El papa receta ‘cariñoterapia’ para recuperarse de
las enfermedades
El Papa abraza a una niña enferma de cáncer
Ocurrió en el Hospital pediátrico “Federico Gómez”, situado en
la colonia Doctores, en la Ciudad de México. Angélica
Rivera, esposa del presidente Enrique Peña Nieto, recibió y acompañó al papa en
su recorrido por el hospital..
Antes de la intervención del papa, la esposa del
mandatario mexicano le ha dicho: “Usted es grande por lo que dice, pero usted
es mucho más grande por lo que hace”.
En
el auditorio “Jesús Kumate”, el Santo Padre dirigió un mensaje… a los
pequeños y a quienes les atienden en este centro médico. De forma espontánea,
una niña ha gritado: “Papa Francisco, te amo”, y el Pontífice le ha pedido:
“Reza por mí”.
Al
término de su discurso, el Papa ha realizado una visita privada a las
instalaciones. En una de las áreas oncológicas, una niña le ha cantado el Ave
María de Schubert.
Durante
el recorrido se han vivido muchos momentos emotivos, como cuando Francisco ha
entrado en una sala donde hay una campana. Cada vez que suena significa que uno
de los pacientes es dado de alta. Dos pequeños han anunciado su vuelta a casa,
ante la presencia del Pontífice.
Palabras del papa Francisco;
Señora
Primera Dama.
Señora
Secretaria de Salud.
Señor
Director.
Miembros
del Patronato.
Familias
aquí presentes.
Amigos
y amigas. Queridos niños.
Buenas
tardes a todos.
Agradezco
a Dios la oportunidad que me regala de poder venir a visitarlos, de reunirme
con ustedes y sus familias en este hospital. Poder compartir un ratito de sus
vidas, la de todas las personas que trabajan como médicos, enfermeras, miembros
del personal y voluntarios que los atienden. Tanta gente que está trabajando
para ustedes.
Hay
un pedacito en el Evangelio que nos cuenta la vida de Jesús cuando era niño.
Era bien chiquito, como algunos de ustedes. Un día los papás, José y María, lo
llevaron al Templo para presentárselo a Dios. Y ahí se encuentran con un
anciano que se llamaba Simeón, el cual cuando lo ve, muy decidido el viejito y
con mucha alegría y gratitud, lo toma en brazos y comienza a bendecir a Dios.
Ver
al niño Jesús provocó en él dos cosas: un sentimiento de agradecimiento y las
ganas de bendecir. Da gracias a Dios y le vinieron ganas de bendecir al viejo.
Simeón es el ‘abuelo’ que nos enseña esas dos actitudes fundamentales de la
vida: agradecer y a su vez bendecir.
Acá
yo los bendigo a ustedes, los médicos los bendicen a ustedes cada vez que los
curan, las enfermeras, todo, todo el personal que trabaja los bendicen a
ustedes los chicos pero ustedes también tienen que aprender a bendecirlos a
ellos y a pedirle a Jesús que los cuide porque ellos los cuidan a ustedes.
Yo
aquí (y no sólo por la edad) me siento muy cercano a estas dos enseñanzas de
Simeón. Por un lado, al cruzar esa puerta y ver sus ojos, sus sonrisas, algunos
guiños, sus rostros me generó ganas de dar gracias.
Gracias
por el cariño que tienen en recibirme; gracias por ver el cariño con que se los
cuida aquí y con el cariño con el que se los acompaña. Gracias por el esfuerzo
de tantos que están haciendo lo mejor para que puedan recuperarse rápido.
Es
tan importante sentirse cuidados y acompañados, sentirse queridos y saber que
están buscando la mejor manera de cuidarnos, por todas esas personas digo:
¡Gracias, gracias!
Y,
a su vez, quiero bendecirlos. Quiero pedirle a Dios que los bendiga, los
acompañe a ustedes y a sus familias, a todas las personas que trabajan en esta
casa y buscan que esas sonrisas sigan creciendo cada día. A todas las personas
que no sólo con medicamentos sino con la ‘cariñoterapia’ ayudan a que este
tiempo sea vivido con mayor alegría.
Es
tan importante la ‘cariñoterapia’, tan importante. A veces una caricia ayuda
tanto a recuperarse. ¿Conocen al indio Juan Diego ustedes? A ver, levante la
mano quién lo conoce. Todos. Cuando el tío de Juanito estaba enfermo, él estaba
muy preocupado y angustiado. En ese momento, se aparece la Virgencita de
Guadalupe y le dice: “No se turbe tu corazón ni te inquiete cosa alguna ¿No
estoy yo aquí, que soy tu Madre?”.
Tenemos
a nuestra Madre, pidámosle para que ella nos regale a su Hijo Jesús. Y ahora a
los chicos les voy a pedir una cosa: Cerremos los ojos, cerremos los ojos y
pidamos lo que nuestro corazón hoy quiera, un ratito de silencio con los ojos
cerrados y adentro pidiendo lo que queremos.
Y
ahora juntos digamos a nuestra Madre: Dios te salve María…
Que
el Señor y la Virgen de Guadalupe los acompañe siempre. Muchas gracias. Y, por
favor, no se olviden de rezar por mí. No se olviden. Que Dios los bendiga.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario