- Deseo ir a Kiev, pero espero el momento justo para hacerlo
La mañana de este sábado 4 de junio, el papa Francisco se reunió en el Patio de San Dámaso, dentro del Palacio Apostólico, con alrededor de 160 niños participantes en la octava edición del "Tren de los Niños", evento organizado por el Consejo Pontificio de la Cultura dentro de la iniciativa denominada "Atrio de los Gentiles".
Los niños estuvieron acompañados por algunos adultos y, tras los saludos del cardenal Gianfranco Ravasi, prefecto del dicasterio, de Antonio Organtini, director general del instituto asistencial Sant'Alessio-Margherita di Savoia de Roma al que asisten los niños, y de Massimiliano Giansanti, presidente de Confagricoltura, que colabora en el evento, fueron los niños quienes charlaron abiertamente con el líder religioso.
-¿Puede ir usted a Ucrania para salvar a todos los niños que están sufriendo allá-, preguntó uno de los niños que ha encontrado refugio en Roma.
-Me alegro de que estés aquí, le respondió el Papa, y le precisa que "quisiera ir a Ucrania pero debe espera esperar el momento justo. Precisó que la "próxima semana recibiré a representantes del gobierno de Ucrania, que vendrán a hablar y a hablar de una posible visita mía allí: vamos a ver qué pasa", dijo.
Y le explicó al niño que no es fácil tomar una decisión - la de ir a Kiev-, ya que puede ser contraproducente.
-Sé que has visitado muchos países, especialmente países pobres. Y en tu opinión, ¿cuál fue el país que visitaste que más mejoró gracias a tí?-, pregunta Mattia .
Francisco le explica que cada país tiene su propia peculiaridad, pero que la peculiaridad más rica de un país es su gente. Cada uno de nosotros tiene su propia riqueza y esto también cuenta para los países. En los países que visito, siempre he visto riquezas especiales: esto de esta manera, esto de la otra... y esta es la belleza de la creación.
-¿Qué se siente ser el Papa?-, pregunta Edgar.
-Lo importante, en cualquier profesión que te ponga la vida, es que no te dejes ser tú", no hay que ser personas artificiales, responde Francisco.
¿Cómo me siento como Papa?-, se pregunta y responde: Como una persona, como cada uno de ustedes en su profesión, en su trabajo. Porque yo también soy una persona como ustedes, y si tengo este trabajo debo tratar de hacerlo de la manera más humilde y más acorde a mi personalidad, sin tratar de hacer cosas ajenas a lo que soy.
-¿Pero es agotador ser Papa?- pregunta Caterina.
-Cualquier tarea que hagamos tiene una parte de fatiga, dice el Papa pero agrega: "Dios da la fuerza para llevar a cabo las labores" y hay que llevarlas a cabo "con honestidad, con sinceridad y con trabajo".
-¿Qué se siente al estar tan en contacto con con Dios?-, le pregunta otro niño..
Recordar que Dios está con nosotros es muy importante, dice Francisco. Y comenta que sentirse mirados por Él nos ayuda a hacer nuestro trabajo.
Los niños quieren saber qué piensa el Papa de las personas que tienen problemas o discapacidades. "Cuando usted ve a niños así, ¿va a ayudarlos y aconsejarlos, o sigue por su camino?", quiere saber uno de ellos.
Francisco explica que cuando se mira a una persona nunca hay que sentirse superior, que antes de dar un consejo hay que escuchar y conocer a esa persona.
Agrega que "cuando miro a los niños, como tú dices, que tienen algunas limitaciones, algunas discapacidades, pienso que el Señor les ha dado otras cosas, otras cosas hermosas. Una de las cosas que, te confieso, me toca el corazón es cuando me encuentro con personas ciegas, muchas veces me dicen: "¿Puedo mirarte?" Yo, al principio, no entendía, pero luego dije: "¡Sí!", y ellos, con sus manos, se tocaron la cara y me miraron. ¿Qué veo ahí? Creatividad: una persona que tiene una limitación siempre encuentra la fuerza para ir más allá de la limitación y eso es la creatividad. (...). Y eso es digno de elogio.
Ludovica la última niña no hace ninguna pregunta sino que le pide al pontífice que rece por ella y por los niños enfermos.
Es hermoso lo que dices, comenta Francisco, 'es algo que debemos pedir el uno por el otro'.
Porque rezar por uno de nosotros es como atraer la mirada de Dios sobre nosotros. Rezar es atraer la mirada de Dios. Cuando rezas, Dios te mira. (...) Tú reza por mí y yo rezaré por ti, y esta relación de pedir oraciones es una relación de hermandad, de amistad, de dos o tres personas que piden que Dios les mire. Rezar es atraer la mirada de Dios sobre nosotros, y eso es hermoso.
Información de Adriana Masotti de Vatican News.
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