1 nov 2010

¡Conservadores de EU, Unios!

La victoria conservadora en EU

Por Arthur C. Brooks, presidente de The American Enterprise Institute. Traducción: José María Puig de la Bellacasa
LA VANGUARDIA, 31/10/10;:
La mayoría de los comentaristas coincide en que los conservadores navegan viento en popa hacia una gran victoria en las elecciones al Congreso estadounidense el próximo día 2 de noviembre. Todo indica que los republicanos ganarán una mayoría de escaños en la Cámara de Representantes, se acercarán a ella en el Senado y lograrán buen número de cargos de gobernador en los estados.
¿Qué necesitan saber nuestros amigos europeos para entender estas elecciones? En primer lugar, a pesar de las excusas del Partido Demócrata y complicadas explicaciones, se trata realmente de un rechazo a Obama y al progresismo. En segundo lugar, sin embargo, los estadounidenses recurren a los republicanos con poco entusiasmo y lo cierto es que estas elecciones todavía no representan un viraje en firme de vuelta a su partido.
Los demócratas tratan desesperadamente de dar razón de la derrota el próximo martes. Muchos culpan a las organizaciones de extrema derecha que han difundido proclamas políticas en Estados Unidos, algo posible – afirman-gracias a aportaciones anónimas, algunas de ellas de fuera de Estados Unidos (lo que, de ser cierto, es ilegal). Periódicos europeos que simpatizan con el presidente Obama y la izquierda estadounidense se las han tomado en serio.

Sin embargo, no constan pruebas fehacientes de una actividad ilegal, ni de que la campaña de recaudación de fondos conservadores se salga de lo común. De hecho, la financiación de las campañas políticas demócratas ha sido un tema motivo de polémica mucho mayor, tanto por la posible influencia de dinero extranjero como de los pudientes y poderosos sindicatos.
La verdadera razón del declive de los demócratas estriba en que el pueblo de Estados Unidos, simplemente, ha tenido suficiente con sus políticas y está resuelto a librarse de ellas. Un sondeo tipo (por ejemplo, de la CBS) considera que sólo el 38% de los estadounidenses aprueba la gestión económica de Obama.
La empresa más respetada del sector en Estados Unidos (Gallup) indicó el pasado 21 de octubre que más estadounidenses consideran ahora el rendimiento general del presidente de forma desfavorable (50%) que favorable (42%), mientras que su calificación favorable es la más baja de su presidencia.
Como es característico tratándose de un político, el presidente Obama no reconoce la culpa de la impopularidad de su Gobierno. No son sus políticas las responsables, afirma. Su Administración, explica, no ha realizado sencillamente un trabajo suficientemente bueno como para convencer de las virtudes de esas políticas al pueblo estadounidense. En suma, el problema es que los votantes no entienden las cosas.
Esto es una necedad. Los estadounidenses descontentos entienden muy bien las consecuencias de las políticas de Obama para el país. Las cifras de paro más recientes muestran que el índice en cuestión se mantiene sin cambios, a un 9,6% (excepcionalmente alto en el caso de Estados Unidos). Y, después de casi ochocientos mil millones de dólares de gasto gubernamental en estímulo fiscal, el crecimiento económico sigue siendo anémico, con la posibilidad de un crecimiento negativo en el último trimestre del 2010. El presidente Obama ha prometido recuperación. Lo que él ha aportado, en cambio, es un conjunto de políticas redistributivas (como la reforma del sistema de salud a gran escala) que ha aumentado la deuda nacional y, según la mayoría de los economistas, ha atrofiado nuestra recuperación.
El presidente y los demócratas en el Congreso pueden sostener discursos erróneos y falaces para dar cuenta del probable resultado de las próximas elecciones. Pero los republicanos enarbolan, también, un discurso erróneo. Están diciendo que los estadounidenses confían en ellos para sacar al país de la crisis. La verdad es, sin embargo, que la ciudadanía tampoco confía en los republicanos. De hecho, un sondeo de septiembre indicó que mientras el 53% de los estadounidenses mantenía una opinión desfavorable de los demócratas, un 52% tenía una opinión desfavorable de los republicanos.
Estados Unidos es, básicamente, un país conservador, se mire como se mire.
Un porcentaje de la población puede ser considerado “tradicionalmente religioso” en mayor medida que en prácticamente cualquier otro país desarrollado. Una abrumadora mayoría de estadounidenses cree en el matrimonio tradicional. Es patriota. Cree sobre todo en la libre empresa. De acuerdo con un sondeo a nivel nacional de marzo del 2003, el 70% sigue creyendo que le va mejor en una economía de libre mercado, a pesar de las alternancias de vacas gordas y flacas de vez en cuando.
Todo lo cual nos deja con un rompecabezas por resolver: ¿por qué el partido más conservador del país (los republicanos) es casi tan impopular como el partido progresista (los demócratas)? ¿Y por qué los estadounidenses eligieron a Obama en el 2008? La respuesta es una respuesta que los republicanos harían bien en recordar.
Los estadounidenses se volvieron contra el Partido Republicano porque, tras algunos años en el poder, los republicanos habían abandonado sus principios conservadores y gobernaron con talante tan estatalista como cualquier demócrata. El gasto público creció a gran escala bajo el mandato de George W. Bush. Emergieron nuevas áreas enteras de política socialdemócrata, incluida la mayor expansión del gasto gubernamental en protección social de la historia estadounidense (Medicare Part D). Luego sobrevino la crisis financiera y, cuando golpeó, los estatalistas republicanos no disponían de soluciones, aparte de optar por mayor gasto público. ¿Cuál fue la reacción de los votantes? Castigaron a los republicanos sin principios, hasta el punto de elegir a los demócratas, muy distantes de la mentalidad ideológica básica y principal del país.
Las elecciones del 2008 no constituyeron, como a muchos de nuestros amigos europeos les gustaría creer, ningún giro o inclinación de la mentalidad estadounidense hacia la socialdemocracia. Fue, simplemente, un arrebato de ira electoral. Cuando la ira se aplaca y vuelve la razón, a los izquierdistas en Estados Unidos se les echa tras un breve periodo en el poder: tal es el patrón normal de la política estadounidense, caracterizado por una estabilidad o dominio conservador jalonado de experimentos progresistas relativamente breves. A ello obedece que la derecha haya ocupado la Casa Blanca durante 28 de los últimos 42 años.
Los votantes se están volviendo en la actualidad hacia el Partido Republicano. Pero hasta ahora, lo están haciendo sin entusiasmo. Los estadounidenses aún no se han convencido de que los republicanos han aprendido la lección y están dispuestos a gobernar en una forma de principios. Sí, los votantes tienen al alcance de la mano una gran victoria, en su mayor parte debida a que el presidente Obama ha gobernado tan mal y tan contrariamente a los valores de la mayoría de los estadounidenses. Pero los republicanos sólo gobernarán sobre la base de un auténtico mandato popular cuando convenzan al resto de nosotros en Estados Unidos de que comparten verdaderamente nuestros principios

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