2 jul 2018

Las columnas políticas hoy, 2 de julio de 2018, un día después ....

El Alcalde de Tecalitlán, Jalisco, Víctor Díaz (PRI), murió acribillado la tarde de este lunes 2 de Julio..."
Lamentable...

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 AMLO ayer dejó de ser el candidato antisistema y hoy es el Presidente electo ..
de todos los mexicanos...Bien!
Felicidades, reconozco que me equivoqué!
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Define AMLO postura en 8 temas clave;
En su primera entrevista tras la virtual victoria otorgada al programa  Despierta con Carlos Loret, AMLO indicó que sostuvo una llamada respetuosa con el presidente EPN y ahora esperan lograr una transición sin sobresaltos, sin problemas financieros y con estabilidad política.

Detalló que mañana a las 11:00 horas en el Palacio Nacional, en la reunión con el mandatario mexicano, estará acompañado de siete personajes que conformarán el comité para la transición: (de hoy al 1 de diciembre):
-Carlos Urzúa y Alfonso Romo en temas económicos.
-Marcelo Ebrard y Héctor Vasconcelos, en temas de política exterior.
-Olga Sánchez Cordero y Tatiana Clouthier, en temas de política interna. (Está muy segura Olga Sánchez Cordero".
-César Yáñez, quien se encargará de la comunicación....
Detalló que buscarán complementar “el equipo con profesionales nuestros, haré una propuesta en su momento, se lo plantearé al presidente Peña mañana”.

Agregó que también expresó a Ricardo Anaya y José Antonio Meade, su compromiso de buscarlos para sostener reuniones. 
Destacó que le envía un mensaje al presidente Trump, el cual consistió en un agradecimiento por la felicitación que le hizo de forma respetuosa y remarcó que es lo que busca una relación de respeto, amistad y cooperación para el desarrollo.
Manifestó que espera que el TLCAN se apruebe y posteriormente se pueda ampliar. 
Agregó que los negociadores del gobierno federal seguirán conduciendo los trabajos del Tratado.
Comentó que tratará con EPN  el tema del nuevo AI de la Ciudad de México y adelantó que nombrará una comisión de cinco especialistas para que decidan lo que más conviene.
Vamos a vender el avión presidencial, nos trasladaremos en aviones de línea o por tierra, no me voy a subir a dicha aeronave, lanzó.
Vmentó que la mayoría del gabinete que anunció anticipadamente se mantendrá, pero que no todos tienen el puesto seguro.
Sobre la amnistía, indicó que es necesario definir una política de seguridad y de derechos humanos, sin descartar ninguna alternativa que nos lleve a la paz en el país.
Sobre este tema, López Obrador comentó que revisarán contratos de la reforma que puedan afectar al interés nacional, pues buscarán la vía legal para resolver controversias


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Las columnas políticas hoy, 2 de julio de 2018, un día después ....
Templo Mayor/ Reforma
¿CÓMO se hace historia? Con una sociedad que sale en oleadas a votar para lograr la más alta participación electoral que se haya tenido: 63 por ciento del padrón. Seis de cada diez mexicanos hicieron valer su voz a través del voto.

Y LA MAYORÍA fue clara y contundente: quiere un cambio. Y un cambio no sólo de gobierno, sino de proyecto, de formas y de estilos. De ahí que Andrés Manuel López Obrador obtuviera una votación superior inclusive que las que se veían en los tiempos del régimen priista, cuando Ernesto Zedillo obtuvo el 48 por ciento y Carlos Salinas el 50.7 por ciento.
MUY ATRÁS dejó el tabasqueño los niveles de votación que obtuvieron Enrique Peña, Vicente Fox y, por supuesto, Felipe Calderón.
HISTÓRICA también fue la civilidad política y la altura democrática que tuvieron José Antonio Meade, Ricardo Anaya y hasta Jaime Rodríguez, al reconocer el triunfo de su adversario sin un solo regateo, apenas una hora después de que cerraron las casillas.
LA DE AYER fue una elección que cambia la historia y todo el escenario político, pues un partido de reciente creación como Morena no sólo se lleva la Presidencia, sino que arrasa en al menos cinco gubernaturas y tiene a la mano, con sus aliados, una cómoda mayoría en el Congreso.
Y EN ese sentido, también resulta histórica -y para ellos histérica- la derrota que sufrieron PRI, PAN y PRD, pues no sólo perdieron la mayoría de las posiciones de gobierno, sino también quedaron reducidos al mínimo en el Poder Legislativo, derivado del rechazo ciudadano.
EL CAMBIO es un hecho, una realidad. Si es un cambio para bien o para mal, se verá en los años por venir. Por lo pronto, los mexicanos, juntos, hicieron historia.
MÁS ALLÁ de los discursos, a partir de hoy habrá gran expectación por saber si Andrés Manuel López Obrador buscará tender puentes con esa otra mitad de México que no votó por él.
PORQUE si bien en la campaña insistió una y otra vez que quería "amor y paz", será en los hechos en donde se perfilará el tipo de gobierno que ejercerá.
Y ES QUE, hoy por hoy, persisten las dudas de cuál será su decisión sobre asuntos centrales, como la reforma educativa, el nuevo aeropuerto, el Sistema Nacional Anticorrupción y los contratos ya existentes en materia petrolera, por mencionar algunos de los más importantes.
SEGURAMENTE, en la integración de su equipo de transición, aquellos que lo ayudarán a tomar los trastos, se podrá vislumbrar cuál de todos los López Obrador que se vieron en campaña es el que llegará a Palacio Nacional.
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Amplias ventajas, amplias expectativas
Confidencial/ElFinanciero
Desde el inicio de la jornada de ayer, ni López Obrador ni su primer círculo tenían duda de que se levantarían con el triunfo en los comicios presidenciales. Pero la sorpresa en todos los cercanos al tabasqueño fue el alto porcentaje con los que se llevaron la victoria en estados como Chiapas, Ciudad de México, Morelos y Tabasco. Vaya paquete que tendrán ahora los morenistas tras las expectativas que levantaron entre la gente. Tocará cumplirles a quienes les dieron su voto.
Meade, reconoció rápido
La voz se le quebró y no pudo continuar. José Antonio Meade estaba dando agradecimientos a su equipo y, cuando tocó el turno de reconocer a su esposa Juana por el apoyo brindado, se le hizo un nudo en la garganta. Las porras para ella no se hicieron esperar. El candidato del PRI reconoció su derrota, no sin antes desear “el mayor de los éxitos” a López Obrador, “por el bien de México”. A esperar ahora los números del Congreso, dijo.
PRI truena contra el INE
En pleno desarrollo de la jornada electoral, el PRI reventó ayer contra el INE por su lentitud para resolver el tema del fideicomiso de Morena que desvió recursos que eran para los damnificados. Emilio Suárez, representante priista, cuestionó directamente al consejero Ciro Murayama por su intención –dijo– de retardar un expediente que ya está conformado y del que ya tienen datos concretos. Aseveró que si el cálculo político del consejero era esperar el resultado de los comicios presidenciales, este tema dejaría muy mal parada a la autoridad electoral. ¿Será?
Ahora viene la chamba del TEPJF
Los magistrados del TEPJF acompañaron el arranque de la jornada electoral, pero recordaron que el trabajo intenso de la Sala Superior se dé a partir del 14 de julio, cuando comenzarán a recibir las impugnaciones de los cómputos distritales y se prepararán para la calificación de la elección presidencial. Para este proceso prevén conformar una comisión que transparente la resolución que emitirán, a más tardar, el 6 de septiembre.
