27 dic 2022

Las cartas de renuncia que firmó Pablo VI.

Las cartas de renuncia que firmó Pablo VI.

En una reciente entrevista, el Papa Francisco reveló que había firmado una carta de renuncia en caso de estar impedido de gobernar la Iglesia por salud. Así como él, un Papa santo del siglo XX no firmó solo una, sino dos cartas.


En una entrevista publicada por el diario ABC de España el 18 de diciembre,  Francisco reveló al director de ABC, Julián Quirós, y el corresponsal del periódico en el Vaticano, Javier Martínez Brocal, que firmó su renuncia en 2013 y se la entregó al Secretario de Estado del Vaticano entonces, el Cardenal italiano Tarcisio Bertone.

– Papa Francisco (...) ¿Qué ocurre si un pontífice queda repentinamente impedido por problemas de salud o accidente? ¿No sería conveniente una norma para estos casos?

Papa -Yo ya he firmado mi renuncia. Era Tarcisio Bertone el secretario de Estado. Yo la firmé y le dije: «En caso de impedimento por cuestiones médicas o qué sé yo, acá está mi renuncia. Ya la tienen». No sé a quién se la habrá dado el cardenal Bertone, pero se la di cuando era secretario de Estado.

-Pablo VI también dejó escrita su renuncia en caso de impedimento permanente-, le dicen.

-Así es, y Pío XII creo que también., dijo el Papa y agregó que #es la primera vez que lo digo", y quiere que se sepa..

En efecto, en 1965 Pablo V presentó su renuncia.

Andrea Tornielli, director editorial del Vaticano, publicó el siguiente artículo en el portal Vatican News; lo compartimos integro en este espacio:

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La carta de Francisco y el precedente de Pablo VI/ANDREA TORNIELLI

Francisco como Pablo VI. En la entrevista concedida al cotidiano español ABC, el Papa reveló que se había comportado como su predecesor bresciano, a quien él mismo proclamó santo. Y cuenta que entregó al entonces Secretario de Estado, Tarcisio Bertone, una carta con su renuncia en caso de "impedimento médico". Desconocemos la fecha exacta de este documento, pero la referencia a Bertone como Secretario de Estado lo sitúa en los primeros meses del pontificado, dado que ya en octubre de 2013 Pietro Parolin había asumido el papel de principal colaborador del Obispo de Roma. El gesto de Francisco recalca el del Papa Montini. Varios testigos en décadas pasadas habían hablado de las cartas de renuncia de Pablo VI, pero hasta mayo de 2018 no se habían hecho públicas. Quien las dio a conocer, también en reproducción anastática del original, fue el Regente de la Casa Pontificia, monseñor Leonardo Sapienza, estudioso de Montini y autor de numerosos libros sobre el Pontífice bresciano que dirigió la Iglesia de 1963 a 1978, llevando a término el Concilio Ecuménico Vaticano II y los trece primeros años de su realización. El libro que contiene estos documentos de Pablo VI se titula "La barca de Pablo" (Edizioni San Paolo).

En aquellas páginas se lee: "Nosotros, Pablo VI... declaramos, en caso de enfermedad, que se presuma incurable, o de larga duración... o en caso de cualquier otro impedimento grave y prolongado... renunciar" a “nuestro cargo". La carta está escrita con la clarísima letra del Papa Montini y está fechada el 2 de mayo de 1965, por lo que fue escrita a mano por el Pontífice bresciano no cuando ya era viejo o estaba enfermo, sino sólo dos años después de su elección, con el Concilio aún abierto. Con este texto, el Papa quiere resguardar a la Iglesia de su eventual incapacidad a largo plazo: una carta de renuncia anticipada, que en ese caso había sido entregada al cardenal decano para que la diera a conocer a los demás cardenales y declarara decaído al Pontífice.

Las cartas del Papa Montini eran en realidad dos, porque junto a la de la dimisión hay una adjunta dirigida al Secretario de Estado, que sin duda representa el texto más fuerte. Y es significativo que ese documento haya sido comentado también por el Papa Francisco, quien en una contribución publicada en el libro editado por Sapienza escribe: "He leído con asombro estas cartas de Pablo VI que me parecen un humilde y profético testimonio de amor a Cristo y a su Iglesia; y una prueba más de la santidad de este gran Papa... Lo que le importa son las necesidades de la Iglesia y del mundo. Y un Papa impedido por una grave enfermedad no podría ejercer su ministerio apostólico con suficiente eficacia".

El texto de la carta principal, "confidencial" y dirigida al Decano del Sacro Colegio, en papel membretado con el escudo papal, se abre con estas palabras: "Nosotros Pablo VI, por divina Providencia Obispo de Roma y Pontífice de la Iglesia universal, ante la presencia de la Santísima Trinidad Padre, Hijo y Espíritu Santo, invocado el nombre de Jesucristo, nuestro Maestro, nuestro Señor y nuestro Salvador...". A continuación, se encomienda a María y a José. Después la formulación de la renuncia propiamente dicha, con los detalles. "Declaramos: en caso de enfermedad, que se presume incurable, o de larga duración, y que nos impida ejercer suficientemente las funciones de nuestro ministerio apostólico; o en el caso de que otro grave y prolongado impedimento lo sea igualmente, renunciar a nuestro sagrado y canónico oficio, tanto de Obispo de Roma, como de Cabeza de la misma Santa Iglesia católica, en manos del Señor Cardenal Decano... Dejándole a él, junto al menos con los Cardenales encargados de los Dicasterios de la Curia Romana y nuestro Cardenal Vicario para la ciudad de Roma... la facultad de aceptar y llevar a efecto esta renuncia nuestra, que sólo el bien superior de la Santa Iglesia nos sugiere”. Al pie, firma manuscrita y fecha, "en San Pedro, el domingo del Buen Pastor", II después de Pascua, 2 de mayo de 1965, II de nuestro Pontificado".

Es interesante observar que Pablo VI no sólo se refiere a una enfermedad, sino también a la posibilidad de "otro impedimento grave y prolongado". Lo que, según diversas personalidades del círculo más próximo a Montini, puede relacionarse con lo que, según algunos testigos autorizados, tuvo Pío XII en su tiempo, a saber, su renuncia en caso de secuestro por Hitler en plena Segunda Guerra Mundial. Esto habría permitido a los cardenales reunirse, tal vez en un país neutral y seguro, para elegir un nuevo obispo de Roma que sustituyera al que se había convertido en prisionero del dictador nazi.

Por último, cabe señalar que tanto en el caso de Pablo VI como en el de Francisco, estamos hablando de una carta "preventiva", es decir, vinculada al hecho de que el Pontífice se encuentra impedido de renunciar libremente y en plena conciencia. Se trata, pues, de cartas que nada tienen que ver con la renuncia de Benedicto XVI, que tuvo lugar hace casi diez años


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