12 dic 2020

Francisco recordó a San Juan Diego el vidente de la Virgen

Francisco recordó a San Juan Diego el vidente de la Virgen/ Fred Alvarez

@fredalvarez

Durante la Audiencia general de este miércoles, 9 de diciembre, celebrada en la biblioteca del Palacio Apostólico, el papa Francisco recordó a San Juan Diego e invitó a los fieles a acudir a este santo mexicano para pedir la especial intercesión de la Virgen de Guadalupe, cuya conmemoración se celebra este 12 de diciembre.


En su tradicional saludo a los fieles de lengua española, el líder religioso recordó que cada 9 de diciembre la Iglesia conmemora a San Juan Diego “a quien Nuestra Señora de Guadalupe escogió como su enviado”.

“Que a través de su intercesión presente a la Virgen los países de América Latina, damnificados por la pandemia y los desastres naturales, para que ella, como Madre, salga al encuentro de sus hijos y los cubra con su manto”, expresó el Papa, e invitó a pedir al Señor “que infunda en nosotros su Espíritu Santo para que vivifique nuestra oración y transforme nuestro corazón, abriéndolo al servicio de la caridad”.

¿Quien fue Juan Diego?

Según la tradición, San Juan Diego nació en 1474 en Cuauhtitlán, entonces reino de Texcoco, perteneciente a la etnia de los chichimecas; su nombre era Cuauhtlatoatzin, que en su lengua materna significaba “Águila que habla” o “El que habla con un águila”.

Siendo adulto y padre de familia, se sintió atraído por la doctrina de los curas franciscanos que llegaron a México en 1524 y recibió el bautismo con su esposa María Lucía. Los dos se casaron cristianamente, pero tiempo después falleció su esposa.

El 9 de diciembre de 1531 se le apareció, en un lugar denominado Tepeyac, la Virgen María, quien se presentó como “la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios”. La Virgen le encomendó que en su nombre le pidiese al obispo el franciscano Juan de Zumárraga, la construcción de una Iglesia en el lugar de la aparición. ( según el Nican Mopohua, texto hagiográfico atribuido al indígena Antonio Valeriano (1522-1605), y publicado en el siglo XVII, las apariciones tuvieron lugar en 1531, ocurriendo la última el 12 de diciembre de ese mismo año)..

El obispo no aceptó la idea y la Virgen le pidió que insistiera. Al día siguiente, Juan Diego volvió a encontrar al prelado, quien lo examinó en la doctrina cristiana y le pidió pruebas objetivas del prodigio.

El martes 12 de diciembre, la Virgen se le presentó y lo consoló, invitándolo a subir a la cima del cerro del Tepeyac para que recogiera flores y se las trajera, y a pesar de la estación invernal y la aridez del lugar - lleno de peñascos, y donde sólo había nopales, mezquites y espinos - Juan Diego encontró flores llenas de rocío, olorosas y muy hermosas y la colocó en su “tilma” o ayata. (el manto típico con el que se revestían los indios).

La Virgen luego le mandó que se las presentara al obispo, y estando frente a Zumarraga, el indigena abrió su “tilma” y dejó caer las flores. En el ayate pareció la imagen de la Virgen de Guadalupe, que desde ese momento se convirtió en el corazón espiritual de la Iglesia en México y en una de las mayores devociones marianas que permanece con fuerza hasta nuestros días.

Juan Diego, con el permiso del prelado pasó a vivir en una choza junto al templo de la “Señora del Cielo”.

El laico murió en 1548 y gozó de tanta estima que sus contemporáneos solían decir: “Que Dios te haga como Juan Diego”.  

Muchísimos años después -en 1990- fue beatificado por Juan Pablo II y canonizado por el Papa peregrino en el 2002.

En la ceremonia de canonización, Juan Pablo II destacó que Juan Diego, “al acoger el mensaje cristiano sin renunciar a su identidad indígena, descubrió la profunda verdad de la nueva humanidad, en la que todos están llamados a ser hijos de Dios en Cristo” y añadió que el testimonio de la vida de Juan Diego “debe seguir impulsando la construcción de la nación mexicana, promover la fraternidad entre todos sus hijos y favorecer cada vez más la reconciliación de México con sus orígenes, sus valores y tradiciones”.

Han pasado más de 18 años desde que Juan Pablo II, canonizó a Juan Diego el 31 de julio de 2002; un día después, bendijo el lugar -originalmente fue un cine-, que desde hace tiempo es el Santuario Nacional de san Juan Diego, sede de la Pastoral Indígena de la Arquidiócesis de México y cuya "misión es acompañar, acoger y servir a los indígenas que habitan en la Ciudad de México o que la visitan por cualquier motivo."

El inmueble es propiedad de la Nación, se le entregó en comodato a la arquidiócesis Primada de México; el 27 de junio de 2014 se publicó en el DOF el extracto de solicitud para constituirse en asociación religiosa derivada de la principal su primer representante fue Diego Monroy Ponce, hoy el recinto religioso está a cargo del sacerdote Adriano Jacobo Abarca Pérez Capellán del Santuario de San Juan Diego, tiene una especialidad en pastoral indígena, El pasado miércoles oficio un servicio religioso en conmemoración del santo mexicano....

https://www.facebook.com/SantuariodeSanJuanDiego/videos/425538548633760


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