Ni en sus redes sociales
Mucho se ha hablado de las lagunas jurídicas que hay respecto de las campañas electorales en Internet. Pero de eso a que el INE obligue a alguien a bajar material de sus redes sociales, hay un trecho. Así, el Instituto le dio un plazo de máximo tres horas a Jesús Ortega para que elimine de su cuenta de Twitter y de su perfil de Facebook el video en el que hace referencia a López Obrador y Televisa. Lo curioso es que la propia resolución admite que no existe un llamado expreso al voto, en favor o en contra de algún postulante. Pero… no vaya a ser. Así que mejor calladito…
Kumamoto se pone poético
El que se puso poético al momento de emitir su voto fue el candidato independiente al Senado por Jalisco, Pedro Kumamoto, quien leyó en la casilla Alta traición, de José Emilio Pacheco. “Lo valioso de este país es estar aquí, formado (en las casillas), no son instituciones inalcanzables e inasibles son las personas que vivimos en él”, escribió más tarde en su Twitter, quizá evocando aquello del “fulgor abstracto” e “inasible” de la patria, como dice el poema.
Panistas en pugna
Donde se desató la pugna este fin de semana fue en el PAN, luego de que la Comisión de Orden y Justicia decidió, por unanimidad, expulsar a los senadores Ernesto Cordero y Jorge Luis Lavalle, así como a Eufrosina Cruz. Los tres alzaron la voz y acusaron al blanquiazul de antidemocrático y autoritario, mientras que Felipe Calderón expresó: “Me asusta que en Acción Nacional estén más preocupados por vengarse de quienes no avalaron la candidatura de Ricardo Anaya que por buscar unidad”. En tanto, Cordero estuvo reunido con José Antonio Meade e, incluso, comió en su casa...
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Será/24 Horas
Más allá de los votos
A pesar de lo intenso y lo polarizado del proceso electoral, la respuesta de José Antonio Meade, Ricardo Anaya, Jaime Rodríguez, Margarita Zavala, la del propio presidente Peña, la conclusión es que las instituciones son sólidas y la democracia en México está consolidada. Así que los comentarios que comparan a México con otras naciones que padecen una democracia débil son imprecisos. Sólo con una democracia prácticamente madura se pudo realizar un proceso electoral como el que se vivió en nuestra nación y con la tersura que, al parecer, se dará. Más allá de un candidato, ganó la democracia. Ahora a cumplir y exigir. ¿Será? (S/F)
Aplauso a los ciudadanos
Y del papel de los habitantes no queda más que hablar positivamente. Organizaron, llevaron a cabo y vigilaron el proceso electoral, a pesar de las ofensas que recibieron de quienes -con sus dudas e intrigas sobre un posible fraude- sembraban dudas. Se difundieron videos falsos de que se borraba el lapiz para marcar la boleta electoral, se acusó a una funcionaria de casilla que firmaba las boletas electorales, como lo debía hacer, de marcarlas en favor de un partido… Aun así la ciudadanía que organizó las elecciones mostró su amor por el país. Ojalá y la lección que dieron la aprendan aquéllos que pusieron en duda su labor y aseguraban que cometerían un fraude. (S/F)
Un Presidente poderoso
López Obrador llega a la Presidencia como el Jefe del Ejecutivo con más poder que el que haya tenido algún mandatario en los últimos 24 años. También tendrá el control de la Cámara de Diputados y Senadores, por lo que aquella frase de Vicente Fox de “uno pone y el Congreso dispone” no tendrá cabida…, así que ahora, a cumplir. ¿Será? (S/F)
Ley Seca, unos molestos y otros felices
Mientras la población volvió a manifestar su molestia por la aplicación de la Ley Seca durante este proceso electoral, el sector del comercio se mostró feliz por las ganancias que le generó dicha disposición oficial. Resulta que las tiendas de conveniencia alcanzaron ventas millonarias este viernes por la adquisición, principalmente, de paquetes de cerveza, así como en vinos y licores. Algunos comerciantes de las delegaciones Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Iztapalapa, Benito Juárez y Coyoacán indicaron que las ventas por puro alcohol, en cada establecimiento, superaron el millón y medio de pesos en un día. ¿Será?
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Fue un tsunami/Pablo Hiriart
Uso de Razón
El Financiero...
Lo que vimos ayer en las elecciones fue un verdadero tsunami de gente que le pasó la factura de su enojo al gobierno y al PRI, votando masivamente por el candidato populista Andrés Manuel López Obrador.
Estas son, a primera vista, las razones del tsunami de ayer:
1.- El enojo social contra el gobierno y el PRI fue más grande de lo que en Los Pinos calcularon. Y ese malestar superó con mucho las excepcionales cualidades del candidato José Antonio Meade.
Siempre minimizaron en el gobierno a la opinión popular que se manifestaba en las encuestas y dio su aviso con las elecciones intermedias y posteriormente en las de gobernador.
Arrogancia es la palabra que explica la derrota de ayer para el gobierno, el PRI y un proyecto de nación.
No bastaba con tener la razón. Había que defenderla, difundirla, pelearla en todas las trincheras de la batalla política y no lo hicieron, pues, según ellos, no era para tanto la molestia y con tres meses de campaña resultaba suficiente.
Los lujos de las súbitas y estrafalarias fortunas de gobernadores priistas calaron hondo en la población y no se le puso un torniquete a tiempo a esa hemorragia: quitarlos cuanto antes.
Gobernar sin popularidad conduce a la entrega del poder, le dije al presidente Peña en una entrevista en Palacio Nacional en el primer tercio del sexenio, cuando su aceptación comenzaba a declinar. Desestimó el tema.
Traer a Donald Trump a Los Pinos fue una puñalada al sentimiento de los mexicanos, ofendidos y agraviados por ese candidato que aún no ganaba la elección de su país.
Grave fue el error de no de remover a funcionarios federales ampliamente cuestionados por la opinión pública, con mucha o poca razón, da igual. Había que moverlos: era política.
Ahí están los resultados.
2.- López Obrador ganó luego de hacer campaña ilegal durante cuatro años y el árbitro electoral jamás marcó la falta.
En 2012 “estaba en la lona, pero estaba en el ring”, escribí en aquel entonces. Y gozó de todas las facilidades para rehacer su marca. AMLO recompuso su imagen política en abierta campaña presidencial anticipada con un árbitro que se puso de su lado.
Se le abrieron todas las puertas para poner un nuevo partido, mientras a los candidatos independientes los obstaculizaron con requisitos para impedir su llegada.
Bloquearon la segunda vuelta en la elección presidencial, que hubiera dado un aliciente para no enconar la disputa entre el segundo y el tercer lugar en las encuestas.
López Obrador capitalizó el enojo social contra el gobierno, pues de principio a fin se opuso a la administración federal y a las reformas estructurales.
Tuvo la virtud de recorrer el país, saludó de mano casi a cada mexicano, mientras los priistas disfrutaban de las mieles del poder y los panistas daban de qué hablar con escándalos personales y moches en el Congreso.
Esos recorridos de AMLO por el país, en que sembró el odio y bañó en insultos a los que no estaban con él, fueron la clave de su éxito, pero será también la desgracia para él y para México. Ya lo veremos. El germen del rencor y la revancha lo va a rebasar.
3.- Acción Nacional se hizo pedazos cuando Ricardo Anaya, presidente del partido, decidió ir por la candidatura presidencial y apuñalar a sus oponentes adentro del PAN. Los trató como enemigos, cuando su principal tarea consistía en cuidar la unidad interna para haber llegado, ayer, con relativa calma, a disputarle la presidencia a AMLO.
El hubiera no existe y el PAN tuvo ayer una sonora derrota porque se dividió. Los dividió la ambición de sus dirigentes. Prefirieron al PRD –hoy un cascajo– que a los panistas.
