El
polémico alcalde de Davao, apodado 'el Donald Trump filipino', gana las
elecciones del país asiático prometiendo acabar con el crimen en 6 meses.
ISMAEL
ARANA
Hong Kong@iaranau
El Mundo, 09/05/2016
20:59
Rodrigo Duterte, el controvertido político de 71 años que ha prometido
acabar con la inseguridad y la corrupción en Filipinas, se ha alzado este lunes
con la Presidencia del país al conseguir casi el 40% de los votos emitidos, con
una ciudadanía que ha optado por un líder visto como fuerte pese al riesgo que
su elección implica para los derechos humanos y las libertades civiles.
El
que fuera durante 22 años alcalde de Davao, la tercera ciudad de país, se ha
convertido en el 16º presidente de esta pujante nación asiática de 100 millones
de habitantes, imponiéndose con holgura en una jornada precedida por una
campaña pródiga en salidas de tono y acusaciones de todo tipo. El propio
Duterte fue protagonista de varios de estos episodios, como cuando se burló de
la violación y muerte de una misionera en un motín carcelario, llamó "hijo
de puta" al Papa en una de las naciones más católicas del planeta o
alardeó de su animada vida sexual y su afición por tomar viagra.
A falta de contabilizar
el 15% de votos, la Comisión Electoral de Filipinas ha informado de que Duterte
había conseguido 14,2 millones de votos, un 38,6% del total. En segundo lugar
se sitúa Manuel Roxas con el 23%, mientras que la tercera posición es para la
senadora Grace Poe, que obtiene el 21%. Además, los 55 millones de electores
han decidido este lunes la suerte de otros 18.000 cargos públicos.
Apodado
'Duterte el sucio', 'el castigador' o 'el Donald Trump filipino', sus
detractores han avisado de que su estilo autoritario corre el riesgo de hacer
que el país vuelva a convertirse en una dictadura como las sufridas en el
pasado. De hecho, el propio Duterte amenazó durante la campaña con disolver el
Congreso e imponer un "Gobierno revolucionario" si sus reformas
encuentran resistencia. "¿Si soy un dictador? Sí, es cierto", aseguró
en respuesta a las acusaciones de la oposición en uno de sus actos.Pero, a
pesar de las críticas y las acusaciones, este hombre ha sido capaz de
encandilar, con su estilo marrullero y sus promesas de justicia y de reparto de
riqueza, a una población harta de ver cómo el espectacular crecimiento que
desde hace años vive la economía del archipiélago no se traduce en mejoras
tangibles en su vida diaria.En Filipinas, 40 familias controlan el 76% de la
fortuna nacional, y unas docenas de dinastías politicoeconómicas manejan las
riendas del Estado desde hace generaciones. Frente a esta oligarquía, Duterte
se presentó como un hombre sencillo independiente de la élite gobernante lo
que, sumado a sus promesas de mano dura contra el crimen que azota el país, lo
auparon hace semanas a lo más alto de las encuestas
.Duterte se ha comprometido
a terminar con la criminalidad en seis meses, aunque para ello tenga que
ejecutar a unos 100.000 delincuentes. No en vano, en sus años como alcalde, al
ahora presidente se le relacionó con los escuadrones de la muerte que acabaron
a tiro limpio con camellos y violadores de la sureña Davao y convirtieron la
ciudad más peligrosa del país en la más segura de todas. "Olvidaos de las
leyes de derechos humanos" declaró al cierre de su campaña."Si llego
al palacio presidencial, haré como hice de alcalde. Traficantes, ladrones y
maleantes, haríais mejor en iros" aseguró farruco.Su estilo encaja con una
campaña en la que la violencia ha jugado un papel muy destacado, algo por otra
parte típico en Filipinas. Durante los meses previos, hasta 15 personas fueron
asesinadas en relación con el proceso electoral, y este lunes otras 10 han
perdido la vida en diferentes incidentes.
Además de las deficiencias en las
infraestructuras o la arraigada corrupción, Duterte también deberá tomar las
riendas del proceso de paz en el conflicto que padece el Sur, mayoritariamente
musulmán, desde hace lustros, en el que han muerto unas 150.000 personas en la
lucha entre guerrilleros y ejército; o las disputas territoriales que mantiene
con la vecina China, cuyas reclamaciones de soberanía en el Mar de China
Meridional chocan con las pretensiones filipinas.En la apretada carrera por
hacerse con la Vicepresidencia, Ferdinand 'Bongbong' Marcos Jr., hijo del
antiguo dictador y su esposa Imelda, aventaja en tan sólo 0,2% puntos a Maria
Leonor Robredo, por lo que hay que esperar hasta contar el 100% de los votos
para saber quién será el segundo en la jerarquía del país asiático.
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