Laicidad transformada en laicismo, nueva forma de hegemonía totalitaria
El Patriarca de Lisboa critica la “guerra a los símbolos religiosos”
LISBOA, miércoles 27 de enero de 2010 (ZENIT.org).- El Patriarca de Lisboa, cardenal José Policarpo, considera que la manipulación del concepto de laicidad, para transformarla en laicismo, supone una nueva forma de hegemonía totalitaria.
El cardenal abordó esta cuestión en la conferencia que pronunció en el Foro “Pensar a Escola, preparar o futuro”, de la Universidad Católica Portuguesa, y que estaba promovido por la Comisión Episcopal de Educación Cristiana.
Al hablar sobre una escuela laica en un Estado laico, el cardenal recordó que la Constitución de la República Portuguesa define al Estado como laico.
“Este estatuto es fruto de una larga evolución del pensamiento y de la realidad de la sociedad y significa, en su origen, la autonomía del poder del Estado en relación a otros poderes, entre los cuales, el poder de la Iglesia, que fue real y que hoy la Iglesia ya no reivindica ni quiere reivindicar”.
Según el cardenal Policarpo, existe un sentido positivo de esa laicidad: “el Estado no es confesional, esto es, no se identifica con ninguna religión, sino que respeta el fenómeno religioso”.
En ese respeto “se incluye la posibilidad de cooperación entre el Estado y las confesiones religiosas, para la promoción del bien común de la sociedad”.
Este principio de cooperación –según el purpurado– “inspira todo el Concordato celebrado entre el Estado Portugués y la Iglesia Católica, reconociendo, en la práctica, la predominancia de la Iglesia católica en la Nación Portuguesa”.
“Pero si el Estado es laico, la sociedad no lo es. Y hemos asistido en los últimos tiempos, a corriente de pensamiento en una doble dirección”, destacó el Patriarca.
Una dirección es “extender la laicidad del Estado a toda la sociedad y a todas las instituciones del Estado al servicio de la comunidad, entre las cuales sobresale la escuela”. La otra es “hacer derivar la justa laicidad hacia un laicismo, como una nueva religión, que combate cualquier presencia o influencia de la religión en la sociedad”.
Se trata, afirmó, de “una nueva forma de hegemonía totalitaria que se disfraza con ropajes democráticos”.
El purpurado explicó que la escuela, “como institución al servicio de la educación no puede ser laica, en este sentido, como tampoco puede ser un espacio sagrado, en la acepción religiosa del término”.
“La escuela, cualquier escuela digna de ese nombre, no puede dejar de dar lugar, en el proyecto educativo, a la dimensión religiosa, profundamente presente en la tradición cultural portuguesa”.
Según el cardenal Policarpo, la “guerra a los símbolos religiosos es hoy, en Europa, una señal preocupante”.
“Si la escuela, por ser del Estado, tiene que ser laica en ese sentido de una laicidad negativa, esto quiere decir que ésta, aun siendo del Estado, tiene que tener autonomía real de ‘proyecto educativo’”, afirmó.
El Patriarca de Lisboa invitó a los profesionales de las escuelas que sean católicas o se hayan formado en la tradición cultural cristiana.
“No tengan miedo de comunicar, en el proceso educativo, la perspectiva cristiana de la libertad, la búsqueda de la verdad, la generosidad en el servicio del bien común, porque los valores cristianos son básicos en una cultura verdaderamente humanista, y seguirlos, ponerlos en práctica, no significa necesariamente sacralizar la escuela, sino servir a la persona en un horizonte de belleza y de trascendencia”.
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