En el marco de su 99° Asamblea Plenaria, los obispos de la
Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) dieron a conocer un mensaje titulado
“¡Sin confianza y participación no se avanza!”.
A
continuación el texto completo del mensaje:
“Los
obispos de México somos conscientes del creciente reclamo de los ciudadanos
que, cada vez con mayor insistencia, piden ser escuchados y atendidos, sobre
todo por quienes se han comprometido a servir al pueblo. No hay razón para
oídos sordos.
Como
sucede en familia, incluso en las crisis, lo que se necesita para salir
adelante es la confianza. Confianza que brota de tener la seguridad de que se
está buscando el bien de todos, no sólo de algunos. Lo mismo sucede con nuestro
pueblo mexicano. Necesita saber que sus instituciones y autoridades trabajan
responsable y honestamente por el bien de todos, particularmente por los que
menos oportunidades han tenido.
Un
pueblo sin confianza alimenta la indiferencia, el desaliento o la agresividad.
No podemos negar la crisis actual de nuestra querida Patria. Si no reconocemos
que el mal se está extendiendo, hasta en las instituciones que deberían
erradicarlo, no podremos solucionarlo. El mal no tiene la última palabra. ¡Nos
urge la honestidad!
No
nos acostumbremos a lo que destruye la dignidad del ser humano y el valor de la
vida: la injusticia, la corrupción, la violencia, la impunidad… Todo esto
provoca la desconfianza y desalienta la participación. Los mexicanos no podemos
tolerar a quienes buscan el poder sólo para favorecer sus intereses.
Los
obispos queremos ayudar a restaurar la confianza de nuestro pueblo! Esa es
nuestra misión. La confianza se gana hablando con la verdad, cumpliendo los
compromisos, construyendo la justicia y respetando la vida; a ejemplo de
Cristo, en quien todos confiaron viéndolo hacer el bien. Los mexicanos podemos
reconocer el bien y vivirlo.
Que
las familias, los maestros, las comunidades, las autoridades y todas las
instituciones públicas y privadas eduquen en la confianza con el ejemplo.
Cumplan bien sus responsabilidades, actuando con legalidad, honestidad y
solidaridad. Eso es lo que merecen y esperan todos los ciudadanos, sobre todo
los niños y los jóvenes, que son el presente y el futuro de nuestro País.
Sepan
que en cualquier diálogo con las autoridades y los diferentes sectores
sociales, los obispos seguiremos expresando con claridad y firmeza las grandes
necesidades de nuestro pueblo mexicano.
Orando
y trabajando tenemos la esperanza de mejorar. Es la confianza que nos da Jesús.
Con su muerte y resurrección nos ha demostrado que el amor vence al mal y hace
triunfar el bien y la vida. Santa María de Guadalupe nos acompaña en este
camino.
¡Todos
debemos participar para construir un México en el que confiemos unos en otros!
Si actuamos con verdad recuperaremos la confianza”.
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