El
caso del General Tomás Angeles.
Comentarios de Sergio Sarmiento, Salvador García Soto, Carlos Loret, -
Escribe Sergio Sarmiento en
Reforma hoy…“No ha sido consignado ninguno de los tres generales y un teniente coronel detenidos por la SIEDO. A pesar de que supuestamente la investigación lleva varios años, no ha habido hasta ahora elementos para presentarlos ante un juez. Estos militares están privados de la libertad por arraigo. Al parecer las pruebas en su contra son declaraciones de oídas de un testigo protegido.”
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El general malquerido /SALVADOR GARCIA SOTO
24-horas.com, 23 de mayo de 2012
El general Tomás Ángeles, hasta antes de ser acusado la semana pasada de nexos con el narcotráfico por el propio Ejército al que pertenece y sirvió, tenía la fama de ser un militar honesto. “Es de los pocos que están limpios”, solía decirse de él en las élites castrenses en donde no se le conoce, hasta ahora, una riqueza excesiva, propiedades o lujos.
Toda la vida se preparó para ser secretario de la Defensa, y cuando estuvo a punto de serlo, un veto de último momento se lo impidió y lo metió a una dinámica de confrontación con el actual secretario, Guillermo Galván Galván, e incluso con el de Seguridad Pública, Genaro García Luna, ambos ahora parte acusadora de los presuntos vínculos del general con narcotraficantes.
Tomás Ángeles llegó a ser visto como el secretario de la Defensa de Felipe Calderón. El actual presidente lo veía con aprecio y todo estaba dispuesto, durante la transición del 2006, para que él ocupara el despacho principal de la Sedena. Pero ocurrió que Germán Martínez, entonces uno de los hombres más cercanos a Calderón, recibió ciertas presiones de grupos empresariales de Jalisco que habían financiado la campaña calderonista y que no querían a Ángeles en Defensa. Germán convenció a Calderón de que no lo nombrara y argumentó que carecía de la experiencia de haber sido jefe de una Zona Militar en el país.
En lugar del general Ángeles, esos mismos empresarios jaliscienses sugirieron a Guillermo Galván Galván, que venía, nada más y nada menos, de la zona militar de Chihuahua, uno de los estados más afectados por el narcotráfico y sede del entonces poderoso Cártel de Juárez. El presidente electo cedió a las presiones y, en señal del aprecio y reconocimiento que le tenía a Ángeles, lo envió de subsecretario a la Defensa, cargo que ocupó a regañadientes del general secretario y en el que fue prácticamente congelado por el alto mando.
Tras dos años de tensiones dejó la subsecretaría de la Defensa y se quedó, literalmente, en el desempleo. Es en esa época cuando tuvo su primer contacto con Enrique Peña Nieto. El jefe de seguridad del entonces gobernador del Estado de México lo buscó para ofrecerle una asesoría directa con el mandatario. Ángeles se mostró interesado y hubo un encuentro con el funcionario peñista. Cuando estaba por cerrarse la contratación, hasta el despacho del gobernador entró una llamada telefónica: era el secretario Guillermo Galván Galván que le ¨recomendaba¨ al gobernador Peña “mejor no contrate al general Ángeles”.
Peña aceptó la “sugerencia” del general secretario y Tomás Ángeles fue avisado por el jefe de Seguridad que el gobernador había decidido no contratarlo, por ahora. Ahí comenzó el conflicto que ahora tiene al general DEM bajo arraigo y, según denuncian sus familiares, incomunicado. Ángeles se sintió traicionado por Calderón y comenzó a soltar información y a filtrar señalamientos contra personajes del gabinete de seguridad, principalmente Genaro García Luna.
El siguiente acercamiento con Peña ocurrió la semana pasada, cuando el general fue invitado por la Fundación Colosio a exponer sus propuestas sobre seguridad nacional, junto a otros 6 expertos, en San Luis Potosí. Ese encuentro con Peña, que duró apenas una hora, fue la causa que detonó su detención y las acusaciones, hasta ahora sin un expediente conocido, de nexos con el narcotráfico. El mismo Calderón, que algún día quiso nombrarlo su secretario de Defensa, ayer lo condenó en una declaración lapidaria: “No aceptaremos actos ilícitos en el Ejército, vengan de quien vengan” ¿Qué venganza está pagando el general?, ¿tienen realmente pruebas contundentes en su contra que lo vinculen a los Beltran Levya como se ha filtrado o sólo saldrán con sus dudosos testigos protegidos al estilo García Luna?
sgarciasoto@hotmail.com | @sgarciasoto
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De generales y traiciones/Carlos Loret de Mola |
Publicado en El Universal, 23/05/2012
"Ese cabrón es un traidor", dijo con el ceño fruncido el secretario de la Defensa, general Guillermo Galván, cuando en Los Pinos le preguntaron sobre el hombre que recién dejaba de ser su subsecretario, el general Tomás Ángeles Dauahare.
Muy pocas personas estaban en ese momento. Todas se quedaron sorprendidas. Por respeto al general secretario nadie dijo nada. Nadie le preguntó qué motivaba esa expresión ni intentó indagar en qué había consistido la acusada traición. Nada que aclarara las cosas. Eso fue antes de la mitad del sexenio.
Años después de ese episodio, cuando le quedan seis meses a la actual administración, el general Dauahare, exnúmero dos de la Defensa Nacional, fue detenido en su casa y llevado a las instalaciones de la PGR, que luego lo arraigó por 40 días que se vencen la semana de las elecciones. Entonces deberá volver a su hogar o será trasladado a un penal.
El gobierno federal ha divulgado oficialmente muy poco sobre el caso. Los abogados del militar revelaron que le imputan, a partir de declaraciones de testigos protegidos, recibir dinero del narcotráfico.
El general Dauahare era de los favoritos para convertirse en secretario de la Defensa cuando se negociaba el gabinete de Calderón en 2006. En los momios dentro del Ejército y entre analistas, figuraba incluso con más probabilidades que quien fue finalmente nombrado en el cargo: el general Galván. Para guardar los equilibrios dentro del Ejército, Ángeles Dauahare fue nombrado subsecretario en lo que, por edad, pasaba a retiro.
Desde la Secretaría de la Defensa Nacional, Ángeles Dauahare hizo política. Lejos del estilo discreto y encerrado que suelen tener muchos mandos militares, él solía reunirse frecuentemente con actores políticos, empresarios, periodistas. Algunas fuentes señalan que tras haber dejado el cargo siguió moviendo piezas dentro del Ejército, haciendo política, cosa que no cayó nada bien al general secretario, quien, según algunas fuentes habitualmente bien informadas, impulsa como su sucesor para el siguiente sexenio a su eficaz colaborador, el general Augusto Moisés García Ochoa.
Más recientemente, apenas hace dos semanas, el general Dauahare fue convocado a un foro de la Fundación Colosio del PRI para hablar sobre seguridad. Quienes asistieron cuentan que criticó la estrategia del gobierno actual.
Hay, pues, toda una corriente de información que ubica la detención del general como una disputa política en la cima del Ejército. Hay otra, la que figura en el expediente, que tiene que ver con sus presuntos vínculos con el crimen organizado. Y claro, puede ser la combinación de ambas. El asunto está abierto y la opinión pública —tras muchos casos en que asombrosas detenciones se vuelven en humillantes liberaciones— luce cautelosa ante el caso.
Lo que no olvidan en Los Pinos es esa expresión de "ese cabrón es un traidor". Y parece que antes de las elecciones presidenciales los ahí presentes podrán saber exactamente a qué se refería el general.
carlosloret@yahoo.com.mx
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