Trump presiona a los demócratas al vincular el futuro de los ‘dreamers’ con una política migratoria restrictiva...,. ; dice que no habrá acuerdo sobre DACA sin muro y cambios en los programas legales de inmigración
En un mensaje en Twitter, el presidente de EU, insistió en vincular un pacto con la oposición demócrata que renueve el programa DACA, que evita la deportación de los dreamers .
“A los demócratas se les ha dicho, y lo han entendido completamente, que no puede haber DACA sin el desesperadamente necesario muro en la frontera sur y el fin de la horrible inmigración en cadena y el ridículo sistema de lotería migratoria, etc. ¡Debemos proteger nuestro país a cualquier coste!”, escribió Trump desde su club de Mar-a-Lago, en West Palm Beach, donde pasa las vacaciones navideñas.
Lo que es un hecho o es que si el Congreso no actúa, el programa finalizará el 5 de marzo...
Los dirigentes demócratas confían en alcanzar antes de entonces un acuerdo con el presidente sobre los dreamers...
Trump aseguró recientemente en una entrevista al Tienes que los demócratas coinciden en la necesidad de hacer cambios al programa de inmigración en cadena, que desde 1981 ha facilitado la llegada de 20 millones de personas con familiares en EU, y al sistema de sorteo por el que Washington concede unos 50 mil visados al año a ciudadanos de países con bajas tasas de inmigrantes en el país.
El Gobierno Trump ha puesto con fuerza el foco en ambos programas en las últimas semanas al relacionarlos, sin ofrecer pruebas concluyentes, con casos de amenaza terrorista.
Ocho de cada diez beneficiarios del programa DACA son mexicanos....
En agosto de 2012 Obama aprobó el programa que impedía la deportación de los jóvenes si cumplían ciertas condiciones de edad y tiempo de estancia en EU, y además no tenían antecedentes penales.
Son cerca de 780.000 los jóvenes que han conseguido la protección de esta iniciativa hasta marzo de este último año; la edad promedio es 25 años; solo tenían seis y medio cuando pisaron suelo estadounidense, un 98,1% se reconoce como bilingüe.
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Las columnas políticas hoy, 30 de diciembre de 2018..
Tempo Mayor de Reforma/
EL QUE casi se priva del berrinche fue el senador, ahora ex perredista, Fernando Mayans Canabal, quien dio el monrealazo en Tabasco.
COMO NO resultó candidato del Frente PAN-PRD-MC a la gubernatura, decidió denunciar el proceso que originalmente había avalado, acusó que hubo dedazo sin presentar alguna prueba y, por supuesto, terminó sumándose a Morena de la mano de Andrés Manuel López Obrador.
QUIEN resultó ganador de la consulta vía encuestas que hizo el PRD en Tabasco -donde actualmente es gobierno- fue el alcalde Gerardo Gaudiano, quien era, según dicen, el favorito del gobernador Arturo Núñez.
PARA más señas, Mayans Canabal se hizo famoso hace un año cuando fue exhibido bromeando, junto con otro senador, sobre la aprobación de la ley contra la trata de personas, al argumentar que él como "usuario" también tenía derechos.
AL VERSE derrotado, Mayans salió con que hubo imposición, que él tenía otras encuestas y se cambió la camiseta, aunque en Morena no tiene tampoco ninguna posibilidad de ser candidato, ya que ahí fue el propio AMLO quien designó a Adán Augusto López. Y ya se sabe que lo que diga su dedito es lo que se hace.
DONDE también tendrá que haber una operación cicatriz urgente y muy fina es en el PRI de Veracruz. Y es que, si bien todos los implicados en la disputa por la gubernatura se apellidan Yunes, no siempre se sientan en la misma mesa.
SEGÚN CUENTAN, el senador Héctor Yunes Landa no está nada contento porque la dirigencia nacional tricolor, que encabeza Enrique Ochoa, lo dejó chiflando en la loma con la candidatura a gobernador. Tanto al legislador como a sus huestes, que no son pocas, les provocó indigestión la nominación del tocayo de "Pepe" Meade, el también senador "Pepe" Yunes.
QUIENES saben cómo se cocina el arroz a la tumbada comentan que habrá que estar muy al pendiente de pa' dónde enfila esos apoyos Héctor Yunes el día de la elección. En una de ésas, dicen, podría haber sorpresas jarochas.
DE NO CREERSE los métodos a los que recurrió el diputado Mauricio Toledo para ¿extorsionar?, digamos presionar al gobierno de la CDMX a fin de que aumentara la partida de recursos para Coyoacán.
CUENTAN que mandó a un grupo de empleados a montar un plantón frente ¡al domicilio! del secretario de Finanzas, Édgar Amador. La agresión llegó al punto de ni siquiera permitir que los familiares del funcionario entraran a su propia casa.
Y NO le dejó una cabeza de caballo en su cama, nomás porque Toledo no ha visto "El Padrino".
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Frentes Políticos/Excelsior...
I. Los inteligentes. Todos ganan. Cuando se trata de manejar la maquinaria legal, son los más doctos. Los “diputados chapulines” del PRD ya analizan la posibilidad legal de ser candidatos a diputados locales o alcaldes, sin dejar su curul en San Lázaro, con lo que seguirían cobrando jugosos apoyos económicos y dietas, al mismo tiempo que hacen proselitismo. Le darían la vuelta al artículo 62 de la Constitución. Pero no les importa. Benito Nacif, consejero del Instituto Nacional Electoral, afirmó que la restricción de ser candidato y a la vez legislador federal depende de los requisitos que se presenten en las constituciones locales. Insaciables es un buen término.
