21 oct 2008

La Familia y El Azul

Columna Archivos del poder/Martín Moreno
La Familia y El Azul
Publicado en Excelsior (www.exonline.com.mx), 21 de octubre de 1008;
El pasado 26 de septiembre, la PGR difundió los videos donde se observa a los responsables de los ataques terroristas en Morelia, la noche del 15 de septiembre. Relajados, como si estuvieran narrando una reunión entre amigos, tanto Juan Carlos Castro El Grande, Julio César MondragónEl Tierra Caliente y Alfredo Rosas El Valiente, integrantes de Los Zetas, ofrecieron sus testimonios. Sin embargo, la PGR ha ocultado un dato tan fundamental como delicado: la detención de Los Zetas, así como la realización de los videos, los interrogatorios y la denuncia para que fueran llevados ante la PGR corrieron por cuenta de miembros de La Familia, bajo las órdenes directas de Jesús Méndez Vargas, alias El Chango. Fueron narcos, y no policías, quienes los aprehendieron, filmaron y entregaron.
La información proporcionada a esta columna por fuentes de seguridad nacional confirma que, finalmente, La Familia cumplió así con su promesa del 19 de septiembre, cuando, mediante una manta, señaló: “Los michoacanos no estamos solos y vamos a investigar quiénes son los responsables de estos actos terroristas, caiga quien caiga”.
Durante la presentación de los integrantes del grupo de Los Zetas —brazo armado del cártel del Golfo—, la titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), Marisela Morales, sólo se limitó a decir que fueron detenidos un día antes en Apatzingán, gracias a una llamada anónima.
¿Cómo fue el operativo? ¿Cómo se realizó la detención? ¿Dónde estaban exactamente Los Zetas? ¿Hubo algún enfrentamiento? ¿Alguien exigió el pago de la recompensa tasada en diez millones de pesos? ¿Cayeron así, de repente? Son preguntas para las cuales la PGR carece de respuestas.
En los videos de El Grande, El Tierra Caliente y El Valiente se observa, detrás de ellos, un mapa, una televisión apagada y una mesa rectangular en cuya superficie hay unos papeles. Y ya. Se escuchan algunas preguntas de un hombre al que sólo se le ven las manos: ¿Arrojaste las granadas sin un objetivo en específico? ¿Por qué las arrojaste a dónde estaba la gente?
Las respuestas de Los Zetas son fluidas, sin tensiones o alteraciones de voz. Tranquilos. Relajados, porque no estaban frente a una autoridad policiaca.
Estaban, podemos confirmarlo, frente a miembros de La Familia, grupo criminal responsable de haberlos investigado, detenido, filmado, interrogado y entregado a la PGR, lo cual, hasta hoy, ignorábamos todos.
En nuestros Archivos del pasado 30 de septiembre, preguntamos: ¿Ante qué estamos? ¿Ante una perversa sociedad en la que la autoridad recibe información de quien sea, incluida la de grupos delictivos, a cambio de arremeter contra integrantes del cártel enemigo? Vaya alianzas.
El Azul. Un empresario de nombre José Antonio fue secuestrado durante 15 días. Estuvo vendado de los ojos. Su familia pagó el rescate y fue liberado. Sin embargo, ambicioso, el jefe de la banda, Raúl Ortiz González o Ángel Cisneros Marín, alias El Azul o El Flaco, le entregó un celular porque quería más dinero. Le pidió 400 mil pesos más y ese fue su error.
Sin avisar a sus cómplices, El Azul fue personalmente por ese dinero, que sería solamente para él, y entonces fue detenido.
Cara a cara, José Antonio confirmó a las autoridades que el hombre que tenía enfrente, conocido como El Azul, era uno de sus secuestradores. Lo reconoció por sus manos y su voz. Raúl —o Ángel— aceptó haber plagiado a José Antonio.
Confeso y en calidad de detenido, fue llevado al Hospital de Xoco, donde, en las narices de tres agentes de la AFI, se escapó. Hasta hoy, sigue prófugo.
Sin embargo, hay algunos puntos que resultan más que sospechosos.
Cuando fue detenido, El Azul le dijo a quienes encabezaban al grupo policiaco:
-Oigan, podemos hacer una finanza…
-No te alcanza… somos más de 60…
-Déjame hacer una llamada y verán que sí me alcanza.
Los policías rechazaron, en ese momento, el intento de soborno, pero, días después, El Azul escapó bajo vigilancia policiaca. ¿Ahora sí se lo aceptaron?
Cuando estuvo detenido, el secuestrador fue tratado en la SIEDO como huésped de lujo. Por la mañana le llevaban consomé caliente, barbacoa y refresco, para que almorzara bien. Para José Antonio y sus acompañantes había indiferencia.
Aún más: El Azul iba al baño solo, sin escolta. Fue necesario que el abogado de José Antonio pidiera a los agentes que vigilaran al secuestrador porque nadie lo estaba cuidando.
Había un descuido absoluto.
Inclusive, la titular de la Unidad Antisecuestros de la PGR, Nicandra Castro —famosa por dar entrevistas de espaldas a la cámara de televisión—, interrumpía frecuentemente los interrogatorios a El Azul, para preguntar cosas tan triviales como: ¿Quién ocupó mi sala de juntas?
Hasta hoy, Raúl o Ángel sigue prófugo, mientras José Antonio está recluido en su casa, bajo vigilancia, por temor a un atentado. La PGR ni siquiera ha enviado a agentes a Chilpancingo, lugar de donde es originario El Azul.
Miedo, encubrimiento e incompetencia.
Archivo confidencial… En plena crisis financiera mundial, con México en riesgo, llama la atención lo dicho por el ex rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, durante la entrevista que nos concedió en nuestro noticiario en Reporte 98.5, el domingo pasado: “México necesita un nuevo modelo de desarrollo, bajo una socialdemocracia como la de Lula en Brasil. Se acabó el ciclo de la economía de mercado, y de mala manera”. Lo afirmado por De la Fuente, a quienes los moderados del PRD quieren de candidato presidencial en 2012, es compartido por no pocos políticos y economistas.

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