La tumba del poeta mexicano Gilberto Owen: ¿Abandonada en un enorme cementerio de Estados Unidos?
Un escritor mexicano asegura haber encontrado los restos del bardo en un sepulcro anónimo en Filadelfia. El supuesto hallazgo ha movilizado a intelectuales de Sinaloa para exigir al Gobierno la repatriación
Un retrato del poeta sinaloense Gilberto Owen Estrada, fallecido en Filadelfia, en 1952.
Carlos S. Maldonado
El País, México - 26 ENE 2023:
El escritor mexicano Carlos Pérez Sámano afirma que ha encontrado en Estados Unidos la tumba del poeta mexicano Gilberto Owen. El supuesto hallazgo ha atraído la atención de la prensa y de intelectuales mexicanos, que ven una oportunidad para rescatar del olvido a una de las figuras más importantes de la poesía mexicana. En los polvorientos archivos físicos del cementerio Holy Cross, localizado a las afueras de Filadelfia, Pérez Sámano asegura haber dado con la prueba de que los restos del bardo, fallecido en 1952, descansan en el lote 29 de la sección 51 del enorme cementerio estadounidense. Aunque no hay certeza de que en esa abandonada tumba, que no contiene ni una placa que confirme que allí yace el poeta mexicano, la noticia ha generado alegría entre escritores y artistas de Sinaloa, donde nació Owen, que han formado este miércoles un comité para presionar a las autoridades del Estado y del Gobierno Federal para que repatríen los restos del bardo y se promueva la lectura de su obra que, como la tumba recién encontrada, ha caído en el abandono. “Lo que me parece importante es el gran contraste entre la relevancia del poeta y el olvido de su cuerpo”, dice Pérez Sámano.
El escritor mexicano llevaba muchos años tras la pista del sepulcro del poeta. Él había leído la obra de Owen y estaba familiarizado con la obstinación de varios intelectuales de Sinaloa por dar con los restos del poeta, a los que se les perdió totalmente el rastro y quedaron olvidados por décadas. Pérez Sámano emigró a Estados Unidos siguiendo un amor y se quedó a vivir allá, donde trabajó como obrero de la construcción para ganarse la vida. Más tarde lograría una residencia artística en la Universidad de Pensilvania, pero en sus tiempos libres, durante los seis años que vivió en Filadelfia, se entregó a la búsqueda de la tumba de Gilberto Owen.
El poeta Owen, mexicano de padre irlandés, nació en El Rosario, una diminuta ciudad de apenas 16.000 habitantes del norteño Estado de Sinaloa, el 13 de mayo de 1904. Fue un autor vanguardista, miembro de una de las generaciones doradas de la poesía mexicana, los llamados Contemporáneos, junto otros nombres de peso como Salvador Novó, Xavier Villaurrutia o Jorge Cuesta. Autor de media docena de libros de poesía y novelas, que obtuvo un gran reconocimiento entre intelectuales latinoamericanos. Su obra cumbre es Perseo vencido, publicada en 1948, que narra en tres partes los dolores de un hombre enamorado y la búsqueda de la redención a través de la poesía. Owen fue también diplomático y trabajó en 1928 en Nueva York, donde conoció al poeta español Federico García Lorca. El bardo estuvo en Perú, Canadá y vivió y trabajó en las ciudades estadounidenses de Detroit y Filadelfia, donde falleció en 1952. Con el paso del tiempo sus restos cayeron en el olvido, que todo lo destruye, como cantaría Gardel.
Y también como Gardel, el escritor Carlos Pérez Sámano guardaba escondida la esperanza humilde de dar con los huesos del poeta. “Comenzó por curiosidad, por un nivel de identificación con la historia. Cuando leí que no se sabía dónde estaba enterrado pensé que cómo es posible que la obra de Owen se lea, pero que nadie sepa dónde está”, explica Pérez Sámano. “Me dije: yo no quiero terminar así, como una persona olvidada en un cementerio”, agrega. Entonces comenzó la búsqueda desde que llegó a Pensilvania. “Me iba a diferentes cementerios y revisaba los nombres de las tumbas mientras paseaba con mi perra. No tenía ni idea de dónde estuviera enterrado. Después leí que estaba en Holy Cross, que es un cementerio grandísimo. Fui a buscar ahí, aunque sin éxito”, cuenta el escritor.
