Son 226 los miembros de una secta muertos en Kenia por ayunar para verse con Jesucristo
Muchos de los muertos son niños, murieron después de seguir los consejos de Mackenzie Nthenge de ayunar para «conocer a Jesús».
"Hubo una persona rescatada hoy del bosque en la operación de búsqueda y rescate en curso", lo que eleva el número de víctimas rescatadas a 85, precisó Onyancha, citada por medios locales.
El total de sospechosos detenidos se mantiene en 31, mientras el número de personas dadas por desaparecidas sigue siendo de 610.
Casi todos los muertos de la llamada "masacre de Shakahola", como se llama el bosque en el que sucedió la tragedia, han sido exhumados de tumbas y fosas comunes halladas en ese bosque, a excepción de unos pocos que murieron en el hospital por su estado grave.
Las autopsias de más de un centenar de cuerpos evidenciaron que, si bien todos mostraban signos de inanición, los cadáveres de al menos tres menores y un adulto tenían también rastros de estrangulación y asfixia.
Asimismo, las primeras investigaciones de la Policía apuntan a que los fieles eran forzados a seguir con el ayuno aunque quisieran abandonarlo.
Hace una semana, el tribunal de Shanzu, en la ciudad costera de Mombasa, ordenó extender durante 30 días (iniciando el recuento el pasado 3 de mayo) la detención del líder de la secta que presuntamente persuadió a las víctimas para ayunar, el pastor Paul Mackenzie Nthenge, junto con su mujer y otros 16 sospechosos.
El pasado 2 de mayo, Nthenge y los otros detenidos fueron puestos en libertad por el tribunal de la turística ciudad costera de Malindi, después de que la Fiscalía manifestara su intención de formular cargos de terrorismo contra ellos, algo para lo que esa corte se declaró incompetente.
El presidente de Kenia, William Ruto, pidió este domingo disculpas en nombre de su Gobierno por no haber podido impedir las muertes.
Nthenge, bajo custodia policial desde el pasado 14 de abril, lidera la Good News International Church (Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas).
Ex taxista, el pastor ya fue detenido el pasado marzo después de ser acusado de la muerte de dos niños en circunstancias similares, pero obtuvo la libertad bajo fianza.
Tiene 50 años, se entregó a las autoridades el 14 de abril, tras el descubrimiento de las primeras fosas. Desde entonces ya se hallaron unas cincuenta.
Y antes, en 2017, fue acusado de radicalización por predicar que no había que escolarizar a los niños porque, según él, la educación no está reconocida en la Biblia. Entonces fue puesto en libertad bajo fianza y absuelto por la justicia en 2021.
Mackenzie estableció el calendario en enero. Los niños y los solteros debían morir primero, seguidos por las madres y luego los padres», explica Titus Katana. «El pastor y su familia debían ayunar los últimos», añade.
Según Hussein Khalid, director ejecutivo de la oenegé Haki África -que alertó a la policía sobre las acciones del «pastor» Mackenzie-, «se les dijo que el fin del mundo iba a llegar en junio».
Bajo la influencia del «pastor», muchos fieles vendieron «propiedades, casas y empresas para esperar la llegada de Jesús» en el bosque de Shakahola, cuenta Titus Katana. «Me siento mal por lo que pasó porque conocía a muchos fieles que ahora están muertos», subraya, apenado.
El presidente de Kenia, William Ruto, pidió este domingo disculpas en nombre de su Gobierno por no haber podido impedir las muertes.
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El fundamentalismo..., no sólo es isla´mico sino cristiano...
Hace unos días, el 1 de mayo, el papa Francisco anunció que los 21 mártires coptos de Egipto, degollados el 15 de febrero de 2015 por terroristas del ISIS en una playa de Libia, serán incluidos en el Martirologio Romano "como signo de la comunión espiritual que une" a la Iglesia Católica y a la Iglesia Copta Ortodoxa.