II. Alto riesgo. Ser político en cualquier territorio de la República Mexicana parece ser una sentencia de muerte. En menos de 24 horas, dos precandidatos perredistas fueron asesinados en los estados de Guerrero y Jalisco. La escalada de violencia contra el sol azteca no para. Ángel Ávila Romero, secretario general del partido, condenó los crímenes del edil de Petatlán, Guerrero, Arturo Gómez Pérez, y del diputado Saúl Galindo Plazola, además exigió su esclarecimiento inmediato. Demandó al Instituto Nacional Electoral que, junto con las autoridades, diseñe una estrategia de prevención contra la violencia. ¿Acabar con la delincuencia no le parece una buena idea?
III. ¿Listos? Han pasado meses lanzando acusaciones y llegó el momento de sustentarlas. El gobierno panameño extraditará el 4 de enero a México a Roberto Borge, exgobernador de Quintana Roo, reclamado por delitos de corrupción. Borge, quien ayer viernes cumplió 38 años, será entregado a las autoridades mexicanas en el aeropuerto Howard, en la Ciudad de Panamá. Finalmente responderá ante la justicia mexicana por peculado, desempeño irregular de la función pública y aprovechamiento ilícito de poder. Eso si no se les diluye el caso entre averiguaciones mal integradas.
No sería la primera vez.
IV. Espíritu navideño. Un juez federal de Estados Unidos liberó a Carlos Villalobos Organista, exsecretario de Hacienda en la administración de Guillermo Padrés Elías, tras pagar una fianza de 20 mil dólares. Fue acusado por autoridades estatales y federales de desviar recursos destinados a salud, educación y seguridad. El exfuncionario estatal pasó más de ocho meses recluido en el Centro de Procesamiento Migratorio de Eloy en Arizona, desde el pasado martes 4 de abril de 2017. No podrá dejar Estados Unidos y estará acudiendo a la Corte porque su juicio sigue en curso.
¿También allá “dinero mata ley”?
V. Adiós turismo. A toda acción, corresponde una reacción y eso lo está comprobando el Presidente de Estados Unidos. Más de un millón de mexicanos dejó de visitar el país vecino del norte, entre noviembre de 2016 y junio pasado, de acuerdo con datos de la Oficina Nacional de Viajes y Turismo de dicha nación. Este descenso se presentó desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca, en gran parte por sus declaraciones en contra de los migrantes mexicanos, las cuales han sido muy polémicas. Algunas personas con familiares en EU han desistido de viajar, unas por seguridad y otras por enojo ante las políticas del mandatario estadunidense. Ellos son los que pierden. Tourism Economics, que analiza datos sobre viajes internacionales, señala que el descenso de mexicanos que viajan a EU representa una pérdida de casi dos mil 700 millones de dólares en la derrama económica. ¡Qué buen desquite!
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Mañana es el último día/Jorge Alcocer V.
Reforma 30 Dic. 2017
Debe ser por los traumas originados por los asesinatos de Obregón y Colosio, que aunque separados por casi siete décadas, comparten la afectación a las condiciones de desarrollo de la vida nacional. Fueron, como decía el doctor Antonio Alonso Concheiro, "hechos portadores de futuro".
Álvaro Obregón fue asesinado por José de León Toral siendo la víctima presidente Electo, en tanto que Mario Aburto privó de la vida al candidato presidencial Luis Donaldo Colosio. La vía para llenar el vacío fue diferente en cada caso. En el primero fue el Congreso de la Unión quien designó al que, como interino, se hizo cargo del Poder Ejecutivo una vez cumplido el plazo legal. En el caso de Colosio, el PRI procedió a realizar una segunda postulación, previa verificación del cumplimiento de los requisitos aplicables del artículo 82 de la Constitución sobre cargos, licencias y plazos.
Son dos fracciones del citado artículo las que regulan el asunto. La V, que aplica a los miembros del Ejército (incluye Defensa y Marina de Guerra), y la VI, que comprende a los secretarios o subsecretarios de Estado, al fiscal general de la República (aún llamado procurador), a los gobernadores y al jefe de Gobierno de la Ciudad de México. En todos esos casos la separación del servicio activo, o del puesto, debe ocurrir, al menos, seis meses antes del día de la elección.
Según Cronos mañana domingo es el último día del año, y también para que quienes, señalados en el 82 constitucional en los términos antes referidos, hagan su trámite para seguir encartados, por lo que se ofrezca. Si lo hacen después, será inútil, estarán fuera de la jugada en caso de requerirse relevo, esperemos que no por la misma causa de 1928 y 1994.
En efecto, como el día de la elección presidencial será el domingo 1o. de julio del año que está por dar inicio, los seis meses que dispone la Carta Magna comprenden de enero a junio de 2018, exactamente. Sin importar el número de días de cada mes. Para la comprensión integral de lo anterior mis amigos abogados recomiendan tener a la vista la Tesis S3EL 014/2004 del TEPJF.
Que se sepa, tanto el general secretario de la Defensa Nacional como el almirante secretario de Marina están firmes en sus cargos, así que los dejaremos de lado. Dice la calle que el 3 de enero dejarán sus puestos los titulares de Segob, Sedatu, Sedesol y SCT, también la de Función Pública, que tiene licencia del Senado, por lo que su cuento es otro. Para los primeros, la separación los encarta como potenciales candidatos a diputado federal o senador, cargos para los que el requisito de separación del puesto actual es de 90 días antes del de la elección; pero no para la Grande.
Los gobernadores de los estados y el jefe de Gobierno están en situación parecida, porque sobre ellos está abierto el debate de la posible aspiración a ser candidato plurinominal al Senado, por la omisión que se registra en el artículo 58 y su remisión al 55, ambos de la Constitución. Que se sepa, el que hasta hoy sigue deshojando la margarita es el jefe de Gobierno capitalino, por doble motivo.