Casi decepcionado por sus fracasos en la búsqueda, Pérez Sámano estaba a punto de tirar la toalla. Estaba ya listo para regresar a México, porque se terminaba su visa, cuando una amiga le dijo que no se diera por vencido. Ella buscó información a través de una página de Internet creada para hallar tumbas y le arrojó un lote en el cementerio de Filadelfia, aunque al llegar al lugar la tumba era de otra persona. “Ese día, de pura casualidad, pasó por donde estábamos un sepulturero en una camioneta. Él fue el que me dijo que en las oficinas del cementerio tenían el registro de todas las tumbas”, narra Pérez Sámano. Un administrador del cementerio les dijo que tenían los registros digitalizados de los inquilinos del camposanto y que, si le daba las fechas de nacimiento y defunción de Owen, podría ayudarlo. La búsqueda digital no arrojó nada. Entonces tuvieron que acudir a la vieja escuela: los polvorientos archivos físicos. ¡Y ahí estaba un Gilberto Owen! La mujer halló el lugar exacto y un sepulturero los llevó al lote 29 de la sección 51 del enorme cementerio. “La tumba estaba sin identificación, no tiene ninguna lápida, pero todo me hizo sentido: el hecho de que estuviera desconocido el paradero de Owen es porque no tiene identificación su tumba”, explica.
Pérez Sámano hizo público su hallazgo unos días después a través de su cuenta personal en Twitter y la noticia se esparció por Internet, hasta que periodistas y medios lo buscaron, además de escritores mexicanos. Él dice que quiere contactar con la familia, para animarlos a hacer un reconocimiento de la tumba y poner una lápida decente a los restos olvidados de Owen. Un editor español le dio los correos de dos de los hijos del poeta y les escribió, pero una semana después no ha recibido respuesta. Tampoco este diario recibió respuesta a la consulta hecha a través de los mismos correos. Pérez Sámano también contactó a las autoridades del consulado mexicano en Filadelfia, que, dice, se mostraron abiertas a hacer algo para rescatar los restos, aunque reconocen que no tienen presupuesto para ese tipo de aparejos. “El objetivo para mí es recuperar la memoria de este poeta. Sacarlo del olvido. Y que hagamos también un tributo a su cuerpo”, dice el escritor, autor del libro de crónica de viaje África sueño de sombras largas y el poemario Ella decía ser mi esposa.
Aunque falta confirmar que la tumba encontrada en Filadelfia sea la de Owen, el hallazgo de Pérez Sámano ha entusiasmado a intelectuales de Sinaloa, su Estado natal. Un grupo de cronistas y artistas han creado este miércoles un comité para exigir a las autoridades que repatríen los restos del bardo. Al frente del comité está Miguel Ángel Ramírez, delegado del Instituto Sinaloense de Cultura en la zona sur de Sinaloa y director del Museo de Arte de Mazatlán, quien afirma que han hecho un listado de autoridades a las que buscarán, empezando por el presidente Andrés Manuel López Obrador, el canciller Marcelo Ebrard y el cónsul de México en Filadelfia. “No tenemos total certeza de que sean sus restos, pero uno de sus familiares aseguró que sí. Sus hijos no tienen tanto interés en hacer una gestión, pero estarían dispuestos a apoyar lo que podemos hacer desde Sinaloa para rescatar esos restos, que tienen valor simbólico enorme, porque es rescatar la memoria de uno de los escritores más importantes de nuestro país”, dice Ramírez. Él afirma que una poeta que forma parte del comité, Julia Montero, pudo ponerse en contacto con los familiares de Owen.
No es la primera vez que los intelectuales de Sinaloa tienen interés en lo que queda del cuerpo del poeta. Ya en 2009 se había hecho un primer intento por buscar sus retos y expatriarlos, aunque sin éxito. “Es uno de los grandes poetas que ha dado Sinaloa, aunque buena parte de su vida estuvo fuera del Estado. Creo que Ebrard puede echarnos la mano, porque Owen fue diplomático”, explica Ramírez. La esperanza de él y del grupo de intelectuales es poder tener a Owen de regreso a casa, aunque está por verse si las autoridades mexicanas están dispuestas a hacer todo el trabajo que implica establecer si la tumba de Filadelfia y los restos que resguarda son los del bardo mexicano. “Es un personaje que debe ser rescatado. Es poco el interés que ha habido de rescatar su figura, su imagen y estamos empeñados en ello. Es el reto que tenemos”, dice el esperanzado Ramírez.
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