Francisco hizo esta declaración durante su audiencia privada con Tawadros II, Papa de Alejandría y Jefe de la Iglesia Copta Ortodoxa, en el marco de la celebración del 50 aniversario del histórico encuentro de sus predecesores, el Papa San Pablo VI y el Papa Shenouda III (1973-2023) .
Hace años escribí sobre ese tema...Mártires cristianos en el siglo XXI , publicado en la revista Código Topo, de Excelsior, 2 de marzo de 2015, pags, 54–57..
Es procupante el fundamentalismo religioso y mucho creen que solo ocurre en el Islam, como es el caso de ISIS y sobre todo despues de hechos del 11 de septiembre de 2001 cuando los ataques fueron inspirados en el fanatismo religioso y causaron la muerte a cerca de tres mil personas.
En el texto (El fundamentalismos islámico. ¿Cuán grave es la amenaza?, publicado en la revista Vuelta en agosto de 1994), el profesor Daniel bell, sociologo de Harvard escribió “El fundamentalismo es un fenómeno religioso que en la vida moderna ha asumido forma política”. “El fundamentalismo es una afirmación de creencia en las escrituras originales de la fe -la Biblia en el cristianismo, el Corán en el Islam-, una reacción cultural contra la modernidad, y un intento de reafirmar formas tradicionales, particularmente en la familia”.
La confusión respecto a la amenaza del fundamentalismo islámico –dice Bell– procede en gran medida de la combinación de las palabras -Islam y fundamentalismo-, que en verdad conciernen a diferentes fenómenos. Buena parte del Islam no es fundamentalista,y las naciones con mayores poblaciones musulmanas, Indonesia y Turquía, son seculares”.
Decía entonces –principios de los años 90– Bell que en Estados Unidos la “derecha religiosa” es intensamente fundamentalista y hasta trató de lanzar a Pat Robertson, del clero fundamentalista, como candidato republicano a la Presidencia.
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Les dijo a sus seguidores que murieran de hambre para encontrarse con Jesús. ¿Por qué tantos lo hicieron?/Por Andrew Higgins
Andrew Higgins viajó a la propiedad del pastor en el bosque Shakahola y a las aldeas de la costa de Kenia.
The New York Times, 17 de mayo de 2023
Delirante de hambre, un creyente que llevó a su familia a vivir con un culto cristiano apocalíptico en un paraje remoto en el sureste de Kenia le envió un angustiado mensaje de texto a su hermana menor hace dos semanas. Aunque le rogaba que lo ayudara a escapar, todavía seguía bajo el control del predicador que lo había atraído hasta ese lugar, tras prometerle que sería salvado a
“Respóndeme rápido, porque no tengo mucho tiempo. Hermana, el fin de los tiempos ha llegado y la gente está siendo crucificada”, le dijo Solomon Muendo, un exvendedor ambulante, a su hermana. “Arrepiéntete para que no te quedes atrás. Amén”.
Muendo, de 35 años, había estado viviendo en el bosque Shakahola desde 2021, cuando, al igual que cientos de otros creyentes, abandonó su hogar y se mudó allí con su esposa y sus dos hijos pequeños.
Habían acatado el llamado de Paul Nthenge Mackenzie, un extaxista convertido en televangelista quien, al declarar que el mundo estaba a punto de acabarse, comenzó a promocionar entre sus seguidores a Shakahola como un santuario cristiano evangélico del inminente apocalipsis.
Sin embargo, en vez de un refugio, la propiedad de 320 hectárea es un terreno baldío quemado por el sol lleno de matorrales y árboles raquíticos, que se ha convertido en una espantosa escena del crimen, salpicada de tumbas poco profundas de creyentes que decidieron morirse de hambre o, como Mackenzie preferiría, se crucificaron a sí mismos para poder encontrarse con Jesús.