Que Ricardo Anaya sea el candidato presidencial del Frente está por verse. Pero si no lo es, el PRD va a necesitar uno de urgencia y Miguel Ángel Mancera podría no estar habilitado para el efecto, a menos que mañana deje su cargo. En todo caso, si lo deja y no se requiere, puede aprovechar el viaje para explorar su eventual candidatura para senador plurinominal y así no tener que hacer el oso de la amnesia dos veces en tan corto tiempo.
Queda el debate (o especulación) de lo que pasa si el PRI cambia de candidato. El chisme se vuelve comidilla durante unos días u horas desde que en 1969 se dejó correr el que atribuía al presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, haber ordenado a Alfonso Martínez Domínguez, presidente del PRI, tener listo un posible cambio de abanderado. Sobre lo ocurrido en las horas siguientes a la muerte de Colosio yo he dado en este mismo espacio mi versión de los hechos que me constaron.
El plazo se cumple mañana.
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La raíz del nervio tricolor
SOBREAVISO / René Delgado
Reforma, 30 Dic. 2017
Con nervios de acero... y miedo actúan el tricolor y la administración. Algo de incuria y temor nutre su altanería y arrojo.
El alma de esa actitud contradictoria se explica en la angustia que les provoca imaginarse, de nuevo, fuera de la residencia de Los Pinos sin poder justificar el desalojo y, además, verse obligados a rendir cuentas de lo hecho y deshecho durante el sexenio, sobre todo, tras incorporar la cárcel como parte de la arena política.
Por eso, el engreimiento y la inseguridad. Firme el titubeo.
De lo acontecido durante el año no puede ignorarse cómo muchas de las acciones, omisiones y reacciones de la administración y su partido partieron del ansia de prevalecer a como dé lugar o, bien, de tomar providencias ante lo que podría ocurrir si son desplazados. En más de un ámbito, la conducta política, administrativa, partidista o legislativa oficial no se fincó en el interés nacional, sino en la defensa del grupo que se hizo de Los Pinos.
Cierto, el origen de algunos problemas que impactaron al país fue externo, pero -aun en esos casos- el encaramiento oficial antepuso el interés grupal. La ansiedad por darle continuidad a su proyecto o la angustia de rendir cuentas dictó la línea a seguir en más de un asunto.
En el campo político-electoral fue notorio el desorbitado afán de ganar echando al Estado por la ventana, así como el propósito de ensayar la estrategia a aplicar en la elección presidencial.
La autoridad electoral vio sólo en Coahuila lo que fue obvio en el Estado de México. En esa entidad, cuna del grupo hegemónico tricolor, los gobiernos federal y local no escatimaron esfuerzo ni recurso en respaldar al ungido. Se compró, presionó y coaccionó el voto a más no poder, se inventaron candidaturas "opositoras" e independientes funcionales al priismo, se buscó y consiguió fragmentar y dispersar el voto y, así, hacer de la más grande minoría electoral el aval de la permanencia en la administración. El populismo, que el tricolor dice abominar hasta enloquecer, adquirió tinte de salario rosa.
Empero, el ensayo con premio reveló la estrategia a desplegar en la elección presidencial y, prevenidos de ello, los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano impulsaron hasta integrar la alianza político-electoral que descuadró el plan oficial.
Ahí se explican la embestida contra el panista Ricardo Anaya, el intento de fracturar a Acción Nacional que aún sacude a esa formación y la crisis generada en el Congreso de la Unión.
Poco importó sacrificar los proyectos legislativos pendientes.
En el combate a la corrupción, el fortalecimiento de la obligación de rendir cuentas y la remodelación del aparato de procuración de justicia, se dio marcha atrás en lo comprometido. El tricolor y la administración incumplieron a los grupos sociales interesados en esas materias, dejando sentir su desinterés por construir un calabozo que eventualmente podrían estrenar.
Así, se desarmó la Procuraduría sin armar la Fiscalía, se cesó y suplantó al fiscal electoral y, claro, se postergó la designación del fiscal y los magistrados anticorrupción. Incluso, ahora, al frente de la Auditoría Superior de la Federación quedará temporalmente otro encargado.
Una cosa es enjuiciar, extraditar o tener en fuga a ex gobernadores caídos en desgracia y otra exponerse a vivir esa situación, sobre todo, al estar en curso la indagatoria de los sobornos de la constructora Odebrecht, presumiblemente derivados a la campaña presidencial de hace seis años, o el desvío de recursos federales al PRI durante los procesos electorales del año pasado.
En ese campo no hubo duda, mejor no hacer.
En la lucha contra el crimen, la administración no sólo bajó la guardia, también colgó los brazos.
Se aflojó el paso en la profesionalización de las policías y se abandonó el rediseño legal, administrativo y operativo de una estrategia integral de seguridad, distinta a la que ahora rompe récord en homicidios dolosos. En cambio, el Ejecutivo y el Legislativo tricolor impulsaron y aprobaron la Ley de Seguridad Interior que no crea el marco jurídico requerido por las Fuerzas Armadas para combatir el crimen, recoloca al país en la esfera de los Estados desinteresados en el respeto y la defensa de los derechos humanos y desoye a los organismos nacionales e internacionales, oficiales y civiles, que advierten del peligro de una legislación como esa.
En el colmo de la incuria, los legisladores del tricolor en coro con sus adláteres aprobaron esa ley y el Ejecutivo la promulgó sin ponerla en vigor, endosando el problema a la Suprema Corte de Justicia.
Mano firme y nerviosa.
En algún momento será menester dilucidar qué tanto contribuyeron las posturas de Donald Trump y el rejuego preelectoral desplegado por el PRI y la administración en la volatilidad del peso, el incremento de la inflación, el estancamiento económico y la incertidumbre en la inversión.
