Paula Chouza entrevista al portavoz de las Autodefensas...“Nadie
se va a desarmar”, dijo.
José
Manuel Mireles, líder moral de los grupos de civiles armados contra el
narcotráfico en el Estado mexicano de Michoacán, califica de "teatro"
el acuerdo para legalizar a las autodefensas
El País, 4 FEB 2014;
Cuarenta
y ocho tornillos en la cabeza, media cara paralizada, un pulmón perforado y
todo un movimiento armado pendiente de su salud. El doctor José Manuel Mireles
(Tepalcatepec, 1958), portavoz de las autodefensas de Michoacán, al oeste de
México, se recupera desde el pasado 4 de enero de un accidente de avioneta que
casi le cuesta la vida.
Vestido de chándal gris y camiseta oscura, este
cirujano que decidió rebelarse hace once meses contra los abusos del crimen
organizado pide que traigan la radiografía que demuestra sus heridas de guerra.
El paradero del líder moral de las autodefensas es un secreto, sus
declaraciones públicas, contadas. “Ahorita lo que quiero es recuperarme”,
repite varias veces a lo largo de la entrevista que se realiza en la mañana del
domingo. Aunque asegura que en estos momentos está apartado del movimiento,
considera un “teatro” el acuerdo entre Gobiernos y guardias comunitarias para
legalizarse, se muestra escéptico con las detenciones anunciadas por el
Ejecutivo y critica la propaganda mediática que están haciendo las autoridades
sobre el conflicto en Michoacán. El doctor recupera la movilidad, el ánimo, el
apetito. Las ideas continúan intactas. Ante la escalada de violencia, el pasado
13 de enero el Gobierno de Peña Nieto y el Ejecutivo estatal sellaron un
acuerdo para intervenir con las fuerzas de seguridad en la violenta región de
Tierra Caliente.
Pregunta.
El Ejército lleva varios meses desplegado en la zona, pero siempre ha
denunciado que no hacía nada ¿cree que ha habido algún cambio en la estrategia?
Respuesta.
Pues por lo menos hay la intención, desde el momento en que el Gobierno federal
y el Estado anuncian que se van a hacer cargo de la situación, que era lo que
estábamos buscando desde que nos levantamos en armas en febrero. Pero durante
ese tiempo, el Ejecutivo estatal en vez de ayudar era el que más piedras nos
echaba, el que más nos atacaba. Incluso nos atacaba más que los Templarios.
Ahora lo que nos queda es esperar que sí hagan su trabajo. Ya empezaron, ya anunciaron
dos detenciones, pero todavía no hemos visto físicamente la captura del
primero, El Toro. Él era jefe de plaza de Tepalcatepec, el principal violador.
Violaba a cuatro o cinco mujeres de la misma casa y no había quien lo
detuviera.
P.
¿Desconfía entonces de que realmente lo hayan atrapado?
R.
Exacto. Tenemos muy malas experiencias de los sexenios anteriores. Nosotros
somos de allá, conocemos a los delincuentes y a los traficantes y veíamos como
el gobierno anterior agarraba a cualquier borrachillo y lo anunciaban como el
rey de las anfetaminas “Detuvimos al rey de la mariguana, detuvimos al rey de
la cocaína”. Podrán engañar a la gente que no vive allá. A lo mejor todos esos
anuncios que hacían eran para gente que le encanta el circo, pero no para los
que estamos sufriendo los problemas en carne propia. Eso no nos convence. Si
nos dicen que ya detuvieron al “Toro” nosotros les decimos: “A ver,
enséñenmelo, quiero verlo, yo lo conozco perfectamente”.
