6 abr 2019

Las columnas políticas sábado 6 de abril de 2019...

Donald Trump visitó  la frontera sur  a solo una semana después de amenazar con cerrarla completamente...
, pero dijo que ya no hace falta porque México  (López Orador) “está haciendo un gran trabajo” en la contención de inmigrantes en su frontera sur. “
¡Están deteniendo a todo el mundo!”, dijo Trump, que dio las gracias al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ora....Preocupante declaración....!

La segunda visita de Trump al sur de California a Calexico, en medio del desierto....El lugar que Trump visitó es una parte de la valla cuya renovación se aprobó en 2009. Cuando se terminó de construir, el pasado octubre, la secretaria de Interior, Kristjen Nielsen, dijo que era “un muro” y le puso una placa en la que dice que es el “primer segmento del muro de Trump”.
Después, Trump se dirigió a Los Ángeles, donde tenía previsto participar en un cena de recaudación de fondos para su campaña electoral. El cubierto costaba 15.000 dólares, y por 150.000, podían participar en una conversación con él. Después del evento, tenía previsto pasar la noche en Las Vegas, donde el sábado hablará en la reunión anual de la Coalición de Judíos Republicanos.
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Las columnas políticas sábado 6 de abril de 2019...
 Frentes Políticos/Excelsior
1.   De emoción. Se determinó que la iniciativa de reforma sobre Revocación de Mandato se llevará a un periodo extraordinario de sesiones. Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política, busca el mayor consenso con los
coordinadores de oposición para aprobar las modificaciones sin dificultades. Aseguró que, de no obtener mayoría calificada, no llevará el tema al Pleno. Así de confiado se siente. Propuso, además, aumentar el número de ministros de la Suprema Corte de 11 a 16, con la conformación de una Tercera Sala, que se encargaría de atender temas relativos al combate a la corrupción. Mientras, la revocación de mandato seguirá dando de qué hablar. Paciencia.
2. Anarquía. “¡Va a caer, va a caer, la reforma educativa, va a caer!”; “Abrogación sí, simulación no” o “Se ve, se siente, la fuerza de la CNTE” se escuchó por las calles de la Ciudad de México. Unos dos mil maestros marcharon para mostrar al gobierno, nuevamente, su inconformidad con las modificaciones a la reforma educativa de 2013, pidiendo una cancelación total que, de no cumplirse, podría llevarlos a huelga. Desde inicios de año, la CNTE, uno de los sindicatos más poderosos del país, encabeza esta disputa con el nuevo gobierno. Y Andrés Manuel López Obrador, si bien se ha mostrado desde el principio dispuesto a acabar con la reforma de la administración anterior, no termina de contentar a los maestros. Víctor Zavala, líder de la sección 18 de la CNTE, informa que están dispuestos a pasar un sexenio más en lucha. Parásitos del desarrollo es lo que son.
3. Tema pendiente. Según analistas, el tratado de libre comercio debía quedar pactado en mayo pasado. La política de amagos de Donald Trump ha retrasado la firma del T-MEC entre Estados Unidos, Canadá y México. “Será aprobado”, confió López Obrador. Desde Zapopan, Jalisco, el Presidente afirmó que su gobierno tiene buena relación con el de Trump, por lo que los inversionistas deben confiar en la economía mexicana. “Estén tranquilos; que se va a ratificar el Tratado de Libre Comercio. No hay ningún problema ni en lo económico ni en lo financiero”, planteó el Presidente. El único obstáculo es la bipolaridad del mandatario estadunidense, que en un mismo día alaba y amenaza a México. A ver cómo salimos de ésta.
4. Madrugadores. En el estado de México, la oposición está convencida de que el PRI puede ser una presa fácil en las próximas elecciones para gobernador. Y ya hay varios apuntados. El PRD tiene bastiones en riesgo, como Nezahualcóyotl. Ahí, el edil, Juan Hugo de la Rosa, advirtió que renunciaría al sol azteca para sumarse al partido que le garantice un mejor futuro político. Bajo la premisa de que no le ven al PRI opciones de triunfo ni en las elecciones intermedias del 2021 ni en las de 2023, florecerán las ambiciones e improvisaciones de líderes políticos para ocupar la silla que dejará Alfredo del Mazo. Al nombre de Delfina Gómez como aspirante, se suman los de los ediles Patricia Durán, de Naucalpan, Raciel Pérez, de Tlalnepantla, Fernando Vilchis, de Ecatepec, y Juan Rodolfo Sánchez, de Toluca. Falta mucho, pero la lucha ya comenzó. Tempraneros.