Más allá de las respectivas responsabilidades, es innegable que la administración influyó en la inestabilidad económica al conducir, como lo hizo, la designación de su abanderado en la contienda electoral.
El trastocamiento de la relación partido-gobierno fundió y confundió tareas y responsabilidades. Problema de quienes no saben guardar distancia y, en descuido, chocan entre sí.
La nervadura de acero en los desplantes del tricolor y la administración entrevera hilos de angustia y miedo.
· EL SOCAVÓN GERARDO RUIZ
Un allegado del secretario Gerardo Ruiz Esparza cuestiona por qué el Sobreaviso la ha tomado con él, cuando Luis Videgaray también debe muchas explicaciones. En efecto, al secretario de Comunicaciones le compite más de uno en el gabinete.
sobreaviso12@gmail.com
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El año de los cínicos/Jorge Volpi
Reforma 30 Dic. 2017
Si 2016 fue el Año de la Rabia -en Gran Bretaña, en Colombia, en México y la mayor parte de Europa, en América Latina y, sobre todo, en Estados Unidos-, habría que caracterizar al 2017 como el Año de los Cínicos. A la ira contra los políticos, trasladada en desazón hacia la democracia y su incapacidad para resolver problemas ancestrales, le siguió el reinado de una panda de farsantes y demagogos que se aprovecharon del inmenso y repentino poder que les fue entregado para socavar los fundamentos de esas torpes democracias que los entronizaron.
Las causas de la frustración y de la ira de los ciudadanos eran -y continúan siendo- entendibles: la idea de que el futuro será peor para ellos y sus familias; la sensación de ciertos grupos de haber perdido relevancia social; la convicción de que todos los políticos y funcionarios ven solo por sí mismos; la convicción de que los ideales ya no importan a nadie; la corrupción extendida como plaga; la incapacidad de los estados de lidiar con la inseguridad, el crimen, los abusos... Pero habrá que convenir, contrastando 2017 y 2016, que las soluciones han resultado mucho peores que los problemas que les dieron origen.
Como si el desprestigio de la política hubiese llegado a su límite, los votantes prefirieron confiarle su bienestar -su porvenir- a individuos provistos con una deshonestidad sin fisuras. Reconociéndola de antemano, se evitaron las sorpresas. El ejemplo supremo, lo sabemos, es Trump. Un sujeto que construyó toda su carrera a base de mentiras; las mismas mentiras que desarrolló durante su campaña y las mismas que no se ha cansado de repetir desde la Casa Blanca. A nadie extraña que los políticos mientan; tampoco que mientan de modo sistemático. La única novedad que ofrece el absurdo término posverdad es que, frente a ese alud de mentiras, los votantes se limitan a alzarse de hombros.
Éste es el paradigma del trumpismo, copiado, repetido e imitado en todas partes: un hombre de poder es capaz de decir lo que sea -lo que sea- sin que sus palabras tengan consecuencias. El cinismo elevado a paradigma de nuestro tiempo. Si la manipulación de la verdad ha sido la estrategia favorita de los políticos de todos los tiempos, cuando de antemano se sabe que nadie pagará por ella se derrumba uno de los pilares centrales de nuestra vida democrática. Porque la democracia no sólo consiste en elegir libremente a los propios gobernantes (en un marco de derechos humanos), sino en que los ciudadanos sepan quiénes son los candidatos y cuáles serán las medidas que planean tomar en sus cargos.
La ausencia de cualquier rendición de cuentas está a punto de sepultar nuestras endebles democracias. Si a un gobernante se le permite mentir sin consecuencias, los frenos al poder se desvanecen. Es así como Trump puede asegurar, sin siquiera ruborizarse, que su primer año de gobierno ha sido el más exitoso de la historia de Estados Unidos. Él mismo sabe que pronuncia una mentira; lo saben tanto sus detractores como sus defensores; y, a fin de cuentas, nada importa. Pese a su evidente falsedad, su discurso no se borra, sino que se mantiene allí, en el espacio público, como un virus dispuesto a contaminar a todo aquel que no haya sido vacunado contra esta grosera distorsión de la realidad.
Y no sólo se vale decir algo evidentemente falso, sino algo que es el reverso exacto de los hechos. Afirmar que la reforma fiscal estadounidense ha sido pensada para los ciudadanos comunes es equivalente a la afirmación del PRI (y sus aliados panistas) de que la Ley de Seguridad Interior ha sido hecha pensando en los ciudadanos comunes. Sabemos que los beneficiaros son allá los ricos o acá el Presidente y las Fuerzas Armadas, pero sostener lo contrario esparce una cortina de humo que aniquila la crítica.
Entre nosotros, ahora que han comenzado las campañas, el cinismo también será rey. Tendremos que estar muy atentos para que las mentiras -las abiertas, escandalosas mentiras- pronunciadas por todos los candidatos no conviertan el 2018 en otro año para los cínicos.
@jvolpi
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Safari/Jorge Ramos Ávalos
Reforma 30 Dic. 2017
Parque Nacional del Serengeti, Tanzania.- Les advierto que esta columna va a terminar muy mal: con el asesinato de más de cien elefantes.
Como casi todas las cosas importantes en la vida, lo primero es llegar. Así que volamos la mitad del planeta para aterrizar en un aeropuerto cerca del monte Kilimanjaro, descansamos unas horas a las afueras de la población de Arusha y luego nos treparon en una camioneta que, sin saberlo, se convertiría en nuestra segunda casa por cinco días.