Vinieron a mostrármelo
en fotos. Pero nosotros exigimos que lo comprueben, incluso con el ADN, porque
resucitan (haciendo alusión a Nazario Moreno que dijerorn que habían muerto y al parecer vive...) . Y cada vez que resucitan es una burla del Gobierno hacia el pueblo,
porque, ¿cómo es posible que el Ejército anuncie que asesinaron al Tío Nicho
-el tercero de los Templarios- en un retén porque no se quiso parar y a los
seis meses resucite para retar en duelo a Hipólito Mora -líder de las
autodefensas del municipio de La Ruana-? Hace dos años los federales
supuestamente mataron a Nazario Moreno, El Chayo [líder del cártel. La versión
oficial lo da por muerto pero las autodefensas denuncian que sigue vivo y opera
en la zona]
P.
¿Usted sabe dónde está [El Chayo]?
R.
Siempre hemos sabido y siempre hemos dicho dónde está.
P.
¿Y ahora tampoco han ido a por él?
R.
Ahorita estoy desconectado de todo el movimiento. Pero me quedan tres semanas
de terapia intermedia que sí quisiera cumplir así, porque nosotros no vamos a
parar hasta que caigan. No podemos estar en paz en ningún lado mientras no
caigan. Porque como ya los enfrentamos, mientras estén vivos, aunque estén
detenidos, hay cárceles donde viven mejor que en sus casas y pueden dar orden
de matar gente.
P.
¿Qué le parece el golpe al cártel Jalisco Nueva Generación?
R.
A lo mejor el Estado de Jalisco también está haciendo su trabajo. Este problema
lo tienen todos los Estados de la República. Yo no conozco Estado que no lo
tenga. A mí me han hablado de tres para preguntarme qué necesitan. Lo único que
les contesto es: coraje. Yo siento que si a mí se me acaba el coraje, se me
acaba el valor. Pero es coraje guardado de muchos años.
P.
¿Cómo describiría ese sentimiento, de dónde viene? Ya
vienen las elecciones, nosotros vamos a ser los principales vigilantes de que
nadie vaya a votar con un rifle en la cabeza
R.
De ver lo que pasaba a diario y también de asuntos de la familia. Tuvimos
experiencias con mi hermana la más chica, hubo secuestros en su familia, y la
que salió más afectada fue mi mamá y murió. De ver a los muchachos que nacieron
enfrente de mi casa y entregaron solo sus cabezas. Vi el momento en el que
secuestraban a un muchacho en Colomotitán, vi cuando secuestraban a una
quinceañera saliendo de la Iglesia... Vi muchas cosas y teníamos que voltear
para otro lado porque si se quedaba uno viendo también lo mataban. Duramos 12
años con la cabeza agachada. A la familia Valdovinos, que ya no quiso pagar los
50.000 pesos (2.770 dólares) mensuales, los mataron a todos.
P.
Se dice que ustedes están asesorando a autodefensas de otros Estados
R.
Nos han hablado para pedir asesoría, eso sí es cierto. A mí me llamaron de
Zacatecas, Oaxaca y Veracruz. Tengo comunicación con gente de Guerrero, ahí
está difícil la situación, también de Jalisco, pero yo quisiera ver primero de
qué forma se limpia mi Estado antes de meterme a otros. Nuestra guerra no es
contra el Estado mexicano, ni siquiera contra el Estado de Michoacán. Lo único
que buscamos es que se restablezca el estado de derecho para poder tener una
vida en paz.
P.
Después de tanto tiempo denunciando la inacción del Gobierno estatal, ¿cómo se
enfrentan a esta nueva etapa de pacto, realmente tienen confianza?
R.
No, no tenemos confianza. Y yo menos. Además, ese pacto era un acuerdo que ya
teníamos [las autodefensas] con el gobierno federal. Sí lo íbamos a hacer, pero
cuando hubiesen detenido al último de los Templarios. Así que se adelantaron a
los acontecimientos. Yo supe que cabildearon con cada uno de los coordinadores
que llevaron a la reunión, pero de la gente de combate no estuvo nadie. Es
parte de un acuerdo que teníamos, pero no era el tiempo aún, porque todavía no
acabamos.
P.
¿Quiere decir que es un pacto mediático?
R.
Es político. No tiene nada que ver con la realidad. La prueba está en que al
día siguiente mis compañeros toman los municipios de Los Reyes y Peribán y van
a seguir avanzando.
P.
¿Qué le parece que haya gente que decida que todavía no se va a desarmar?
R.
Nadie se va a desarmar. De hecho el pacto es para que los que quieran seguir
armados lo hagan ya legalmente mediante la estructura de defensas rurales.
Porque el pacto que teníamos nosotros era que se iban a eliminar las policías
municipales de todo Michoacán e iban a llamarse policía estatal y que la
policía estatal de cada municipio iba a estar integrada por todas las
autodefensas y comunitarios que desearan pertenecer a esos cuerpos de
seguridad. La policía estatal iba a tener su sueldo. Las defensas rurales no
tienen sueldo, es nomás para que les permitan traer sus armas en sus ranchos y
cuiden su ganado y sus propiedades. Eso ya existe desde hace muchísimos años,
no es nada nuevo. En lo personal no me gusta que la gente que está asignada por
el Gobierno federal en Michoacán utilice el movimiento social de forma
mediática. El Estado necesita toda la atención del Gobierno federal para
resolver la situación, pero no a través de estos teatritos. En Michoacán no
necesitamos teatros para que se recupere la paz, necesitamos hechos reales,
como la intervención en el puerto de Lázaro Cárdenas, eso sí nos dejó
asombrados, porque el Gobierno federal demostró que tiene capacidad para
resolver el problema [En noviembre el Ejército se hizo con el control del
muelle, principal punto de entrada de mercancía por el Pacífico].
P.
¿Y la solución pasa por la institucionalización de las autodefensas?
R.
Eso solamente se puede dar después de que se haya limpiado el Estado. Antes no
va a servir.
P.
A usted, por ejemplo, ¿le gustaría estar legalizado o prefiere volver a la
medicina?
R.
No, yo regreso a mi carrera. Tengo mi trabajo y todos los que tenemos nuestras
actividades, ninguno vamos a andar registrando armas de autodefensas. Ninguno.
De hecho es una burla de mis propios compañeros hacia el Gobierno federal ir a
registrar una pistolita que no usan en las autodefensas. Están burlándose unos
de otros. No hay algo realmente formal, todo es teatro. Imagínate, yo tengo
todas mis armas registradas, pero son de cacería, deportivas.
P.
Ustedes dicen que dejan las armas en cuanto agarren a los siete cabecillas de
los Templarios. ¿Qué pasa después?
R.
Las siete cabezas que yo presenté son las de mi región. El Chayo, La Tuta,
Placarte y El Tío son los líderes de los Templarios de todo el Estado, pero
cada región tiene sus jefes de plaza. Cada uno presentó en su tiempo los
líderes que hay que detener, son un montón. Cada quien debe ver la forma de que
los que fregaron a su pueblo, caigan.
P.
¿Y qué pasa después? ¿Dejan las armas, hay elecciones?
R.
Todo el Estado está contaminado por el crimen organizado. Toda la elección fue
a punta de metralleta: presidente, diputados. No estoy de acuerdo en que se
eliminen los poderes de Michoacán porque entonces vendría una revolución
social, pero sí estamos de acuerdo en que el Gobierno federal haga lo necesario
para limpiar todo el Estado, desde la casa de gobierno hasta los municipios. Ya
vienen las elecciones, nosotros vamos a ser los principales vigilantes de que
nadie vaya a votar con un rifle apuntándole a la cabeza. Eso se lo voy a
garantizar desde ahorita.
P.
¿Y quién garantiza que ustedes no vayan a ser los que apunten a la población
cuando vaya a votar?
R.
Nosotros no estamos en ese rollo. Yo soy ajeno al movimiento político de mi
pueblo.
P.
¿No se ven entonces como actores políticos?
R.
No, ninguno de nosotros.
P.
¿Usted no se ve como líder político?
R.
No, ni me interesa tampoco. Nosotros creemos mucho en nuestras instituciones.
Vamos a darle lugar a los que sí son políticos, a los que sí les preocupa el
pueblo para mejorarlo. Pero también vamos a estar vigilando que no empiecen a
hacer saqueos porque ya la gente no se va a dejar.
P.
Entonces, ¿usted no es político?
R.
Ya no. Fui candidato a senador, a diputado federal, a presidente municipal,
pero entré a las triquiñuelas de los partidos políticos y conocí todas. No me
interesa. [El doctor Mireles admite que estuvo 25 años dentro del PRI y durante
su etapa en California fue secretario general del PRD en EE UU].
P.
¿Sería usted un buen gobernador para Michoacán?
R.
(Resopla). Acuérdese de que el gobernador de un Estado no lo es todo, necesita
un buen equipo de trabajo. Y si una sola persona de su equipo no hace lo que
tiene que hacer para el desarrollo de su Estado le echa el trabajo a perder a
usted y a todos los demás. Ahorita no me interesa.
P.
Ahorita le interesa, supongo, su recuperación.
R.
Ahorita lo único que me interesa es que me empiecen a quitar los tornillos que
me estorban. Son 48, pero para empezar me van a quitar cinco, los otros ya me
los van a dejar. Estoy haciendo terapia intermedia, control de los signos
vitales todos los días, trato de ganar peso, perdí más de 20 kilos, el
movimiento. No sé cuánto tardaré en recuperar la sensibilidad de la cara, se
necesita para poder abrir los ojos. Tengo afectado el lado de derecho y a usted
la veo con el izquierdo. Me faltan tres semanas de terapia intermedia y no sé
cuánto tiempo necesitaré para la rehabilitación bucal. La mitad de los dientes
los tengo sumidos.
P.
¿Al volver a Tepalcatepec piensa implicarse otra vez directamente con el
movimiento?
R.
Nosotros no podemos echarnos para atrás. Es obligatorio, aunque ya no pueda
andar en batallas, como me gustaba estar siempre.
P.
¿Quiere volver a la clínica médica?
R.
Sí, me quedan cuatro años para la jubilación.
P.
¿No tiene miedo de volver y que traten de matarlo?
R.
No tengo miedo, pero debo cuidarme. Le tengo más miedo a un cazador solitario
que a un grupo de gente armada. Un grupo de gente armada es notorio, los
cazadores solitarios no. Le tengo miedo a uno en moto que se acerque a mi
órbita por cualquier lado. A esos sí les tengo miedo y de esos hay muchos, pero
mientras estemos en nuestra zona, tenemos algo de seguridad porque los vecinos
están cuidando la salida y entrada del pueblo y no dejan pasar a desconocidos.
P.
¿Y después del accidente, con lo que ha vivido en el último mes, a usted le
compensa todo lo pasado?
R.
Sí. Me di cuenta de que es muchísima la gente en todo el mundo que está bien
preocupada por mí y por el movimiento. Casi todos los días recibimos muestras
de su afecto, detalles, aportaciones económicas desde 58 centavos (se ríe).
Tenemos mucha ayuda moral. Después de mi accidente estamos viendo que hay otros
estados que ya se levantaron.
P.
¿Qué le diría a todos los que comentan que les están haciendo el trabajo a los
rivales de los Templarios?
R.
Puede ser. Cuando sacamos a los Templarios de Tepalcatepec, ellos estaban
peleados a muerte con un cartel de Jalisco que estaba en Tecalitlán. Cuando
empezamos el movimiento nuestros familiares nos avisaron de que había una manta
en la entrada a Tecalitlán que decía: Bienvenidos habitantes de Tepalcatepec.
Yo les pregunté a un muchacho: por qué. “Es que ustedes corrieron a los
enemigos de nuestro pueblo”, me dijo. Porque un diciembre los Templarios de
Tepalcatepec fueron y acribillaron a 60 personas de Tecalitlán al salir de
misa. Entonces, el pueblo odiaba a los Templarios. Hace unos dos meses les
pregunté como se sentían ahora: “La mera verdad, nos sentimos aburridos porque
ya no tenemos contra quien pelear”, me respondió. Nosotros no le estamos
haciendo el juego a ningún cártel. Tepalcatepec y el Estado de Michoacán ya
aprendieron la lección. Primero el pueblo pidió ayuda a la Familia Michoacana
para expulsar al cártel de los Zetas, luego la Familia se hace con todo, se
pelean entre ellos y aparecen los Templarios. Mucha gente combatió a los Zetas,
luego a la Familia. Los habitantes ya no quiere saber nada de ningún cártel.
P.
¿De dónde salen sus armas?
R.
En cada combate que ganamos, ellos [los Templarios] nos dejan las armas.
P.
¿Y no hay infiltrados en las autodefensas?
R.
Somos ya muchos grupos. Cada tenencia del municipio tiene el suyo. Los únicos
infiltrados que pueden tener son personas que hayan sido de un cártel muchos
años antes, porque a gente identificada con los criminales ya no les permitimos
la entrada. Tenemos ese riesgo y tenemos ese temor. Sí llegan propuestas, pero
hemos dicho a todas que no.
P.
¿Qué le diría a la Tuta si lo tuviera enfrente?
R.
Una vez tuve un sueño en el que tenía a los tres enfrente: a la Tuta, a Enrique
Plancarte y al Chayo. En ese sueño los regañé a cada uno. Tú Chayo, eres dueño
de toda la sierra madre occidental, ¿Cuanta gente armada traes? Para que no
dejes gente peleando, repárteles 100 hectáreas a cada uno y dale 10 millones de
dólares a cada uno de tus jefes y que pongan a trabajar en su rancho a toda la
tropa que traen. A los punteros, los halcones, que no roben. Tu ya tienes
dinero y te puedes ir a otro país. Tienen residencias grandísimas en otros
lugares. Ya deja en paz al pueblo de Michoacán. Le dije a la Tuta: quédate con
la mina del Faraón, que da 600.000 dólares semanales. Para ti solito. Las otras
repárteselas entre tus generales y pongan a su gente a trabajar. Ya no hay
necesidad de que roben, violen o secuestren. A Plancarte le dije lo mismo. Se
lo conté un día a mis compañeros y nos reíamos.
P.
¿Qué hay de verdad en lo publicado en la prensa mexicana sobre su condena por
narcotráfico?
R.
Estuve mezclado con las drogas por un trabajo que tenía como funcionario
federal. Yo era el que hacía el dictamen organoléptico de la droga y de ahí
aprovecharon para sacar eso. Hubo un tiempo que Tepalcatepec se llenó de
traficantes. Los principales eran los federales y los militares. Hubo un
problema con un familiar mío, no le hice un favor y me sacó en el periódico,
pero no tengo nada que ver con narcotraficantes.
P.
¿Es falso entonces que haya estado en la cárcel?
R.
He estado en la cárcel muchas veces. La primera con 12 años. Los estudiantes de
secundaria no podíamos ir al billar. Y la última por andar poniendo en mis
tarjetas de presentación doctor José Manuel Mireles, es un delito comercial en
California porque hay que tener una licencia del estado y el permiso de la
barra -colegio- de médicos. Estuve 90 días en prisión.
Después
de más de una hora de charla, le pregunto al doctor Mireles si hay algo más que
quiera añadir.
“Tengo mucho que decir pero ahorita no puedo decir mucho. Quiero
recuperarme. A todos mis compañeros les digo que sigan el proyecto que
iniciamos y que vamos a dar las armas cuando esté limpio el Gobierno de
Michoacán y cuando el Gobierno haya establecido el estado de derecho.
A todos
los Estados de la Republica que se están levantando en armas contra el crimen
organizado les deseo el mismo éxito que a nosotros, que tengan el apoyo de sus
gobernantes y del ejecutivo federal para que acaben pronto su tarea. Y los que
todavía están dormidos, que despierten, que abran los ojos. Sí es posible
limpiar nuestras tierras de la gente que se está apoderando de nuestras vidas.
Que busquen la manera de que participen los Gobiernos federal y del estado. Si
no lo logran, que tomen sus propias decisiones y que le echen muchas ganas”.
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