Se equivocó Anaya al lanzarse a la yugular de Peña Nieto durante la campaña. La estrategia lógica era ir contra AMLO, ubicado en primer lugar, y no disputarle la medalla de plata a Meade.
Peña Nieto no estaba en la boleta. Un desmesurado rencor de Ricardo Anaya contra el presidente, con el cual firmó el Pacto por México, terminó de dar al traste con su candidatura. Cerró la puerta al voto útil.
Los resultados están ahí, a la vista de todos.
Es lo que hay. Un duro amanecer.
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¡Me equivoqué…!/ Ricardo Alemán...
24 Horas
Dice la conseja popular: “¡Cada pueblo tiene el gobierno que se merece!”. Y en pocas ocasiones, como hoy, la conseja es puntual y certera
Y es que con el voto a favor de Andrés Manuel López Obrador, una mayoría de mexicanos apostaron por el pasado, por la vuelta al populismo, a los gobiernos autoritarios y nada democráticos y por un camino que –según “los hombres del presidente Obrador”- apunta a la dictadura.
Por eso, aquí reconozco haber cometido una grave equivocación. ¿Por qué?
1. Porque estaba seguro que la mexicana –en su conjunto- era mejor sociedad que la estadounidense, que se dejó engatusar por una piedra como Donald Trump.
2. Porque estaba seguro que la sociedad mexicana había aprendido la historia de dictaduras como la cubana, argentina y chilena del siglo pasado –que trajeron a México a miles de refugiados-, y que había visto el espejo de dictaduras actuales como la de Venezuela y Nicaragua, por citar dos casos.
3. Porque estaba seguro que caería en tierra fértil la narrativa de un puñado de periodistas e intelectuales que documentaron –documentamos hasta el cansancio- las aberraciones, contradicciones y hasta boberías que proponía el hoy Presidente electo.
4. Porque confiaba en la sensatez y el sentido común de una sociedad que si bien enojada con el PRI y con la partidocracia, estaría aún más indignada al descubrir que Morena es el bote de basura de la escoria de la clase política, de lo más cuestionable del PRI; Morena es receptáculo de la traición, la venganza, el oportunismo, la ambición sin límite y la casa de quienes militan, sí y sólo sí, donde hay poder y dinero.
5. Porque confiaba en que la sensibilidad latina del mexicano rechazaría el engaño y la trampa de las redes, cuyos millones de bots contribuyeron a la impunidad y la confusión a favor del hoy Presidente electo.
6. Me equivoqué porque creí que millones de mexicanos verían primero por el bienestar de sus familias, por el futuro de sus hijos, por la estabilidad de sus empleos, antes que priorizar la venganza contra los políticos y sus partidos.
7. Y es que al votar mayoritariamente por Morena, todos esos mexicanos que hicieron Presidente electo a López Obrador votaron a favor de todo lo que cuestionaban, ratificaron todo por lo que se enojaron y se aseguraron que por mucho tiempo estará entre nosotros todo lo que pensamos jubilado.
Por todo lo anterior, me equivoqué y hoy la sociedad mexicana tiene el gobierno que se merece. Ya habrá tiempo de analizar los intríngulis de la victoria de Morena y la derrota del PRI, PAN y PRD; la historia juzgará a cada uno de sus políticos y candidatos.
Por lo pronto, debemos reconocer que López Obrador será el nuevo Presidente mexicano; un Presidente legítimo que llega al poder gracias a una democracia que hoy empezará su prueba de fuego.
Y en ese nuevo capítulo, aquí seremos los críticos más rigurosos y los ciudadanos más exigentes, porque el deber de salvar a la patria no se agota en una elección.
Al tiempo.
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HISTORIAS DE REPORTERO /Carlos Loret de Mola
El Universal
Presidente López Obrador, el voto y la libertad
Como se preveía, AMLO ganó la elección. El relato de un país de buenos y malos, puros e impuros que le sirvió en el templete, no debe seguir siendo explotado en la silla presidencial.
La campaña terminó. Andrés Manuel López Obrador ha dejado de ser el candidato antisistema y será el próximo presidente de todos los mexicanos.
La tercera es la vencida, dijo una y otra vez retomando el dicho popular. Y lo fue. Las dos anteriores, ante los resultados que lo marcaron derrotado, descalificó a la democracia mexicana, pero siguió jugando con sus reglas, con sus beneficios y sus baches, hasta que venció. En la victoria, se le debe exigir que rechace cualquier tentación de complacer a quienes quisieran desmantelar esa democracia.
Esas reglas le permitieron competir incluso con ventaja de presencia masiva y prolongada en televisión y radio, en spots y cobertura antes de la campaña.
Los medios de comunicación a los que denunció como plegados al sistema, le dieron, en tres oportunidades, amplia cobertura y espacio como nunca tuvo un candidato opositor en tiempos de la hegemonía priísta pre-alternancia.
El INE, al que declaró “árbitro vendido” tantas veces, condujo el proceso electoral en que triunfó. Los magistrados del Tribunal a los que llamó “traidores a la patria” seguramente lo validarán.
Aceptó y aprovechó el nutrido financiamiento público a los partidos que lo han postulado, considerado excesivo por la mayoría de los mexicanos.
Ante la posibilidad de su victoria, las cúpulas empresariales a las que caracterizó como minoría rapaz no sacaron su dinero del país ni renunciaron a seguir invirtiendo aquí, generando empleos.
A la mitad de lo que bautizó como mafia del poder la sumó a su movimiento y la otra mitad, que se quedó donde siempre, no dudó en reconocer la decisión de la sociedad de hacerlo presidente.
Los encuestadores a los que llamó corruptos y manipuladores cuando las preferencias no le favorecían, registraron su ventaja sostenida durante toda su tercera candidatura e incluso contribuyeron a asentar la percepción de que era irremontable.
Las Fuerzas Armadas a las que acusó de asesinas no salieron a reprimir a nadie para impedir su triunfo.
López Obrador, como se preveía, como resultó imposible de detener para sus rivales, ganó la elección presidencial. El relato de un país de buenos y malos, puros e impuros que le sirvió en el templete no debe seguir siendo explotado ya en la silla presidencial. El grueso de la sociedad no quiere polarización. Ojalá no caiga en la tentación de mantener el modo-campaña ya ejerciendo el poder. Su discurso de anoche da pistas.
No fueron las cúpulas partidistas, de las que el futuro presidente ha sido parte destacada, sino la lucha de la sociedad lo que hizo posible el régimen de pluralidad democrática que vivimos, imperfecto, con carencias y huecos, que se hacen más visibles por el comportamiento de una clase política de todos los colores dispuesta a sacar ventaja a cualquier costo. Pero el voto que obtuvo le da oportunidad de demostrar que funcionan sus propuestas para enfrentar los problemas del país.
No es un voto de renuncia a las libertades ganadas ni a la pluralidad. Si se ven amenazadas, la misma sociedad que las impulsó las defenderá.
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Ebrard y los rumores de venganza/ JOSÉ UREÑA
24 Horas...
Marcelo Ebrard esperó durante seis años este momento.
Siempre creyó, como lo indicaban las encuestas y confirmaban, un triunfo arrollador de Andrés Manuel López sobre los partidos tradicionales y sus candidatos.
El objetivo principal de sus rescoldos es Enrique Peña Nieto.
Sobre él descarga su ira porque, le han dicho y su información se lo confirma, él impulsó un clima de linchamiento por culpa del cual debió acudir a la patria de sus ancestros, Francia.
Fue la respuesta a la filtración de la llamada Casa Blanca, la residencia propiedad de Angélica Rivera de Peña, donde vivía y posó para una revista de la alta sociedad, Hola.
Él lo desmintió.
-Eso es falso -le ayudó en una entrevista Carmen Aristegui-; la información la sacamos nosotros al ver el lujo en la publicación de marras.