Hablo en plural porque sometí a toda la familia a acompañarme a un safari en África. Pero olvídense de la imagen romántica de un explorador con botas y ropa de camuflaje. Los safaris de hoy en día son largas horas metidos en un vehículo del que nunca sales (porque si lo haces terminas de cena de gatos mal portados). Hay que ir preparados para tortuosos caminos de polvo y piedras. Safari es un eufemismo que significa ver los animales más sorprendentes del mundo desde tu asiento.
Al final, todo vale la pena.
La primera parada fue el cráter de Ngorongoro. Una erupción hace más de dos millones de años creó un hermosísimo valle dentro del volcán donde rondan, despreocupados, elefantes, cebras, ñúes, jirafas e hipopótamos. Me recordó, abusando del cliché cinematográfico, la escena en que los niños entran por primera vez a Jurassic Park. Ese es el tipo de asombro que causa Ngorongoro.
Pero, para mi gusto, nada como el valle del Serengeti. Es tan extenso como Irlanda del Norte y millones de animales migran sin visa a través de la invisible frontera entre Kenia y Tanzania. Para nosotros, animales urbanos, esas planicies sin fin son un misterio. Detrás de cada colina hay más planicies, hasta romper tu imaginación y quedar borracho de espacio.
Desde el aire esta parte de África es un screenshot; iba a decir una postal pero esas son reliquias del siglo pasado. Una de las cosas que hacen los turistas (buscando la aventura que no encuentran sentados en una camioneta) es subirse a un globo aerostático. Con falsa docilidad aflojé la tarjeta de crédito por el dudoso placer de subirme a una canasta de madera, que vuela a más de 300 metros de altura y que va colgada de unos hilitos a un globo que se infla con llamaradas de gas.
Pero ya sea desde el aire o en la tierra, el premio son los animales.
Nunca he visto tantas rayas de cebra. Cada una -aprendí- con un diseño único e irrepetible. Las jirafas, en pasarela, cruzaron frente a mí como si no existiera. Son el símbolo nacional. Y nuestro guía, con un olfato digno del rey de la selva, encontró leopardos dormidos en ramas de árboles y hasta un chita escondido en unos arbustos.
Frente a mi cuarto de hotel presencié un triángulo amoroso donde dos elefantes machos peleaban, a colmillo partido, por la atención de una hembra. Y en uno de los trayectos de madrugada, el chofer tuvo que frenar de golpe al descubrir a un pequeño elefante que seguía, sin prisa, a su madre. Esas pausadas, pesadas y pensadas pisadas me marcaron.
Por eso mi horror cuando, al fin del safari, abrí el periódico The Guardian en la sala de espera del aeropuerto y encontré un artículo en que un funcionario gubernamental (del Tanzania Wildlife Management Authority) explicaba por qué permitieron la cacería legal de más de 100 elefantes en el 2017. "Así como ocurre con el turismo fotográfico", dijo, "también se generan ingresos a través de la cacería".
El gobierno de Tanzania recibe miles de dólares por permisos para cazar cada año, aclara el artículo. Las zonas de caza están restringidas, no se permite disparar a elefantes hembras ni a sus crías, y solo pueden matar elefantes machos cuyos colmillos sobrepasen un metro con 70 centímetros o pesen más de 17 kilos.
Pero no hay nada más brutal -y fácil- que asesinar a un elefante. Están acostumbrados a las camionetas de los turistas y se acercan sin preocupación, en manada, a tomar agua. Son un blanco enorme y casi estático.
No sé si me indigna más que se den permisos para matar elefantes por un poco de dinero o que haya cazadores que creen que multiplican su testosterona asesinando a animales indefensos. Qué estúpidos somos, en ocasiones, los seres humanos. Esta parte del mundo a veces parece el paraíso. Pero en el paraíso también se mata.
@jorgeramosnews
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Publicidad: millón por hora/Eduardo R. Huchim
Reforma, 30 Dic. 2017
En cuatro años y medio, de 2013 a junio de 2017 y de acuerdo a Fundar, el gobierno de Enrique Peña Nieto gastó 37 mil 725 millones de pesos en publicidad oficial. Es decir, erogó en promedio casi 700 millones de pesos al mes ($698,611), 23 millones 287 mil pesos al día. O sea, 970 mil 293, casi 1 millón de pesos, ¡por hora!
Ese gasto desmesurado sirve a apetitos propagandísticos, pero también a intentos de control de los medios de comunicación, como expuso Azam Ahmed en The New York Times (Reforma, 26/12/17). Y resulta indignante si se le contrasta con lo que ocurre en zonas de gran pobreza del país, como en Santos Reyes Yucuná, Oaxaca, donde la cena de Navidad consistió en sólo tacos de frijol, sopa, café y pan. O en el caso de Chiapas, donde un vaso de café y una tortilla fueron la cena navideña de unos 300 desplazados de la comunidad Canalumtic, municipio de Chalchihuitán, Chiapas (Idem). Ellos, igual que miles de desplazados más, viven desde hace más de dos meses en improvisados campamentos, donde padecen hambre, frío, enfermedad, desesperación.
Los datos y cifras en torno a la publicidad oficial reflejan un descontrol que clama ser frenado: De 2013 a 2016, el gasto federal en ese rubro aumentó 31.21%, pasando de 8 mil 154 millones de pesos (mdp) anuales a 10 mil 699 mdp. Con sobreejercicios constantes, el gobierno federal ha gastado 71.86% más del monto aprobado por la Cámara de Diputados, es decir, 15 mil 162 mdp adicionales.
En sólo un año, 2015, el gobierno gastó 22 mil 103 millones de pesos (mdp) en publicidad oficial, 10 mil 208 mdp a nivel federal y 11 mil 895 mdp en 30 entidades federativas. (Nuevo León y Guerrero no dieron información). En su estudio "Contar lo bueno cuesta mucho", Fundar señala que ese monto equivale al doble del Programa Nacional de Becas, con el que se pudieron haber beneficiado más de 4 millones de estudiantes. Superó también el presupuesto de la Procuraduría General de la República, de 17 mil mdp en números redondos.
