1 ago 2011

El código de los Caballeros Templarios michoacanos

El código de los Caballeros Templarios de Michoacán
Michoacán.- Desde la semana pasada se han distribuido en municipios de Michoacán diversos ejemplares del código de ética de los Caballeros Templarios, que hacen referencia a textos bíblicos, costa 53 códigos y tiene como subtítulo el texto que dice: “Esta lucha es por tu gente, por mi gente, por nosotros mismo y por nuestras futuras generaciones”.
Después de la escalada de ejecuciones en distintos puntos del estado
con las que Los Caballeros Templarios han buscado reforzar su presencia en Michoacán, este grupo que surge como una escisión de La Familia ha distribuido ampliamente un código en el que deja en claro sus principios de acción, sus reglas de conducta y formas organizativas.
El pequeño cuadernillo, en el que el grupo se equipara con los antiguos guerreros de las cruzadas, fue distribuido casa por casa en algunas colonias populares de Morelia. En su código, articulado en 53 puntos, se asumen como una “orden” que surge el 8 de marzo del presente año con el propósito de “proteger a los habitantes del Estado libre, soberano y laico de Michoacán”.
Además, advierten que todo aquel que entra al grupo, tras ser elegido por un “Consejo compuesto por los hermanos de mayor experiencia y criterio”, no podrá abandonar “la causa”, puesto que, según el cuadernillo, deben hacer un “juramento que se deberá respetar a costa de la propia vida”.
Los principios
En su código, de vigilancia obligatoria para todos los miembros de “la orden”, puntualizan que su labor es luchar contra el materialismo, la injusticia y la tiranía en el mundo, así como contra el desmoronamiento de los “valores morales y los elementos destructivos que prevalecen hoy en la sociedad”, pues la suya, aseguran, es también una batalla ideológica. Además, se proponen fomentar el patriotismo, “expresado en el orgullo hacia la propia tierra”.
Entre sus lineamientos, Los Caballeros Templarios dicen reconocer el derecho de los pueblos y las naciones a gobernarse a sí mismos “dentro de su medio económico natural” y se pronuncian por el “apoyo a la libertad de expresión, de conciencia y de religión”, incluida la diversidad de creencias, pues “el templario deberá intentar entender cómo otros se acercan a Dios”.
Las reglas
Una regla fundamental para Los Templarios es respetar el voto de silencio y en caso de romperlo “se aplicará la pena capital; lo mismo aplicará cuando cometa una falta contra algún miembro del Consejo”. En su código, insisten en la conducta “intachable” que deben ostentar los miembros del grupo: “no ser brutal, no emborracharse en forma ofensiva, no abusar de la inocencia de mujeres castas y menores de edad, utilizando el engaño o el poder para seducirlas”.
Los miembros del grupo, según su código de conducta, tienen “estrictamente prohibido consumir drogas o enervantes”, por lo que están obligados a practicarse periódicamente exámenes antidoping e informar de los resultados al Consejo.
La práctica del secuestro con el propósito de obtener dinero está estrictamente prohibida y se especifica: “Para hacer uso de la fuerza letal, se requiere autorización del Consejo, pues ningún elemento debe matar por gusto o por dinero, cuando se tome esta decisión debe investigarse bien previamente y si existen razones suficientes, entonces sí, proceder”.
La organización de Los Caballeros Templarios descansa en el Consejo, órgano máximo conformado por los miembros de mayor experiencia, según queda asentado en su Código. La lealtad a “la orden” es la premisa máxima de sus miembros, pues se advierte que “quien traicione al grupo será castigado con la pena capital; además, se le decomisarán sus propiedades y sus familiares correrán la misma suerte”, de ahí que la publicación distribuida cierre con la contundente frase: “Si, por desgracia yo traicionara mi juramento, ruego ser ejecutado por la orden como un traidor”.

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