-Así es -agregó Ebrard, para aclarar: Yo no tuve nada que ver.
Pero se fue y durante el sexenio, sobre todo en Estados Unidos, hizo tareas de acercamiento y sensibilización con sectores y partidos políticos extranjeros para su amigo tabasqueño.
MIGUEL MANCERA Y HÉCTOR SERRANO
Los odios hacia Enrique Peña tienen cuerda propia.
No así otros blancos.
En dos frentes, el lopezobradorista y el anayista, se habla de expresiones de rencor de Marcelo Ebrard hacia personajes de la ciudad del período siguiente al suyo, 2012-2018.
Las cuentas pendientes son con Miguel Mancera, jefe de Gobierno del Distrito Federal (GDF) y de la Ciudad de México, quien detenta la marca de votos en la capital.
Otro es Héctor Serrano, secretario de Gobierno del Distrito Federal con el propio Ebrard.
¿Cuál es el agravio?
-Haberse prestado -explica su entorno- al linchamiento de Marcelo y permitir los señalamientos de corrupción y mala obra de la Línea 12 del Metro.
Para vengarse de ellos y otros de su lista, Ebrard necesita cumplir sus expectativas, en especial ser secretario de Gobernación para poder actuar a placer.
Y una segunda condición: el aval de Andrés Manuel López, quien al menos en sus discursos rechaza la venganza, aunque advierte:
-No soy rencoroso, pero no olvido.
Ajá.
EL INCIERTO FUTURO DE PRI, PAN Y PRD
Los primeros resultados obligan a revisar qué pasará con los partidos perdedores.
1. A la debacle priista seguirán dos acciones seguras:
La convocatoria al Consejo Político Nacional (CPN) para determinar cuál es el futuro del partido, si lo hay, y en lo posible encomendar a René Juárez Cisneros la reestructuración integral.
Y la confirmación del hidalguense Miguel Ángel Osorio Chong como coordinador de la bancada tricolor en el Senado de la República.
Su estatura se ha redimensionado luego de haber sido el funcionario y priista mejor evaluado por la ciudadanía todo el sexenio.
2. En Acción Nacional (PAN) es obligado un examen, aunque Ricardo Anaya limpió de adversarios y lo mantiene como factótum de los órganos de gobierno.
3. En el Partido de la Revolución Democrática (PRD), ya de por sí desconfigurado, no se ve vida de trascendencia hacia adelante.
Andrés Manuel López lo desfondará más para satisfacer odios y egos.
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La restauración/Raymundo Riva Palacio
El Financiero...
Estrictamente Personal
Finalmente, en el tercer intento, Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia de la República. Su victoria no se queda sólo en su perseverancia y constancia de tres décadas frente a las derrotas, en donde en cada una de ellas optó por una estrategia de hibernación y se fue a recorrer los municipios del país, una y otra vez, para recuperar fuerza y regresar. El triunfo rediseña el mapa político de la nación y sugiere la restauración del absolutismo que se vivía en los tiempos de un régimen cerrado que, en esta ocasión, por la vía de una elección democrática, decidieron como destino la mayoría de los mexicanos. La marcha de López Obrador fue como una estampida de elefantes que arrasó todo lo que le pusieron enfrente al ganar. La elección estaba clara desde las 11 de la mañana, cuando el primer corte de las encuestas de salida le daba 20 puntos de ventaja, el doble de lo que es la señal de ventaja irreversible.
Su victoria, según las proyecciones de todas las encuestas de salida publicadas por los medios de comunicación, es el realineamiento más importante en la historia del país –que sólo se experimentó durante la hegemonía priista del siglo pasado– y modificará por completo el mapa político de la nación. Si el triunfo de López Obrador, líder de la izquierda social que corona casi 70 años de luchas sociales, es trascendental al convertirse en la segunda economía de América Latina que se coloca en el eje contestatario regional, inimaginable para un país que comparte frontera con Estados Unidos y depende en más de 70 por ciento de su sistema productivo, el surgimiento de una sociedad beligerante y harta del statu quo es lo más sobresaliente de la jornada electoral.
López Obrador, un político de buenas intenciones que piensa viejo, nunca cambió su forma de ver al país ni los problemas que lo aquejaban. Lo que se modificó fue el entorno nacional, pero sobre todo cómo las nuevas tecnologías socializaron la información y permitieron a millones ver que no estaban solos en su rechazo a un sistema político que no quiso cambiar en la alternancia. Lo que se movió en la geometría política fue la ciudadanía, que desde hace más de dos años respondía de manera sistemática que votaría por aquél que se opusiera más al presidente Enrique Peña Nieto. La realidad, finalmente, se ajustó a su visión de país.
El presidente galvanizó el malestar incubado por años en contra de un sistema político cerrado, excluyente y podrido por dentro, pero detonado por la corrupción en el sexenio y alimentado por la insensibilidad de sus cercanos. Peña Nieto llegó al final de esta etapa molesto con Miguel Ángel Osorio Chong, su primer secretario de Gobernación que trabajó más para ser su sucesor que en la tarea encomendada, lo considera un traidor, y distanciado de su secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, a quien no le perdona la miopía que lo llevó a apoyar política y financieramente a Ricardo Anaya, que al final lo traicionó. Pero el golpe definitivo fue el gasolinazo.
Anunciado en el verano de 2016 y modificada la liberalización de combustibles en septiembre para iniciar en enero de 2017, la ignorancia del staff amateur en la Presidencia diseñó un manejo político y de comunicación tan deficiente que su resultado se convirtió en el detonador del descontento y que muchos anti López Obrador voltearan a verlo. El gasolinazo produjo una caída en la aprobación del presidente de casi 20 puntos, casi proporcional a un incremento súbito e inexplicable en otras circunstancias de López Obrador. Así se selló la suerte del voto ciudadano, volcado sobre el candidato de Morena. El diagnóstico de Anaya sobre el voto antisistémico fue correcto, pero no pudo arrebatarle nada. Luchó contra José Antonio Meade por el irrelevante segundo lugar y dividieron al electorado anti López Obrador. Su necia ceguera los hundió.
Le regalaron el poder a López Obrador, en la antítesis de lo que es la esencia del poder. Peña Nieto, quien le dijo a los empresarios antes de iniciar la campaña presidencial que lo que sabía, muy bien, era la operación política-electoral, careció de empuje, dominado por sus frivolidades personales. La estrategia final de hacer este domingo una movilización del aparato con el apoyo de ocho gobernadores panistas, no funcionó. La ruptura de los panistas con Anaya, iniciada de manera orgánica pero alimentada en las últimas semanas por el presidente y el equipo de campaña de Meade, fracasó. La elección de Estado no pudo ante la ola de López Obrador, que dejó sin incentivos a los gobernadores de meterse en el proceso.
El tsunami, como venían anticipando hace meses en el equipo íntimo de López Obrador que vendría, sucedió. El resultado le dará a López Obrador un mandato claro y una gobernabilidad, al garantizarle, sobre los datos preliminares, la mayoría absoluta en el Congreso y una fuerte bancada en el Senado, con lo que no le deberá causar mucho trabajo para conseguir las mayorías calificadas para cuantas reformas constitucionales quiera hacer.
Será la primera vez, en la era de las elecciones democráticas mexicanas, que el presidente tiene también el respaldo legislativo para hacer los ajustes que tanto ha soñado en el país, con la visión sostenida durante décadas, la opción por los pobres a costa de las mafias del poder y las clases medias. Esto es lo que votaron los mexicanos este domingo de manera mayoritaria. López Obrador no engañó nunca. Ese es el proyecto que logró un mandato sin precedente en esta era, vale la pena insistir, de la democracia mexicana.
