2 dic 2011

Diego "El Cigala"

 Cuatro kilos de Cigala en fotos
La reportera alemana Anya Bartels-Sermondt publica un libro en gran formato con imágenes de más de un año de seguimiento al cantaor
MANUEL MORALES | Madrid 
El País, 2/12/2011
"Dentro de cien años, cuando alguien vea en una aldea de cualquier lugar del mundo este libro de fotos,  entenderá el arte de Diego". La frase es del cantante Andrés Calamaro, las fotos son de la reportera alemana Anya Bartels-Suermondt y Diego es El Cigala, gitano madrileño, cantaor, "una voz de caramelo que derrama el corazón en lo que canta", como dijo Paco de Lucía. Bartels-Suermondt ha sido la sombra del Cigala durante más de un año, en giras, ensayos, entre bambalinas, en el camerino, en el cuarto de baño, por la calle, con su banda, en Europa y en América.
Lo que ha nacido de ese seguimiento es Garganta de arena (editorial Lunwerg), cuatro kilos de libro, de 28,5 por 36,5 centímetros y 400 fotos inéditas para retratar al hombre que nació Ramón Jiménez Salazar hace 43 años. La obra se presentó anoche en el hotel de las Letras, en Madrid. ¿Y qué dijo Cigala? "Nunca pensé que el mundo de la foto plasmara tanto. Simplemente intenté demostrar cómo soy, con mis errores y virtudes, ha sido una experiencia muy bonita aunque Anya -bromea- siempre me pillaba de marrón. Nunca podía decirle 'espera que voy a posar".
Este libro surgió de otro, José Tomás, serenata de un amanecer. Diego el Cigala, aficionado del torero de Galapagar -aunque aún más de Morante de la Puebla- se quedó "maravillado" con las fotos del matador que había hecho la alemana. A su vez, Anya estaba "impactada" desde que le oyó cantar. Un amigo común les presentó y entonces Cigala le dijo: "Niña, yo quiero que me hagas un libro igualico que el de José Tomás".
Comenzó entonces un "mano a mano", como llama Anya a su relación con Cigala, durante la grabación del disco Dos lágrimas, de 2008. Así, mientras Cigala cantaba, entre otros clásicos, Compromiso: (Tu destino es como el mío / si eres vela yo soy viento / si eres cauce yo soy río / si eres llaga yo lamento...), la fotógrafa comenzó a disparar. En los meses siguientes fue añadiendo material de los conciertos en Argentina, México, Chile... y de actuaciones especiales, como en la cárcel de Mallorca.
Molestias
"Yo le avisé desde el principio que si le molestaba en algún momento mi presencia me hiciera un gesto, y entonces desaparecería", contaba la reportera horas antes de la presentación del libro. Esa circunstancia solo se dio un par de veces: "Anya, déjame un minuto, por favor". En seguida, volvía a llamarla. "Yo que sé lo que haría en esos instantes", cuenta ella.
Los centenares de fotos de Garganta de arena -título tomado de la letra de un tango- no tienen pies de foto. "He preferido que las imágenes hablen por sí solas, tampoco tienen un orden cronológico. Solo he querido reflejar al personaje". ¿Cómo es ese artista? "La naturalidad en persona, si está triste se pone a llorar a lágrima viva, si hay que reírse se parte. Trata a todo el mundo por igual y es muy gracioso. Como tiene un oído prodigioso, lo aprovecha para hacer buenas imitaciones". Anoche, entre las fotos que destacó Calamaro, presentador del acto, estaban las del cantaor en una playa dando pases con una toalla: "Diego es un tipo que hasta en bañador está elegante".
La inmensa mayoría de las instantáneas son en blanco y negro porque "Cigala lleva en sus giras una estética muy de los años veinte", explica Bartels-Suermondt. "Las pocas en color son de una prueba de sonido en la que se puso un poncho, y además había una luz muy bella". ¿Alguna manía tiene el artista? "Solo una, cuando está nervioso se pasa media hora peinándose en el cuarto de baño. Aparte de eso, antes de salir siempre le da un beso a su mujer y se santigua. Luego tiene sus amuletos, que cuelgan del cuello".
