22 may 2009

Nashieli, mujer de izquierda

Mi amiga Nashieli, la hermana del Memo, Mamá de Amaranta y la hija de Don Gullermo y de la profesora Doña Graciela.
Nashieli, contadora de la niñez
Nuestros niños creecen con más violencia y ya no trabajan en equipo
Daniela Pastrana
El Periódico en línea.com.mx 22/02/2009;
Nashieli Ramírez Hernández hace lo que ninguna institución en el país: contar a las niñas y los niños mexicanos.
Ha desarrollado una serie de indicadores para medir la vida de más de 40 millones de personas que tienen menos de 18 años en México y desde hace cuatro años elabora, junto con la Red por los Derechos de la Infancia, el atlas más completo (y único) sobre las infancias que hay en el país.
Desde esa trinchera, advierte: “Tenemos una bomba de tiempo, nuestros niños no sólo crecen con más violencia, sino que cada vez son menos capaces de jugar, de hablar y de trabajar en equipo”.
Médico de profesión, esta “niñóloga” es además una sabueso de las políticas sociales; desmenuza los programas, sigue la pista de los presupuestos, fiscaliza las metas, las enfrenta implacable contra su pobreza de resultados. Lo hace a través de la asociación civil que creó en 2001: Ririki (“casa de lo sagrado”, en huichol).
Es la segunda de cuatro hermanos de una familia liberal capitaneada por el ex director de la Facultad de Economía de la UNAM, Guillermo Ramírez, y Graciela Hernández, maestra de preescolar.
Su nombre, que nadie escribe bien a la primera, lo debe a su abuelo materno. Significa “te quiero”, en zapoteco.
Perseverante, obsesiva, sarcástica, atea y racionalmente optimista, como ella se define, esta mujer de 49 años es la personificación del antidogma. Ha convertido las causas del feminismo en sus luchas cotidianas, pero no es feminista; su niñez está marcada por el movimiento estudiantil de 1968, pero lloró más la muerte de John Lennon que la caída del muro de Berlín; se mantiene hoy en la línea de la pluralidad política, aunque no se hace bolas: “soy de izquierda… apartidista”.
“Un amigo me dijo que la historia del siglo XX tiene un género para escribirse y es la novela negra, y lo creo”, dice.
Amaranta, su hija, es su motor. “Su papá y yo nunca hemos vivido juntos y no creo que hoy pudiera ser de otro modo, porque vas armando una vida cotidiana poco negociada. Así que ahí estamos, con un modelo de familia distinto que funciona”, jura.
Nashieli tenía ocho años cuando su padre era activista del movimiento estudiantil y recuerda el garage de su casa, en la colonia ex Hipódromo de Peralvillo, convertido en “una biblioteca” de información subversiva; también recuerda los sonidos del 2 de octubre, con ella y sus hermanos metidos debajo de la cama por instrucciones de su abuela y de su madre embarazada.
Pero a diferencia de sus amigos, que buscaron carreras teóricas, ella optó por la medicina, pues le veía más utilidad práctica. Cuando regresó “a los cuestionamientos teóricos”, con una especialización en investigación educativa en la UNAM, ya estaba cambiando el mundo. “Ya podías leer a Piaget sin culpas”, dice sonriente.
Sus obsesiones literarias (Thomas Mann, Leonardo Sciascia, Milan Kundera, César Pavese y Fernando Pessoa) le han mostrado que no hay blancos y negros, y le han enseñado a reírse de sí misma. “Porque si perdemos el humor, entonces sí está cabrón”.

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