Hoy se reúnen con el Presidente EPN
POR
MÉXICO ¡ACTUEMOS! MENSAJE DE LOS OBISPOS DE MÉXICO
Cuautitlán,
Izcalli, Edo. de México, 30 de abril de 2014
Con
mucho cariño, a todas y a todos les hacemos llegar el saludo de Pascua con las
motivantes y esperanzadoras palabras de Jesús resucitado, vencedor del mal y de
la muerte: ¡La Paz sea con ustedes!
Con
ustedes y como ustedes sentimos gran preocupación por el futuro de nuestro
País. Por eso, ante las recientes Reformas Constitucionales aprobadas hacemos
nuestras las inquietudes de nuestro pueblo y nos preguntamos de qué manera
serán benéficas sobre todo para los que han estado permanentemente desfavorecidos,
o si serán una nueva oportunidad para aquellos acostumbrados a depredar los
bienes del País.
¿Qué
garantizará que la Reforma Educativa impulse un verdadero desarrollo integral
para todos; una reforma en la cual se reconozca el derecho fundamental de padres
y madres de familia, y la sociedad en su conjunto asuma la responsabilidad que
le corresponde; y no venga a alimentar una nueva estructura burocrática que
sólo defienda sus propios intereses? ¡Sin educación de calidad no hay personas,
ni pueblos libres!
¿Qué
garantizará que la Reforma Fiscal fomente una contribución verdaderamente
justa, equitativa, corresponsable, clara, sin complejidades y que sea utilizada
con honestidad y transparencia para construir un país con menos desigualdades,
que favorezca el empleo digno y bien remunerado y las inversiones productivas;
o será una maraña en la que puedan evadirse o esconderse quienes se benefician
de los recursos del pueblo de México? ¡Sin honestidad, veracidad y
transparencia los recursos seguirán siendo botín de pocos!
¿Que
garantizará que la Reforma Política consolide una auténtica democracia y una
real participación ciudadana que supere las artimañas de los más habilidosos
para lucrar con el poder? ¡Sin verdadero amor al prójimo, sólo habrá una
búsqueda ambiciosa de pedazos de poder!
¿Qué
garantizará que la Reforma Energética haga que los recursos del País se
inviertan para superar los graves atrasos de gran parte de la sociedad
mexicana, y que las inversiones públicas o privadas, nacionales o extranjeras
sean promotoras de progreso social, humano y comunitario, y cuidadosas del
medio ambiente, por encima de intereses particulares? ¡Si la persona humana no
está por encima del dinero, el dinero le pondrá precio a cada persona!
¿Qué
garantizará que la Reforma en Telecomunicaciones ponga al alcance de todos las
ventajas de la tecnología, la calidad de los contenidos y el respeto a la
dignidad y privacidad de los ciudadanos? ¡Sin verdad y sin justicia los
monopolios sólo cambiarán de manos, la manipulación de la opinión pública y de
los contenidos la definirán los intereses dominantes!
Las
reformas son necesarias para adecuarnos al presente en la búsqueda de un futuro
mejor. ¡Pero no nos engañemos! Si no se reforma la mente y el corazón, si no se
reforma la conciencia que genere una auténtica escala de valores y nuestra
capacidad de encuentro y fraternidad solidaria no habrá reforma que nos ayude a
superar las intolerables desigualdades e injusticias sociales que nos llevan a
estar más atentos por la vida privada de los artistas, que por el sufrimiento
de los migrantes arrojados de un tren por no tener para pagar a los
extorsionadores; o a ver como estadística y nota periodística los secuestros,
la trata de personas, la impune actividad del crimen organizado, las cuotas
forzadas, la violencia y los cadáveres decapitados en fosas clandestinas.
No
podemos acostumbrarnos a tener en la pobreza a más de cincuenta millones de
mexicanos, muchos de ellos en una miseria que les condena a morir sin atención
médica. Esa indiferencia cómplice en contra del valor de la vida humana, es la
que hace que se festeje que miles de niños en gestación sean sacados del
vientre de la madre para ser arrojados a un bote de basura. ¡Nos falta una
verdadera reforma interior para que el País sea mejor!
Aunque
esta visión de la parte dolorosa de nuestra realidad podría llevarnos al
fatalismo que nos vende la idea que ante el mal no hay solución; que es mejor
legalizarlo en la droga o transar con él en el crimen, los creyentes, y en
particular los cristianos, sabemos que el camino para superar todo lo que
destruya la vida o la dignidad humana, necesita siempre la entrega generosa de
la propia vida.
¡Cristo
venció el mal y la muerte con el poder del bien y del amor! Él nos dice:
"No tengan miedo, yo he vencido al mundo". En consecuencia los
cristianos católicos no podemos rendirnos, ni sentirnos derrotados, sino
urgidos a participar con la fuerza del Espíritu de Cristo Resucitado.
A
todos nos urge ser positivos y propositivos. No podemos lamentar el mal sin
actuar contra él. La búsqueda personal y sincera del bien, la vida familiar
como transmisora de valores y de comunicación armónica, los diversos grupos e
iniciativas sociales que buscan el mejoramiento de la vida política, económica,
cultural, familiar, social, laboral, etc. son espacios de participación. ¡Esa
participación debe ser cada vez más consciente, organizada y oportuna! No
dejemos que las decisiones queden en manos de unos pocos que miran a sus
propios intereses. ¡Actuemos!
Nadie
esta dispensado de actuar para hacer el bien. El País es de todos; y entre
todos tenemos que sacarlo adelante haciéndonos más participativos. Sin
participación social nos hundiremos.
os
recién proclamados santos, San Juan XXIII y San Juan Pablo II, trabajaron en
medio de múltiples obstáculos por un mundo mejor para todos, por su fe en
Jesucristo y amor al prójimo. Ellos son un referente para nuestra desafiante
tarea. La Iglesia mexicana seguirá contribuyendo a generar paz y unidad en
nombre de Dios.
Que
Santa María de Guadalupe interceda por nosotros para que Dios nos conceda la
inteligencia, la sabiduría y la valentía de construir juntos un México mejor.
Por
los Obispos de México.
†
José Francisco, Card. Robles Ortega † Eugenio
Lira Rugarcía
Presidente de la CEM
Obispo Auxiliar de Puebla
Arzobispo
de Guadalajara
Secretario
General de la CEM
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