5. Compostura. Luis Miguel Barbosa Huerta, candidato al gobierno de Puebla por la coalición Juntos Haremos Historia, aseguró que la integración de personajes de distintos orígenes políticos no afecta el desarrollo de su campaña, sino que es muestra de unidad. Tras su mitin de campaña en el municipio de Tlachichuca, manifestó que una muestra de la confianza que los ciudadanos le tienen a Morena es la cantidad de simpatizantes que acuden a sus eventos políticos. Dicen que se gesta un movimiento en su contra, pero eso no lo despeina. Barbosa afirmó que las puertas están abiertas para todos, además de reiterar que sabe identificar quiénes son oportunistas y quiénes quieren trabajar. A la nueva usanza, manifestó que, de ganar la gubernatura, no vivirá en Casa Puebla, ya que será destinada para actividades culturales. Si la fórmula no falla, ya se vio.
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Templo Mayor de Reforma...-
AUNQUE muchas voces advierten que una ampliación de la Suprema Corte de 11 a 16 ministros busca darle a Andrés Manuel López Obrador una mayoría afín, los beneficios para el Presidente iniciarían aun sin contar con esa ventaja.
EL ASUNTO es que, para que la Corte invalide una ley federal o estatal se requiere del voto de las dos terceras partes del Pleno, lo que hoy equivale a 8 ministros y que, de prosperar la ampliación, sería de 11.
DADO que el Presidente ya propuso a 2 ministros y le tocaría proponer a otros 5, sumaría 7 votos afines... más que suficientes para bloquear cualquier intento de invalidar leyes promovidas por el Ejecutivo y aprobadas por el Legislativo que tiene una mayoría morenista.
EN ESE ESCENARIO la mesa estaría puesta para que el Presidente proponga, el Congreso disponga... y que ni siquiera la Suprema Corte se los descomponga.
COMO un consumado billarista, el coordinador de los senadores de Morena, el zacatecano Ricardo Monreal, quiere hacer carambola de tres bandas con sus iniciativas de reforma al Poder Judicial.
ADEMÁS de que la ampliación de la Suprema Corte le daría el control del máximo tribunal a la Cuarta Transformación, también enterraría al Sistema Nacional Anticorrupción... pero eso no es todo.
SI PROSPERA su intentona de desaparecer al Consejo de la Judicatura Federal, el nombramiento, remoción y reubicación de jueces y magistrados también quedaría en las mismas pocas manos. Vaya concentración de poder.
DICEN que a Manuel Bartlett le apodan "El Periférico"... por aquello de que tiene muchísimas salidas ¡y todas están mal!
CUANDO en 1984 era secretario de Gobernación y uno de sus subalternos mandó asesinar al periodista Manuel Buendía, dijo que él no sabía nada. Y cuando se cayó el sistema electoral en 1988, le echó la culpa a las computadoras.
EN 1989, como titular de la SEP, enfrentó el paro de maestros más grande que se haya registrado, él se lavó las manos y culpó a los líderes del SNTE y la CNTE.
Y AHORA que está al frente de la CFE y ya van dos mega apagones en la Península de Yucatán la culpa la tienen... ¡los incendios de caña!
LO RARO es que ambos apagones fueron en viernes -día que sube el consumo con la llegada de turistas- y justo cuando expertos advierten que el sistema eléctrico en el sureste está en jaque por la falta de gas natural.
SI FUERA cantante, seguro que el mayor éxito de Bartlett sería esa que dice: "Yo te lo juro que yo no fui...".
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 Justicia sin debate ni escrutinio
Retrovisor/IVONNE MELGAR
Excelsior
Justicia sin debate ni escrutinio
• Sería mezquino no aplaudir el efecto de consciencia social que el discurso de la justicia tiene en un país tan desigual, cuando el Presidente llama a no criminalizar a los jóvenes y exalta a productores.
El Presidente ha colocado en el centro de la conversación de los mexicanos la agenda de las injusticias, garantizando derechos que son letra muerta para millones.
Con su cuestionamiento al modelo neoliberal, que considera inevitables las desigualdades, Andrés Manuel López Obrador ha contribuido, como nadie antes, a visibilizar las inequidades.
Y más allá de declaraciones, la biografía presidencial es consistente en el diseño de respuestas a grupos que la economía de mercado considera sacrificables.
Esa visibilidad de la injusticia le permitió en el gobierno de la Ciudad de México impulsar una intervención a favor de los adultos mayores, bajo la premisa de que el Estado debía garantizarles una vida digna.