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Un México nuevo, los mismos, viejos desafíos 
Razones/JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ
Excelsior...
Al momento de escribir estas líneas no hay aún cifras oficiales de los comicios de ayer, pero los resultados, según los números que se están divulgando, son bastante previsibles. Es muy probable que Andrés Manuel López Obrador sea el próximo presidente de México. Habrá que esperar los resultados para saber cómo quedarán el Congreso, las gubernaturas y los equilibrios partidarios en todo el país. De todas formas, estamos ante el mayor cambio político de México en décadas.
De hoy al 1 de diciembre viviremos un muy largo periodo de transición en el que asistiremos a muchas transformaciones y se deberán adoptar decisiones fundamentales para la próxima administración. El primer e ineludible capítulo es la necesidad de una profunda reconciliación nacional, que no será fácil de lograr porque el ambiente político se ha polarizado hasta límites extremos, pero sin la cual no se podrá gobernar, por lo menos no con la estabilidad que el país requiere.
El candidato ganador necesita la reconciliación porque necesitará estabilidad. En 1994, pese a las enormes turbulencias, incluyendo el levantamiento zapatista, los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu, la votación fue excepcionalmente tranquila, pero el clima que se generó durante esos meses se terminó pagando en diciembre cuando a la turbulencia pasada se le sumó el mal manejo financiero y vivimos una crisis terrible.
No se puede iniciar así un gobierno, menos aún porque lo cierto es que desde entonces México ha tenido una envidiable estabilidad económica, sobrepasando, incluso, sin costos sociales excesivos la crisis internacional del 2008. Los mercados han descontado ya el resultado, el peso está estable y no sería descabellado que hoy mismo, incluso, recupere valor, pero esa estabilidad hay que cuidarla y alimentarla.
Y los personajes que se encarguen de la transición en el ámbito económico y financiero son fundamentales para mantener esa estabilidad. Volvamos a 1994. En ese diciembre se designó como secretario de Hacienda a un hombre que era una verdadera estrella internacional, que había negociado con éxito el Tratado de Libre Comercio y quien tenía conocimientos y reconocimientos. Jaime Serra Puche, sin embargo, no venía del equipo económico de Pedro Aspe ni del sector financiero. Buena parte de su equipo tampoco. Y esa inexperiencia en el sector se pagó con el mal manejo de una crisis que hubiera podido ser controlable en otras circunstancias y con mejores lazos de comunicación con el sector. Es una experiencia que el nuevo gobierno no puede echar en saco roto.
De la mano con todo esto está el manejo de expectativas. Una cosa es prometer en una larga campaña que lleva en realidad décadas y otra hacerlo en una transición gubernamental que será tan larga que, para muchos, incluso para el Presidente electo, puede ser interpretada como una prolongación de la campaña. En Morena hay de todo, desde sectores de derecha extrema hasta una izquierda radical que sólo conviven por la fidelidad hacia su líder y la expectativa de poder. No se podrá contentar a todos en el futuro, nunca se puede.
Por eso será trascendente saber con quiénes se gobernará y cómo. Del poder ejecutivo federal terminan dependiendo unos tres mil cargos, pero el equipo central que acompañará al presidente electo es clave para garantizar la estabilidad y la certidumbre. Incluso, hay cuatro o cinco posiciones que son las que darán el tono definitivo del próximo gabinete.
Habrá que cuidar también algo que no ha sido atendido con la seriedad que merece en este proceso electoral: la seguridad pública e interior, donde están, hoy, los mayores desafíos a la seguridad nacional y la estabilidad del país. Es entendible que un gobierno entrante no dé a conocer en detalle su estrategia de seguridad cinco meses antes de asumir el poder y mucho menos que se haga responsable o corresponsable de la autoridad saliente en el sector.
Pero, una vez más, debe haber certidumbre de que no se jugará con el tema ni con las instituciones, lo que debe ir de la mano con acuerdos y convocatorias muy amplias para darle contenido a la estrategia que se implementará desde el 1 de diciembre próximo.
Habrá que estar atentos a otro tema. A partir de hoy nuestro sistema de partidos sufrirá una reconfiguración. Ninguno de nuestros cuatro principales partidos llegará al 1 de diciembre en las condiciones en que terminaron la jornada electoral. Eso exigirá acuerdos y una visión nueva en las relaciones políticas y partidarias, pasaremos por un periodo en el cual los acuerdos o desacuerdos entre personalidades políticas serán tanto o más importantes que con los partidos en sí, por lo menos, hasta que los partidos adquieran su nueva configuración.
Finalmente, habrá que recordarle a todos los actores y partidos políticos que el país es mucho más grande que ellos, que no se puede jugar con el destino de 130 millones de mexicanos o pensar que las ocurrencias pueden reemplazar la certidumbre. Para todos los que han ganado las elecciones de ayer, las más sinceras felicitaciones, vendrá en estos días la merecida celebración, pero inmediatamente después, deberán asumir la responsabilidad de tratar de darnos a todos un mejor futuro en el cual lo perdedores también tendrán que jugar su papel.
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EN TERCERA PERSONA / Héctor De Mauleón
El Universal
La oportunidad de AMLO
México tuvo ayer una noche que solo puede ser calificada de histórica. El júbilo y las multitudes desbordadas; la risa, el llanto, los nudos en la garganta, la felicidad palpable, marcaron el ingreso de la democracia mexicana en su vida adulta.
Tendremos que dejar de colgarle a esa democracia el adjetivo de “incipiente”. No habrá nada más absurdo que decir lo que se dijo tantas veces, durante tanto tiempo: “En México no hay democracia”.
Qué grata sorpresa. En México sí hay democracia y cumplió anoche la mayoría de edad. La edad que tienen los ciudadanos que ayer votaron por primera vez —y pudieron comprobar que su voto vale.
No solía ser así. Cuántos no llegaron a Los Pinos sin la legitimidad que da una jornada electoral como la de ayer, marcada por el orden, la legalidad, la transparencia y la civilidad. Una jornada ejemplar.
La fiesta democrática de ayer me recordó otra que la capital del país vivió hace 18 años, en julio de 2000, la noche en que triunfó Vicente Fox.
Parecía imposible que aquello pudiera suceder después de 71 años del PRI en el gobierno. Pero el presidente priista Ernesto Zedillo apareció en cadena nacional y dijo:
“Hace un momento me he comunicado telefónicamente con el licenciado Vicente Fox para expresarle mi sincera felicitación por su triunfo electoral, así como para manifestarle la absoluta disposición del gobierno que presido, a fin de colaborar, desde ahora y hasta el próximo primero de diciembre, en todos los aspectos que sean importantes para el buen inicio de la próxima administración federal”.
Fox había vencido por poco más de seis puntos al priísta Francisco Labastida. El ambiente general indicaba que acababa de derrumbarse un sistema anquilosado y corroído por la corrupción.
La gente se desbordó en Reforma. Gritaba, lloraba, reía, se abrazaba. Recuerdo aquel nudo en la garganta, aquel azoro histórico: ¡al fin se había ido el PRI!
—¡No nos falles! —le gritaban a Vicente Fox en el Ángel.
—No les fallaré —respondía él.
Era la primera alternancia en la historia de México desde tiempos de la Revolución. Las expectativas eran altísimas. Pero el bono democrático le duró a Vicente Fox solo unos meses, y sabemos lo que sucedió: su claudicación a desmontar el régimen político de la corrupción, la traición al sistema democrático que lo encumbró, el desencanto de la sociedad hacia una clase política indolente e ineficiente —encabezada nada menos que por la propia pareja presidencial.
Tras el sainete del desafuero de Andrés Manuel López Obrador, y luego de la crisis electoral de 2006, de aquella noche de julio del año 2000, de la fiesta democrática de la transición, solo quedó un regusto amargo.