El desmesurado y creciente gasto del gobierno en publicidad, cuya principal beneficiaria es la televisión comercial, debe ser frenado no sólo por su escasa utilidad pública, sino también porque hay rubros que claman por recursos, en particular los relacionados con la pobreza y la desigualdad.
El propio jefe del Estado mexicano se comprometió al principio de su sexenio a crear una instancia ciudadana y autónoma que supervisara la contratación de publicidad en todos los niveles de gobierno. El Congreso de la Unión también ha incumplido con los plazos que él mismo se fijó para legislar en la materia, en concreto sobre el artículo 134 constitucional, lo cual -llevado a la Corte por la organización Artículo 19- originó que la Suprema Corte de Justicia le ordenara al Congreso que expida una ley en la materia.
El 15 de noviembre de 2017, la Primera Sala de la Corte, a propuesta del ministro Arturo Zaldívar, fijó como plazo para expedirla el 30 de abril de 2018, a fin de dar cumplimiento a la reforma constitucional que fijó el 30 de abril de 2014 como límite para emitir la ley. En este contexto, debe ser bienvenido el anuncio del gobernador Javier Corral de enviar al Congreso de Chihuahua una iniciativa sobre la materia.
Por su parte, el gobierno y su partido ya avizoran la posibilidad de evadir el mandamiento del supremo tribunal mexicano: en una entrevista con Carmen Aristegui (17/11/17), el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Jorge Carlos Ramírez Marín, advirtió que la mayoría legislativa en San Lázaro podría votar en contra de cualquier proyecto que reglamente el artículo 134 constitucional.
Esa indeseable posibilidad evidencia, como he planteado otras veces, la necesidad de establecer mecanismos aplicables a los casos en que el Congreso, por la razón que fuere, incumpla sus deberes y los plazos que él mismo se fija.
@EduardoRHuchim
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Peripecias del cambio de año/ Rafael Bachiller es astrónomo, director del Observatorio Astronómico Nacional (IGN) y miembro del Consejo Editorial de EL MUNDO.
El Mundo, Sábado, 30/Dic/2017;
Nada más natural que terminar un año el 31 de diciembre y comenzar el siguiente en el 1 de enero. Sin embargo, esta convención occidental, que tiene su origen en la Roma del siglo II a.C., ha sufrido innumerables y apasionantes peripecias a lo largo de la historia, avatares debidos en gran medida a las aproximaciones sucesivas para acompasar la duración del año civil con la del año que los astrónomos llamamos el año trópico que es, en breve, el periodo de 365,2422 días que duran las cuatro estaciones.
Los movimientos de los cuerpos celestes, con sus ciclos matemáticamente precisos, son ideales para medir largos períodos de tiempo y así lo reconocieron las primeras civilizaciones al confeccionar sus calendarios. Por ejemplo, el día y el año, tal y como están definidos hoy, tienen su fundamento en el movimiento de la Tierra sobre sí misma y en torno al Sol. El día y el año son pues los ladrillos fundamentales de un calendario solar. Sin embargo, el mes y la semana son unidades basadas en el movimiento de la Luna y forman la base de los calendarios lunares. El mes representó en origen una revolución de nuestro satélite en torno a la Tierra y la semana corresponde aproximadamente a una fase lunar.
Paradójicamente, nuestro calendario actual, que es obviamente solar, tiene sus orígenes en el antiguo calendario romano que tenía fundamento lunar. En efecto, en la antigua Roma, varios siglos antes de nuestra era, el año era una sucesión de diez meses: Martius (dedicado a Marte), Aprilis (del latín aperire, abrir, quizás por los brotes vegetales), Maius (por la diosa Maia), Junius (por Juno), Quintilis (el mes quinto), Sextilis (sexto), September (séptimo), October (octavo), November (noveno), y December (décimo). El año comenzaba el primer día de marzo (calendas), bajo los auspicios del dios guerrero, pues esta era la fecha que marcaba el inicio de las campañas militares con la designación de los cónsules. El término calendas procede del verbo calare (llamar). A primero de mes los cobradores reclamaban los tributos llamando a los ciudadanos a gritos y el libro en el que anotaban sus cuentas se denominaba calendarium.
Como el año era mucho más corto de 365 días, su inicio iba cambiando de estación, lo que creaba inconvenientes en las campañas militares. Para evitar este problema, se intercalaban meses adicionales cada cierto tiempo, una práctica que se prestaba al desorden. Algunos pontífices, quienes -además de velar por los puentes de Roma- eran los encargados del calendario, alargaban y acortaban los años fraudulentamente, según su conveniencia, para prolongar la magistratura de sus amigos y reducir la de otros. Para evitar estas prácticas, tratando de acompasar el año civil a las estaciones, Numa Pompilius añadió de manera permanente dos meses al final del año: Ianarius (dedicado a Jano, mes 11) y Februarius (de februare, purificación, mes 12). Por otra parte, a mediados del siglo II a.C., las campañas militares lejos de Roma (y concretamente en Hispania) requerían nombrar a los cónsules con suficiente antelación al comienzo de las actividades militares. En el año 153 a.C. se pasó a realizar el nombramiento de los cónsules dos meses antes del comienzo de las campañas y con ello se fijó el principio del año en el día 1 de Ianarius (en lugar del 1 de Martius).
Gracias a los dos meses adicionales introducidos por Numa Pompilius, el año había pasado a tener unos 355 días, así que aún era demasiado corto respecto del año de las estaciones. Para compensar el desfase se introducía ocasionalmente un decimotercer mes, algo también propicio a manipulaciones por intereses políticos o económicos. El caso es que aún en el año 46 a.C. el año del calendario civil se encontraba desfasado por unos tres meses respecto de las estaciones y seguía reinando el desorden.
