18 jun 2021

Bartlett, en capilla

Manuel Bartlett, señaló en conferencia de prensa que la publicación del semanario Proceso, en la que le imputan que en caso de entrar a territorio estadounidense sería detenido e interrogado por el caso del secuestro, tortura y asesinato de Enrique Camarena, es completamente falsa.

“No nos hagamos guajes, estoy sujeto a una campaña en mi contra, pensando que uno va a achicarse, pero no lo van a lograr, vamos a seguir en defensa de los intereses nacionales”, dijo.

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J. Jesus Esquivel

@JJesusEsquivel

El señor @ManuelBartlett  descalifica el reportaje de @proceso , niega que exista una investigación en Estados Unidos relacionada al asesinato del agente de la @DEAHQ

 Enrique "Kiki" Camarena. Fácil de resolver; si él está en lo cierto lo encomio a viajar a territorio estadunidense.

7:14 p. m. · 17 jun. 2021·

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ESTRICTAMENTE PERSONAL/Raymundo Riva Palacio / 

El Financiero, 18 e junio de 2021

Bartlett, en capilla

El diablo está en los detalles. Ayer un reportero de Proceso le preguntó al presidente Andrés Manuel López Obrador sobre la investigación abierta en contra de Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad, por el caso Camarena, donde testigos lo señalan como participante presencial en la planeación y asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar.

El Presidente respondió: “Independientemente de la responsabilidad o no que pueda tener el licenciado Bartlett, lo que es evidente, público y notorio, es que se trata de campañas de descrédito de la revista Proceso y de la mayoría de los medios”. La minucia fina de su declaración es que no hizo una defensa a ultranza de su colaborador, como suele hacer, y dejó abierta la posibilidad de que sea culpable.

Propaganda aparte, hay un trasfondo de su dicho este jueves. En el corazón de Palacio Nacional, el tema de Bartlett fue abordado por el Presidente con el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, a finales de mayo, después de que el corresponsal de Proceso en Washington, Jesús Esquivel, publicó fragmentos inéditos y extraordinarios del expediente de Camarena Salazar, torturado y asesinado por el Cártel de Guadalajara, que revelan que Bartlett estuvo en la casa donde torturaron y mataron a Camarena el 7 de febrero de 1985, el mismo día que lo privaron de su libertad, y de haber participado en reuniones previas al asesinato.

Las acusaciones nunca habían sido tan detalladas como hasta ese momento, pese a que en 1990 Victor Lawrence Harrison, un testigo protegido de la DEA, describió en un tribunal de Los Ángeles el involucramiento de Barlett con el Cártel de Guadalajara, su participación en el asesinato de Camarena y, además, de Manuel Buendía, el columnista político más importante en México de los últimos 50 años, por quien pagaron con la cárcel los más altos jefes de la extinta Dirección Federal de Seguridad, que respondía al secretario de Gobernación, el hoy director de la CFE.

La publicación de esos fragmentos prendió el semáforo rojo en la Cancillería. Ebrard le recomendó que no hiciera una defensa de Bartlett antes de que se iniciara el proceso en Estados Unidos y le notificaran al gobierno mexicano. Lo que inexplicablemente no precisó Ebrard, es que el caso no iba a iniciar porque en realidad no ha cerrado.

El Presidente difícilmente leyó el texto de Esquivel, pero el canciller o entendió mal o le faltaba contexto. De cualquier forma, la preocupación del Presidente giraba en torno a los problemas que podría atraerle a Bartlett, quien es uno de sus principales aliados.

El primero de junio pasado se publicó en este espacio que la entrega de esos fragmentos a Esquivel, confirmados por funcionarios con conocimiento del expediente, era la respuesta de la DEA a los ataques de López Obrador contra la agencia, en el contexto de un renovado interés prioritario del gobierno de Estados Unidos contra la violencia del crimen trasnacional.

 En las últimas tres semanas, la vicepresidenta Kamala Harris, los directores de la CIA, el secretario de Seguridad Territorial, Alejandro Mayorkas, y altos funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional encargados de México, estuvieron en este país donde abordaron un tema que mostró dónde hay una preocupación unánime en Washington, el incremento del narcotráfico a través de la frontera común –en particular el fentanilo, que cruza por tierra– y la posibilidad de que gobiernos hostiles a Estados Unidos u organizaciones terroristas puedan utilizar las redes y logística de los cárteles mexicanos para atacar a esa nación.

El tema de Bartlett, como había sugerido Ebrard, no había sido tratado por el Presidente hasta este jueves, donde no surgió de un planteamiento de alguno de aquéllos que son usados por su vocero presidencial para desviar un tema o hacer novedoso otro para atacar a quien en ese momento tenga en la mira.

Un periodista de Proceso (Ezequiel Flores Contreras) fue quien obligó a López Obrador a hablar sobre el problema que tiene Bartlett con la justicia estadounidense, en donde no fijó postura sobre su culpabilidad o inocencia, pero sí buscó ubicar todo dentro de su narrativa.

“Cada vez que lo consideran necesario, sacan el expediente”, dijo el Presidente. “Y no sólo eso, para afectar al licenciado Bartlett, sino para afectarnos a nosotros. Tiene que ver con el descrédito a nuestro proyecto; es parte de la campaña de desinformación, de ataques por el proceso de transformación… Bartlett ahora es el encargado de la industria eléctrica y está enfrentando a grupos de intereses creados”.

No hay duda de que Bartlett ha enfrentado resistencias de la industria eléctrica, particularmente porque ha violado acuerdos, normativas y leyes acordadas internacionalmente, pero en el caso particular que le fue presentado al Presidente, se trata de otra cosa. No tiene que ver con la energía eléctrica lo que publicó Proceso, sino con un ajuste de cuentas contra López Obrador, que hace unos meses amenazó con expulsar a la DEA de México y obligó a los servicios policiales y de inteligencia de ese país a informar al gobierno de sus actividades y contactos.