Una sensación de fracaso que se extendió hasta cubrirlo todo cuando llegaron los años de la llamada “guerra contra el narcotráfico”, que sumergió al país en un horror hasta entonces desconocido, y cuando vinieron los escándalos de corrupción que han acompañado el sexenio de Enrique Peña Nieto.
No había vuelto a darse una noche así desde entonces. Una noche arrancada al cinismo, la avaricia, la ambición, la momificación de una lamentable clase política.
Una noche ganada por los ciudadanos. Una noche democrática para México.
Creo que lo ocurrido anoche en las calles pinta de cuerpo entero la responsabilidad que AMLO se ha echado a cuestas. Creo que para llevarla a buen puerto necesita antes que nada llamar a la reconciliación de una sociedad que no ha hecho más que herirse durante muchos años (muchas veces azuzada por él mismo).
Creo que a continuación tendrá que ponerle plazos claros y específicos a cada una de las cosas que ha prometido.
Creo, finalmente, que la sociedad deberá tener paciencia, y que la sociedad civil deberá estar muy atenta a los tiempos que vienen.
Si a AMLO le va bien a México le irá bien.
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 AHORA, LA REFORMA INDISPENSABLE /Rafael Cardona
La Crónica
Ya se ha convertido casi, casi, en una necesidad automática: después de cada elección, una reforma electoral. Pero en verdad ahora sí resulta necesaria.
Más allá de los resultados electorales preliminares, de cuyo detalle ya se consignan puntos importantes en otros espacios de esta misma edición, es conveniente ahora señalar la imposibilidad de seguir con estas mismas estructuras.
En resumen se puede decir: las leyes electorales y el funcionamiento de las instituciones de ese ramo no están pensadas para beneficio de los ciudadanos sino para el control del ejercicio político. Y no se consigue ni una cosa ni la otra.
Por ejemplo, la limitación para el comercio de espacios publicitarios y de propaganda en los medios electrónicos,  nunca dio el resultado previsto por la reforma tras las acusaciones de Guerra Sucia de la siempre dudosa elección de Felipe Calderón.
La suciedad bélico electoral llegó en esta pasada elección a límites nunca conocidos y no funcionó el control del comercio de tiempo en los medios tradicionales. Las redes y lo demás cumplieron su cometido y emporcaron el ambiente hasta la urgencia de advertir desde la presidencia del Instituto sobre la proliferación de las noticias falsas. Mientras más medios sin control ni responsabilidad, más ruido en el ambiente.
Lejos de terminar con la guerra, la ley actual nada más agravió la economía de una industria y aturdió a los ciudadanos en favor y provecho disparejo del aprovechamiento abusivo de candidatos que protegidos por la presidencia de sus partidos, se apropiaron (lo hicieron claramente Anaya y López), del tiempo oficial en beneficio de su causa personal. Y sin  gastar un centavo. Bueno, ellos.
El Instituto Nacional Electoral es un megaterio, pesado, costoso y en algunas cosas ineficiente, por imposiciones políticas derivadas de apoyos coyunturales a la larga traicionados por los partidos políticos, quienes —principalmente el PAN— trocaron principios electorales por cambios estructurales dentro de la fórmula de operación del antiguo IFE hasta desfigurarlo y llenarlo de chipotes.
Esta ley es absurda y en  momentos estúpida en casi todos sus capítulos. Su pretensión de equidad es lo único bien logrado: iguala todo a la baja y convierte a un instituto de desarrollo democrático (en teoría), en una especie de estación  soviética de monitoreo y sanción  de pequeñas transgresiones a las normas incumplibles o al menos imprecisas, sobre todo en lo relacionado con la anticipación de actos de campaña.
Hoy nadie le puede decir al excandidato de Morena, ni a Anaya Canallín, con cuánto tiempo se anticiparon a una campaña como la concluida recientemente. Ya nadie les dirá ni una palabra.
Otras estupideces son los periodos: precampaña, intercampaña, campaña, periodo reflexivo, etc.
Ni se cumplen ni tienen utilidad alguna esas segmentaciones. La actividad política no es un  asunto de proximidad electoral; la política es una fiebre constante de todo el día y a veces de toda la noche.
—¿Cuándo comienza un político profesional a hacer política? Desde el primer día de su vida pública. Hoy mismo ya se preparan las campañas del 2024.
Y meterse en  el complejo, pero necesario asunto del financiamiento de los partidos, es una materia aún pendiente: aparte del capital público, excesivo, mal calculado, todos los partidos manejan dinero oscuro, por no decir negro.
El Instituto Electoral no puede con tantas encomiendas como para realizar una fiscalización eficiente. Muchas cosas se pasan por alto y otras se disimulan en el volumen de trabajo, quizá sin ánimo de complicidad o disimulo.
Pero la cantidad de las tareas encomendadas al INE sobrepasa su naturaleza.
Su capacidad de monitoreo es superior a la del CISEN, por ejemplo. Y ese costo gravitando sobre su estructura bien podría ahorrarse o llevarse a un mejor destino, como por ejemplo, la preparación de funcionarios en el servicio profesional.
El INE cumple cabalmente con varios aspectos de la vida política. Su capacidad de credencialización, con todos los fallos en algunos casos aislados, es altamente satisfactoria. Su habilidad ya probada para instalar las miles de casillas y proporcionar los materiales electorales es reconocida internacionalmente. Su legalidad es incuestionable.
Pero cuando alguien cumple una ley estúpida y mal hecha, como la vigente, pues acarrea consigo las fallas genéticas y resulta con taras evidentes en su propio comportamiento.
Hoy la tarea democrática en materia electoral consiste en cambiar la ley, lo cual se advierte desde ahora (falta ver la composición definitiva del Congreso General) un tanto complejo. Si se llega a cambiar se puede dar la oportunidad para tentaciones concentradoras del poder en preparación del próximo paso para consolidad una fuerza ahora incipiente en el ejercicio cotidiano del poder.
Para esta columna el asunto reviste poca importancia, pero también se deberá hacer algo para terminar con la simulación de las candidaturas “independientes”. Aligerar los requisitos (y endurecerlos para los nuevos partidos satelitales, parasitarios y gravitacionales), para dejar a los aspirantes casi sin condicionamientos,  o endurecer las sanciones expulsoras a quienes alteren las formas de cumplimiento como sucedió en los tres casos de aspirantes de esta temporada.
rafael.cardona.sandoval@gmail.com
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AMLO, Presidente
JAQUE MATE / Sergio Sarmiento
Reforma 2 Jul. 2018
"Haces campaña en poesía. Gobiernas en prosa". Mario Cuomo
 Al final no estuvieron ni cuchareadas ni copeteadas. Las encuestas previas, como tantas otras veces, fueron acertadas. Andrés Manuel López Obrador ha sido electo Presidente. Los sondeos a boca de urna le daban ayer desde temprano una ventaja irreversible. Ricardo Anaya quedaba en un lejano segundo lugar, seguido de José Antonio Meade.
La tercera fue la vencida. El tabasqueño tendrá la oportunidad de tratar de hacer esa cuarta transformación del país que ha prometido, una transformación "pacífica pero radical", en sus propias palabras.
La esencia de la democracia es el reconocimiento de una derrota electoral. En esta ocasión José Antonio Meade, el candidato del PRI, lo hizo al filo de las 8 de la noche. Ricardo Anaya, minutos más tarde. Es el reconocimiento que no ofreció López Obrador ni en 2006 ni en 2012.
