8 mar 2012

Las Iglesias: a veinte años de las reformas Constitucionales


Acto de conmemoración del vigésimo aniversario de la reforma constitucional en materia religiosa 1992-2012. México, D.F., 07/03/2012
Soy ya siete mil 688 Asociaciones Religiosas.
Dijo el Secretario Alejandro Poiré:
“El día de hoy estamos celebrando 20 años de la Reforma Constitucional en Materia Religiosa concretada en 1992. Ya se ha dicho aquí que esta Reforma se dio en momento histórico para México, en ese entonces nuestro país emprendía una nueva etapa institucional que tardó en madurar, pero que estaba orientada, ciertamente, hacia la construcción de un Estado que avanzaba de manera cierta para garantizar los derechos y las libertades de todos sus habitantes.
En efecto, en ese entonces la Reforma de los Artículos 3°, 5°, 24, 27 y 130 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, merece ser recordada como el momento en que la sociedad mexicana aprobó una asignatura largamente postergada, y se dio un espacio de reconciliación.
Una vez que entró en vigor esta Reforma Constitucional y su Ley Reglamentaria, se formalizó la relación entre el Estado Mexicano y las iglesias presentes en nuestro territorio…

Es por ello que esta celebración en la que conmemoramos 20 años de la Reforma en Materia Religiosa es también una excelente oportunidad que nos invita a reflexionar. Nos invita a reflexionar sobre los aspectos pendientes, para que todas las personas en nuestro país puedan gozar más ampliamente del ejercicio de sus libertades y de sus derechos.
Este propósito requiere, como en aquél entonces, de un análisis profundo, libre de prejuicios; así como también de la buena voluntad por parte de todos los actores y todas las voces.
Actualmente, como sabemos, se encuentra en el Senado de la República una minuta para reformar el Artículo 24 Constitucional. Ahí se plantea la necesidad de armonizar nuestras disposiciones constitucionales sobre la libertad religiosa, con los compromisos internacionales que ya ha asumido el Estado Mexicano en esa materia, y con la propia Reforma Constitucional de Derechos Humanos de junio del 2011.
Un Estado genuinamente democrático exige que todos sus habitantes tengan garantizado el pleno goce de sus derechos y libertades fundamentales.
Porque el respeto a la libertad de profesar o no, individual o colectivamente convicciones fundamentales y de trascendencia, es un incuestionable valor esencial de la democracia que se basa en el reconocimiento pleno de la dignidad de la persona, en el ejercicio de la democracia.
 Como es natural en una sociedad plural, como la nuestra, convergen, por supuesto, formas de pensar diversas, y en el respeto y la tolerancia hacia la diversidad religiosa se encuentra igualmente el signo distintivo de la consolidación de un Estado democrático.
La libertad religiosa es el derecho fundamental que entraña todas aquellas libertades orientadas a asegurar a las personas la posibilidad de vivir de manera coherente y congruente con sus convicciones más profundas, de índole religiosa y no religiosa.
 Así la libertad religiosa debe de ser entendida, porque lo es como un derecho universal, que muy lejos de implicar privilegios o discriminación alguna, es una expresión de la dignidad y de la igualdad entre todas las personas.
De ningún modo conduce hacia la identificación del Estado o de sus políticas públicas con alguna religión o, incluso, con actitudes religiosas. De manera que la tarea fundamental del Estado laico no es negar la existencia de la religiosidad de la población, sino por el contrario, garantizar las condiciones óptimas para que la libertad religiosa se exprese con dinamismo  y con tolerancia en un marco de derechos, sí, y de obligaciones también.
En esta perspectiva el principio histórico de separación entre el Estado Mexicano y las iglesias y religiones debe convertirse, precisamente, en el garante del ejercicio de la libertad de religión y posibilitar, al mismo tiempo, el aporte que las iglesias, las religiones y toda persona, creyente o no creyente, realizan a favor del desarrollo nacional.
 Que el Estado Mexicano sea laico, como debe ser, no puede y no debe ser una excluyente de las libertades en materia religiosa, por el contrario, el Estado laico y el derecho a la libertad religiosa son dos principios mutuamente complementarios y  necesarios recíprocamente.
Es por ello que refrendar que México es un Estado laico y un país de libertades en el que las personas ejercen con eterna entera libertad su sentido de trascendencia no solamente es motivo de reflexión, es también motivo de celebración y de reconocimiento.
