Revista
Proceso # 2061, 30 de abril de
2016...
Tomás Zerón, el
hombre del trabajo sucio/ANABEL HERNÁNDEZ
La
aparición de un video que, entre otras cosas, sugiere manipulación de la escena
en el caso Ayotzinapa implica directamente a Tomás Zerón, jefe de la Agencia de
Investigación Criminal. Pero ésta no es la única irregularidad cometida por
este personaje. Desde el inicio de las indagatorias por la desaparición de los
43 normalistas, actuó de manera al menos equívoca: sabía desde el inicio lo que
estaba ocurriendo en Iguala y calló, y es señalado como torturador o promotor
de la tortura de los detenidos clave.
La
posible manipulación del caso Ayotzinapa por parte de Tomás Zerón, jefe de la
Agencia de Investigación Criminal, no comenzó en el río San Juan con la
presunta siembra de pruebas, sino desde el 26 de septiembre de 2014, en Iguala,
Guerrero.
Esa
noche la Procuraduría General de la República (PGR) inició una averiguación
previa y envió a policías federales ministeriales –a las órdenes de Zerón– a
investigar el ataque contra los normalistas, que dejó un saldo de seis muertos
y 43 desaparecidos.
Según
documentos que tiene Proceso, la PGR abrió la averiguación previa
AC/PGR/GRO/IGU/I/256/2014 por “violación a la ley federal de armas de fuego y
explosivos”, a raíz de las llamadas al Centro de Control, Comando, Comunicación
y Cómputo (C4) de Iguala por los ataques que estaban ocurriendo.
Inmediatamente fue informado de la situación Miguel Amelio Gómez, delegado de
la PGR en Guerrero.
“La
presente indagatoria se inició por haberse recibido en esta agencia
investigadora una llamada telefónica por parte del C4, en la cual manifestaban
que al parecer, aún sin confirmar, alumnos de la Escuela Normal de Ayotzinapa
se enfrentaron a balazos con elementos de la Policía Municipal de esta ciudad,
originando un fuerte operativo en las calles céntricas de esta urbe, haciendo
del conocimiento que dichos estudiantes tienen en su poder autobuses, los
cuales se encuentran en las calles Galeana y Mina de esta ciudad”, señala el
documento redactado por el agente del Ministerio Público César Iván Pilares,
quien ordenó hacer una “minuciosa y exhaustiva investigación”.
Durante
19 meses el gobierno de Enrique Peña Nieto ha dicho que no pudo intervenir ni
investigar de inmediato los hechos porque no eran de su competencia. De acuerdo
con el documento referido, sí lo hizo, pero no fue sino hasta el 4 de octubre
de 2014 –ocho días después de los ataques– cuando la PGR tomó públicamente la
investigación.
El
26 de septiembre de 2014 los agentes de la Policía Federal Ministerial Romeo
Ortiz Valenciana, José Manuel Dirzo Correa y Enrique Ramírez Hernández, este
último encargado de la subsede Iguala, también salieron a las calles, como el
Ejército y la Policía Federal (PF).
De
acuerdo con las tarjetas informativas que elaboraron, de las cuales se tiene
copia, los agentes admitieron que hicieron recorridos por la carretera federal
Iguala-Chilpancingo y vieron el autobús Estrella de Oro 1531 con los vidrios
rotos y las llantas ponchadas. “Por obvias razones se corroboró que
efectivamente el día 26 de septiembre del presente año se realizó desmanes por
supuestos estudiantes (sic)”, dice uno de los reportes.
Luego
se trasladaron a la calle Juan N. Álvarez, donde vieron tres autobuses con las
llantas ponchadas, “así como varios jóvenes que al parecer eran estudiantes (…)
por lo que procedimos a retirarnos del lugar con la finalidad de no tener algún
altercado con individuos que iban en el autobús”. También informaron que la
Fiscalía General de Guerrero ya había abierto una indagatoria por lesiones de
arma de fuego.
Por
la narración de los documentos la averiguación previa de la PGR debió abrirse
alrededor de las 21:30 horas, y el recorrido de los agentes probablemente se
realizó antes de que la peor parte del ataque ocurriera y la desaparición se
consumara.
En
esos días, el titular de la Policía Federal Ministerial era Vidal Díaz Leal
Ochoa, subalterno y compañero de trabajo de Zerón desde que los dos fueron
abruptamente despedidos en 2007 de la PF, tras una masacre ocurrida en Cananea,
Sonora.