Hubo, en 2001, críticas del Partido Acción Nacional y del Partido Revolucionario Institucional por considerar que aquel reparto de dinero era una medida populista, como hoy ocurre con las transferencias que el gobierno entrega a estudiantes del nivel bachillerato y universitario.
Pero la pensión fue un éxito al fortalecer los márgenes financieros de miles de mexicanos ajenos a la seguridad social, hecho que presionó a gobiernos estatales y al federal de Vicente Fox a convertirla en una política pública.
Ese caso nos ha dejado dos lecciones: la capacidad de López Obrador para visualizar una estrategia social y para sembrar y cultivar un proyecto.
Tanto en la campaña como ahora, los mítines del Presidente son espacios de fervor popular de la tercera edad, personas que viven con alguna discapacidad y jóvenes, tres grupos que reciben transferencias para gastos que cada beneficiario determina libremente.
Si bien hay dudas de qué tanto esas intervenciones podrán transformar la realidad de sus destinatarios, la experiencia de la pensión, 18 años después, nos obliga a esperar que madure la apuesta que ayer resumía en Zacapu, Michoacán, con la arenga: “¡Arriba los de abajo!”.
Sería mezquino no aplaudir el efecto de consciencia social que el discurso de la justicia tiene en un país tan desigual, cuando el Presidente llama a no criminalizar a los jóvenes y exalta a productores, artesanos, pescadores y maestros.
Claro que a todos conviene que a Alfonso Durazo, secretario de Seguridad, le vaya muy bien en el convencimiento a la delincuencia organizada para que abandone la ilegalidad y deje de reclutar a los jóvenes.
Cómo no aplaudir la reforma laboral que viene con medidas que Luisa María Alcalde, secretaria del Trabajo, y Germán Martínez, director del IMSS, deberán concretar en la democratización sindical, el fin de los abusos patronales mediante el outsourcing y el cumplimiento de derechos para el trabajo doméstico.
Muy relevante resulta que la justicia laboral se promueva sin enfrentamientos con el empresariado, propósito deliberado del secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, y el jefe la Presidencia, Alfonso Romo.
Porque el sentido de justicia que López Obrador se ha propuesto nada tiene que ver con Venezuela o Bolivia.
Por el contrario, el plan del Presidente fomenta la reconciliación con el presidente Donald Trump, un objetivo que el bloque bolivariano nunca tuvo.
Mientras en su trato con los militares, el mandatario no pierde la oportunidad de subrayar que protagonizan una reconversión de la mano del general Cresencio Sandoval y el almirante Rafael Ojeda, secretarios de la Defensa y Marina.
En su cruzada por la justicia, el Presidente ha entusiasmado al Poder Judicial, que encabeza el ministro Arturo Zaldívar, para limpiarlo, dejando atrás las críticas que durante años propinó a ministros y magistrados.
Se trata de una transformación que, desde el discurso, suma a actores diversos, con excepción de los órganos autónomos que López Obrador considera onerosos y sin resultados; la oposición y lo que él llama “la prensa fifí”.
Es entendible que el Presidente tenga resquemores con los partidos que no son el suyo. Así es la puja política.
Lo que resulta incomprensible es que un gobernante que busca la justicia mantenga la estigmatización de la prensa y los periodistas, etiquetándolos de conservadores e hipócritas por realizar su labor: la de debatir y auscultar el ejercicio del poder.
Se trata de un golpeteo que lastima a nuestro gremio y que vulnera a uno de los pilares de la democracia: la libertad de expresión como contrapeso del poder omiso, del poder que abusa, del poder que corrompe.
Ésa es la naturaleza de la prensa. Y descalificar su ejercicio crítico es pretender que la propaganda sustituya al periodismo y que la prometida justicia se asuma por decreto, al margen de la verificación de los hechos, el debate y el escrutinio.
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 El encargo de AMLO a sus fans en redes sociales
Arsenal/FRANCISCO GARFIAS..
Excelsior
El encargo de AMLO a sus fans en redes sociales
• Por andar de “queda bien” con AMLO, la mayoría de Morena en el Congreso se autodestruye.
Me quedé de a cuatro con el comentario de Alejandro de la Peña, quien se presentó en la mañanera de AMLO, celebrada en Zapopan, Jalisco, como director general de En Contexto y Sin Mordaza. El hombre aprovechó el micrófono que le cedió el Presidente para acusar a muchos medios “de estar mintiendo” (suponemos que sobre las acciones de la 4ª Transformación). Pero también para pegarles, sin mencionarlos, a nuestros compañeros Ciro Gómez Leyva y David Páramo. “Yo diario me autoflagelo y escucho un noticiero que empieza a las 10:30, donde un señor, para referirlo, le dice a otro: ‘Remátala’ o quien sabe qué”.