México es un país democrático en el que todas las voces deben de ser escuchadas y en el que todos podemos y debemos aportar a la construcción del bien común…”
Señoras y señores:
El próximo 1º de julio las mexicanas y los mexicanos tendremos una nueva cita histórica con las urnas para refrendar, una vez más, nuestra genuina vocación democrática. En ese marco hago un llamado a la responsabilidad de todos y cada uno de los distintos actores políticos y sociales, a actuar con mesura, con sensibilidad, con pleno ejercicio de la libertad, respetando los puntos de vista de otros y, sobre todo, actuando, en todo momento, con estricto apego a la ley.
Nuestro país requiere de la vigencia de un Estado laico fuerte, que nos dé a todos certidumbre y garantía del respeto al inalienable derecho a la libertad religiosa, y en donde la participación solidaria y cívica de los actores esté guiada por el absoluto respecto a nuestra norma…Muchas felicidades.
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Discursos completos.
Palabras del Secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, durante el acto de conmemoración del vigésimo aniversario de la reforma constitucional en materia religiosa 1992-2012. México, D.F., 07/03/2012
 Muy buenas tardes a todas y a todos.
Monseñor Víctor René Rodríguez Gómez, Obispo Auxiliar de Texcoco.
Secretario General de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Pastor Tomás Torres De Dios, Presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Ingeniero José Luis López Díaz Barriga, Presidente del Instituto de Administración y Avalúo de Bienes Nacionales.
Muy estimados ministros de culto e invitados especiales que nos acompañan.
Quiero destacar la presencia, desde luego, del Arzobispo Antonio Chedraui, Arzobispo de la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa de Antioquia.
 De Monseñor Christophe Pierre, Nuncio Apostólico del Estado Vaticano en México.
 De Monseñor Emilio Berlie
 Del doctor Ely Camas.
 De Monseñor Rafael Romo.
 De Monseñor Armando Colín.
 Del pastor Daniel de los Reyes.
 Del pastor Abner López.
 Del doctor Benjamin Rivera Leos, que por ahí andaba. Ahí atrás también nos acompaña.
 Y también de muchos otros ministros de culto que conozco. Del ingeniero Juan Alvaradejo también que hoy nos acompaña, y muchos otros más que están aquí, les pido una disculpa si no los menciono a todos de nombre, pero que a varios de ustedes he tenido el privilegio de conocer.
 Y también nos acompañan destacados académicos e investigadores de las Asociaciones Religiosas, de la religión, de la relación entre el Estado y las iglesias en nuestro país, el doctor Roberto Blancarte, el licenciado Jorge Adame y muchos otros que hoy estamos reunidos aquí en una celebración verdaderamente muy significativa.
 Les agradezco especialmente su presencia. Sean muy bienvenidos a ésta, su casa, la Secretaría de Gobernación.
 De verdad me alegra mucho poderles saludar de nuevo en esta Ceremonia Solemne que tiene mucho significado, que además, en lo particular, para mí es muy relevante, como Secretario de Gobernación, el día de hoy estoy muy honrado en presidir este evento.
Pero tengo además el privilegio de haber conocido personalmente a muchos de ustedes en esta Secretaría de Gobernación, también como Subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos.
 Y hoy de verdad es una gran ocasión. El día de hoy estamos celebrando 20 años de la Reforma Constitucional en Materia Religiosa concretada en 1992.
 Ya se ha dicho aquí que esta Reforma se dio en momento histórico para México, en ese entonces nuestro país emprendía una nueva etapa institucional que tardó en madurar, pero que estaba orientada, ciertamente, hacia la construcción de un Estado que avanzaba de manera cierta para garantizar los derechos y las libertades de todos sus habitantes.
 En efecto, en ese entonces la Reforma de los Artículos 3°, 5°, 24, 27 y 130 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, merece ser recordada como el momento en que la sociedad mexicana aprobó una asignatura largamente postergada, y se dio un espacio de reconciliación.
 Una vez que entró en vigor esta Reforma Constitucional y su Ley Reglamentaria, se formalizó la relación entre el Estado Mexicano y las iglesias presentes en nuestro territorio.
 Ello se logró gracias a la colaboración constructiva de distintos actores políticos, de hombres y mujeres de convicción, de académicos que aportaron sus puntos de vista y diferentes propuestas para el diseño de esta Reforma de gran significado.
El principal mérito de la misma es contar con una renovada y positiva interlocución que se alcanzó, que se formalizó entre el Estado y las iglesias; que consolidó además un ejercicio más amplio del derecho a la libertad de creencias y a la libertad de culto, así como en la construcción de un sistema de confianza entre las iglesias y el Estado basado en el respeto a la ley.
