Esta semana -madrugada del miércoles-, sin que hasta el momento se conozca el móvil de los hechos, fueron lanzadas cuatro granadas contra una casa de retiro y convento de la Iglesia Católica, ubicada en la zona de Las Pintas, en los límites de los municipios de el Salto y Tlaquepaque, que forman parte de la zona conurbada de Guadalajara.
Las autoridades de seguridad pública del Estado de Jalisco han informado que tras el atentado no hubo heridos y sólo una de las cuatro granadas de fragmentación lanzadas contra los recintos católicos detonó.
De acuerdo con las versiones dadas por las moradoras del convento y casa de retiro espiritual, las granadas que no explotaron las descubrieron el miércoles, aunque en el transcurso de la noche del martes al miércoles habían escuchado una detonación a la cual no le dieron importancia.
Las primeras hipótesis indican la autoría del atentado por parte de la delincuencia organizada, en busca de crear un ambiente de terror en las grandes capitales de México, en la disputa de los mercados de droga. Como es habitual en estos casos, la movilización de ejército y policía fue muy intensa.
La casa de retiros que fue objeto de los atentados ni el templo católico aledaño sufrieron daños en su estructura, sin embargo, la magnitud del ataque hace prever a las autoridades policiacas de una escalada de violencia en contra de la Iglesia en esta metrópoli en donde se concentra el mayor número de seminaristas y sacerdotes del país.
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