Revista Proceso @# 2218, a 5 de mayo de 2019..
Para su plan económico AMLO no consideró factores internos y externos/
JOSÉ RAÚL LINARES
En la elaboración de las metas y proyecciones de crecimiento económico incluidas en el Plan Nacional de Desarrollo hubo factores que el gobierno federal no consideró: la previsible desaceleración de las economías de Estados Unidos y de Europa, la falta de confianza de los mercados mexicanos por la baja inversión privada y la parálisis en el gasto público.
“Deseable pero difícil”… Así califican especialistas en materia económica la expectativa de crecimiento planteada por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Según el Plan Nacional de Desarrollo (PND 2019-2024), el gobierno federal buscará cerrar la administración con una tasa de crecimiento de 6% anual.
“El fortalecimiento de los principios éticos irá acompañado de un desarrollo económico que habrá alcanzado para entonces una tasa de crecimiento de 6%, con un promedio sexenal de 4%”, señala el Epílogo: Visión 2024 del PND, enviado al Congreso de la Unión el pasado 30 de abril.
No obstante, los antídotos para enfrentar amenazas externas –como la desaceleración de la economía en Estados Unidos y Europa– son vulnerables, advierten los analistas consultados por Proceso. También la falta de confianza de los mercados mexicanos –baja inversión privada y parálisis en el gasto público– mantienen como “reservado” un impulso a la economía a mediano plazo:
–¿Es posible alcanzar la meta de crecimiento planteada por el PND? –preguntó este semanario.
–Es muy difícil pronosticar a tanta distancia, pero es poco posible. Si hay una corrección en la política económica interna, posiblemente; pero me reservaría las conclusiones. Por otra parte, aun si tuviéramos un entorno exterior favorable en Estados Unidos, dudo que pasemos de 4% para 2024 –señala Fausto Hernández Trillo, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
–Lo vemos como algo improbable: para tales efectos debería incrementarse el gasto público, reactivarse los instrumentos aprobados por la reforma energética, mayores reducciones a las barreras burocráticas y una reforma laboral más agresiva –secunda Jaime Reusche, analista senior para México de Moody’s Investors Service.
Ambos concuerdan: el gobierno de López Obrador no ha podido enviar señales positivas al sector industrial, que podría reactivar la economía, ni hacerlo por vía de la inversión pública. Tampoco ha mostrado signos de alerta respecto a las perspectivas que se le avecinan:
“El objetivo de la política económica no es producir cifras y estadísticas armoniosas, sino generar bienestar para la población. Los macroindicadores son instrumentos de medición, no un fin en sí”, advierte el PND.
Al respecto, Hernández Trillo manifiesta que esta postura podría agravar el panorama: “Sigue sin haber una política clara para la inversión privada e industrial; un día los trata bien y al otro día los trata mal. Desde luego que sin inversión pública o privada es muy difícil que el gobierno federal pueda acelerar la economía”.
En Moody’s “también bajamos nuestra expectativa de crecimiento recientemente; creo que pesan mucho las señales mixtas que envía al sector privado”, comenta Reusche.
Riesgos
El jueves 2 José Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), presentó al secretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa, la perspectiva de crecimiento que el organismo multilateral estima para México en 2019 y 2020.
En la reunión notificó una baja en la perspectiva para México: 1.6% y 2% para 2019 y 2020, respectivamente.
“La integración en las cadenas globales de valor impulsa un sólido crecimiento de las exportaciones, en tanto que la recuperación de los salarios reales, las abundantes remesas y el crecimiento del crédito han fomentado el consumo”, apunta el documento Estudios económicos de la OCDE: México.
Sin embargo, advierte que esta perspectiva, ahora alimentada por un gran dinamismo en el comercio que México mantiene con Estados Unidos, pende de un hilo ante los indicadores que muestran la desaceleración económica de ese país:
“Por otra parte, la incertidumbre en materia de políticas, también en lo que se refiere a la necesidad de que todas las partes ratifiquen el nuevo acuerdo de comercio entre Canadá, México y Estados Unidos, la desaceleración de la economía mundial y la renovada tensión comercial dificultarían las exportaciones y deprimirían la inversión privada”, añade.
Entre los factores que abonan a este escenario, la OCDE enumera algunos de índole interno, como el hecho de que el “crecimiento moderado” no ha mejorado el nivel de vida de los mexicanos; continúa la división entre el norte (industrializado) y el sur (con problemas de desarrollo), y riesgos implícitos en el sector energético (Pemex).
“La rápida implementación de los planes de inversión para impulsar la producción de petróleo aumentaría las exportaciones y disminuiría el déficit en el comercio de energía, pero la meta de aumentar la producción de petróleo en la magnitud proyectada requerirá inversión privada adicional”, dice el diagnóstico que fue recibido por la máxima autoridad económica.
