Un
nuevo puente entre China y América Latina/Luis Alberto Moreno es presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Publicado en El
País | 17 de julio de 2014
Esta
semana el presidente chino, Xi Jinping, iniciará una gira por Brasil,
Argentina, Venezuela y Cuba en su segunda visita a América Latina en poco más
de un año. En junio del 2013 estuvo en Trinidad y Tobago, Costa Rica y México
antes de encontrarse con el presidente Barack Obama en California. Es una
muestra clara de que la relación entre China y América Latina surca nuevas
aguas.
Durante
siglos, esa relación ha tenido como marco al Pacífico, un puente entre ambas
regiones. En la época colonial, galeones españoles navegaban entre Acapulco y
Manila, transportando productos asiáticos y americanos. En el siglo XIX,
decenas de miles de chinos llegaron a nuestras costas para trabajar en la
construcción de canales y ferrocarriles, plantaciones de azúcar y minas de
guano y salitre. Otras oleadas migratorias llegarían durante el violento siglo
XX.
La
presencia china ha dejado huellas profundas en nuestra cultura, desde las artes
culinarias hasta el paisaje urbano. Hay barrios chinos en muchas de las grandes
ciudades de nuestro continente, y la influencia de notables personalidades de
ascendencia china se ha hecho notar en la academia, las artes y el servicio
público.
En
la actualidad, el Pacífico sigue siendo una ruta del comercio, pero a una
escala inédita, porque hoy más del 40% del intercambio global de mercancías
cruza sus aguas.
Desde
el año 2000 el intercambio comercial entre China y América Latina ha crecido a
una impresionante tasa del 23%. China es hoy el primer destino de las
exportaciones de Brasil, Chile y Perú. La economía china consume el 40% del
cobre que se exporta en el mundo, un 47% del hierro y un 53% de la soja.
Uno
de los motores de la demanda china por materias primas ha sido su rápida
urbanización, a una escala sin precedentes. En los últimos 35 años, más de 560
millones de personas han pasado del campo a ciudades, casi el equivalente a
toda la población de América Latina.
En
marzo, las autoridades chinas oficializaron un plan nacional de urbanización
con el objetivo de elevar la población urbana al 60% del total para el año
2020. Eso implica un aumento de 100 millones de personas que vivirán en
ciudades: más gente que la suma de la población de Lima, São Paulo, Ciudad de
México, Buenos Aires, Río de Janeiro, Bogotá y Santiago. La inversión estimada
es de 6,8 billones de dólares en todo tipo de infraestructura urbana.
Esta
decisión representa una oportunidad enorme para América Latina. En primer
lugar, porque la masiva inversión en infraestructura se traducirá en una
demanda constante de muchas materias primas latinoamericanas. En segundo lugar,
porque el aumento del poder adquisitivo de las familias chinas urbanas abre la
posibilidad de diversificar nuestras exportaciones a productos de mayor valor
agregado.
Esta
nueva visita del presidente Xi también indica que la relación entre China y
América Latina dejará de ser exclusivamente comercial. Hoy todos tenemos claro
que el camino hacia el desarrollo sostenible pasa por el conocimiento, la
innovación, la protección del medio ambiente, la mejora educativa e
institucional, más allá de la necesidad de grandes inversiones en infraestructura.
El
primer puente entre China y América Latina fue el comercio. El desafío actual
es mayor: debemos construir un puente para las ideas.
En
este aspecto el Banco Interamericano de Desarrollo tiene la vocación y la
experiencia para canalizar ese diálogo. Esta semana auspiciaremos en Lima,
junto al gobierno del Perú y la Academia China de Ciencias Sociales (CASS), la
Cumbre China-América Latina de Políticas y Conocimiento. El encuentro reunirá a
ministros de vivienda de Brasil, Chile, Ecuador y Perú con autoridades del
gobierno y académicos de China para fomentar el intercambio en un tema vital
para nuestras sociedades: la expansión urbana.
Tenemos
muchos desafíos en común: para el año 2020, tanto en China como en nuestra
región habrá siete megalópolis con más de 10 millones de habitantes. Tenemos
muchas experiencias por compartir: América Latina tiene lecciones que sacar de
la cooperación público-privada y de la planificación nacional china, que
coordina el crecimiento de las ciudades con el desarrollo productivo. China
podría aprovechar algunas de las soluciones innovadoras que hemos aplicado en
temas como la protección social, los sistemas de transporte urbano o el
mejoramiento de barrios.
Esperamos
que este diálogo sea un paso más en el camino hacia una cooperación más plena
entre dos regiones con una historia de encuentros. Así, el Pacífico será más
que una vía de navegación para buques de carga: será un puente para
intercambiar ideas. Y gracias a este tipo de infraestructura lograremos acortar
la distancia que nos separa del desarrollo.
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