Hasta hace un par de semanas, 179 cuerpos habían sido exhumados y trasladados a la morgue de un hospital en la ciudad costera de Malindi, a unos 160 kilómetros al este de Shakahola, para ser identificados y practicarles las autopsias. Los principales patólogos del gobierno informaron hace dos semanas que, si bien el hambre causó muchas muertes, algunos de los cuerpos mostraban señales de muerte por asfixia, estrangulamiento o golpizas. A algunos les habían extirpado órganos, según una declaración jurada de la policía.
Cientos de personas más siguen desaparecidas, quizás enterradas en tumbas no descubiertas. Otros deambulan por la propiedad sin comida como Muendo, cuya esposa e hijos están desaparecidos, contó su hermana.
La horrible magnitud de lo que los medios de comunicación de Kenia han calificado como la “masacre de Shakahola” ha dejado al gobierno intentando explicar cómo, en un país que se cuenta entre las naciones más modernas y estables de África, las fuerzas del orden público tardaron tanto tiempo en descubrir los macabros sucesos en una extensión de tierra ubicada entre dos populares destinos turísticos, el Parque Nacional Tsavo y la costa del océano Índico.
El hecho de que tantas personas ignoraran el instinto humano más básico de supervivencia y eligieran morir ayunando ha planteado preguntas delicadas sobre los límites de la libertad religiosa, un derecho consagrado en la constitución de Kenia.
El cristianismo evangélico —y los predicadores independientes— han ganado popularidad en toda África. Es parte de un auge religioso en el continente que contrasta con la rápida secularización de antiguas potencias coloniales como el Reino Unido, el cual gobernó Kenia hasta 1963. Cerca de la mitad de los kenianos son evangélicos, una proporción mucho mayor que en Estados Unidos.
A diferencia de las iglesias católica romana o anglicana, que se rigen por jerarquías y reglas, muchas iglesias evangélicas están dirigidas por predicadores independientes que no tienen supervisión.
El presidente de Kenia, William Ruto, un ferviente creyente cuya esposa es predicadora evangélica, se ha mostrado cauteloso a la hora de imponer restricciones a las actividades religiosas, aunque hace un par de semanas le pidió a un grupo de líderes eclesiásticos y expertos legales que propusieran formas de regular el caótico sector religioso de Kenia.
Para Victor Kaudo, un activista de derechos humanos en Malindi que visitó Shakahola en marzo, la libertad otorgada a predicadores como Mackenzie ha ido demasiado lejos. Kaudo, notificado por los desertores del culto, encontró creyentes demacrados que, aunque estaban al borde de la muerte, lo maldijeron y calificaron de “enemigo de Jesús” cuando trató de ayudarlos.
Una mujer hambrienta, con la cabeza rapada por orden de los líderes de la secta, se agitó furiosamente en el piso cuando Kaudo se le acercó y le ofreció sustento, según muestra un video que grabó.
“Quería que estas personas hambrientas sobrevivieran, pero querían morir y conocer a Jesús”, recordó Kaudo. “¿Qué hacemos? ¿Acaso la libertad de culto prevalece sobre el derecho a la vida?”
Mackenzie le ha dicho a los investigadores que nunca ordenó a sus seguidores que no comieran y que simplemente predicó sobre las agonías de los últimos tiempos profetizadas en el libro de Apocalipsis, el último del Nuevo Testamento. Fue arrestado en abril, puesto en libertad y luego lo volvieron a detener. Está bajo investigación por acusaciones de asesinato, terrorismo y otros delitos. Su abogado se negó a comentar.
Durante su breve aparición ante un tribunal en Mombasa este mes, Mackenzie, de 50 años, vestido con una chaqueta rosa, mostró una actitud alegre mientras saludaba imperiosamente desde el interior de una jaula de metal para llamar la atención del magistrado. El magistrado lo ignoró y extendió su detención.
‘Era una iglesia normal al principio’
El viaje de Mackenzie de taxista pobre a líder de una secta con su propio canal de televisión comenzó en 2002 en un patio de piedra frente a una escuela primaria católica en Malindi. La propiedad pertenecía a Ruth Kahindi, quien conoció a Mackenzie en una iglesia bautista cercana y lo invitó a predicar en su casa.