Es por ello que esta celebración en la que conmemoramos 20 años de la Reforma en Materia Religiosa es también una excelente oportunidad que nos invita a reflexionar. Nos invita a reflexionar sobre los aspectos pendientes, para que todas las personas en nuestro país puedan gozar más ampliamente del ejercicio de sus libertades y de sus derechos.
Este propósito requiere, como en aquél entonces, de un análisis profundo, libre de prejuicios; así como también de la buena voluntad por parte de todos los actores y todas las voces.
Actualmente, como sabemos, se encuentra en el Senado de la República una minuta para reformar el Artículo 24 Constitucional. Ahí se plantea la necesidad de armonizar nuestras disposiciones constitucionales sobre la libertad religiosa, con los compromisos internacionales que ya ha asumido el Estado Mexicano en esa materia, y con la propia Reforma Constitucional de Derechos Humanos de junio del 2011.
 Un Estado genuinamente democrático exige que todos sus habitantes tengan garantizado el pleno goce de sus derechos y libertades fundamentales.
 Porque el respeto a la libertad de profesar o no, individual o colectivamente convicciones fundamentales y de trascendencia, es un incuestionable valor esencial de la democracia que se basa en el reconocimiento pleno de la dignidad de la persona, en el ejercicio de la democracia.
 Como es natural en una sociedad plural, como la nuestra, convergen, por supuesto, formas de pensar diversas, y en el respeto y la tolerancia hacia la diversidad religiosa se encuentra igualmente el signo distintivo de la consolidación de un Estado democrático.
 La libertad religiosa es el derecho fundamental que entraña todas aquellas libertades orientadas a asegurar a las personas la posibilidad de vivir de manera coherente y congruente con sus convicciones más profundas, de índole religiosa y no religiosa.
 Así la libertad religiosa debe de ser entendida, porque lo es como un derecho universal, que muy lejos de implicar privilegios o discriminación alguna, es una expresión de la dignidad y de la igualdad entre todas las personas.
 De ningún modo conduce hacia la identificación del Estado o de sus políticas públicas con alguna religión o, incluso, con actitudes religiosas. De manera que la tarea fundamental del Estado laico no es negar la existencia de la religiosidad de la población, sino por el contrario, garantizar las condiciones óptimas para que la libertad religiosa se exprese con dinamismo  y con tolerancia en un marco de derechos, sí, y de obligaciones también.
 En esta perspectiva el principio histórico de separación entre el Estado Mexicano y las iglesias y religiones debe convertirse, precisamente, en el garante del ejercicio de la libertad de religión y posibilitar, al mismo tiempo, el aporte que las iglesias, las religiones y toda persona, creyente o no creyente, realizan a favor del desarrollo nacional.
Que el Estado Mexicano sea laico, como debe ser, no puede y no debe ser una excluyente de las libertades en materia religiosa, por el contrario, el Estado laico y el derecho a la libertad religiosa son dos principios mutuamente complementarios y  necesarios recíprocamente.
Es por ello que refrendar que México es un Estado laico y un país de libertades en el que las personas ejercen con eterna entera libertad su sentido de trascendencia no solamente es motivo de reflexión, es también motivo de celebración y de reconocimiento.
 México es un país democrático en el que todas las voces deben de ser escuchadas y en el que todos podemos y debemos aportar a la construcción del bien común.
Es por ello que aprovecho también esta oportunidad para extender mi más sincera felicitación a las siete mil 688 Asociaciones Religiosas  por las contribuciones que diariamente hacen a favor de su comunidad y de nuestro país.
 Las Asociaciones Religiosas son la dimensión institucionalizada, organizada, del derecho de la libertad religiosa y una fuente de regeneración, de reconstitución y de protección del tejido social, indispensable para México, pues coadyuvan a confirmar valores como la confianza, el respeto a la ley, la solidaridad, el sentido de pertenencia a una comunidad y a promover la solución de los problemas que enfrenta nuestra sociedad.
Muchas Asociaciones Religiosas combaten día a día las adicciones, la violencia, la desintegración familiar, toda la labor social que llevan a cabo las instituciones vinculadas con asociaciones religiosas, no solamente es encomiable, sino fundamental para el bien de nuestro país.
