Revista
Proceso # 2061, 30 de abril de 2016
Legionario
de Cristo en #PanamaPapers/RODRIGO VERA
Mediante
el despacho panameño Mossack Fonseca, Héctor Fernández Rousselon, miembro de
los Legionarios de Cristo y exvocero del cardenal Norberto Rivera Carrera en la
arquidiócesis primada de México, abrió dos compañías en las Islas Vírgenes
Británicas, en mayo de 2011.
Los
correos forman parte de los 11.5 millones de documentos filtrados al periódico
alemán Süddeutsche Zeitung (www.seuddeutsche.de) y compartidos por el Consorcio
Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés,
www.icij.org) con más de 100 medios en todo el mundo, entre ellos Proceso.
Los
correos electrónicos sobre Fernández Rousselon abarcan un periodo que va de
mayo a junio de ese año, y revelan las gestiones realizadas por los abogados de
Mossack Fonseca para abrirle al exvocero del cardenal Rivera sus dos empresas
en ese paraíso fiscal del Caribe.
En
un correo del 3 de mayo, Martha Rodríguez, del despacho estadunidense Gotlieb
& Associates, de Miami, Florida, le informa a Daniel León, de Mossack
Fonseca, que Fernández Rousselon está interesado en abrir ese fideicomiso,
cuyos beneficiarios serían su esposa (Milagro Rocío Miranda) y su hijo (Sebastián),
mientras que el director de las dos firmas manejadas por el fideicomiso será el
mismo Fernández Rousselon.
Daniel
León –a través de un correo electrónico enviado ese mismo día– le informa a su
compañera Lurys Madrid, también de Mossack Fonseca, sobre este “nuevo cliente”.
Y
le detalla: “El Sr. Héctor Fernández Rousselon desea constituir un fideicomiso
en Panamá (…) y Mossack Fonseca actuará como agente y oficina registrada del
fideicomiso.
“El
cliente además desea incorporar dos sociedades de BVI (Islas Vírgenes
Británicas, por sus siglas en inglés) que estarán bajo el fideicomiso y que el
propio cliente actuará como director de ambas.”
A
partir de ahí, éstos y otros gestores de Mossack Fonseca se intercambian
correos electrónicos para hablar de los avances en la apertura de las dos
empresas: comentan sobre sus trámites y se intercambian la documentación que
desde México les envía Fernández Rousselon.
Finalmente,
en un correo del 19 de mayo, Daniel León le pide a la encargada de
“Corporaciones” del despacho, Karla Moreno, “proceder con la incorporación” de
las dos empresas de Fernández Rousselon: “Pongo Investments I” y “Pongo
Investments Dos”.
La
“actividad” de la primera, dice, será para “mantener los bienes del banco”.
Mientras que la segunda, agrega, se encargará de “realizar negocios con
compañías estadunidenses”.
Y
queda asentado que Héctor Fernández Rousselon figura como el único director de
ambas empresas, mientras que su hermano, Carlos Esteban, aparece como su
fideicomisario.
En
el currículum que envió el propio Fernández Rousselon al despacho panameño,
señala que tiene una maestría en economía y negocios en la Universidad Anáhuac
–de los Legionarios de Cristo–, además de diplomados y cursos en universidades
extranjeras.
Señala
que fue el fundador del área de Comunicación Social del arzobispado de México,
la cual dirigió siete años: de 1996 a 2002, por lo que durante todo ese periodo
trabajó con el cardenal Rivera, cabeza de tal arquidiócesis de 1995 a la fecha.
Y
al momento de crear sus dos empresas en las Islas Vírgenes Británicas,
Fernández Rousselon fungía como director corporativo del Grupo Juan Beckmann,
perteneciente a la poderosa empresa tequilera Casa Cuervo.
Siempre
se dijo que los Legionarios de Cristo, mediante Fernández Rousselon, fueron
quienes al principio le manejaron la imagen y le montaron un sofisticado
aparato de prensa al cardenal Rivera, quien además mantenía mucha cercanía con
el sacerdote Marcial Maciel, fundador de esa congregación religiosa.
En
una entrevista con el diario La Jornada, publicada el 13 de junio de 2010, el
analista Bernardo Barranco aseguró que al cardenal “la legión lo asesoró, le
diseñó un aparato de prensa pendiente de la coyuntura, del acontecer nacional y
del mundo para así posicionarlo en los más altos niveles de la vida económica y
mediática del país”.
Para
conocer su versión, Proceso buscó a Fernández Rousselon en el Grupo Juan
Beckmann, donde informaron que ya no trabaja ahí. También le telefoneó a su
domicilio particular, en Huixquilucan, Estado de México, donde tampoco fue
posible contactarlo hasta el cierre de esta edición. l
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