Juntos formaron su propia iglesia, Good News International, utilizando la casa de Kahindi como sede.
“Era una iglesia normal al principio”, recordó la hija de Kahindi, Naomi, quien recuerda a Mackenzie como un poderoso orador que inicialmente se apegó al mensaje evangélico estándar de salvación a través de la fe exclusiva en Cristo y la Biblia como la máxima autoridad espiritual.
Después de varios años de estrecha colaboración, Kahindi se separó de Mackenzie alrededor de 2008, dijo la hija, luego de que el predicador se volviera cada vez más apocalíptico en sus sermones.
También hubo disputas por dinero, dijo la hija de Kahindi, quien agregó que se sospechaba que Mackenzie se embolsaba los diezmos.
En respuesta, Mackenzie “comenzó a acusar a mi madre de brujería”, dijo Naomi.
La iglesia Good News International en Malindi este mes. Mackenzie sorprendió a sus seguidores en 2019 al anunciar que cerraría la iglesia, vendería su propiedad y se iba a retirar al bosque Shakahola.
Al no poder usar la casa de Kahindi para predicar, Mackenzie, quien ya no estaba en situación de pobreza extrema, construyó un gran salón de oración de hormigón en un terreno que había comprado en Furunzi, a las afueras de Malindi, y la declaró como el nuevo hogar de la iglesia Good News International. Se comenzó a correr la voz de sus advertencias sobre la próxima batalla del Armagedón.
Aunque estaba amargamente distanciado de Kahindi, se llevó consigo a una de sus hijas, Mary, quien se había casado con uno de los seguidores más fervientes de Mackenzie, Smart Mwakalama, extrabajador de limpieza de hoteles.
Mwakalama también está bajo arresto. Su esposa, Mary, y sus seis hijos han desaparecido y se teme que estén entre los muertos sepultados en Shakahola.
Según Naomi, Mackenzie “es un demonio” que ha “destruido demasiadas vidas”.
Entre otros afectados por la tragedia se encuentra Priscilla Riziki, una aldeana en situación de pobreza que le presentó a su hija mayor, Lorine, los sermones de Mackenzie hace una década. Atormentada por la culpa y el dolor, visita la morgue de Malindi todos los días para buscar a su hija y sus tres nietos, quienes se mudaron al retiro de Mackenzie en 2021.
“La única esperanza que me queda es ver a mi hija, viva o muerta”, dijo Riziki.
Un grupo de residentes enojados, algunos de ellos familiares desconsolados de miembros desaparecidos de la secta, saquearon la antigua iglesia de Mackenzie hace dos semanas, derribaron su puerta rosa y destrozaron el muro que la rodeaba.
“La gente está muy enojada y culpa a Mackenzie, pero yo culpo al gobierno”, afirmó Damaris Muteti, miembro de una iglesia evangélica rival y predicadora itinerante, mientras examinaba los escombros.
“Mackenzie es un buen hombre, pero el diablo lo usó”, aseguró. “Algo salió mal”.
Vendiendo terrenos ajenos
Un vendedor de maní llamado Titus Katana, quien se unió a la iglesia Good News en 2015 y ascendió hasta convertirse en pastor adjunto, dijo que al principio sentía una gran admiración por Mackenzie y sus sermones. “Cambió debido a sus falsas profecías” sobre el fin del mundo, dijo Katana. “Su principal interés comenzó a ser ganar dinero, no predicar al mundo”.
Recuerda que, para 2017, Mackenzie había comenzado a decirles a los fieles que no fueran al médico ni enviaran a sus hijos a la escuela. Estableció su propia escuela paga, no registrada, en su iglesia. También afirmó tener poderes curativos divinos, por los cuales también comenzó a cobrar.
“Me dijo que había recibido una revelación de Dios” acerca de que la educación y la medicina eran pecaminosas, recordó Katana. “Todo lo malo empezó con eso”.
Ya para ese momento, Mackenzie había expandido su alcance mucho más allá de la costa de Kenia gracias a su establecimiento de Times TV, un canal evangélico que transmitía sus sermones cada vez más apasionados a través de internet y en toda África. Entre los desaparecidos en Shakahola hay un ciudadano nigeriano y una azafata de Kenia.
Elizabeth Syombua, la hermana del hombre que actualmente se está muriendo de hambre en el paraje remoto, contó que ella y su hermano solían quedar fascinados con las transmisiones de televisión de Mackenzie. “Te vuelves adicta a lo que dice”, dijo y recordó cómo solía salir corriendo a casa desde su trabajo en una fábrica de costura de Mombasa para poder verlo por televisión junto a su hermano.
“Es como un espíritu maligno con un extraño poder para atraer a la gente a su trampa”, dijo.
Sin embargo, la creciente popularidad de Mackenzie también atrajo la atención de las autoridades.
Mackenzie fue arrestado en octubre de 2017 por cuatro cargos, incluida la radicalización y la promoción de creencias extremistas, delitos que en el pasado se habían formulado principalmente contra musulmanes responsables de una serie de ataques terroristas en Kenia. Mackenzie se declaró inocente y fue absuelto.
Fue detenido nuevamente en 2019 y lo dejaron en libertad bajo fianza. Intensificó su confrontación con el gobierno, denunciando la introducción de números de identificación nacional para los ciudadanos como “la marca de la bestia”, y como una señal más del inminente apocalipsis.
Con la amenaza de nuevas acusaciones, Mackenzie sorprendió a sus seguidores en 2019 al anunciar que cerraría la iglesia, vendería su propiedad y se retiraría al bosque Shakahola. Invitó a sus seguidores para que se le unieran y compraran pequeñas parcelas en lo que dijo que sería una nueva Tierra Santa.
Los niños serían los primeros en fallecer
Katana, su antiguo predicador adjunto, contó que había comprado casi media hectárea por 3000 chelines kenianos, que en ese entonces valía alrededor de 30 dólares. Era un precio bajo pero, aún así, era una ventaja para Mackenzie porque no era el dueño legal de los terrenos que estaba vendiendo.
La llegada de la pandemia de COVID-19 a Kenia en 2020 aumentó el atractivo de la oferta de tierras de Mackenzie y, para muchos, reivindicó su viejo mensaje de que el mundo estaba llegando a su fin.
Según Katana, Mackenzie, cada vez más obsesionado con el apocalipsis, emitió “nuevas instrucciones” en enero a los cientos de personas que se habían mudado a Shakahola, que el televangelista dividió en distritos con nombres bíblicos como Jericó y Jerusalén.
Mackenzie, quien se presentaba como una figura similar a Cristo, vivía en una sección a la que llamó Galilea, por el área de Palestina donde Jesús vivió la mayor parte de su vida.
Las instrucciones, contó Katana, presentaban un plan metódico para el suicidio masivo a través de la inanición. Los primeros en perecer serían los niños, quienes debían “ayunar bajo el sol para morir más rápido”, dijo Katana, recordando las palabras del pastor. En marzo y abril, sería el turno de las mujeres, seguidas de los hombres.
Titus Katana dijo que en un principio sentía gran admiración por Mackenzie, pero “cambió debido a sus falsas profecías”
Según Katana, Mackenzie afirmó que se mantendría con vida para ayudar a guiar a sus seguidores a “encontrarse con Jesús” a través de la inanición, pero que una vez que terminara este trabajo, él también moriría de hambre antes de la llegada de lo que dijo que sería el inminente fin del mundo.
