El
papa Francisco dirigió un mensaje a los participantes del 5º Congreso Mundial
contra la Pena de Muerte que se realiza en Madrid, en el que reiteró el empeño
de la Santa Sede por "la abolición de la pena capital" como parte de
su defensa de la dignidad de la vida humana, y como "una valerosa
reafirmación de la convicción que la humanidad puede enfrentarse con éxito a la
criminalidad" sin necesidad de recurrir a la supresión de la vida.
En
el texto, firmado por el Secretario de Estado, Tarcisio Bertone, el líder religioso recordó que similares llamados hicieron sus predecesores Benedicto
XVI y el Beato Juan Pablo II, y pidió que "las sentencias capitales sean
conmutadas por un castigo menor, que ofreciera tiempo e incentivos para la
reforma del culpable".
En
ese sentido, el Papa deseó a los participantes del congreso que se realiza
hasta el 15 de junio, "un fecundo desarrollo de los trabajos".
Este
Congreso Mundial ha sido organizado por la organización Ensemble contre la
peine de mort (ECPM, juntos contra la pena de muerte) y cuenta con el
patrocinio del Gobierno español.
El
evento se inició el 12 de junio y contó con la participación de los ministros
de Asuntos Exteriores de España, Francia, Noruega y Suiza; así como defensores
de la pena capital.
Actualmente
hay 57 países en el mundo que mantienen la pena de muerte. Chenuil Hazan,
director general de ECPM, señaló que el objetivo de estos congresos es "propiciar
un ambiente de diálogo entre representantes de países que mantienen la pena de
muerte, para abrir el camino hacia la abolición".
En
el congreso de Madrid han participado, entre otros, Joaquín José Martínez,
español que fue condenado a la pena capital en 1997 por asesinato en Estados
Unidos y que en 2001 salió del corredor de la muerte tras demostrarse su
inocencia, y familiares de Pablo Ibar, el único español que en estos momentos
se encuentra en una cárcel estadounidense a la espera de su ejecución.
El
mensaje del Papa Francisco es el siguiente:
Ciudad
del Vaticano, 12 de junio de 2013
Señor
Presidente,
Su
Santidad Francisco, habiendo sido informado de la realización en Madrid del
Quinto Congreso Contra la Pena de Muerte, hace votos de un fecundo desarrollo
de los trabajos y envía a todos los presentes sus cordiales saludos.
La
Santa Sede ha promovido constantemente la abolición de la pena de muerte, en
conformidad con su enseñanza fundamental sobre el reconocimiento de la dignidad
de la persona y la protección de la vida humana. El Papa Francisco desea
reiterar, en esta importante ocasión, los llamamientos del beato Juan Pablo II
y de Benedicto XVI, para que las sentencias capitales fueran conmutadas por un
castigo menor, que ofreciera tiempo e incentivos para la reforma del culpable.
Eso
daría, además, esperanzas al inocente y garantizaría el bienestar moral de
aquellas personas que, de un modo u otro, se han visto involucradas en el
destino de los condenados a muerte, así como de toda la sociedad civil.
La
Santa Sede pide con fuerza y convicción que se alcance una moratoria mundial,
ya que el conjunto de las naciones posee en la actualidad los medios para
defenderse sin ninguna necesidad de recurrir a castigos crueles e innecesarios.
Más aun, la conciencia creciente de que ha llegado el tiempo de «desterrar la
pena de muerte» (Juan Pablo II, Mensaje Urbi et Orbi, Navidad 1998) constituye
un estímulo para aquella moratoria.
Es
imperioso, hoy más que nunca, recordar y afirmar la necesidad de un
reconocimiento y un respeto universal de la dignidad inalienable de la vida
humana, en su inconmensurable valor. La Santa Sede se ha empeñado en la
abolición de la pena capital, como parte integral de su defensa de la vida de
todos los hombres y mujeres, en cualquier fase de su desarrollo, desde
concepción hasta a la muerte natural, contra la afirmación de una cultura de la
muerte.
La
abolición universal de la pena capital supondría una valerosa reafirmación de
la convicción que la humanidad puede enfrentarse con éxito a la criminalidad.
Así, rechazando tanto el espíritu de venganza como la tentación de sucumbir a
la desesperación ante los delitos y las fuerzas del mal, se suscitaría una
nueva fuerza de esperanza en nuestra humanidad. Su Santidad, por tanto, anima a
todos los participantes en este Congreso a continuar con esta gran iniciativa y
les asegura su oración,
Tarsicio
Card. Bertone
Secretario
de Estado de Su Santidad
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