Hamel es también un modo para
atacar a Francia, sus intituciones, y sus principiosfundamentales, su tradición
laica interpretada como forma de convivencia entre creencias y culturas
diferentes. Son estas algunas de las observaciones que contiene la intervención
del padre Giancarlo Pani en el último número de Civiltà Cattolica, sobre el
asesinatodel padre Hamel. Hay que añadir que durante este tiempo, desde que una
ráfica de atentados terroristas causó una masacre en Francia, está en curso un
debate que toca de cerca el modelo de integración a la francesa y sus
límites,el discurso sobre las religiones, las posibles formas de convivencia,
la situación social de la comunidd de origen árabe, el tema de la ciudadanía.
No hay duda de que la reciente visita del presidente francés Francois Hollande
al Papa va en esta dirección:la de una redefinición de tales relaciones, de una
comprensión mayor de las palabras del Papa que indican la vía de la convivencia
y del respeto también en Europa. El homicio del padre Hamel, además, ha
restituido a Francia su componente cristiana y, es más,ha suscitado una
extraordinaria mobilización por parte del imam y de las comunidades islámicas
que, frente al asesinato de un cura capaz de practicar concretamente el diálogo
y la convivencia entre los diferentes, han sentido la urgencia y el deber de
pronunciarsepúblicamente y en un modo claro contra el terrorismo participando
también en ceremonias comunes en las iglesias, como recuerda también Civiltà
Cattolica.
Por otra parte está la cuestión en apariencia
banal del burkini, es decir, la prohibición establecida por algunos
ayuntamientos franceses de la Costa Azzurra de admitir en las playas a aquellas
mujeres musulmanasque iban al mar 'vestidas'; el burkini sería un atentado a la
'seguridad' y a la 'laicidad' del país, una señal de integralismo religioso. La
decisión, un poco grotesca, según muchos observadores alimentaba, al contrario,
la laicidad ideológica y a su vez integralista,incapaz de aceptar principios
elementales de convivencia y terminaba por excluir en lugar de favorecer la
convivencia, construía barreras y divisiones injustas. A poner un stop a esta
deriva ha pensado el Consejo de Estado francés que ha paralizado –es
decir,suspendido en espera de una sentencia definitiva-- la prohibición del
burkini afirmando que de esta forma se violan, como parecía evidente,
principios fundamentales. “La discutida ordenanza –afirma el Consejo de
Estado-- ha determinado una violación grave yevidentemente ilegal de las
libertades fundamentales, como la libertad de circulación, de conciencia y la
libertad personal”.
“La muerte del padre Hamel ha sido percibida
en occidente como una vuelta más en la estrategia terrorista inspirada por el
llamado 'Califato'”, afirma en su análisis Civiltà Cattolica. “La yihad
–continua-- ha entradoen la iglesia, un lugar que fuera de Oriente Medio hasta
ahora había permanecido impenetrable. La Iglesia y la acción litúrgica
constituyen un lugar simbólico: un lugar de culto y de oración, el corazón de
la catolicidad y el centro de la fe cristiana”. “Esteterror de matriz yihadista
–destaca el quincenal de los jesuitas-- había en cualquier caso traspasado ya
ampliamente las puertas de las mezquinas, asesinando musulmanes reunidos para
la oración en Siria, Bangladesh, Kuwait,... Nos encontramos ante un
terrorismoque semina destrucción incluso dentro del Islam. Los muertos
islámicos a mano de 'islamistas' fueron más de 23.000 sólo en 2015”. “El
asesinato del sacerdote –afirma de nuevo-- no se debe entender como un
'asesinato en la catedral' sino como un duro golpe alcorazón de la laicidad
francesa, la patria de la revolución, de la liberté, égalité, fraternité, el
orgullo de la Ilustración, la nación que basa precisamente su laicidad en el
respeto de todas las religiones y de todas las personas, sea cual sea su
nacionalidad”.
A este escenario, recuerda el padre Pani,
Francisco ha contrapuesto otro entorno inaugurando el “Año Santo de la
Misericordia en Bangui, un lugar donde existen católicos pero la mayor parte de
las personas es musulmana,y se ha presentado en la mezquita para encontrar al
imam del lugar. El Jueves Santo de este año el Papa ha lavado y besado los pies
de un joven musulmán. Todos gestos que van en favor del encuentro con el mundo
musulmán”. “Y en esto Francisco –continua el texto--está en plena continuidad
con el magisterio de sus predecesores, y en especial con los numerosos
encuentros de san Juan Pablo II con el mundo islámico. ¿Cómo puede todo esto
ser tolerado por el 'Califato' que no quiere ningún diálogo, sino sólo llevar
guerray exterminio, envuelto de narrativa religiosa? ¡Imposible! Tenemos la
confirmación explícita en las declaraciones del Isis hechas a través de su
incoherente y delirante publicación 'Dabiq', cuyas afirmaciones
desgraciadamente coinden paradógicamente con algunoscomentarios críticos sobre
la obra de Francisco”.
Por lo tanto “la muerte del padre Hamel es
sólo el último anillo de una cadena de asesinatos que ensangrenta la Iglesia.
La agencia Fides ha documentado este 'martilologio' de obispos, sacerdotes y
operadores pastorales.A éstos se unen el amplio grupo de creyentes que mueren
en persecuciones en distintas partes del mundo”. “Pero los asesinos, a menudo
–explica el jesuita-- con sus atentados indiscriminados no ponen barreras de
fe: ¿sabían los dos jóvenes asesinos que en lamasacre del camión en Niza, algunas
semanas antes, donde han sido segadas las vidas de 84 personas, cerca de un
tercio de las vítimas eran musulmanes?”
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