11 jun 2017

Hallan tras 80 años obra de Siqueiros

Hallan tras 80 años obra de Siqueiros
La obra se exhibe en el corazón de Manhattan. Foto: Especial

Irene Herner
Reforma, Cd. de México (11 junio 2017).- Hace unas semanas me llamó Mary-Anne Martin desde Nueva York con la sorpresa de que había encontrado, ni más ni menos que el Autorretrato con espejo de Siqueiros que yo llevaba buscando desde hacía 24 años.
No cabe duda que no todo el mercado del arte es puro marketing. Hay "art dealers" estetas, a quienes los atrapa la mirada de la obra de arte. Eso le pasó una vez más a Mary-Anne Martin con este autorretrato, en el contexto de sus notables hallazgos de obras importantes del arte moderno de México, guardadas detrás de muros por todo el territorio americano.
Se trata del autorretrato que George Gershwin, quien "veía sonidos en la pintura de Siqueiros", le encargó al artista. Eran amigos. George creyó en Siqueiros en momentos de gran adversidad para él, entre 1932 y 1937.

Se conocieron en el ámbito del cine en Los Angeles, California en 1932.
En 1935, Gershwin llegó de visita a la Ciudad de México acompañado de su psicoanalista, el Doctor Gregory Zilboorg. Entre los dos le compraron obras fundamentales al pintor como Niña Madre, Víctima proletaria y Suicidio Colectivo (ambas donadas al MoMA) y El fin del Mundo que tuve el honor de documentar y fue vendido por Mary-Anne a los Harvard Art Museums.
Este autorretrato de Siqueiros es un verdadero hallazgo. Cuando Mary-Anne me dijo, "quiero que documentes esta obra y tomarte una foto frente a ella", me lancé a Nueva York sin dudarlo.
La historia de esta obra de arte es triste pero fascinante.
Gershwin le encargó primero un retrato suyo, vestido de gala, tocando su piano de cola en el escenario de un Metropolitan Opera House lleno a reventar; le pidió después este autorretrato, y lo invitó a que lo hiciera con los materiales y herramientas industriales que exploraba, con pintura Duco adecuada para pintar carros y sobre baquelita y que experimentara ahí su fascinación por hallar formas para incluir en la pintura los nuevos lenguajes de los mass media, especialmente la fotografía y la animación de Disney.
La ironía es que Gershwin no llegó a ver este cuadro que Siqueiros le hizo en su Siqueiros Experimental Workshop, que abrió en 1936 en un loft en el número 5 de la calle 14 en Manhattan; un taller de propaganda del Frente Popular contra el Fascismo y la Guerra integrado a la Tercera Internacional Comunista.
No lo llegó a ver porque Gershwin murió en California ese año de 1937, aquejado de un agresivo tumor en la cabeza. La obra perteneció a la madre del artista y después estuvo colgada, sin pena ni gloria, en la casa de Manhattan de uno de los sobrinos del compositor. ¡80 años fuera de la mirada pública!
Ahora se exhibe en el corazón de la gran manzana, en una de las paredes de la oficina de Mary-Anne Martin en Fine art en la calle 73 y Madison.
Se trata de una de las obras clave para comprender el proceso del artista para construir el dinamismo cinético en su pintura; da cuenta de los esfuerzos y los logros innovadores del mexicano en los Estados Unidos.
Esta pintura de 76.2 x 61.0 cm incluye la propuesta de sus futuros ensayos murales. Es un cuestionamiento acerca de la pintura enriquecida con los nuevos medios audiovisuales.
¿Es el artista quien sostiene la foto y se mira en el espejo mientras pinta su imagen fotográfica y teatral? ¿Por qué la mano está pintada con un realismo tangible y escultórico, frente a lo plano de la fotografía? Sin duda se trata de resolver el enigma del tiempo en el espacio pictórico. El realismo es el mayor engaño de la vista.


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