De otra forma, las Asociaciones Religiosas, como otras entidades de la sociedad civil, de esta forma es, precisamente, como que estas Asociaciones se convierten en el aliado natural del Estado, de las autoridades para cerrarle el paso a la delincuencia, al crimen, promoviendo valores, promoviendo el combate a las adicciones y buscando la generación de mayores oportunidades.
A todas las Asociaciones Religiosas respetuosamente las invito a que en el marco de sus enseñanzas enfaticen entre sus congregaciones, muy especialmente, el sentido de responsabilidad de la persona, la responsabilidad de ser mejor, de buscar la felicidad, de servir a la familia, de servir a la comunidad, de servirle a nuestro país.
La responsabilidad de forjarse un futuro de mayores oportunidades con el respaldo, por supuesto, y el cumplimiento de las obligaciones por parte del Gobierno que hace su parte todos los días; pero la responsabilidad personal de lograr la trascendencia en el bien.
Señoras y señores:
El próximo 1º de julio las mexicanas y los mexicanos tendremos una nueva cita histórica con las urnas para refrendar, una vez más, nuestra genuina vocación democrática. En ese marco hago un llamado a la responsabilidad de todos y cada uno de los distintos actores políticos y sociales, a actuar con mesura, con sensibilidad, con pleno ejercicio de la libertad, respetando los puntos de vista de otros y, sobre todo, actuando, en todo momento, con estricto apego a la ley.
Nuestro país requiere de la vigencia de un Estado laico fuerte, que nos dé a todos certidumbre y garantía del respeto al inalienable derecho a la libertad religiosa, y en donde la participación solidaria y cívica de los actores esté guiada por el absoluto respecto a nuestra norma.
Las Asociaciones Religiosas cuentan y contarán siempre con la confianza y el respaldo decidido del Gobierno Federal, en el marco de nuestra ley.
Como Secretario de Gobernación les reitero mi disposición al trabajo conjunto y al diálogo franco para realizar las transformaciones que México requiere.
Nuestro país, lo sabemos, se encuentra en un proceso de transformación institucional muy profundo, que a veces se nos pierde de vista, pero que tiene implicaciones muy relevantes y muy importantes para la seguridad de las personas, la seguridad en sus libertades, en sus derechos, en su vida cotidiana.
Este marco de transformaciones nos exige encontrar corresponsablemente mecanismos para avanzar en la construcción de un país que haga de la pluralidad un pilar auténtico de nuestra democracia, de la tolerancia también, en la que se suman todas las voces y todas las voluntades, desde sus diferentes perspectivas para construir un mejor futuro.
Los invito a todos a que sigamos trabajando juntos en dicho esfuerzo, para seguir cultivando la semilla de un México más justo, más seguro, más próspero y más democrático para todos.
Muchas felicidades.
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DIVERSAS INTERVENCIONES
Gustavo Mohar Betancourt, Subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos.
Con su permiso, señor Secretario.
Distinguidos miembros del presídium.
Respetables representantes de las Asociaciones Religiosas que muy amablemente aceptaron acompañarnos a esta convocatoria.
Colegas, funcionarios de asuntos religiosos de los gobiernos estatales y municipales presentes.
Destacados miembros de la sociedad y del sector académico que nos honran hoy con su presencia.
Señoras y señores:
Hace 20 años la larga y compleja historia de las relaciones entre el Estado Mexicano y las iglesias llegó a un punto de inflexión, en el que se dieron las condiciones para reformar nuestro marco constitucional.
Uno de los aportes históricos de dicha reforma, fue armonizar en el marco de la ley la intensa vida religiosa de los mexicanos con el carácter laico del Estado. Se reafirmó así el principio de separación entre el Estado y las iglesias.
La Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, producto de esa reforma, recogió varios y nuevos principios jurídicos. Por ejemplo, la autonomía de toda Asociación Religiosa sobre su gobierno interior o el principio de igualdad de cualquier iglesia ante la ley, sea la más pequeña comunidad de creyentes o aquellas iglesias y denominaciones religiosas que tienen presencia a lo largo del territorio nacional.
En términos prácticos, la principal herencia de aquella reforma fue la creación de la figura jurídica de la Asociación Religiosa, a través de la cual toda agrupación con este carácter que cumpla y satisfaga los requisitos que marca la misma ley, puede tener personalidad jurídica propia ante cualquier autoridad y ante cualquier persona física o moral.



