Publicado en ADN.com, Julio 03, 2012
México vivió hace dos días la jornada electoral más importante en la historia del país.
Los ciudadanos votaron para elegir presidente de la República, 500 diputados federales, 128 senadores, 6 gobernadores y al Jefe de Gobierno del Distrito Federal. Además, la ciudadanía eligió a los legisladores que los representarán en los congresos estatales, así como a cientos de presidentes municipales.
Antes de emitir mis conclusiones sobre el proceso vivido, quiero sintetizar lo ocurrido de la siguiente manera:
1.- Es la elección más concurrida que se ha registrado en México: acudió a votar el 63% del padrón oficial.
2.- Las elecciones, desde mi punto de vista, fueron pacíficas, ya que no se registraron incidentes de importancia o que pusieran en riesgo el desarrollo de la jornada electoral.
3.- Las elecciones fueron vigiladas por un gran número de ciudadanos, más de dos millones, si tomamos en cuenta tanto a observadores independientes como a los representantes de los distintos partidos en las casillas.
4.- El candidato que más votos obtuvo fue Enrique Peña Nieto, candidato del PRI y el Partido Verde, quien tiene una ventaja de casi siete puntos porcentuales respecto a Andrés Manuel López Obrador, candidato de la izquierda, según los datos arrojados por el Programa de Resultados Preliminares Electorales (PREP). La diferencia, en votos, es de tres millones.
5.- El presidente Felipe Calderón y el virtual ganador de la elección, Enrique Peña Nieto, ya manifestaron su decisión de contribuir a una transición pacífica, ordenada y constructiva para el país.
6.- Los partidos que postularon a Andrés Manuel López Obrador no han reconocido el triunfo de Enrique Peña Nieto.
7.- Ninguna fuerza política ostentará la mayoría ni en la Cámara de Diputados ni en la de Senadores.
Ahora bien, mis reflexiones a partir de los resultados son las siguientes:
1.- México registró una elección copiosa y muy vigilada, con un sistema electoral perfectible, como todos, pero creo que mucho mejor que el de varios países desarrollados.
2.- La izquierda, encabezada por el señor Andrés Manuel López Obrador, se juega su futuro y su credibilidad, en caso de que no acepte los resultados que emita la autoridad electoral.
3.- El país necesita reformas de gran calado. Si el señor López Obrador intenta, por la fuerza, detenerlas, sólo logrará mayor descrédito y un ambiente de turbulencia que nos hará daño como país.
4.- En la democracia se pierde y se gana. Yo fui candidato a la presidencia por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el año 2000. Ese mismo día acepté los resultados.
Considero que la votación favoreció al PRI por tres factores principales: tuvimos un buen candidato que además, fue un buen gobernador en el Estado de México; la gente padece problemas de inseguridad y desempleo, así que no vio satisfechas necesidades básicas de mejora, y los ciudadanos se dieron cuenta que no ha habido crecimiento económico.
No se pueden poner los intereses personales o de un partido por encima de los intereses, superiores, de todo un país.
Nota del Editor: Francisco Labastida Ochoa es senador del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Se desempeñó como gobernador del estado de Sinaloa de 1987 a 1992, fue Secretario de Gobernación de enero de 1998 a mayo de 1999, durante el sexenio de Ernesto Zedillo. Fue el candidato del PRI a la Presidencia de México en la elección federal del año 2000 y aceptó su derrota ante Vicente Fox Quesada. Esta columna se publicó originalmente en la sección de Opinión de CNNMéxico.com que, al igual que ADNPolítico.com, es parte de Grupo Expansión.
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