Inocente o delatora/reportaje
PABLO ORDAZ - México -
El País (www.elpaís.com), 01/02/2009;
La reina de la belleza recobró ayer una libertad difícil. Laura Elena Zúñiga Huízar, de 24 años y un espléndido currículo como miss y modelo, fue detenida hace 40 días junto a su novio, uno de los dirigentes del sanguinario cartel de Juárez, cuando viajaban -en compañía de otros seis hombres- a bordo de camionetas repletas de armas y dinero. La policía mexicana se apresuró a difundir su imagen demacrada como prueba de un nuevo éxito contra el narcotráfico. Miss Sinaloa fue exhibida despeinada y cabizbaja, con las manos esposadas por delante y flanqueada por sus seis acompañantes, a cual peor encarado. Después de un mes largo de detención, un juez acaba de ponerla en libertad sin cargos, mientras que ha prorrogado la prisión provisional para sus seis acompañantes. Laura Elena Zúñiga se enfrenta ahora a una libertad difícil y peligrosa. No sólo tendrá que luchar contra la mala fama para volver a pisar las pasarelas. También deberá lidiar con una sospecha en forma de pregunta: ¿qué le ha contado a la policía para obtener su libertad? De lo primero depende su trabajo. De lo segundo, su vida.
La amenaza no es pequeña. México sigue sumergido en la misma espiral de violencia que despidió 2008, el peor año que se recuerda, con más de 6.000 muertos relacionados con el narcotráfico. El viernes se contabilizaron 31 asesinatos más, 11 de ellos en Ciudad Juárez, la localidad del norteño Estado de Chihuahua que da nombre al cartel al que pertenece Orlando Gracia Urquiza, el novio de la modelo.
Muchos de esos crímenes responden a ajustes de cuentas entre malhechores, y la forma de presentar los cadáveres -con la cabeza cortada, sin lengua- no sólo busca aterrorizar al enemigo, sino también informar de por qué fue ultimado: por traidor, por chivato... Según fuentes de la investigación, la ex Miss Sinaloa -fue desposeída de la corona al poco de ser detenida- ha sido interrogada durante todo este tiempo con un fin muy claro: "Tú no has hecho, pero has visto. Si nos dices lo que has visto, te trataremos como testigo. Si callas, serás cómplice".
Como todo el que entra de una u otra forma en el círculo del crimen, Laura Elena tuvo que elegir. Plata o plomo. Confesión o cárcel. Zúñiga Huízar fue detenida el 23 de diciembre en Zapopan, a las afueras de Guadalajara (Jalisco), en compañía de su novio y de otros seis hombres. Viajaban a bordo de dos camionetas cargadas con dos rifles de asalto R-15, tres pistolas, nueve cargadores, más de 600 cartuchos de diferentes calibres, 16 teléfonos móviles y más de 45.000 dólares. La policía llegó a ellos gracias a una llamada anónima. El jefe de la expedición era el mismísimo Orlando García, hermano de Ricardo García, alias El Doctor, famoso narcotraficante. De Orlando la policía no tiene dudas: se trata de uno de los líderes del cartel de Juárez y ha llegado a establecer alianzas con Los Zetas, el grupo de sicarios más temible (que ya es decir) del narcotráfico mexicano. Aquel 23 de diciembre, cuando la policía le preguntó a Laura Elena adónde se dirigía tan bien acompañada, ella respondió: "A Bolivia y a Colombia, de compras...".
Durante 40 largos días, los investigadores han sopesado si aquella respuesta pertenecía a un alma casi cándida o al desplante de una mujer joven pero ya bragada en los quehaceres del narcotráfico como aquella Teresa Mendoza, también nacida en Sinaloa, que retrató Arturo Pérez-Reverte en su novela La Reina del Sur. A juzgar por su puesta en libertad, la policía ha preferido confiar en su inocencia. Ahora sólo falta saber si todavía siguen confiando en ella sus viejos compañeros de viaje.