Oficialmente
fue el 4 de octubre de 2014 cuando Zerón tomó en sus manos la indagatoria del
caso Ayotzinapa. Según la información con la que se cuenta, supuestamente operó
para ocultar la participación de la Policía Federal en el ataque y la
desaparición de los normalistas.
El
jefe de la Agencia de Investigación Criminal es acusado por el Grupo
Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de haber sembrado pruebas
el 28 de octubre de 2014 en el río San Juan.
Proceso
publica el testimonio de Agustín García Reyes, donde afirma que desde que fue
detenido hasta que fue llevado a Cocula y grabado en video, fue amenazado y
aleccionado acerca de lo que tenía que hacer y decir. Nunca hubo una confesión
espontánea de su parte.
El
montaje
“Con
estos pendejos vamos a tapar el caso”, supuestamente dijo uno de los efectivos
de la Secretaría de Marina mientras trasladaban en helicóptero a Patricio Reyes
Landa y Jonathan Osorio, de Apetlaca, Guerrero –en donde fueron detenidos el 27
de octubre de 2014–, a la Ciudad de México, acusados supuestamente de ser
miembros de Guerreros Unidos.
Horas
antes había sido detenido Agustín García, otro muchacho de Cocula también
acusado por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Y meses
después fue arrestado Felipe Rodríguez Salgado.
Desde
septiembre de 2015, este semanario (Proceso 2028) publicó una investigación
periodística que reveló que con las declaraciones de esos cuatro varones la PGR
construyó la versión de que los 43 estudiantes habían sido asesinados y
calcinados en el basurero de Cocula. Sin embargo, los detenidos son albañiles
torturados y obligados a firmar esas confesiones.
Sus
casos fueron parte de los 13 por los que el Consejo de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas inició varios procedimientos especiales ante los graves
señalamientos de tortura hechos por personas procesadas en el caso Ayotzinapa
(Proceso 2059).
El
testimonio de Agustín García entregado a las Naciones Unidas indica que hubo un
montaje en el río San Juan el 28 de octubre de 2014, orquestado por Zerón y
otros funcionarios de la PGR.
García
afirmó haber sido detenido sin orden de aprehensión entre el 26 y 27 de octubre
de 2014 dentro de su domicilio, en Cocula, e introducido en una camioneta
negra, “donde había sido asfixiado y golpeado por personal de la Secretaría de
Marina perdiendo el conocimiento varias veces”, se lee en el documento de las
Naciones Unidas.
“Posteriormente
habría sido introducido a un cubículo en una ubicación no identificada,
golpeado, recibiendo golpes de puño y de pie, y amenazado con represalias
contra su familia por elementos de la Marina. Estos mismos efectivos le habrían
obligado a memorizar ciertos datos y nombres para después incluirlos en su
confesión ante el Ministerio Público. Luego habría sido trasladado a la Ciudad
de México.
“Durante
su trayecto habría sido coaccionado por elementos de la Marina para que
declarara su participación en los hechos ocurridos en Iguala el 26 y 27 de
septiembre.”
Fue
llevado a la PGR hasta las 23:00 horas del 27 de septiembre y, en su parte
informativo, los marinos falsearon la información y dijeron que lo habían
detenido a las 18:00 horas cuando salía de su domicilio. Hasta el 14 de enero
de 2015 García pudo declarar ante el juez cómo y cuándo fue realmente su
captura.
“Una
vez en las instalaciones de la Subprocuraduría Especializada en Investigación
de Delincuencia Organizada habría sido fuertemente amenazado para ofrecer una
confesión y firmar una declaración ministerial con fecha del 28 de octubre, en
la cual habría confesado su participación como autor material en la supuesta
ejecución de los 43 normalistas de Ayotzinapa en el basurero del municipio de
Cocula.”
Posteriormente,
en cambio, acusó que no fue debidamente asistido por el defensor de oficio que
firma en su declaración. En el documento de Naciones Unidas se asienta que las
lesiones que sufrió constan en peritajes hechos por la Marina y la PGR, donde
se detalla la evolución de las mismas.
“En
días posteriores, personal de la Procuraduría General de la República lo habría
llevado al basurero de Cocula para que escenificara cómo habrían sido los
hechos y varias personas lo habrían coaccionado, y en parte indicado, qué tenía
que decir. El señor García Reyes no habría sido informado que estaba siendo
grabado en video ni en esta ocasión ni anteriormente en la SEIDO, y sus
imágenes habrían sido reproducidas por la PGR durante los días 7 de noviembre
de 2014 y 27 de enero de 2015 y emitidas en cadenas de televisión nacional e
internacional.”