En un video publicado en línea en marzo, Mackenzie dijo que había “escuchado la voz de Cristo decirme que ‘el trabajo que te encomendé para predicar los mensajes de los últimos tiempos durante nueve años ha llegado a su fin’”
Katana dijo que ya para ese momento había roto relaciones con Mackenzie y que no se encontraba en Shakahola cuando comenzó el programa suicida, pero que se enteró por los creyentes que estaban allí. Katana fue a la policía para denunciar que los “niños se están muriendo” en el bosque.
“Nunca tomaron ninguna medida hasta que fue demasiado tarde”, dijo.
En abril, Muendo, el exvendedor ambulante que se había mudado a Shakahola en 2021 con su familia, llamó por teléfono a su hermana en Mombasa y le dijo que “vamos a comenzar un ayuno para poder ir a ver a Cristo en el Gólgota”, una referencia al lugar de la crucifixión de Jesús en la Biblia.
“Le dije: ‘Estoy orando por ti, pero te necesitamos, así que no te crucifiques’”, contó la hermana, Syombua.
Muendo, según su hermana, le pidió que entendiera que no tenía más remedio que “llegar hasta el final”.
“Él estaba feliz, porque pensó que moriría pronto por Jesús”, dijo la hermana.
En cuanto a Mackenzie, agregó Syombua, “es un asesino”.
Simon Marks colaboró en este reportaje desde Nairobi, Kenia.
Andrew Higgins es el jefe del buró para Europa central y oriental con sede en Varsovia. Anteriormente fue corresponsal y jefe de buró en Moscú de el Times, formó parte del equipo que recibió el Premio Pulitzer de Periodismo Internacional en 2017 y lideró un equipo que ganó el mismo premio en 1999 mientras era jefe del buró en Moscú de The Wall Street Journal.
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Casi todos los muertos de la llamada "masacre de Shakahola", como se llama el bosque en el que sucedió la tragedia, han sido exhumados de tumbas y fosas comunes halladas en ese bosque, a excepción de unos pocos que murieron en el hospital por su estado grave.
Las autopsias de más de un centenar de cuerpos evidenciaron que, si bien todos mostraban signos de inanición, los cadáveres de al menos tres menores y un adulto tenían también rastros de estrangulación y asfixia.
Asimismo, las primeras investigaciones de la Policía apuntan a que los fieles eran forzados a seguir con el ayuno aunque quisieran abandonarlo.
El pasado miércoles, el tribunal de Shanzu, en la ciudad costera de Mombasa, ordenó extender durante 30 días (iniciando el recuento el pasado 3 de mayo) la detención del líder de la secta que presuntamente persuadió a las víctimas para ayunar, el pastor Paul Mackenzie Nthenge, junto con su mujer y otros 16 sospechosos.
El pasado 2 de mayo, Nthenge y los otros detenidos fueron puestos en libertad por el tribunal de la turística ciudad costera de Malindi, después de que la Fiscalía manifestara su intención de formular cargos de terrorismo contra ellos, algo para lo que esa corte se declaró incompetente.
Sin embargo, el pastor y sus secuaces fueron detenidos minutos después y trasladados al tribunal de Shanzu, a unos 120 kilómetros, donde la Policía solicitó, sin éxito, autorización para tenerlos detenidos durante 90 días más.
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IQuién es Paul Mackenzie Nthenge?..
Era un taxista que decidió convertirse en pastor. En 2003 fundó la Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas. El culto que dirigió ha estado en la mira de las autoridades kenianas por diversas denuncias. Desde 2017, Mackenzie ha sido arrestado dos veces por sus predicaciones extremas. A comienzos de año fue detenido por promover la no escolarización de los niños al señalar que la educación no estaba reconocida por la Biblia
El pasado 14 de abril el pastor se entregó a las autoridades, luego de que la policía recibió informes acerca de “ciudadanos ignorantes muertos de hambre con el pretexto de conocer a Jesús después de haber pasado por un lavado de cerebro”.
Tras las denuncias, decenas de cuerpos fueron encontrados en el bosque Shakahola, cerca del lugar donde ayunaron los miembros del culto dirigido por el autoproclamado líder espiritual, quien antes de fundar la iglesia fue un controvertido televangelista.
En el sitio internet de la organización religiosa se indica que esta fue “creada el 17 de agosto de 2003 por el servidor de Dios PN Mackenzie”. Con sucursales en varias regiones del país africano, la Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas cuenta con más de 3.000 miembros.
“La misión de este ministerio es nutrir a los fieles de manera holística en todas las áreas de la espiritualidad cristiana mientras nos preparamos para la segunda venida de Jesucristo a través de la enseñanza y la evangelización”, se lee en el sitio de internet de la iglesia.
“Mensaje de los últimos tiempos” es el programa con el que pastor evoca “enseñanzas, prédicas y profecías sobre el final de los tiempos, comúnmente llamados escatología”.
En su canal de YouTube se pueden ver sus sermones desde su antigua iglesia en la costera ciudad de Malindi. En sus predicaciones advierte a sus seguidores sobre diferentes asuntos.
En 2019, dijo que decidió cerrar su iglesia luego de recibir una revelación. “Sólo rezo conmigo mismo y con aquellos que han elegido creer”, dijo al diario africano The Nation.
Mackenzie también es señalado de estar detrás de la muerte de dos niños a quienes indujo a ayunar y murieron de hambre.
El bosque de Shakahola, de más 300 hectáreas, fue declarado escena del crimen y acordonado por las autoridades. En ese lugar Mackenzie compró unas tierras que dijo que las utiliza para cultivar. Sin embargo, desde allí sigue predicando a cientos de seguidores.
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jueves, 18 mayo 2023 [GMT +1]
ÁFRICA/KENIA - Masacre de Shakahola: el Presidente Ruto asume la responsabilidad por no haberla evitado
Nairobi (Agencia Fides) - En la Kenia devastada por la masacre en el bosque de Shakahola (véase Fides 3/5/2023) se multiplican las peticiones para regular no tanto la libertad de culto como el cumplimiento de las leyes de quienes dirigen las comunidades religiosas.
En una reunión entre representantes del Consejo Nacional de Iglesias de Kenia (NCCK, que agrupa a la mayoría de las comunidades protestantes de Kenia), la Conferencia Episcopal de Kenia (KCCB) y el Consejo Supremo de Musulmanes de Kenia (SUPKEM) en la región del Rift Norte, se ha pedido a las instituciones estatales que aumenten los controles sobre los profesores de religión en las escuelas y que tomen medidas decisivas contra los predicadores que violen los derechos humanos.
“Debería haber una legislación que regule la forma en que uno practica su fe... porque algunas formas de practicar la religión son contrarias a los derechos humanos y a la ley, ya que se cometen asesinatos, sacrificios humanos o se extraen órganos”, afirma el reverendo Joseph Barasa, del NCCK. “Propusimos que sólo se permitiera enseñar o predicar a los líderes religiosos que hubieran asistido a una escuela teológica. Antes de que a un 'líder religioso' se le permita enseñar desde un púlpito, debe demostrar que entiende lo que enseña”, añade el reverendo Barasa.
También es necesario controlar quién va a predicar a las escuelas, porque se han dado casos de “enseñanzas descarriadas” que ponen en peligro a toda una generación de estudiantes.
Los participantes en la conferencia señalan cómo los “predicadores” sin escrúpulos se aprovechan de las dificultades económicas del país para atraer a sus seguidores con promesas de falsas ganancias gracias a las prácticas de culto que promueven.
Ayer, domingo 14 de mayo, el presidente de Kenia, William Ruto, asumió su responsabilidad por no haber impedido la masacre de Shakahola, cometida por seguidores de la “Good News International Church”, que se dejaron morir de hambre “para llegar a Jesucristo”, siguiendo las instrucciones del "predicador" Paul Nthenge Mackenzie. “No me tomo esto a la ligera. Asumo la responsabilidad como Presidente de que esto no debería haber ocurrido”, ha declarado Ruto en televisión. “Y ciertamente, algunas personas que son responsables de este fracaso por parte del gobierno tendrán que rendir cuentas”, ha añadido, citando en particular “a nuestra inteligencia, y al Departamento de Investigación Criminal (CID)”.