Fue Julio César quien en el 45 a.C. (año 708 de Roma) decidió realizar una reforma drástica del calendario. Para ello le asesoró el prestigioso astrónomo griego Sosígenes, quien propuso despreocuparse de la Luna forzando la duración de los meses de forma que el año ordinario durase 365 días (como el de los egipcios) y, para que no se acumulase un desfase con las estaciones, se decidió intercalar un día extra cada cuatro años. De esta forma, la duración media del año resultaba ser 365,25 días, es decir, unos 11 minutos menos que el año trópico. Así, César transformó el calendario lunar en puramente solar.
Posteriormente, el mes Quintilus fue renombrado Julius (en honor de Julio César) y el Sextius pasó a llamarse Augustus (por Augusto) pero, por inercia del lenguaje, September, October, November y December han conservado unos nombres que hoy nos resultan aparentemente absurdos pues, por ejemplo, el mes septiembre es ahora el mes noveno y no el séptimo.
Este calendario, denominado juliano en memoria de Julio César, permaneció válido durante más de dieciséis siglos. Pero durante muchos de estos siglos, los católicos se resistieron a celebrar el principio del año en un mes dedicado a una deidad pagana. En la Edad Media, diferentes pueblos de Europa tenían por costumbre celebrar el principio del año en fechas de significado religioso. Dependiendo del Estado europeo, se utilizaba la modalidad de la Navidad, con el año comenzando el 25 de diciembre, la de la Encarnación, con el comienzo en el 25 de marzo, o la de la Pascua, con el año comenzando ¡en fecha variable! El inicio del año el 1 de enero no se hizo obligatorio en muchos Estados europeos hasta el siglo XVI. Se impuso en Alemania mediante un edicto hacia 1500; en Francia entró en funcionamiento en 1567; en España se generalizó hacia el siglo XVII y en Inglaterra hubo que esperar hasta 1752.
Con el transcurso de los siglos, esos 11 minutos de diferencia en la duración del año juliano y del trópico, generaron una deriva muy significativa. A finales del siglo XVI, a pesar de una corrección introducida en el año 325 d.C. en el concilio de Nicea, el equinoccio de primavera (muy importante para la Iglesia, pues determina la fecha de la Pascua) caía hacia el 11 de marzo, es decir, 10 días antes de la fecha que la Iglesia se había impuesto en Nicea. Esta situación llevó al papa Gregorio XIII a realizar una importante reforma en 1582, año al que recortó 10 días.
El calendario resultante, denominado gregoriano y vigente hasta hoy, se critica a veces por diferentes razones. Por ejemplo: no considera un año cero (del año -1 a.C. pasa al 1 d.C.). Sigue conteniendo años bisiestos, pero se suprimieron los años seculares de entre tales bisiestos, salvo aquellos que son divisibles por 400, y todo ello parece ad hoc. Los meses, que como hemos visto tienen a veces nombres absurdos, no tienen un número entero de semanas y tienen un número variable de días (28, 29, 30 ó 31). Además, la duración media del año gregoriano es 365,2425 días, es decir, aún contiene una pequeña diferencia (un exceso de 26 segundos) respecto del año trópico.
Pero también es cierto que, gracias a todas sus peculiaridades y anécdotas, en el calendario gregoriano está escrita una buena parte de la historia de la civilización occidental. Y su precisión es más que aceptable: el exceso de 26 segundos representa una parte en un millón, por lo que el desfase al que puede dar lugar es el de un día en 3.300 años. Este efecto no se corrige de momento pues sabemos hoy que la duración del año trópico tampoco es perfectamente constante. Si fuese preciso corregirlo, sería sencillo: dentro de unos 30 siglos se podría decretar que un año bisiesto no lo fuese. En mi opinión, todo sumado, nuestro calendario gregoriano no solo es un destacado patrimonio cultural de la Humanidad, sino que es una excelente herramienta para medir el tiempo. Fácil de aplicar y sumamente práctico, el gregoriano se ha impuesto hoy en gran parte del mundo, pasando a ser un importante elemento de comunicación y de cohesión a escala planetaria.
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2017...Es la primera vez que luteranos y católicos conmemoran juntos lo que ocurrió hace 500 años...
Retorno a Wittenberg/Manuel Fraijó es catedrático emérito de la UNED.
El Paìs Sábado, 30/Dic/2017;
Con cierta impaciencia debe estar contando Lutero las horas que faltan para que termine el año de su V centenario. Hay que imaginárselo contento, pero también algo exhausto a causa de tanta conmemoración. Con no poco asombro habrá tomado nota de la visita de los papas Benedicto XVI y Francisco a lugares emblemáticos del protestantismo; especial satisfacción le habrá producido escuchar sus himnos, una de sus mejores herencias, cantados en tantas iglesias católicas; y, como su corazón nunca dejó de ser del todo agustino, le habrá encantado la carta, tan serena y justa, que el prior general de los agustinos ha dirigido a la orden; y él, que tan agrios debates mantuvo con el cardenal Cayetano, habrá leído con asombro y honda satisfacción la excelente monografía que otro cardenal, Walter Kasper, le ha dedicado: Martín Lutero. Una perspectiva ecuménica; especial alegría debe haber sentido al leer el Acuerdo sobre la justificación, un documento ratificado oficialmente por ambas iglesias en el año 1999 que pone de manifiesto que el polémico concepto de justificación no es ya motivo de división; y, cómo no, se habrá interesado por otro documento, este del año 2017, titulado Del conflicto a la comunión. Conmemoración conjunta luterano-católico-romana de la Reforma en 2017. Es la primera vez que luteranos y católicos conmemoran juntos lo que ocurrió hace 500 años.Con no poco agrado habrá tomado nota de la paulatina desaparición de la leyenda de las 95 tesis clavadas por él en la puerta de la iglesia de Wittenberg. En realidad, las envió el 31 de octubre de 1517 a Alberto de Brandemburgo y a algunos obispos. Al no recibir respuesta, las envió a “hombres eruditos”. Fueron ellos quienes las difundieron. Lutero lo lamentó, ya que “no van destinadas al gran público”. Pidió disculpas al Papa, asegurándole que no las retiraba porque ya no estaba en su mano.