Y le hizo una pregunta que no sólo le pega directo al nombre del medio que representa, sino que parece un llamado a la censura: ¿No hay una normatividad para esto? Lo primero que recomendaría a De La Peña es que dejara de autoflagelarse. El dolor que se infringe dificulta el entendimiento. Hay una amplia baraja de opciones a las que puede recurrir para aliviar los daños que se provoca. No lo dijo, pero por el tono daba la impresión de que quería complacer al Presidente.
López Obrador aprovechó los dichos de Alejandro De la Peña para llevar agua a su molino y denostar a la prensa fifí.
“Esas campañas en contra de servidores públicos, aquello que pasaba de que: ‘Ah, no me atiendes –en el sentido amplio de la palabra– espérate, ya vas a ver cómo te va a ir’. Y se desataban las campañas. Eso ya no funciona”. Y dijo más: “Puede ser una eminencia, un Premio Nobel, el que emita un juicio, pero si no tiene rigor, si no tiene apego a la verdad, si es tendencioso, ahí vienen las redes sociales a ponerlo en su lugar, en su sitio”.
Sobre el tema de la libertad de expresión, el fallecido columnista colombiano Alberto Aguirre decía que las noticias no pueden ser como las cremalleras: ajustadas al tamaño de una bragueta. Es una infamia pretender transformar al periodista en muñeco ventrílocuo. Su papel no es ponerse al servicio del gobierno o empresario en turno y aplaudir todo lo que hace. Una de sus funciones es precisamente ejercer la crítica fundada en los hechos. Y a mi juicio, Ciro lo hace bastante bien.
 Por andar de “queda bien” con AMLO , la mayoría de Morena en el Congreso se autodestruye. Lo único que les importa es sacar los “caprichos” del Presidente. Se traicionan a sí mismos, nos dice el senador del PRI Manuel Añorve. Por eso, asegura, sacaron en forma tan desaseada la votación de los comisionados de la CRE, cuatro de los cuales acabaron en el cargo por dedazo del Presidente.
¿Por qué desaseo? El artículo 6º de la Ley de los Órganos Reguladores Coordinados en Materia Energética obligaba al Ejecutivo a someter una “nueva” terna al Senado, luego de que las primeras fueron rechazadas por el pleno de ese órgano legislativo. Pero no. Mandó los mismos nombres en ternas diferentes, a sabiendas de que un segundo rechazo de los legisladores lo facultaba a elegir él a los cuatro comisionados.
AMLO celebró la desaprobación del senado a sus ternas y lo utilizó como prueba de que las cosas ya cambiaron. ¿Cuándo le habían rechazado una terna a un presidente?, pregunto. Pero lo que su conducta refleja es un absoluto desprecio por la división de Poderes y la poca disposición que tiene para sumar a la oposición a sus proyectos.
El respetado José Woldenberg, exconsejero presidente del IFE, escribió ayer, en su colaboración de El Universal, que la propuesta del Presidente para la CRE puede y debe ser atajada con los propios recursos que ofrece la Constitución: una controversia ante la SCJN.
El PAN quería llevar el tema de la controversia al pleno de la Cámara Alta, pero al parecer desistió. Temen que la desechen “porque no hay materia”. ¿No la hay?
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Desactivando a Trump/Jorge Ramos Ávalos
Reforma, 06 Abr. 2019
Hay tres formas de lidiar con un bully: una, dejarse; dos, enfrentarlo; y tres, ignorarlo. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha decidido esta tercera opción en su relación con Donald Trump. Por ahora, le ha funcionado. Pero esta estrategia tiene demasiados huecos para sostenerse por largo tiempo en una relación tan compleja como la de México y Estados Unidos.
El principal reto de la política exterior de López Obrador era cómo desactivar las agresiones de su vecino y principal socio comercial. Y ya encontró una fórmula: no le hagas caso a todo lo que diga y no te lo tomes personal.
Ignorar a Trump -y no reaccionar ante todos sus tuits y amenazas- requiere de una personalidad zen. Más de uno se le ha puesto a las trompadas y ha salido con una avalancha de críticas en las redes sociales. (Trump tiene más de 59 millones de seguidores en Twitter).
Pero está muy claro que López Obrador ha decidido no enfrentarse -ni en público ni en privado- al presidente de Estados Unidos. Esto no es una cuestión de valentía o de valores personales sino de ser más listo que Trump.