De hecho, la tragedia de Shakahola se ha producido por deficiencias en los sistemas policial y judicial. En efecto, Mackenzie había sido detenido a principios de año como sospechoso del asesinato de dos niños por inanición y asfixia, pero posteriormente quedó en libertad bajo fianza.
Familiares de sus seguidores afirman que, tras ser liberado, Mackenzie regresó al bosque de Shakahola y cambió la fecha prevista para el fin del mundo de agosto al 15 de abril.
El 14 de abril, la policía hizo una redada en el bosque donde se encontraba su "iglesia" y rescató a 15 personas que estaban muriendo de hambre. Hasta ahora se han exhumado más de 200 cadáveres. Pero más de 600 personas siguen desaparecidas.
(L.M.) (Agencia Fides 15/5/2023)##
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ÁFRICA/KENIA - Tras la masacre de los fieles de una secta reabre el debate sobre la regulación de los grupos religiosos
miércoles, 3 mayo 2023
Nairobi (Agencia Fides) - Entre los más de 100 fieles de una secta keniana hallados muertos en el bosque de Shakahola, al este de Kenia, en un rancho del condado de Kilifi, cerca de la ciudad de Malindi, no sólo hay personas que murieron de inanición, sino también algunas víctimas de asesinato.
Desde el 21 de abril, las autoridades de Nairobi han estado recuperando cadáveres enterrados apresuradamente en fosas comunes. En algunas han encontrado familias enteras, con padres enterrados junto a sus hijos. Los equipos de búsqueda que están rastreando el rancho afirman que el número de cadáveres recuperados está destinado a aumentar.
La mayoría de las víctimas fueron persuadidas a ayunar hasta la muerte "para encontrarse con Jesús" por el "pastor" Paul Mackenzie Nthenge, de la "Good News International Church". Mackenzie es un taxista que se convirtió en "pastor" y "televangelista" en 2003, cuya predicación extrema le ha valido varias detenciones desde 2017. De las 30 autopsias realizadas a los cadáveres recuperados, la mayoría de las personas parecen haber muerto de inanición, pero en al menos dos casos de niños murieron de asfixia, y no por falta de alimentos.
Incluso antes de que se realizaran las autopsias, la policía y los fiscales habían afirmado que, además de los que murieron de inanición, algunos miembros de la secta podrían haber sido estrangulados, asfixiados o golpeados hasta la muerte con objetos contundentes.
Algunas de las víctimas llevaban años desaparecidas de sus familias. La mayoría son de Kenia, pero algunos proceden de Tanzania y Nigeria.
"La religión no puede ni debe ser una razón para que la gente pierda la vida. También es erróneo creer que las personas tengan que hacer cosas excepcionales para obtener bendiciones", ha comentado el arzobispo de Nyeri, Anthony Muheria. "Condenamos en los términos más enérgicos posibles la predicación sectaria orquestada por el pastor... que llevó a sus seguidores a ayunar hasta la muerte", ha declarado en un comunicado el arzobispo de Mombasa, Martin Kivuva Musonde, presidente de la Conferencia Episcopal de Kenia.
Hay más de 4.000 iglesias registradas en Kenia y casi el 85% de los 53 millones de habitantes son cristianos. Más de 11 millones son católicos, distribuidos en 26 diócesis. Ante la proliferación de "nuevas iglesias" fundadas a menudo por "predicadores" improvisados, los líderes religiosos locales piden a las instituciones que reanuden el debate sobre la regulación de los grupos e instituciones religiosas.
(L.M.) (Agencia Fides 3/5/2023)
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