No hay claridad en el momento en que escribo sobre la conformación del Congreso. Pero este resultado será muy importante para que López Obrador pueda llevar a cabo su plan de transformación radical del país. Muchas de las promesas que hizo en campaña no pueden aplicarse desde la Presidencia: requieren aprobación del Congreso. Morena será el partido con mayor número de representantes en la Cámara de Diputados y en el Senado. Pero falta saber si tendrá mayoría absoluta.
Morena ha capturado la mayoría de los gobiernos estatales en contienda. Morelos, Tabasco, Chiapas y la Ciudad de México han quedado en sus manos. En Puebla y Veracruz el resultado parece favorecerle también. Guanajuato, en cambio, se inclinó por el PAN y en Jalisco ha ganado Enrique Alfaro de Movimiento Ciudadano. En Yucatán no queda claro el resultado.
El mapa político de México ha cambiado. Morena se fundó apenas en 2014, pero en cuatro años se ha convertido en el partido dominante. Nadie puede ya menospreciar la capacidad política de López Obrador. Cuando parecía que México estaba ineludiblemente dividido, con gobiernos que tenían que negociar siempre con la oposición, López Obrador obtiene lo más cercano a un carro completo desde la desaparición del sistema de partido único.
¿Cómo gobernará Andrés Manuel? Ésa es la gran pregunta en este momento. Y la respuesta no es fácil. En su alianza conviven grupos y activistas de ideologías muy distintas. El López Obrador de hoy, por otra parte, es más moderado que el del pasado.
Durante años López Obrador ha cuestionado todos los resultados electorales en los que no ha resultado ganador. En las elecciones de 2006 desconoció el resultado, mandó al diablo a las instituciones, tomó el Paseo de la Reforma y se autoproclamó "presidente legítimo". Tampoco reconoció el resultado en 2012, a pesar de que la ventaja de Enrique Peña Nieto era amplia. Dejó el PRD por los acuerdos que el partido tuvo con el PRI y el PAN en el Pacto por México de 2012 para impulsar las reformas estructurales.
Como Presidente, López Obrador tendrá que respetar las instituciones y trabajar con ellas. Los inversionistas no se han asustado por López Obrador. El dólar cerró estable a 20.15 pesos en ventanillas bancarias el viernes 29 de junio y ayer a las 9 de la noche se cotizaba a 19.66 en los mercados internacionales de mayoreo. Donald Trump ha tenido más capacidad de atemorizar a los inversionistas que López Obrador.
Pero cuidado. La fama de populista del virtual ganador podría convertirse en un lastre si se empieza a percibir que sus medidas son demasiado radicales. Hoy más que nunca Andrés Manuel estará en un escaparate en el que cada decisión será juzgada con severidad.
· SIN BOLETAS
Una vez más las casillas especiales, las que permiten votar a ciudadanos en tránsito, se quedaron sin boletas. No es culpa del INE, sino de los legisladores que han limitado las boletas de estas casillas.
@SergioSarmiento
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A vigilarte/Denise Dresser
Reforma, 02 Jul. 2018
Sr. Presidente,
Te escribo estas líneas, sentada en mi escritorio, con el pulgar manchado de tinta indeleble, con sentimientos encontrados. Esperanza y zozobra. Alegría y temor. Gozo por lo que decidimos dejar atrás e inquietud ante lo que vendrá. Sé por qué ganaste; sé por qué el voto se volcó en tu favor. Como nadie recorriste el país y entendiste su enojo. Como nadie capturaste el sentir de los indignados, los enfurecidos, los enojados. Años de democracia diluida, transición trastocada, igualdad creciente, pobreza lacerante. Años de sacar al PRI de Los Pinos para verlo regresar, más corrupto, más rapaz, más desalmado. Años de instituciones puestas al servicio del poder y no del ciudadano. Y tú, el insurgente, ofreciste lo que tantos querían oír. La refundación. La transformación. El rompimiento con el viejo régimen. Invitaste al país a hacer historia contigo. Y la mayoría te acompañó; algunos con entusiasmo, otros con ambivalencia, muchos para darle un puntapié al priismo.
Había que castigar al PRI por su patrimonialismo y al PAN por mimetizarlo. Había que sacudir al sistema y darle un puñetazo al statu quo. Era imperativo retomar el camino de una transición que se truncó por una partidocracia rapaz, unas autoridades electorales que fueron perdiendo credibilidad e imparcialidad, un sistema de justicia para la protección de los privilegiados, un pacto de impunidad que permitió la supervivencia política de la podredumbre. Fuimos saboteando la consolidación democrática, sexenio tras sexenio. Permitimos que el "neoliberalismo a la mexicana" concentrara la riqueza y perpetuara la pobreza. Ignoramos la violencia que fue convirtiendo pedazos del país en tierra de nadie, disputados por los cárteles, sembradíos de cadáveres y de fosas. Contemplamos cómo la guerra contra las drogas se convirtió en una guerra contra los mexicanos, liderada por Fuerzas Armadas que no saben estar en las calles, llenándolas de "daños colaterales". 240,000 muertos, 34,000 desaparecidos; las cifras de la barbarie. Las cifras del México roto.
Y tú fuiste de plaza en plaza, de pueblo en pueblo, dándole voz al horror. Atizando los agravios y reconociéndolos. Triunfaste porque tu diagnóstico es el correcto. México ha sido expoliado por sus élites y exprimido por sus intereses enquistados y victimizado por su vetocracia sindical y empresarial. El péndulo de la historia se corrió de la acumulación a la redistribución; de la derecha a la izquierda como lo explicara Albert Hirschman. Todo eso lo entiendo, lo reconozco. Pero aun así, no soy de las jubilosas que quiere abrazarte, izarte en hombros. Porque no sé cómo gobernarás, a quiénes escucharás, a cuáles miembros de la "mafia en el poder" perdonarás, qué modelo económico instrumentarás, qué sistema de justicia edificarás, si serás el líder aplaudible de una izquierda progresista o el líder cuestionable de un lopezobradorismo conservador. Ante nosotros se vislumbra una Terra Incognita.
No temo que México se vuelva Venezuela. Temo que México siga siendo el mismo México. Un país clientelar alimentado por un Estado dadivoso que crea recipientes en vez de participantes. Un país que mantiene el capitalismo de cuates, solo que con otros cuates, los tuyos. Un sistema de partido hegemónico renovado con pocos contrapesos. Un andamiaje institucional corroído cuyas falencias sean suplidas por el presidencialismo resucitado. Me anima tu incorruptibilidad personal, el perfil de ciertas personas que te rodean, el espíritu de renovación que te acompaña. Me preocupa que ataques a la prensa, desdeñes al Congreso, denuestes a la Suprema Corte, descalifiques a la sociedad civil, dividas a la población entre los "buenos" que te apoyan incondicionalmente y los "malos" que lo son sólo por cuestionarte. Y es cierto que muchas de las organizaciones y las instituciones que señalas son indefendibles. Pero habrá que remodelarlas, no saltar por encima de ellas.
Hoy, el día después, estaré haciendo la tarea que me toca: vigilarte, exigirte, recordarte el imperativo de reconciliarnos. De gobernar en nombre de todos y no solo de quienes votaron por ti. De reconocer el pluralismo y promover la tolerancia. De combatir privilegios y corrupción pero también en tu propio partido. Y decirte: México no es el país de AMLO o Morena o sus gobernadores o sus diputados. Es el país de uno. El país nuestro. En 2018 y siempre.
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TRAS LA VICTORIA DE AMLO: TIEMPOS DE CIVILIDAD, CONCORDIA, ARMONÍA Y CONCILIACIÓN, SIN TRIUNFALISMOS NI RENCORES /
 Heriberto M. Galindo Quiñones.
Ante la euforia que genera un triunfo electoral tan apabullante como el del domingo pasado, -con más del 53%- en favor de Andrés Manuel López Obrador, debe haber civilidad, concordia, armonía y conciliación, sin triunfalismo y sin rencores. Se impone la magnanimidad que proclamaba el admirado Winston Churchill.