Hace unos días Trump sacó varios tuits en contra del gobierno de México. En uno de ellos dijo que "México no está haciendo NADA..." para detener la inmigración ilegal a Estados Unidos. Y en otro su amenaza más grande: "El siguiente paso es cerrar la frontera".
Otro Presidente, quizás, hubiera saltado en televisión a decir que México está haciendo mucho para lidiar con los centroamericanos que cruzan su territorio hacia Estados Unidos y que tendría terribles consecuencias económicas cerrar la frontera. Pero no López Obrador.
En una de sus conferencias de prensa "mañaneras", se rehusó a contestarle a Trump y solo dijo que había que actuar con prudencia. Eso es todo. A pesar de que se trataba de temas centrales para México.
El plan funcionó. Días después Trump cambió de opinión y le dijo a un grupo de reporteros que "le vamos a dar (a México) una advertencia de un año" para reducir las drogas y la migración. Si no, dijo, impondrá sanciones económicas y cerraría la frontera.
La estrategia de dejar a Trump dar vueltas -él solito- en el viento le está dando el espacio, el tiempo y, sobre todo, los resultados que quiere López Obrador.
Tampoco es que Trump le caiga bien al presidente mexicano. En una entrevista en el 2017, cuando le pregunté si para él Trump era un racista, me contestó: "Sí. Sí, él lo ha expresado. Azuza el racismo". Pero, hasta el momento, no ha dejado que su opinión personal sobre Trump afecte las relaciones entre ambos países.
Sin embargo, AMLO no puede continuar indefinidamente callado frente a los gritos y atropellos de Trump. Tiene que haber un punto de quiebre. Una de mis críticas principales al gobierno de Enrique Peña Nieto es que nos dejó solos a los más de 35 millones de personas de origen mexicano que vivimos en Estados Unidos. Ningún funcionario de México daba la cara en Fox News. López Obrador no puede caer en el mismo error; debe ser Presidente de todos los mexicanos, aquí y allá. Si algo es seguro es que Trump seguirá golpeando a México en su intento de reelegirse. Y alguien tiene que ponerle un alto.
Pero sospecho que el estilo de gobernar de AMLO no va a cambiar mucho. Ni muy rápido. Un reciente evento en Poza Rica, Veracruz, demuestra con absoluta claridad dos cosas: el tipo de liderazgo que le gusta a López Obrador -en contacto con la gente, consultando, dialogando, más intuitivo que institucional- y su convicción -personalísima- de que al bully se le puede ganar si lo ignoras.
"¿Verdad que debemos de llevar buenas relaciones con el gobierno del presidente Donald Trump?", le preguntó López Obrador a los asistentes. "¡Sí!", se escuchó fuerte en la audiencia.
Luego siguió el ejercicio.
"Que levanten la mano los que piensen que le debo de contestar cada vez que se refiere a México el presidente Donald Trump", preguntó frente al micrófono, aunque ya sabía la respuesta. Y la cámara no mostró a nadie alzando la mano.
Y al final.
"A ver. Que levanten la mano los que piensen que debemos de actuar con prudencia". Las imágenes muestran a casi todas las personas levantando la mano.
"¡Eso es, mi pueblo!", dijo López Obrador con entusiasmo y se puso a aplaudir.
@jorgeramosnews
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Poder: límite y horizonte
SOBREAVISO / René Delgado
Reforma 06 Abr. 2019
Más pronto que tarde -y, ojalá, pronto no sea tarde- terminará por fijarse el límite y horizonte del poder presidencial, como también el estilo de su ejercicio.
En estos días, comoquiera, la realidad replantea la pregunta: ¿quién manda aquí?
Recobra vigor la interrogante porque, ante algunos desafíos, el Ejecutivo hace gala -no exenta de sorna- del ejercicio del poder, así como del dominio y control de su fuerza. Empero, ante otros retos, sonríe, adelgaza el postulado de su conducta y resbala el ejercicio del poder, sin reconocer falta de fuerza y estrategia para hacerlo valer.
En ambos casos muestra instinto político, pero el contraste revela una doble vara: un horizonte y un límite que no acaban de establecer sus coordenadas.
En los últimos días, el mandatario se ha topado con factores internos y externos de poder que, aun sin la legitimidad ni autoridad política y social del suyo, le disputan el mando y no queda claro cuál y cuándo será el desenlace del litigio.
Aún antes de asumir la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador estableció que, aquí, ya en el puesto y sin reparar en el costo, él ejercería el mando.