Al finalizar su presentación ante Urzúa, Gurría señaló que el manejo de la posible desaceleración de la economía mexicana dependerá de la capacidad de la administración de López Obrador para preparar herramientas que hagan frente a un posible escenario internacional adverso.
En abril pasado la Secretaría de Hacienda también ajustó sus expectativas de crecimiento económico, con 1.4% y 2.4% para 2019, frente al 2.1% y 3.1% planteadas originalmente, según los “Precriterios de Política Económica”.
Desaceleración en EU
En Estados Unidos los focos por una posible desaceleración se encendieron en diciembre de 2018. Durante ese año la economía del vecino del norte reportó un crecimiento de 2.9%, un buen nivel según el Departamento de Comercio, pero debajo de la expectativa planteada por el presidente Donald Trump.
Los focos de alerta se encendieron en el último trimestre de 2018, cuando las cifras de esa misma institución reportaron un crecimiento 2.2% inferior a la expectativa planteada: 2.6%. Los indicadores prevén que esta tendencia podría acentuarse y con ella, las expectativas para México.
“Durante años México le ha apostado al comercio exterior como su principal motor de desarrollo. No obstante, eso ha profundizado desigualdades en nuestro país y la falta de integración entre el norte y el sur. Estados Unidos continúa siendo el principal socio comercial de nuestro país; si esa economía pierde impulso, la nuestra también”, advierte Hernández Trillo.
Esa desigualdad se ha expresado en el desarrollo económico del norte del país, con mayores tasas de industrialización y conectividad carretera. Mientras en el sur, esos dos factores de desarrollo se reducen a la mitad.
Para el académico del CIDE, quien hasta hace poco fungía como director de El Trimestre Económico –revista fundada por Daniel Cosío Villegas y recientemente desaparecida por Paco Ignacio Taibo II al frente del Fondo de Cultura Económica–, dicha tendencia podía revertirse con mayor inversión pública, mayor dinamismo del mercado interno y seguridad social. Sin embargo, la administración de López Obrador ha prescindido de ellos.
“El decrecimiento de la inversión pública es mayor que la desaceleración. Según datos que tengo, ésta se ha desplomado alrededor de 17%. Por otro lado, la inversión privada está cautelosa, está en un ‘déjame ver hacia dónde vamos’”, explica Hernández Trillo.
“Desde luego, han hecho un muy mal manejo de las expectativas con el sector privado”, añade.
–En este contexto y frente al más reciente informe de la OCDE, ¿qué pesará más, los factores internos o externos?
–Dice López Obrador que hay que revisar las cifras del sexenio de Zedillo. No obstante, se le olvidó decir que en el sexenio de Zedillo el comercio internacional ayudó mucho. En esta situación, creo que ante riesgos del mercado externo hoy no puede ayudar tanto. Pienso que un buen programa nacional de infraestructura –con mucha inversión– podría impulsar el crecimiento.
Al respecto, el académico sostiene que ni siquiera una ratificación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ayudará, si no se cierran las brechas sociales y económicas del país. Entre ellas, la falta de igualdad de acceso a los servicios de “seguridad social universal”.
“Pensé que este gobierno iba a aplicar una agresiva política de seguridad social universal. El presidente ha hablado de que busca implantar un ‘estado de bienestar’ como en los países escandinavos, con pensiones y buenos servicios de salud. Si tú dejas fuera los gastos fuertes en salud y recibes ingresos por el simple hecho de ser mexicano, evidentemente aumentas el consumo y el ahorro”, dice.
“Yo también pensé que llegando un gobierno de izquierda a México sería lo primero que implantaría. ¡Que decepción!”
Reformas, a la basura: Reusche
A finales de febrero, Moody’s Investors Service también ajusto su perspectiva de crecimiento para nuestro país, situándola de 2.2% a 1.7% para 2019.
Para Reusche, la predicción a la baja que ahora comparten calificadoras y organismos internacionales podría acentuarse si no se corrige la política económica que ha planteado el gobierno federal.
“Nosotros también estamos bajando las perspectivas a 1.5%”, adelanta en referencia a un diagnóstico que será publicado este domingo 5, el cual analizará las conclusiones del informe presentado por la OCDE.
Cercano al sector productivo privado, el analista de Moody’s Investors advierte que en México las decisiones del gobierno federal son los principales factores de desestabilización en la política macroeconómica, especialmente porque no ha podido mandar señales de estabilidad a los inversionistas privados.
–En este contexto y frente al más reciente informe de la OCDE, ¿qué pesará más, los factores internos o externos? –se le pregunta ahora al analista de Moody’s.
–En este momento están pesando más los factores internos, con señales mixtas sobre su política económica. Las señales, como la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México o los mensajes para cancelar contratos petroleros han tenido un efecto negativo. En este momento los factores externos no han pesado tanto. La demanda externa sigue siendo robusta.
“Sin embargo”, advierte, “si ese entorno empieza a cambiar y no es favorable, las cosas podrían empeorar”.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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