En ese ánimo, quisiera brevemente compartir el significado que ha tenido esa reforma, y que tiene hoy en nuestros días el cómo se materializa en concreto desde una perspectiva de administración pública, y darles una somera idea de la variedad y volumen de los trámites y servicios que ofrece la Secretaría de Gobernación en cumplimiento al mandato previsto en dicho ordenamiento legal.

Como señalé, la figura jurídica de la Asociación Religiosa se ha consolidado como el vehículo idóneo para que las comunidades de fe presentes en el territorio nacional adquieran una adecuada personalidad, ejerzan sus libertades y cumplan a la vez con las obligaciones que les son propias como sujetos de pleno derecho en la sociedad mexicana.

La relación cotidiana entre las Asociaciones Religiosas y el Gobierno se expresa, por ejemplo, en los cerca de 400 mil trámites y servicios que se han desahogado del primero de diciembre del 2006 a la fecha, fundamentalmente en la Dirección General de Asuntos Religiosos, de los que da cuenta año con año los informes de labores de esta Secretaría de Gobernación.

Los nuevos trámites que establece la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público que se llevan ante esta dependencia se encuentran todos debidamente registrados ante la Comisión Federal de Mejora Regulatoria.

Destaca el trámite que tal vez sea el de mayor significado, el Registro Constitutivo en sí de las Asociaciones Religiosas. El Catálogo General de la Secretaría de Gobernación sumará, considerando los 10 nuevos registros que hoy enfrentamos un total de siete mil 688 Asociaciones Religiosas.

Asimismo, el Gobierno Federal ha llevado a cabo importantes esfuerzos para divulgar con mayor alcance y penetración los beneficios que ofrece esta ley a todas las comunidades religiosas, tengan o no registro.

Se han intensificado los talleres de capacitación y la innovación tecnológica; es el caso de los trámites digitales, los buzones electrónicos y los buzones telefónicos. Herramientas que permiten poner a disposición de un mayor número de iglesias, agrupaciones y asociaciones, el conjunto de los beneficios que esta ley dispone.

Desde el año pasado el el Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales, representado aquí por su Presidente, con la Secretaría de Gobernación, iniciamos un programa de armonización tecnológica y jurídica de nuestros respectivos registros, archivos y expedientes en torno a los bienes inmuebles propiedad de la Nación en uso de las Asociaciones Religiosas.

Un esfuerzo de esta naturaleza no se había llevado a cabo en los 20 años de vigencia de la actual legislación. En esta ceremonia, precisamente, el Presidente del INDAABIN entregará los primeros Certificados de Derecho de Uso de manera simbólica, producto de este proyecto conjunto.

Finalmente, en el marco de esta conmemoración nos es muy grato poner en sus manos un ejemplar del libro “Panorama de las Religiones en México”, publicación coeditada entre esta dependencia y el INEGI, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, la cual aporta una imagen general de las características de la población del país de acuerdo a su afiliación religiosa.

Señor Secretario.

Señoras y señores:

Por todo lo que he dicho, para mí es un enorme privilegio, y como Subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos, darles una respetuosa bienvenida a este Acto Conmemorativo del Vigésimo Aniversario de la Reforma en Materia Religiosa.

Sepan ustedes que esta Secretaría y la Subsecretaría que está a mi cargo continuará trabajando incesantemente junto a ustedes, asumiendo responsablemente la función de ser interlocutora del Estado Mexicano frente a las comunidades de fe, y garante del respeto a la citada ley.

Muchísimas gracias, y bienvenidos de nuevo.

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José Luis López Díaz Barriga, Presidente del Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales.

Apreciable doctor, Alejandro Poiré Romero, Secretario de Gobernación.

Señores representantes de las Asociaciones Religiosas.

Miembros del presídium.

Distinguido auditorio.

En nombre del Secretario de la Función Pública, el contador Rafael Morgan Ríos, me permito transmitirles sus saludos y agradecerles la oportunidad de estar presentes en este importante acto en el Marco de la Conmemoración de los 20 años de Reconocimiento Jurídico de las Asociaciones Religiosas, y de la Promulgación de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público.

En el que también tendremos la oportunidad de entregar simbólicamente, como ya lo comentó el Subsecretario, Certificados de Derecho de Uso de inmuebles federales a las Asociaciones Religiosas que hoy nos acompañan, y que representa el compromiso del Gobierno Federal para que a través de la Secretaría de la Función Pública, el INDAABIN en coordinación con la Secretaría de Gobernación, de atender las instrucciones del Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, de procurar, en todo momento, dar certeza jurídica a las Asociaciones Religiosas de la posesión de los inmuebles federales destinados al culto público.

En breve, el Secretario de la Función Pública, Rafael Morgan Ríos y el INDAABIN, en coordinación con la Secretaría de Gobernación, estaremos visitando las distintas comunidades religiosas en los estados de la República, para entregarles directamente estos certificados de derecho de uso, que son, sin duda, un instrumento que garantiza certeza jurídica y la vigencia del Estado de Derecho dando la seguridad de la propiedad y uso de los inmuebles federales dedicados al culto religioso, beneficiando a los miles y millones de feligreses que utilizan los servicios que proporcionan los templos y que, sin lugar a dudas, son también ahora una de las columnas para alcanzar un México seguro, prioridad para la Administración del Presidente Calderón.

A lo largo de la historia la relación entre el Estado y las Asociaciones Religiosas ha sido compleja, pero también ejemplo de lo que con el diálogo y el respeto se puede obtener en beneficio de la sociedad. Más allá de las creencias religiosas personales, debemos reconocer la aportación que cada asociación religiosa realiza a favor de la sociedad.

Recordemos que a partir de 1859 cuando el Presidente Benito Juárez expidió la Ley de Nacionalización de Bienes Eclesiásticos nace la necesidad de contar con un registro de los inmuebles federales destinados al culto público; bienes, muchos de ellos, que hoy forman parte viva de la historia de nuestra Nación.