El video-mensaje con que el entonces presidente electo quiso disipar, el 30 de octubre, cualquier duda al respecto fue elocuente. A fin de revestir la decisión de cancelar el nuevo aeropuerto en Texcoco con la consulta popular y de legitimar el combate a la corrupción y la impunidad, amparado en una escenografía que incluía, como quien no quiere la cosa, la exhibición del libro ¿Quién manda aquí?, López Obrador asentó que, aquí, mandaría él.
No otra cosa supuso expresar con símbolos y signos: "Yo no voy a ser florero. No estoy de adorno. Yo traigo un mandato de los mexicanos". El presidente electo anticipaba que, como presidente constitucional, no sería más -según su propio dicho- el payaso de las cachetadas.
Hay una distancia entre el candidato presidencial, el presidente electo y el presidente constitucional. Encarnar esas investiduras sin calibrar su duración y condición no siempre es fácil. Menos, cuando se goza de fuerte respaldo popular y ánimo social y cuando se sucede a quienes, en el fondo, ejercieron el no poder y hundieron su mandato en la negligencia y la corrupción.
No es fácil, pero es menester reconocer los tramos de ese recorrido como también la variación de las fuentes del poder propio y ajeno, porque ahí se juega la posibilidad de ejercerlo desde la Presidencia, con noción, mesura, equilibrio... y resultados memorables. Históricos, si se prefiere.
En estos días, el Ejecutivo afronta la urgencia de reconocer los linderos de su poder porque, pese al deseo y en más de un campo, factores internos y externos comienzan a disputarle la agenda, el ritmo y el calendario de las prioridades a atender que, hasta ahora y pese a algunos tropiezos, él consideraba bajo su control y dominio.
En el campo de la política educativa, financiera, migratoria, antidrogas, comercial, laboral y criminal inciden factores de poder distintos al presidencial.
La política educativa, en particular la aprobación de la reforma de la reforma en esa materia, no depende sólo del Ejecutivo como tampoco de la mayoría parlamentaria en el Congreso, sino también de la minoría magisterial disidente que desafía la capacidad de negociación y acuerdo del Ejecutivo no sólo con esa porción del magisterio, sino también con la oposición parlamentaria que, con su propia propuesta, complementa y equilibra la oficial. ¿Con quién terminará por aliarse el Ejecutivo, a quién terminará haciendo concesiones?
La política financiera está atada a la captación y generación de recursos. Sin ello y aun con austeridad, es muy difícil desplegar planes y políticas. Recortar o endeudar no es salida y, entonces, ahí manda la realidad.
A la política migratoria, comercial y antidrogas la presiona, por decir lo menos, Donald Trump. Rehabilitado, el mandatario estadounidense no escatima tweet o pretexto para practicar la diplomacia del chantaje y animar a costa de México su campaña reeleccionista: se detiene la migración y se combate mejor el narcotráfico o se frena el comercio. De este lado, el mutis se ha adoptado como la mejor estrategia, quizá lo sea, pero no se advierte una postura clara ni firme.
El ritmo de la aprobación de la reforma laboral en México lo fija la lideresa de la Cámara de Representantes en Estados Unidos, Nancy Pelosi: si no se resuelve aquella, ni por qué pensar en ratificar el nuevo tratado de comercio. Así, aun cuando en febrero se realizaron las audiencias públicas para elaborar y dictaminar la reforma, ahora es cuando hay prisa por aprobarla.
A la política de seguridad la presiona el crimen. Puede, como lo hacía Pedro Aspe con la inflación, resaltarse cuántos homicidios menos hubo este o aquel día, pero cuando el crimen hace alarde de su osadía, estallando coches bomba, quemando lotes de autos, levantando policías, efectuando asaltos millonarios en un tris... las décimas del porcentaje se borran. Y, entonces, resurge la duda sobre la militarización disfrazada de la seguridad. ¿Qué poder dicta la política en esa materia: el criminal, el civil, el militar?
Más allá de la voluntad, urge ajustar el límite y el horizonte del poder presidencial. Sumar aliados, en vez de restarlos. Restar adversarios, en vez de complacerlos. Esta vez, como el propio López Obrador reiteradamente ha dicho, el Presidente no puede fallar.
· APUNTES
Si los cuadros de Morena van a emular a los del Partido de la Revolución Democrática, alentando la creación de tribus caníbales, sin duda, no harán historia, sólo van a repetirla.
sobreaviso12@gmail.com
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¿Abolir el neoliberalismo?
