El migrante que se suicidó en Tijuana había sido deportado varias veces
Guadalupe Olivas se tiró por un puente al no poder volver a Estados Unidos. Era viudo, tenía tres hijos y había sido detenido por vender marihuana
PABLO XIMÉNEZ DE SANDOVAL
El País, Los Ángeles 22 FEB 2017
Un hombre llamado Guadalupe Olivas Valencia ha puesto nombre propio al lado más brutal de la política de deportaciones de Estados Unidos. Olivas se quitó la vida el martes al tirarse por un puente en Tijuana, horas después de ingresar en territorio mexicano. La imagen del cuerpo de Olivas sobre el asfalto, junto a la bolsa de plástico que llevan consigo los deportados, ha dado la vuelta al mundo en 24 horas y forma ya parte de las tensas relaciones entre México y Estados Unidos a cuenta de la agresividad contra los inmigrantes irregulares por parte del presidente Donald Trump.
Olivas tenía 44 años y era originario de Los Mochis, Sinaloa. Era viudo y padre de tres hijos, según declararon sus familiares a la prensa local. Según documentos del Departamento de Seguridad Nacional citados por el diario San Diego Union-Tribune, Olivas había sido deportado al menos seis veces a México. Las autoridades mexicanas informaron de que tenían constancia de al menos tres deportaciones.
El Gobierno de Estados Unidos informó de que el lunes, el día antes de morir, Olivas se había presentado en la garita de San Ysidro, la más grande del paso fronterizo de Tijuana, para tratar de entrar en EE UU. “No tenía documentos legales válidos para entrar en Estados Unidos y se le declaró no admisible. Fue repatriado a México y entregado a las autoridades mexicanas el 21 de febrero”. Alrededor de 40 minutos después, se quitó la vida.
Documentación de una corte de Arizona citada por El Universal revela que Olivas emigró por primera vez a California en 2001. Ese mismo año, fue detenido en la garita de Otay (Tijuana) con 58 kilos de marihuana escondidos en el depósito de combustible de su coche, según el diario de San Diego. En 2005, fue detenido de nuevo por conducir un coche robado en dirección a México. Bajo el asiento del conductor los agentes hallaron 8.750 dólares.
Según El Universal, volvió a su pueblo, pero el fallecimiento de su esposa le obligó a emigrar de nuevo para sustentar a su familia. Olivas tenía dos antecedentes por reentrada en Estados Unidos, uno en 2005 y otro en 2015. Volver a entrar en el país después de una deportación constituye un delito grave. La última vez, fue condenado a 16 meses de cárcel. Fue deportado finalmente el 4 de octubre de 2016.
El miércoles, una mujer se acercó a recoger el cuerpo de Olivas al Servicio Médico Forense de Tijuana. En un vídeo publicado por el diario El Sol de Tijuana afirma rodeada de cámaras que se llama Cristina Valencia y es la madre de Guadalupe Olivas Valencia. “Le negaron el asilo”, explica sobre lo sucedido entre el lunes y el martes. Compungida, en el vídeo da las gracias a las autoridades por el apoyo recibido. El cuerpo no irá a Sinaloa, dice esta mujer. “Aquí se va a quedar. Aquí vivimos nosotros. Tenemos más de 30 años aquí. Yo me los traje chiquitos cuando me quedé sola”.
La mujer explica que ella también se fue a trabajar a Estados Unidos. “Le doy gracias a Estados Unidos”, dice, porque gracias a ese trabajo la familia tiene “una casita” en Tijuana.
Estados Unidos deporta a México a cientos de miles de personas al año. En 2015 fueron deportadas más de 240.000 personas que vivían en el país sin papeles. El nuevo presidente, Donald Trump, estima que puede deportar a unos tres millones de personas, de los 11 que se calcula que hay, solo centrándose en los que tienen antecedentes criminales. Las nuevas normas para detener y deportar indocumentados, publicadas esta semana, abren la puerta a deportaciones masivas gracias a una amplia definición de lo que se considera un criminal.
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