16 jun 2014

Poema "Hombre de México" de Aurora Reyes"La Cachorra"


Aurora Reyes (1908-1985) fue la primera muralista mexicana, pintora y poeta, admiradora de la Revolución Cubana, amiga de la pintora Frida Kahlo, sobrina de Don Alfonso Reyes, lideresa del grupo feminista “Las Pavorosas” y militante del PCM,  nació el 9 de septiembre de 1908 en Hidalgo de Parral, Chihuahua, y murió el 26 de abril de 1985 en el DF.
Fue hija de León Reyes, y se la conocía como “La Cachorra”, no sólo por aquella derivación paterna, sino también por su carácter y su ferviente bravura.
Sus cenizas fueron sepultadas en las raíces de la magnolia que ella misma había sembrado en el jardín de su casa en Coyoacán.
Amiga de Renato Leduc y de Roberto López Moreno..
Dice Roberto:
"Siempre he sostenido que las dos más grandes poetisas de México en el siglo XX fueron Aurora Reyes y Rosario Castellanos una intimista (la segunda) y la otra de una pasión cívica siempre en militancia. 
Para el poeta colombiano Germán Pardo García, Aurora Reyes era “la más grande poetisa india de la América contemporánea”. 
Aurora y Rosario, curiosamente, representan los dos extremos de la patria: Chihuahua y Chiapas.
 Aurora también fue pintora, la primera muralista mexicana. En 1948, Aurora Reyes escribió un gran poema ,“Hombre de México” dedicado a Lázaro Cárdenas. En mi libro “La sangre dividida”, escrito conjuntamente con la pintora y crítica de arte Leticia Ocharán, relato que cuando este poema fue dicho por primera vez, frente al presidente Cárdenas, un vasto contingente de campesinos en vez de aplausos saludaron el poema con salvas al aire, creándose un momento de gran emoción. 
Y escribió el poema 
“Hombre de México”.
Algo oscuro ha pasado por el cielo de México.
Está herida la tierra
Y en los labios del viento
Silba el agudo filo de antigua profecía.
El horizonte ahoga un paisaje de alas
Ceñido en ondulantes anillos de serpiente.
¡Águila deshojada!
Un sueño de poetas llora un sueño de héroes.
Algo ha sabido el agua de litorales libres;
La nave de la espuma
Hace viajes de alarma entre azules y grises.
Inmóviles metales conspiran en las sombras
Batallones de arboles manifiestan sus brazos
La noche vigilante se apresta para el alba.
¿En donde estas creciendo silencioso gigante?
¿Qué paisaje florece distancia en tu mirada?
¿Qué sombras te transitan? ¿Que verdades te hablan?
Nutrido de hambres públicas,
De olvidos de ceniza,
De espinas colectivas,
De muchedumbres-lágrimas.
¡Ya levántate y surge!
Ya congrega y trasciende
Esta imposible angustia panorámica
Múltiple voz eleva sus hojas verticales
Clamando por el fruto maduro de tu frente.
¡Desolada bandera! Otra vez patria suave…
Ya vienen otra vez los mercaderes.
Ya vienen a llevarse tu riqueza,
Tus cándidos tesoros,
Tu color solferino,
Tu morado rabioso
Y únicos en el mundo, los ojos de tus niños
Se acabaran tus pueblos de gardenia,
Tus provincias de nardo,
Tus novias de amapola,
Tu cempasúchil de oro
Y los intensos campos de tu flor madreselva.
Ya no tendrás esquinas con vueltas de cilindro,
Ni jardines de mantos,
Ni ventanas de celo,
Ni serenata tierna.
Ni habrá más lotería de cartoncitos.
Apagarán tus júbilos de cohete y chinampina,
La deslumbrada luz de tus “castillos”,
Aquella verde danza de tu ancestral amiga
Y tu alucinación de maguey liquido.
Se romperá el hechizo de tus sirenas,
Centro de zapateado y conquián
Los irisados gallos de las peleas
Y los viernes de cábala y copal.
En mecánico ritmo tomarán la armonía
Del ardiente prodigio que modela tu mano
La magia de tu lenta caricia, la alegría
De los florecimientos de tu amor artesano.
Tus veneros de azul serán cegados
En el color caliente de tu sangre.
Envolverán en dólares tus huesos
Y en humo celofán tu joven aire.
Escucha cómo crecen las tinieblas del odio,
Oye cómo caminan los desiertos del hambre,
Cómo construye firmes paraísos la fiebre
Y murmura cuchillos la prisión de la sangre.
Ven a ver cómo lloran las escuelas.
¡Que cielos de amargura filtran las vecindades!
Las mujeres con alma de montaña
Amasan en su rostro silencios vegetales.
Ven a cumplir tu entero destino, sombra clara;
Te invocamos anónimo y auténtico,
Hermano sin ayer y sin mañana
¡Ven a morirte, Hombre de México!
Te espera la impaciencia,
Lo encuentros te buscan,
Arden las multitudes,
Se queman las palabras.
Surge ya, ¡capitán de la angustia!
Te llama la voz verde de las cañas.
Por este barro en marcha que somos,
Por el amor del agua,
Por la muerte del árbol inocente
Y su cosecha trágica.
Por tu serena dignidad de cacto
Erguido en los desiertos de la sed,
Tu corazón de tuna colorada,
Y tu canción de miel.
Por el incomprendido desorden de tus sueños
Allí, de donde parten los caminos de sal,
Por la lluvia vendida,
Por el pan traicionado,
Por los ojos nocturnos del jacal.
Por el sol,
Por la nube,
Por la flor,
Por la palabra “Tierra”,
Por la voz “Libertad”,
Por los dioses de elote del cañaveral.
México, abre los brazos, ¡crécelos!
-mar que has purificado los ríos de otras aguas-
Acoge nuestra voz.
¡Recíbela! ¡Levántala!
Y coloca tu cifra de justicia
En el cielo más alto del amor.
Abre tu antiguo rostro golpeado de infinito,
El volcán de tu entraña,
Tu potencia de abismo azul.
Alcanza los contornos morenos de la raza,
Desnuda las tinieblas,
Multiplica las flechas de la luz.
Crece los brazos, ¡crécelos mas!
Y en un himno de cumbres liberadas que crispe el huracán.
Irrumpan el espacio de la Indoamérica
Las palomas de azúcar de la paz.
Ven a cumplir tu entero destino, sombra clara;
Te invocamos anónimo y auténtico,
Hermano del ayer y del mañana
¡Surge ya!, ¡Hombre de México!

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