COLABORADOR INVITADO / Alejandro Dieck Assad
Reforma, 06 Abr. 2019
Recientemente, el Presidente de la República anunció la abolición del modelo neoliberal. Es probable que dicha afirmación haya generado entre la población dudas y avivado la incertidumbre que hoy en día prevalece en el ámbito de los negocios.
¿Qué es el modelo neoliberal? ¿Qué tipo de políticas, en lo general, lo caracterizan?
Principalmente, un manejo adecuado de las finanzas públicas tanto del déficit como del endeudamiento público; otra condición requerida es el control de la inflación a través de una política monetaria robusta.
De igual forma, propone contar con un efectivo Estado de derecho, sin tolerancia a la impunidad y corrupción y donde haya respeto pleno a los derechos de propiedad.
En materia de funcionamiento de mercados, respalda la liberalización financiera y del comercio internacional. También privilegia un mercado cambiario competitivo. Además, sostiene que se debe contar con una ley laboral flexible y una regulación no excesiva que sea efectiva.
Finalmente, alude por la promoción decidida a la investigación y desarrollo tecnológico, la no existencia de monopolios, y asigna un rol más activo al sector privado en la actividad económica, sin -claro está- soslayar el rol que debe jugar el sector público en aquellos casos donde las fuerzas del libre mercado generan una situación menos deseable.
Una de las críticas más severas que se le hacen a la adopción de este modelo es que su aplicación ha agudizado la situación de la pobreza y de deterioro en la distribución del ingreso. Lamentablemente, las autoridades no han sido capaces de atender dicho flagelo a través de políticas públicas efectivas.
Algunas de las políticas de la nueva Administración federal incorporan ideas creativas para apoyar a los grupos vulnerables que han sido afectados, tratando de reducir las brechas que se han presentado por la insuficiencia de crecimiento económico.
Haciendo una valoración histórica de las caracterizaciones anteriores que enmarcan el modelo, nos podemos dar cuenta de que su implementación, en algunos casos, fue bastante tímida o incluso inexistente.
El Ejecutivo federal se ha referido (en sentido favorable) a la mayoría de ellas, de manera directa o indirecta, a través de los diferentes medios de comunicación que utiliza. También en algunos casos ha realizado acciones que no las descalifican.
¿Cuál debería entonces ser la guía general para una política pública prudente? ¿La abolición del modelo neoliberal? Eso no es compatible con lo que se ha dicho de que se respetará la autonomía del Banco de México, o que se espera la ratificación del T-MEC, ni tampoco con pedir al sector privado apoyo para lograr un mayor crecimiento y con el (hasta ahora) prudente manejo de las finanzas públicas, ni con asegurar que no habrá intervención para controlar las comisiones bancarias, entre otros ejemplos.
Entonces ¿cuál debería ser la guía? La implementación de los nuevos programas anunciados por el Gobierno federal deberá corregir algunos de los efectos indeseables y no atendidos de la implementación de la política económica vigente. Pero también es necesario que haya una abolición, pero no del modelo neoliberal, sino de la timidez con la que éste se ha aplicado.
Si lo que se quiere es derogar el malogrado nombre neoliberal, adelante, bauticémoslo como el modelo de la 4T, pero no modifiquemos sus rasgos esenciales. Con ello, estaríamos posicionando a la economía hacia una senda de crecimiento más cercana a la que el Presidente y todos los mexicanos anhelamos. No se vislumbra una opción distinta.
El autor es profesor de cátedra de la Egade Business School y consejero independiente de empresas.
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Poder: límite y horizonte
SOBREAVISO / René Delgado
Reforma, 06 Abr. 2019
Más pronto que tarde -y, ojalá, pronto no sea tarde- terminará por fijarse el límite y horizonte del poder presidencial, como también el estilo de su ejercicio.
En estos días, comoquiera, la realidad replantea la pregunta: ¿quién manda aquí?
Recobra vigor la interrogante porque, ante algunos desafíos, el Ejecutivo hace gala -no exenta de sorna- del ejercicio del poder, así como del dominio y control de su fuerza. Empero, ante otros retos, sonríe, adelgaza el postulado de su conducta y resbala el ejercicio del poder, sin reconocer falta de fuerza y estrategia para hacerlo valer.
En ambos casos muestra instinto político, pero el contraste revela una doble vara: un horizonte y un límite que no acaban de establecer sus coordenadas.
En los últimos días, el mandatario se ha topado con factores internos y externos de poder que, aun sin la legitimidad ni autoridad política y social del suyo, le disputan el mando y no queda claro cuál y cuándo será el desenlace del litigio.