Desde principios del Siglo XX cuando el Presidente Porfirio Díaz encarga al Ministerio de Hacienda realizar un inventario de inmuebles religiosos de propiedad federal, al día de hoy, pasando por la Reforma de 1992, han ocurrido numerosos cambios.

Hoy la Secretaría de la Función Pública, a través del INDAABIN, es la responsable del inventario y de la propiedad federal de más de 66 mil 500 inmuebles federales en uso de Asociaciones Religiosas y tiene el compromiso de cumplir las instrucciones del Presidente de la República Felipe Calderón , de entregar, antes de finalizar el presente año, al menos el 90 por ciento de los Certificados de Derecho de Uso de inmuebles federales a las Asociaciones Religiosas.

El Gobierno Federal es consciente de que con el surgimiento de nuevas y numerosas iglesias en nuestro país durante los últimos 70 años, algunas de ellas representadas aquí el día de hoy, es prioritario tener la certeza jurídica que requieren las Asociaciones Religiosas respecto al uso de inmuebles que tienen destinados para el ejercicio del culto público, compromiso que refrendamos en este acto la Secretaría de la Función Pública y e INDAABIN para trabajar en reciprocidad con la Secretaría de Gobernación.

Precisamente, eso es lo que hoy venimos a refrendar: El compromiso del Estado con las iglesias y la ciudadanía para mantener en orden y de manera responsable el resguardo del patrimonio de todos los mexicanos, responsabilidad que la Secretaría de la Función Pública y el INDAABIN comparten con cada una de las Asociaciones Religiosas registradas ante la Secretaría de Gobernación.

El acto de hoy, como muchos otros del actual Gobierno Federal, significa el ejercicio pleno para vivir en un Estado de Derecho y no en un Estado de simulación  como en el pasado.

Por esa razón, hoy con esta entrega simbólica que realiza el Gobierno Federal, a través de la Secretaría de la Función Pública y su órgano desconcentrado el INDAABIN, en coordinación con la Secretaría de Gobernación, estaremos cumpliendo con el compromiso de regularizar la entrega de Certificados de Derecho de Uso de inmuebles federales e iniciamos una serie de actos que culminarán, como antes lo mencioné, con la visita y entrega de esos certificados a las diferentes comunidades religiosas establecidas en la Republica Mexicana.



Hace poco más de cinco años iniciamos un proyecto humanista de Gobierno con un objetivo muy claro: Transformar a México en un país más seguro, más prospero y más justo.

Hoy reiteramos el compromiso del Presidente Felipe Calderón, el de la Secretaría de la Función Pública, del INDAABIN y del Gobierno Federal de trabajar por la legalidad y el respeto pleno a las diversas formas de pensamiento, muestra de la pluralidad y libertad que existe en nuestro país.

 Muchas gracias.

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Monseñor Víctor René Rodríguez Gómez, Secretario General de la Conferencia del Episcopado Mexicano.

Apreciable doctor Alejandro Poiré Romero, Secretario de Gobernación.

Licenciado Gustavo Mohar Betancourt, Subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos.

Señores integrantes del presídium.

Apreciables líderes religiosos y estudiosos de la religión en México, que hoy nos acompañan.

México es un país de contrastes. Desde su geografía hasta las distintas expresiones culturales  que nos muestran un gran mosaico que nos hace ver la gran riqueza del país que poseemos. Riqueza integrada fundamentalmente por su gente, su raza y su cultura.
Dentro de esta riqueza no podemos pasar por alto el fenómeno religioso, el pueblo de México es religioso por naturaleza, y como tal la fe que profesa es parte de nuestra misma esencia.

Desde los cultos prehispánicos, pasando en su momento por una religión de Estado, hasta la diversidad religiosa que hoy en pleno Siglo XXI nos toca vivir, no podemos ignorar la dimensión pública de la religión en una sociedad marcada por la ciencia y la tecnología.
Nuestra corta historia ha sido también marcada por un conflicto de dimensiones religiosas que llegó prescribir con leyes toda manifestación de la religión en el ámbito público.

No obstante, nuestro pueblo mantuvo el patrimonio intangible de su fe religiosa. Diálogos, acercamientos, acuerdos, intervenciones en privado y en público a lo largo de nuestra historia, llevó a lo que hoy estamos celebrando como reconocimiento de las iglesias a nivel constitucional y su propio marco jurídico.

Mil novecientos noventa y dos es el inicio de esta nueva relación enmarcada en el nuevo contexto de la diversidad religiosa de entonces y que hoy vive México.