Para quienes ganaron, la recomendación más atendible  es obrar con raciocinio, prudencia, sencillez, austeridad, acuerdo e inclusión para gobernar, alejados de cerrazón, arrogancia y prepotencia.
El primer mensaje de AMLO satisfizo a la mayoría de la población.
Los reconocimientos que desde temprano hicieron los candidatos José Antonio Meade, Ricardo Anaya y Jaime Rodríguez mostró dignidad y prestancia.
Ahora es saludable sumirse en una profunda reflexión para crear un ámbito de grandeza que se sustente en visión, sensatez, madurez, generosidad, humildad, comprensión, tolerancia y respeto. Es lo exigible a quienes ganan una contienda, como la que se celebró. La mesura y la serenidad son fundamentales para asumir y digerir los resultados, con estabilidad emocional, ecuanimidad y sobre todo con respeto a las ideas y a la libre expresión, en un ánimo de tolerancia y de conciliación.
Es preciso el consejo del gran Antonio Gramsci, quien recomendaba comportarse con buenas maneras con el adversario, y tomar las enseñanzas del ilustre Don Jesús Reyes Heroles quien afirmaba que “En política lo que resiste apoya” y “la forma es fondo”.
Mucha inteligencia se requerirá para una exitosa gobernanza a partir del 1 de diciembre próximo. Los partidos políticos derrotados, por su parte, tendrán que  revisar y examinar sus procederes y hacer el recuento de daños correspondiente, para reestructurarse, refundarse y, si fuera indispensable y obligado, declarar su extinción y crear nuevas organizaciones, acordes a las exigencias de la sociedad mexicana, que exige nuevos paradigmas políticos, con valores y principios de moral pública, bajo nuevas circunstancias y condiciones.
Quizá la idea del gobierno de coalición vuelva a tomar fuerza.
Los vencedores van a necesitar a los vencidos para gobernar bien, aunque retóricamente se diga que no hay vencidos ni vencedores.
Para preparar el nuevo gobierno se requerirá convocar a los adversarios más lúcidos, al empresariado, a los productores, a los trabajadores y demás factores de la producción, que son quienes generan riqueza y hacen crecer a la economía nacional; a los factores reales de poder, regionales, estatales y nacionales, al mundo en general y, en especial, a los países hermanos y vecinos; a las mujeres, a las familias, a la juventud, a organizaciones políticas y civiles, a las iglesias, a intelectuales, a periodistas, analistas, artistas y operadores de medios de comunicación, al ámbito cibernético y a las redes sociales; en fin a todo MÉXICO, sin distingos, pues se requiere de la unidad nacional.
Estos aspectos son de urgente y de muy obvia atención, si se es consciente de que, para gobernar bien se  debe operar bien, y no dejar que crezcan las diferencias, los resentimientos y los rencores sociales y políticos.
Los acuerdos y la unidad en lo fundamental debe ser la principal divisa del próximo gobierno y del futuro presidente de la República.
La sociedad mexicana estará atenta.
Deseo que todo lo sucedido sea para bien de la República.
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Juegos de poder/LEO ZUCKERMANN
Excelsior..
Presidente Andrés Manuel López Obrador
Creo en la democracia liberal y, por tanto, no me queda otra más que felicitar a López Obrador y su equipo por haber ganado la elección presidencial.
Reconozco la tenacidad del tabasqueño y de varias personas de su círculo más cercano que no cejaron en su empeño por llegar al poder en estos últimos 15 años. Por fin, a la tercera, se le hizo. Y, por el bien del país, deseo que les vaya bien. Mucha suerte. La van a necesitar.
Las expectativas son muy altas. La gente que votó por ellos de verdad cree que este país va a cambiar en poco tiempo para bien. Así lo prometieron. Si no lo cumplen rápido, irán perdiendo apoyo social.
En Francia, el hoy presidente Emmanuel Macron obtuvo 66% de los votos en la segunda vuelta electoral en mayo de 2017. Empezó su mandato con un 64% de tasa de aprobación. Menos de un año después de estar en el poder, había caído al 40%. Y es que, al igual que en México, el candidato antisistémico incrementó, de manera desproporcionada, las expectativas de cambio, las cuales, a la vuelta de la esquina, no pudieron hacerse realidad por la terca realidad.
AMLO tomará posesión en una situación muy complicada. Para empezar, deberá resolver la terrible crisis de inseguridad y violencia que se vive en el país. 2018 será, con toda probabilidad, el año más violento desde 1997 en que empezaron a recabarse estadísticas serias de la criminalidad.
A partir del primero de diciembre, los 55 homicidios dolosos que haya ese día comenzarán a contar para el nuevo sexenio. Dejarán de ser los muertos de Peña para pasar a ser los muertos de López Obrador. La sociedad, tal y como pudo comprobar el tabasqueño durante su campaña, está enojada por este tema y quiere resultados rápidos. Si no los consigue…
Lo cual nos lleva al siguiente tema, también complicado. AMLO llegará al poder en un ambiente económico adverso para México. Nunca le va bien a las economías emergentes cuando están subiendo las tasas de interés en Estados Unidos. Ya lo estamos viendo en Argentina y Turquía.
Brasil está en la tablita. Agréguese la incertidumbre que todavía existe por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Si no hay un buen manejo de la política fiscal en su primer año de gobierno, la economía mexicana podría desacelerarse. Para López Obrador, sería fatal que el PIB creciera menos en 2019
que en 2018.
Ni qué decir de uno de los temas centrales de esta elección: la corrupción. Sabemos que su solución de limpiarla como se barren las escaleras, de arriba hacia abajo, con el ejemplo de honestidad del Presidente, era pura demagogia de campaña. La realidad será mucho más complicada para extirpar el cáncer de la corrupción gubernamental en México. Si no hacen algo rápido, si comienza a percibirse que no hay resultados reales en el corto plazo, la gente se desilusionará.
Desde luego, como todos los presidentes, López Obrador tendrá su periodo de “luna de miel” con la opinión pública. Muchos mexicanos, aunque no vean beneficios rápidos, lo seguirán apoyando por identificarse con su poderosa retórica. Pero eso tiene un límite. El nuevo gobierno deberá, en algún momento, enseñar que sus resultados son mejores que los del pasado.
El exgobernador neoyorkino, Mario Cuomo, decía que “se hace campaña en poesía y se gobierna en prosa”. Pues bien, llegó el momento de que el lopezobradorismo pase de su eficaz ejercicio poético que cautivó al electorado a la prosaica labor de gobernar un país tan complicado como México. Es hora de soslayar todas las ocurrencias de la campaña para pacificar al país, combatir la corrupción y fomentar un mayor crecimiento económico.
Por mi parte, como lo he hecho ya en tres diferentes sexenios desde que comencé en esta labor de opinar sobre asuntos públicos, apoyaré las ideas que me parezcan positivas y criticaré aquellas que considere equivocadas. Espero, desde luego, que el nuevo gobierno cumpla su promesa de respetar la libertad de expresión.
En este momento en que están celebrando, los conmino a comportarse como demócratas liberales dispuestos a aguantar la crítica. Nadie es dueño de la verdad. Ni ellos ni nosotros. Por eso la importancia de fomentar la pluralidad de las ideas. Gracias a eso, el lopezobradorismo llegó pacíficamente al poder.
Felicidades, mucha suerte y no se olviden, como bien dijo Churchill, que “la democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre con excepción de todos los demás”. Algunos nos encargaremos de recordarlo a lo largo de todo el siguiente sexenio.
                Twitter: @leozuckerman


Palabras de Ricardo Anaya, aceptando su derrota...

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