Aún antes de asumir la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador estableció que, aquí, ya en el puesto y sin reparar en el costo, él ejercería el mando.
El video-mensaje con que el entonces presidente electo quiso disipar, el 30 de octubre, cualquier duda al respecto fue elocuente. A fin de revestir la decisión de cancelar el nuevo aeropuerto en Texcoco con la consulta popular y de legitimar el combate a la corrupción y la impunidad, amparado en una escenografía que incluía, como quien no quiere la cosa, la exhibición del libro ¿Quién manda aquí?, López Obrador asentó que, aquí, mandaría él.
No otra cosa supuso expresar con símbolos y signos: "Yo no voy a ser florero. No estoy de adorno. Yo traigo un mandato de los mexicanos". El presidente electo anticipaba que, como presidente constitucional, no sería más -según su propio dicho- el payaso de las cachetadas.
Hay una distancia entre el candidato presidencial, el presidente electo y el presidente constitucional. Encarnar esas investiduras sin calibrar su duración y condición no siempre es fácil. Menos, cuando se goza de fuerte respaldo popular y ánimo social y cuando se sucede a quienes, en el fondo, ejercieron el no poder y hundieron su mandato en la negligencia y la corrupción.
No es fácil, pero es menester reconocer los tramos de ese recorrido como también la variación de las fuentes del poder propio y ajeno, porque ahí se juega la posibilidad de ejercerlo desde la Presidencia, con noción, mesura, equilibrio... y resultados memorables. Históricos, si se prefiere.
En estos días, el Ejecutivo afronta la urgencia de reconocer los linderos de su poder porque, pese al deseo y en más de un campo, factores internos y externos comienzan a disputarle la agenda, el ritmo y el calendario de las prioridades a atender que, hasta ahora y pese a algunos tropiezos, él consideraba bajo su control y dominio.
En el campo de la política educativa, financiera, migratoria, antidrogas, comercial, laboral y criminal inciden factores de poder distintos al presidencial.
La política educativa, en particular la aprobación de la reforma de la reforma en esa materia, no depende sólo del Ejecutivo como tampoco de la mayoría parlamentaria en el Congreso, sino también de la minoría magisterial disidente que desafía la capacidad de negociación y acuerdo del Ejecutivo no sólo con esa porción del magisterio, sino también con la oposición parlamentaria que, con su propia propuesta, complementa y equilibra la oficial. ¿Con quién terminará por aliarse el Ejecutivo, a quién terminará haciendo concesiones?
La política financiera está atada a la captación y generación de recursos. Sin ello y aun con austeridad, es muy difícil desplegar planes y políticas. Recortar o endeudar no es salida y, entonces, ahí manda la realidad.
A la política migratoria, comercial y antidrogas la presiona, por decir lo menos, Donald Trump. Rehabilitado, el mandatario estadounidense no escatima tweet o pretexto para practicar la diplomacia del chantaje y animar a costa de México su campaña reeleccionista: se detiene la migración y se combate mejor el narcotráfico o se frena el comercio. De este lado, el mutis se ha adoptado como la mejor estrategia, quizá lo sea, pero no se advierte una postura clara ni firme.
El ritmo de la aprobación de la reforma laboral en México lo fija la lideresa de la Cámara de Representantes en Estados Unidos, Nancy Pelosi: si no se resuelve aquella, ni por qué pensar en ratificar el nuevo tratado de comercio. Así, aun cuando en febrero se realizaron las audiencias públicas para elaborar y dictaminar la reforma, ahora es cuando hay prisa por aprobarla.
A la política de seguridad la presiona el crimen. Puede, como lo hacía Pedro Aspe con la inflación, resaltarse cuántos homicidios menos hubo este o aquel día, pero cuando el crimen hace alarde de su osadía, estallando coches bomba, quemando lotes de autos, levantando policías, efectuando asaltos millonarios en un tris... las décimas del porcentaje se borran. Y, entonces, resurge la duda sobre la militarización disfrazada de la seguridad. ¿Qué poder dicta la política en esa materia: el criminal, el civil, el militar?
Más allá de la voluntad, urge ajustar el límite y el horizonte del poder presidencial. Sumar aliados, en vez de restarlos. Restar adversarios, en vez de complacerlos. Esta vez, como el propio López Obrador reiteradamente ha dicho, el Presidente no puede fallar.
· APUNTES
Si los cuadros de Morena van a emular a los del Partido de la Revolución Democrática, alentando la creación de tribus caníbales, sin duda, no harán historia, sólo van a repetirla.
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