4 mar 2012

Ante la violencia en México, ceguera papal: Proceso


 Ante la violencia en México, ceguera papal/CYNTHIA RODRÍGUEZ
Revista Proceso # 1844, 4 de marzo de 2012
PALERMO, ITALIA.- No basta que el Papa diga que llevará un mensaje de paz en su próxima visita a México, o que la alta jerarquía católica declare que el viaje no busca incidir en la política interna de ese país; es necesario sobre todo que Benedicto XVI asuma una posición ante el crimen organizado, pues de otra forma lo avala y fortalece, señala en entrevista la académica siciliana Alessandra Dino.
Socióloga jurídica por la Universidad de Palermo, Dino se ha dedicado a estudiar el fenómeno mafioso y las relaciones que las organizaciones criminales, sobre todo la Cosa Nostra, han establecido desde siempre con la Iglesia católica. Señala que hasta ahora las declaraciones del Papa sobre la violencia en México han sido muy tibias.
El pasado 12 de diciembre, cuando Benedicto XVI anunció desde la Basílica de San Pedro su viaje apostólico a México y Cuba, no dedicó una sola línea de su largo discurso a la situación de violencia que priva en América Latina (http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/homilies/2011/documents/hf_ben-xvi_hom_20111212_america-latina_it.html).


“En el momento actual, mientras se conmemora en diversos lugares de América Latina el Bicentenario de su Independencia, el camino de la integración en este amado continente prosigue y contemporáneamente se advierte su nuevo protagonismo a nivel mundial. En estas circunstancias es importante que los diferentes pueblos salvaguarden su rico tesoro de fe y su dinamismo histórico-cultural, mostrándose siempre defensores de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, y que sean promotores de la paz.
“Deben tutelar a la familia de su auténtica naturaleza y misión, intensificando al mismo tiempo un vasto trabajo educativo que prepare rectamente a las personas y las haga conscientes de sus propias capacidades, de modo que enfrenten de manera digna y responsable su destino. También son llamadas a promover siempre más iniciativas adecuadas y programas concretos que propicien la reconciliación y la fraternidad, que incrementen la solidaridad y el cuidado del ambiente, que intensifiquen los esfuerzos para superar la miseria, el analfabetismo y la corrupción, y para arrancar cada injusticia, violencia, criminalidad, inseguridad civil, narcotráfico y extorsión”, indicó Ratzinger casi al final de su discurso.
A Dino la sorprende que la Iglesia se exprese en términos generales ante una situación de clara emergencia, cuando una de las noticias más impactantes en todo el mundo es la larga lista de muertos –casi 60 mil– en la “guerra contra el narco” emprendida por el gobierno de Felipe Calderón.
El pasado 22 de febrero Christopher Pierre, nuncio apostólico en México, declaró a la revista electrónica Vatican Insider que “la visita papal en México no tiene tintes electorales… La visita de Benedicto XVI es eminentemente religiosa y ajena a cualquier connotación electoral”. 
Ya 12 días antes, el 10 de febrero, durante la audiencia otorgada a los miembros de la Fundación Juan Pablo II, el propio Benedicto XVI dijo: “La tarea de la Iglesia no es la transformación del orden político ni el cambio del tejido social, sino el anuncio de Cristo. Es la caridad la que debe animar todas nuestras acciones; no se trata de hacer un mundo a la medida, sino de amarlo. Es por esto que la Iglesia no tiene como vocación principal la tranformación del orden político o el cambio del tejido social, quiere llevar la luz de Cristo, pues es él quien transformará todo y a todos”.
Connivencia
Para la investigadora es sintomático que sea otra vez en México donde la Iglesia trate con distancia los temas relativos a la gente más necesitada. Menciona que en 1975 y 1979, en sus visitas apostólicas, Juan Pablo II aprovechó para condenar a la Teología de la Liberación, movimiento que surgió en 1968 y en el cual muchos sacerdotes fundamentaban su toma de posición en favor de los pobres y desfavorecidos.
Dino, autora del libro La mafia devota. Iglesia, religión y Cosa Nostra, reflexiona acerca de las posibles consecuencias de esta falta de definición papal:
 “Me llama la atención el anuncio de los narcotraficantes que se hacen llamar Los Caballeros Templarios, quienes luego de que el arzobispo Martín Rábago solicitara paz para cuando estuviera el Papa en México, respondieron ‘positivamente’ con una tregua e incluso ofrecieron resguardar la zona ellos mismos.
 “Estos hechos obligan a reflexionar sobre el papel de la Iglesia y sus representantes eclesiásticos en un momento por demás dramático para el país, pero sobre todo acerca de la relación que los grupos criminales pueden tener con la Iglesia y con sus símbolos, importantísimos para legitimarse ante la sociedad.”
 Que la Iglesia diga solamente que el pontífice llevará a México un mensaje de paz demuestra que asume un papel poco relevante y difunde un ideario muy limitado, opina la entrevistada.
 Y agrega: “Estos enunciados del Vaticano, de que nos encomendamos al mensaje de Cristo y basta, son muy reduccionistas; en realidad el mensaje de Cristo involucra mucho más.
 “Pero más allá de lo que es el supuesto mensaje de Cristo, que obviamente a mí no me toca juzgarlo, me parece un mensaje extremadamente político del Papa, en el sentido de que no irá a manifestarse sobre la política ni en torno al cambio que debe haber en el tejido social. Si es así, entonces este mensaje conviene a los narcotraficantes porque significa la no modificación del statu quo.”
 La investigadora recuerda que en 1992 los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, que luchaban contra la Cosa Nostra, fueron asesinados en Sicilia. Meses después, el 9 de mayo de 1993, Juan Pablo II hizo una visita a la isla y ahí, en la tierra de la mafia, conminó a los criminales a que se arrepintieran.
 “Dios dijo una vez: ¡no maten! Ningún hombre, cualquiera que sea, ninguna aglomeración humana, ni la mafia, pueden cambiar ni aplastar este derecho santísimo de Dios… En el nombre de Cristo, les pido a los responsables, conviértanse, que un día vendrá el juicio de Dios”, dijo el pontífice en el Valle de los Templos, en Agrigento (http://video.google.com/videoplay?docid=-3081148180934542952#).
 La mafia, prosigue Dino, ignoró el llamado y respondió con estallidos de bombas en iglesias de Roma: la basílica de San Juan de Letrán y la iglesia de San Jorge en Velabro; ambos atentados ocurrieron el 28 de julio de 1993. Sin embargo, el mensaje del Papa marcó una gran separación entre los católicos y la mafia.
 En Italia desde hace mucho tiempo el crimen organizado necesita de la Iglesia, sostiene la especialista y enfatiza: “Muchas veces, cuando la Iglesia no toma posición, en realidad apoya las acciones del crimen organizado, como cuando el mafioso o el criminal construyen una capilla al lado de la iglesia o se encargan de reparar los centros religiosos. Los silencios de la Iglesia siempre han sido más largos, fuertes y abruptos. Si la Iglesia no habla, la mafia o el crimen organizado se valen de este factor que termina por legitimar sus hechos”.
 Así ocurre, apunta Dino, con organizaciones criminales como los llamados Caballeros Templarios, que llenan las ciudades con sus narcomantas. “Es obvio que el contexto se los permite, y el silencio tácito (en este caso de la Iglesia) es una forma de complicidad, aunque sea involuntaria. Cuando la Iglesia diga ‘no nos interesa nada’, y no como el obispo que pide tregua, sino tomando una posición fuerte y deslindándose por completo (de los delincuentes), entonces las cosas comenzarán a cambiar”.
 Menciona ejemplos de sacerdotes italianos inconformes con la práctica de que los criminales, apoyados por la Iglesia, organicen las fiestas católicas en las comunidades. Estos curas se pronunciaron abiertamente contra la delincuencia y poco a poco la sociedad ha recuperado algunos de sus ámbitos de convivencia.
 “Es verdad que esto les ha costado la vida a muchos de esos sacerdotes porque también eran casos aislados. Ahora cada vez son más y envían a la sociedad un mensaje claro: no quieren nada con los criminales. De ahí la importancia de manifestarse en contra de ellos y asumir una posición clara.”


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