Si bien este reconocimiento que se hace en la década de los noventa a las diferentes denominaciones religiosas fue un avance en el camino hacia las libertades religiosas, estamos todavía lejos de lograr un pleno cumplimiento de la misma.

México ha vivido en los últimos años cambios acelerados en muchos campos de la vida social y política. No tanto como debiéramos en materia religiosa.

Da la impresión de que seguimos en muchos aspectos anclados en el pasado. De ahí que está en juego la continuidad de unas pautas de comportamiento personal y social vinculadas a nuestra cultura y a nuestra identidad.

Es lamentable que a veces se promulguen leyes cada vez más alejadas del humanismo y de los valores que impulsan las religiones.

El servicio que prestan las iglesias a la sociedad en orden pre-político de las ideas y valores morales, de las imágenes globales del hombre y de la vida, es de gran magnitud y de suma importancia.

Las sociedades democráticas tienen el riesgo de vaciarse éticamente, de caer en el consumismo sin sentido, la indiferencia y la insensibilidad moral, con sus consiguientes resultados de aumento de la agresividad, la criminalidad, el desprestigio de las instituciones y de las leyes, se abandonan la centralidad de la persona en sus formas de organización y de relación.

De aquí la importancia del aporte de las iglesias con la formación en los valores humanos y, sobre todo, en la promoción de la vida humana.
En una sociedad democrática deben existir grupos sociales, religiosos y culturales que se ocupen de una irrigación espiritual y ética de los ciudadanos, para que luego ellos, en el libre ejercicio de sus derechos y su participación política, transmitan al Estado el reflejo de estas sensibilidades morales y exijan a quienes aspiran al poder político o lo ejercen, el respeto, la protección y la promoción de esta savia espiritual sin la cual no puede existir una sociedad libre ni una ciudadanía responsable.

Por eso es urgente que nuestra sociedad promueva un debate sereno, plural y respetuoso sobre los temas de calado antropológico y ético que evita el riesgo de excesiva politización y confrontación, como a veces lo estamos viviendo.

Concluyo diciendo que hoy en México necesitamos hombres y mujeres con liderazgo, que se hagan presentes en la vida pública para aportar toda la riqueza de valores que aportan los diferentes grupos religiosos.

Hoy nuestros enemigos no están entre nosotros, no es el momento de enzarzarnos en discusiones estériles que no nos llevan a ninguna parte, más que a la división.

Nuestra lucha debe ser por un México incluyente, donde no haya discriminación por raza, religión o género.

Nuestro enemigo a derrotar es la cultura de la muerte, el relativismo moral y el materialismo que están destruyendo la dignidad de la persona humana.

Hagamos de nuestro país un lugar de hombres y mujeres libres que luchan por la justicia, la paz, la participación ciudadana y el fortalecimiento del Estado y sus instituciones.

Muchas gracias.

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Pastor Tomás Torres De Dios, Presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Asociación Religiosa.

Doctor Alejandro Poiré Romero, Secretario de Gobernación.

Licenciado Paulo Tort Ortega, Director General de Asociaciones Religiosas. Buenas tardes.

Dirigentes de las diversas Asociaciones Religiosas que tienen su actuar en México.

Líderes. Bienvenidos.

Damas y caballeros:

Éste es un momento muy significativo, es un día muy histórico.

México ha vivido, como se ha mencionado, etapas muy importantes no solamente en la historia, sino también en la cultura.

Hoy estamos celebrando una Reforma muy importante para las Asociaciones Religiosas en el país.

Los Artículos 3º, 24, 27 y 130 dieron como origen la promulgación de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, es decir, han pasado 20 años que nos permiten ver hacia atrás y ofrecer algunas opiniones reflexivas para enmarcar los beneficios de estas iniciativas del Gobierno Federal.

En primer lugar, quiero mencionar uno de los importantes beneficios que surgieron de esta Reforma: Fue el reconocimiento en el orden jurídico nacional de las diversas y persistentes manifestaciones religiosas y del culto público, creando para ellas un marco legal adecuado que las autoriza para que, de acuerdo con sus estatutos internos, determinen tanto a sus representantes como a sus entidades y divisiones internas.

Además, esta Reforma Constitucional trajo como garantía la no intervención de las autoridades de los Tres Órdenes de Gobierno en la vida interna de las asociaciones religiosas debidamente constituida.

El reconocimiento del derecho de las Asociaciones Religiosas para constituir un patrimonio propio, así como para celebrar todo tipo de acto jurídico con el cumplimiento de su objeto, es decir, la facultad para difundir sus creencias y alentar la participación desde el púlpito, generó seguridad jurídica y transparencia en la adquisición de bienes de las Asociaciones Religiosas.

Esta es una mención que merece el reconocimiento de todos los participantes.