Pero tal vez la mayor sorpresa se la habrá dado quien le haya informado de que hace ya más de 60 años los católicos celebramos un concilio, el Vaticano II, en el que se aprobaron algunos temas por los que él tan denodadamente luchó: el sacerdocio general de todos los fieles; el uso de la lengua vernácula en la liturgia; la comunión bajo las dos especies; el protagonismo de los laicos en la Iglesia; la importancia de las comunidades locales; la Biblia como alma del cristianismo y de la teología. No sin cierta melancolía, Lutero habrá recordado su insistencia en la celebración de un concilio que Roma solo convocó en 1545, cuando ya no era posible la concordia. El concilio de Trento llegó demasiado tarde.
Y algo atónito se habrá quedado al leer los elogios que un dominico, Y. Congar, le ha dedicado: “Lutero es uno de los mayores genios religiosos de la historia”. Y sabiamente añade: “Lutero no es el Evangelio. Lo importante es ir hacia el Evangelio juntamente con él”. Por suerte, los insultos de ayer han hecho sitio a los elogios de hoy. Y bien que lo necesita el Reformador. En sus últimos años sufrió notables desengaños y decepciones. Tuvo que ver, por ejemplo, cómo algunos protestantes abusaban de la justificación por la fe para entregarse a la pereza.
Con todo, su principal fuente de preocupación fue la Reforma misma. En sus horas de reflexión y soledad debió recordar cómo en 1483, año de su nacimiento, toda Europa era católica; en 1546, fecha de su muerte, casi la mitad del continente se había separado de Roma. Algo que, como sabemos, no ocurrió sin feroces enfrentamientos y abundante derramamiento de sangre. A Lutero le preocupaba el futuro de Alemania y Europa. Él sabía que no era el único responsable de lo ocurrido: fue decisivo el apoyo de los príncipes alemanes, cansados de las injerencias de Roma y de sus exigencias financieras. Pero sin la fuerza religiosa y visionaria del Reformador nada de lo que ocurrió hace 500 años habría sido posible. Captó como nadie los apasionados anhelos religiosos de su tiempo. Lo que no supo fue encontrar un sucesor apropiado. Lutero, que se definía a sí mismo como “un sajón, un rústico y duro sajón”, terminó enfrentándose con muchos de los que habrían podido sucederle. Th. Mann dirá que el Reformador fue “un bárbaro de Dios con bovina cerviz”. De acuerdo, pero aquel bárbaro de Dios, hombre de pensamiento y oración, contemplaba con honda preocupación el resultado de su propia obra.
Y, probablemente, nada le atormentó tanto como su actuación en la rebelión de los campesinos. K. Marx la califica como “el hecho más radical de la historia alemana”. Los campesinos se sublevaron contra la opresión a la que les sometían la Iglesia y los nobles. En un primer momento contaron con el decisivo apoyo de Lutero, pero cuando este constató que también los campesinos se lanzaban al pillaje, al asesinato y a la destrucción de conventos e iglesias, cambió de bando y animó a los señores a sofocar la rebelión a sangre y fuego; sus arengas son de tenor irreproducible. Al frente de los campesinos iba Thomas Müntzer, llamado “místico con martillo” y “reformador sin iglesia”. A Müntzer no le bastaba la libertad interior que predicaba Lutero, quería libertades concretas, políticas y sociales. Fue ejecutado al fracasar la revuelta en la que perecieron unos 70.000 campesinos. Algunos historiadores afirman que el fracaso de esta revolución adormeció por un par de siglos la actitud del pueblo alemán ante los desmanes del poder. Y analistas políticos bienintencionados sostienen que, si Lutero se hubiese aliado con los campesinos, habría corrido su misma suerte y nos habríamos quedado sin Lutero, sin Müntzer, y sin la Reforma. Parece una hipótesis plausible.
A partir de 1525, fecha de la derrota de los campesinos, Lutero entró en una crisis de la que ya nunca se repuso. Su prestigio declinó rápidamente. También su boda, celebrada en el mismo año 1525, sirvió de mofa para sus enemigos y de disgusto para sus amigos. Se había iniciado el declive del Reformador. El hombre que entre 1500 y 1530 publicó el 20% de los textos editados en Alemania se fue quedando sin inspiración. “Culpable” fue también el cuidado de sus seis hijos.
El final le llegó en la noche del 17 de febrero de 1546. Ocurrió en su pueblo, en Eisleben. Fue la muerte serena de un gran creyente cristiano. En realidad, Lutero deseaba ya el final: “He vivido mi vida, ya es hora de que me reencuentre con mis mayores”. Durante sus últimos años no podía andar, lo trasladaban en un pequeño carro. Su cadáver fue trasladado de Eisleben a Wittenberg donde se le tributaron impresionantes honras fúnebres. Melanchthon, su discípulo más fiel e inteligente, pronunció una emocionada oración fúnebre. La concluyó con estas palabras: “Se ha ido el carro y el auriga de Israel”. Después de este agitado 2017, el “auriga” retornará a su silencio de Wittenberg en espera del próximo centenario.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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