Ése
fue el verdadero contexto del video mostrado por Zerón el miércoles 27 respecto
del grabado en el río San Juan; afirmó que todo fue legal y conforme a derecho,
e incluso hizo creer que Agustín García los estaba guiando voluntariamente
hacia el río donde después presuntamente fueron sembrados los restos de
Alexander Mora.
Sidronio
Casarrubias, también detenido por el caso de los 43 normalistas, acusó
directamente a Zerón de haber auspiciado la tortura en su contra e incluso de
haber estado presente. Mientras que, por separado, Felipe Rodríguez Salgado
acusó al jefe policiaco de haberle ofrecido dinero para que ratificara la
confesión que le habían obligado a firmar, también bajo tortura.
Historia
de opacidad
La
carrera policiaca de Zerón es muy corta y está marcada por irregularidades.
Hasta 2007 no tenía ninguna experiencia en el servicio público ni en la
policía. Es egresado del Instituto Politécnico Nacional en la carrera de
administración industrial. En 1993 fue tesorero en la compañía Industrial de
Parras; en 2002, director financiero de Grupo Control de Riesgo, y en 2006
trabajó dos meses en Construsistem como director financiero.
Quienes
lo conocen señalan que cuando el equipo de Genaro García Luna se apoderó de la
Agencia Federal de Investigaciones (AFI) en 2001, Zerón acostumbraba visitar a
Luis Garza Palacios, director de Operaciones Especiales de esa institución, y
también se relacionó con Luis Cárdenas Palomino. Esos dos eran los hombres más
cercanos a García Luna.
Cuando
García Luna y su equipo se fueron a la Secretaría de Seguridad Pública, Garza
Palacios invitó a trabajar a Zerón y, pese a que no tenía ninguna experiencia,
le dio el cargo de coordinador de Control Policial.
En
el poco tiempo que estuvo ahí, personal de la PF consultado acusa que Zerón
vendía plazas a comandantes de la AFI para transferirlos a la PF con cargos de
comisario. El costo de la presunta venta era de 50 mil dólares.
El
18 de mayo de 2007 Zerón fue despedido abruptamente junto con Garza Palacios y
otros cuatro mandos de la PF presuntamente por haber permitido que un convoy de
50 sicarios transitara libremente en más de 300 kilómetros de autopista federal
para llegar a Cananea, Sonora, y asesinar a cinco policías y una decena de
civiles. Y, cuando ocurrió el ataque, la PF no prestó auxilio.
Entre
los despedidos estuvo Vidal Díaz Leal Ochoa, entonces director general de
Seguimiento y quien era el titular de la Policía Federal Ministerial cuando
ocurrió el ataque y desaparición de los normalistas en Iguala.
En
2009 Zerón consiguió un puesto en la Procuraduría de Justicia del Estado de México,
donde trabajó durante el periodo de Enrique Peña Nieto como gobernador. Pese a
su muy escasa experiencia, lo calificaron como “experto en tareas de
inteligencia”.
Se
afirma que llegó y permaneció en el puesto gracias a la ayuda de Alfredo
Castillo, excomisionado en Michoacán, quien de 2008 a 2010 fue subprocurador en
el Estado de México y, de 2010 a 2013, procurador. Castillo estuvo en la
Secretaría de Seguridad Pública Federal en el mismo lapso que Zerón, un
consejero “que hace el trabajo sucio, a quien no le tiembla la mano y es muy
hábil para hablar y justificar al presidente”, según una de las fuentes
consultadas.
Cuando
Peña Nieto llegó a Los Pinos nombró a Jesús Murillo Karam procurador y a
Castillo, subprocurador de Control Regional. A principios de 2013 Zerón fue
designado titular de la Agencia de Investigación Criminal, donde sigue.
Fuentes
de la PGR que pidieron el anonimato aseguran a esta reportera que fue
directamente Zerón quien en septiembre de 2015 ordenó a los agentes de la
Policía Federal Ministerial sembrar un arma al abogado Paulo Diez, quien había
denunciado irregularidades de la empresa OHL, a la que Peña Nieto le ha dado
contratos y concesiones millonarias desde que él era gobernador del Estado de
México.
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