La reina de la belleza recobró ayer una libertad difícil. Laura Elena Zúñiga Huízar, de 24 años y un espléndido currículo como miss y modelo, fue detenida hace 40 días junto a su novio, uno de los dirigentes del sanguinario cartel de Juárez, cuando viajaban -en compañía de otros seis hombres- a bordo de camionetas repletas de armas y dinero. La policía mexicana se apresuró a difundir su imagen demacrada como prueba de un nuevo éxito contra el narcotráfico. Miss Sinaloa fue exhibida despeinada y cabizbaja, con las manos esposadas por delante y flanqueada por sus seis acompañantes, a cual peor encarado. Después de un mes largo de detención, un juez acaba de ponerla en libertad sin cargos, mientras que ha prorrogado la prisión provisional para sus seis acompañantes. Laura Elena Zúñiga se enfrenta ahora a una libertad difícil y peligrosa. No sólo tendrá que luchar contra la mala fama para volver a pisar las pasarelas. También deberá lidiar con una sospecha en forma de pregunta: ¿qué le ha contado a la policía para obtener su libertad? De lo primero depende su trabajo. De lo segundo, su vida.
La amenaza no es pequeña. México sigue sumergido en la misma espiral de violencia que despidió 2008, el peor año que se recuerda, con más de 6.000 muertos relacionados con el narcotráfico. El viernes se contabilizaron 31 asesinatos más, 11 de ellos en Ciudad Juárez, la localidad del norteño Estado de Chihuahua que da nombre al cartel al que pertenece Orlando Gracia Urquiza, el novio de la modelo.
Muchos de esos crímenes responden a ajustes de cuentas entre malhechores, y la forma de presentar los cadáveres -con la cabeza cortada, sin lengua- no sólo busca aterrorizar al enemigo, sino también informar de por qué fue ultimado: por traidor, por chivato... Según fuentes de la investigación, la ex Miss Sinaloa -fue desposeída de la corona al poco de ser detenida- ha sido interrogada durante todo este tiempo con un fin muy claro: "Tú no has hecho, pero has visto. Si nos dices lo que has visto, te trataremos como testigo. Si callas, serás cómplice".
Como todo el que entra de una u otra forma en el círculo del crimen, Laura Elena tuvo que elegir. Plata o plomo. Confesión o cárcel. Zúñiga Huízar fue detenida el 23 de diciembre en Zapopan, a las afueras de Guadalajara (Jalisco), en compañía de su novio y de otros seis hombres. Viajaban a bordo de dos camionetas cargadas con dos rifles de asalto R-15, tres pistolas, nueve cargadores, más de 600 cartuchos de diferentes calibres, 16 teléfonos móviles y más de 45.000 dólares. La policía llegó a ellos gracias a una llamada anónima. El jefe de la expedición era el mismísimo Orlando García, hermano de Ricardo García, alias El Doctor, famoso narcotraficante. De Orlando la policía no tiene dudas: se trata de uno de los líderes del cartel de Juárez y ha llegado a establecer alianzas con Los Zetas, el grupo de sicarios más temible (que ya es decir) del narcotráfico mexicano. Aquel 23 de diciembre, cuando la policía le preguntó a Laura Elena adónde se dirigía tan bien acompañada, ella respondió: "A Bolivia y a Colombia, de compras...".
Durante 40 largos días, los investigadores han sopesado si aquella respuesta pertenecía a un alma casi cándida o al desplante de una mujer joven pero ya bragada en los quehaceres del narcotráfico como aquella Teresa Mendoza, también nacida en Sinaloa, que retrató Arturo Pérez-Reverte en su novela La Reina del Sur. A juzgar por su puesta en libertad, la policía ha preferido confiar en su inocencia. Ahora sólo falta saber si todavía siguen confiando en ella sus viejos compañeros de viaje.
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