En el plano más íntimo, la reportera repite varias veces que la esposa del Cigala, Amparo, además de mánager es clave en su vida. Otra mujer, la madre del artista, es también fundamental, y lo ilustra con una anécdota: "Estábamos a punto de coger un vuelo a Chile, entonces la llama, se ponen a hablar y como tenía que pasar el control, dejó el móvil en la bandeja y le gritó 'mami, no me cuelgues que ahora seguimos'. Pasó corriendo el arco de seguridad para volver a coger el móvil".
En una noche de tanta emoción, Calamaro, siempre tras sus gafas de sol, no pudo ocultar los nervios: "¿Se puede fumar, pero si ganó Rajoy?". Al final acabaron los tres con un cigarrillo y el argentino, excesivo como casi siempre, apuntó el inicio de una nueva religión: el cigalismo: "Este tipo es Messi, es Dalí, es Dios...", aunque él mismo ya lo había advertido antes: "No hay que esperar sentido común de lo que digan los artistas". A su lado, el Cigala se partía de risa.
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Diego El Cigala: una soleá larga y profunda
El cantaor cierra con brillo las galas del Festival del Cante de las Minas
ANTONIO PARRA - La Unión - 11/08/2011
El Cigala mantiene todo su tirón. Quedó demostrado en la última gala del Cante de las Minas, celebrada el pasado martes con un lleno absoluto y en la que el cantaor madrileño ofreció un largo y variado recital. Y eso que hace solo unas semanas ya actuó en este mismo escenario en la gala benéfica a favor de los afectados por el terremoto de la localidad murciana de Lorca.
Puede decirse que El Cigala vive un momento dulce y desde luego muy jondo, y ello pese a cierta frialdad a la hora de atacar el cante, pero no hay duda de su conocimiento de los palos y de su flamencura a la hora de abordarlos. La actuación en La Unión confirma lo que mostraba en sus últimas actuaciones: el buen flamenco sigue siendo su aliado.
Tonás, largas series de tangos y bulerías (con la correspondiente pataíta de baile al final, ya en las propinas y con el público entregado), cantiñas, tarantos (se encontraba en la tierra de los cantes mineros), soleá larga y profunda, son algunos de los palos que fue desgranando entre salidas y entradas del escenario y entre trago y trago, una costumbre de los flamencos que resultaría indecorosa en cualquier otro espectáculo musical (¿se imaginan a un divo de la ópera tomando buchitos de güisqui entre aria y aria?), pero que en el flamenco es casi natural.
Sin embargo, y pese a este periodo centrado en el flamenco, más allá de boleros o tangos argentinos, no olvidó que parte de su mejor aportación musical sigue siendo su visita y recreación de inolvidables boleros reunidos en el disco Lágrimas negras, acompañado por el impagable piano de Bebo Valdés. Nostalgia fue el tema elegido dentro de ese capítulo. Y como suele ocurrir, cuando un flamenco transita temas ajenos (por ejemplo: Mercé interpretando la canción de Aute Al alba) suele hacernos olvidar el original. No siempre ocurre, como hace unas noches, aquí, cuando Estrella Morente cantó la copla María de la O: imposible olvidar a Marifé de Triana.
El tono sustancialmente íntimo de la actuación del cantaor quedó subrayado también por la interpretación del tango Soledad, aunque el cierre quedó para unos eficaces fandangos que llegaron con facilidad al público después de hora y media de espectáculo. El Cigala pone así un excelente final al capítulo de grandes figuras del festival que, pese a sus sombras y a los estragos de la crisis, ha sabido mantener el buen nivel que lo caracteriza.

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