La DEA encontró el pretexto perfecto para protestar las acciones de López Obrador en Bartlett, quien para el gobierno de Estados Unidos estuvo involucrado con el Cártel de Guadalajara y fue actor de primera línea en el asesinato de Camarena Salazar.

El Presidente dijo el jueves que si tenían pruebas contra él, que las presentaran. No se da cuenta que ya tienen suficiente información contra Bartlett, acumulada durante más de tres décadas, y que tienen una escopeta sobre la cabeza del director de la CFE que pueden disparar en cualquier momento, afectando por igual al funcionario como al Presidente, al lastimar a su grupo radical contra la reforma energética y su desmantelamiento legal.

Al Presidente le importa tanto esto como Bartlett, pero es rehén de los tiempos y cálculos políticos del gobierno de Estados Unidos, aunque no se hayan dado cuenta en Palacio Nacional.

¿Cómo fue?

Mañanera del jueves 17 de junio de 2021

PREGUNTA: Buenos días, señor presidente, y buen día a los presentes. Ezequiel Flores Contreras, reportero de la revista Proceso, desplazado desde el año pasado del estado de Guerrero por la violencia que no cesa en esa entidad suriana. (...)

En otro tema, su opinión sobre un tema que manejó la revista hace ya unas semanas, el caso del actual director de la CFE, Manuel Bartlett, y esta investigación que está abierta en Estados Unidos sobre el tema del asesinato del agente de la DEA, Enrique ‘Kiki’ Camarena. 

Hay indicios o hay información de que si Manuel Bartlett va a Estados Unidos será detenido para que declare sobre este tema. 

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: No tengo yo información sobre eso e independientemente de la responsabilidad o no que pueda tener el licenciado Bartlett, lo que es evidente, público y notorio es que se trata de campañas de descrédito de la revista Proceso y de la mayoría de los medios, porque el licenciado Bartlett ahora es el encargado de la industria eléctrica y está enfrentando a grupos de intereses creados, y cada vez que pueden, se le lanzan; si no es por eso, es por lo del 88, son los dos temas.

Y lo que se tiene que tener son pruebas. Si en Estados Unidos están investigando, pues yo no tengo información y tampoco la fiscalía.

Entonces, cada vez que lo consideran necesario sacan el expediente. Y no sólo eso, para afectar al licenciado Bartlett, sino para afectarnos a nosotros. Tiene que ver con el descrédito a nuestro proyecto, es parte de la campaña de desinformación, de ataques por el proceso de transformación.

Entonces, si hay pruebas, que se proceda, pero no se puede linchar políticamente.

Yo saco aquí a Aguilar Camín o a Krauze, pero presento pruebas; y los voy a seguir sacando, no es un problema de odios o ningún asunto personal, es que se trata de la defensa de un proyecto, nosotros tenemos que defender nuestro proyecto frente a los embates del conservadurismo en México que se está agrupando y, como siempre, actúan como una reacción, es un grupo reaccionario.

Entonces, tenemos el derecho de réplica en el debate, eso sí, con pruebas, sin insultos, que Aguilar Camín no diga cositas malas de mí, que no pierdan el sentido del humor, pero que sí haya debate.

Entonces, si Proceso tiene pruebas, pero no los expedientes, declaraciones, sino si tiene información de que la DEA, la CIA, el FBI, el gobierno de Estados Unidos, está solicitando a México que se investigue al licenciado Bartlett, pues que presente las pruebas, pero que no se haga un periodismo sensacionalista, amarillista, sin ética, sin apego a la verdad. Eso es todo.

Y también, aunque no se tengan las pruebas, se tiene el derecho a la libre manifestación de las ideas, aquí no hay censura, aunque se calumnie, aunque se aplique la máxima de que la calumnia, cuando no mancha, tizna, no le hace, es mejor la libertad que la censura. Entonces, que todo mundo se exprese. 

La única cosa es que nos dejen también a nosotros el que podamos ejercer nuestro derecho de réplica, porque antes, no el gobierno, porque a los gobernantes antes no los tocaban porque no se podía tocar al intocable, sino a los opositores, nos tundían y no podíamos replicar, estaba todo cerrado, eso tampoco se debe de olvidar.

Ahora no, ahora libertad completa, prohibido prohibir, nada más la ética, el respeto. Si se quiere hacer un buen periodismo, las pruebas, los argumentos. No a la calumnia, no a la difamación, pero eso es decisión de cada quien, porque debe de tomarse en cuenta que ya los ciudadanos están muy despiertos, muy conscientes y saben discernir, saben qué es cierto, qué no es cierto.

Por eso hay crisis en los periódicos. El otro día dije que el Reforma tiraba 40 mil ejemplares o 30 mil, pero yo ya veo que no llegan, o sea, me refiero al papel, porque ya todo es a través de las redes, pero no sé cuánto es el tiraje. En aras de la transparencia a lo mejor nos lo van a informar el día de hoy, cuántos ejemplares están tirando. Pero tenemos, todos, la libertad.

Entonces, es un poco lo que yo puedo decir, que, si hay elementos, adelante. Nosotros no vamos a proteger a nadie, no puede haber impunidad, pero también que se vaya aclarando que son a veces cuestionamientos que no tienen sustento, que no tienen fundamento, es mucha carga ideológica, política, sin argumentos; pero también no está mal, o sea, no está prohibido. Ahora sí que, como diría el filósofo de por mi pueblo: ‘No está bien, pero tampoco está mal.’

La compañera.


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