En este nuevo orden de asuntos nos permite señalar que a tal grado son relevantes y particulares las Asociaciones Religiosas, que el poder reformador de la Constitución creó una ley reglamentaria del Artículo 134, dando paso a una figura jurídica especial que complementa y garantiza la libertad religiosa prevista en el Artículo 24 de la carta magna, misma que debido a la reciente Reforma Constitucional publicada en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio del 2011 fue elevada al rango de los derechos humanos.

Otro de los beneficios que se deriva de esta Reforma en mención es el reconocimiento de la calidad de ministro de culto, a quienes se les reconoció capacidad para ejercer el derecho de voto, únicamente reglamentando sus derechos a ser votados.

En la materia de migración se creó una calidad migratoria especial para dichos ministros, a efecto de cumplir, de permitir la participación en el culto público dentro del territorio mexicano de ministros extranjeros una vez satisfechos debidamente los requerimientos de la ley establecidos para estos casos.

Hoy muy claramente podemos comparar lo efectivo que era el régimen anterior, ya que en el texto original de la Constitución de 1917 establecía lo siguiente:

Por ningún motivo se revalidará, otorgará dispensa, o se determinará cualquier otro trámite que tenga por fin dar validez en los cursos oficiales, a estudios hechos en los establecimientos destinados a la enseñanza profesional de los ministros de los cultos.

La autoridad que infrinja esta disposición será penalmente responsable, y la dispensa o trámite referidos será nulo, y traerá consigo la nulidad del título profesional para cuya obtención haya sido parte de la infracción de este precepto.

Por las garantías que ofrece este nuevo escenario de legalidad en el trato de los medios de culto, y su reconocimiento como ciudadanos es digno magnificar y reconocer cuán incluyente resulta tener plasmado en nuestra Constitución y la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público dichas atribuciones, responsabilidades y privilegios.

En el marco de la libertad que nos arropa como mexicanos, esta Reforma Constitucional reforzó la confianza hacia nuestras autoridades y sus respectivas instituciones.

Por lo tanto, es digno de reconocer el servicio ofrecido de parte de la oficina de la Dirección General de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de Gobernación, al atender de manera profesional y sin distingos de creencias cada asunto debidamente solicitado.

Al observar y participar de estas oportunidades y privilegios específicamente como Asociaciones Religiosas se debe pugnar desde el interior de cada Asociación Religiosa, cumplir con los requerimientos establecidos por la autoridad competente en este ramo, y solicitar a los gobiernos debidamente constituidos seguir impulsando más reformas que garanticen el bienestar y el respeto a la libertar religiosa en nuestro país.

Así como abrir espacios en los medios de comunicación que estén al alcance de las Asociaciones Religiosas por igual, para la difusión de los principios y valores morales que tanta falta hacen en nuestra sociedad moderna.

En lo particular, en nombre de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, con 120 años de arraigo en México, reiteramos nuestro compromiso de respeto y colaboración a todos los programas del Gobierno Federal y estatal, siempre y cuando estos estén orientados a la búsqueda del bienestar integral de la familia y del individuo como persona.

Además, celebramos con respeto y responsabilidad este Vigésimo Aniversario de la Promulgación de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público.

Sin embargo, quiero invitar a todas las Asociaciones Religiosas debidamente constituidas que no dejemos de aprender de nuestro pasado, que impactemos nuestro presente compartiendo esperanza, gozo y el verdadero amor unos con otros; y nos comprometamos a abrazar nuestro futuro mostrando a la sociedad el poder transformador y sanador del Evangelio.

En buena hora y muchas gracias.

 (Entrega de Certificados de Derecho de Uso para Asociaciones Religiosas)

lejandro Poiré Romero, Secretario abanderó a las escoltas representativas del Seminario Conciliar de México y la Iglesia Metodista de México; asimismo, tomó la protesta a las nuevas Asociaciones Religiosas.

- Secretario de Gobernación, Alejandro Poiré: Escoltas representativas del Seminario Conciliar de México e Iglesia Metodista de México, y representantes de las Asociaciones Religiosas que hoy reciben su Certificado de Registro Constitutivo:

Vengo en nombre de México a encomendar a vuestro patriotismo esta Bandera que simboliza su independencia, su honor, sus instituciones y la integridad de su territorio.

Protestáis honrarla y defenderla con lealtad y constancia.

- Voces a coro: Sí, protesto

- Secretario de Gobernación, Alejandro Poiré: Al concederos el honor de ponerla en vuestras manos, la Patria confía en que, como buenos y leales mexicanos, sabréis cumplir vuestra protesta.

 (Honores a la Bandera)

 (A continuación hizo uso de la Palabra el Secretario de Gobernación Alejandro Poiré)

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