En Culiacán un grupo de hombres golpea a presuntos delincuentes para que confiesen delitos y luego los exhiben en redes socialesZORAYDA GALLEGOS
El País, México 23 DIC 2017
Élmer Mendoza: “El detective de mis novelas es un ejemplo para la policía mexicana”
Un hombre, tirado en el suelo, patalea de dolor. A su alrededor tres sujetos que portan armas largas y chalecos antibalas lo golpean con tablas en los glúteos y en la espalda. El agredido, en ropa interior, sacude los pies y les suplica que se detengan porque no puede respirar. Uno de los agresores le coloca un arma larga en la cabeza para amenazarlo. El acto de tortura es grabado durante casi cinco minutos por otro de los criminales que hace preguntas y da instrucciones.
—¿Por qué te pasó? —pregunta uno de los torturadores.
—Por pendejo —contesta con la cara ensangrentada el agredido.
—¿Le vas a volver a pegar a tu esposa?
—No.
—Pídele perdón —interviene otro de ellos.
—Ya no te vuelvo a pegar, perdón —dice entre sollozos.
En otro vídeo, el mismo hombre es abandonado por sus torturadores en una vialidad de Culiacán, la capital de Sinaloa, en el noroeste de México. La grabación es una de varias que se han difundido en redes sociales sobre un grupo de delincuentes que “imparten” justicia bajo sus propios métodos al margen de la autoridad. La banda de delincuentes han sido llamados en los medios locales y en las redes como “justicieros de Sinaloa”. Las autoridades han dicho que han emprendido su búsqueda por el delito de portación de armas, ya que en los vídeos muestran su arsenal, no por golpear y exhibir a presuntos delincuentes porque de esos hechos no hay denuncias.
La banda no sólo exhibe en redes sociales a sus víctimas, también las expone a la humillación en la vía pública. El pasado 26 de noviembre dos jóvenes semidesnudos y con los ojos cubiertos con cinta adhesiva fueron bajados de la cajuela de un coche en un transitado bulevar de Culiacán. Uno de ellos llevaba escrito en su cuerpo: “prometo que no volveré a robar carros”. El momento en que los jóvenes piden ayuda fue captado por un medio local. En la grabación se observa cuando uno de los hombres pide ayuda para que los desaten. “Te voy a machucar por rata”, le grita un automovilista que transita por la vialidad.
Abandonan a dos jóvenes vivos, semidesnudos y amarrados en malecón de Culiacán.
Estos grupos surgen ante un vacío de poder de la autoridad porque no hay capacidad para prevenir y combatir el delito, dice Ricardo Jenny del Rincón, consejero ciudadano del Consejo Estatal de Seguridad Pública. En Sinaloa hay un 54% de déficit en las corporaciones policiales y los delitos del fueron común han aumentado, pero eso no es motivo para que estos grupos tomen la justicia por su propia mano, afirma el coordinador ciudadano. "No podemos combatir un delito con otro y además no sabemos si las personas “ajusticiadas” en realidad cometieron los delitos que les tatúan en el pecho o la espalda", expone.
El pasado 18 de diciembre, cuatro de los miembros del grupo criminal fueron detenidos por militares y policías en la localidad de Culiacancito, cerca de la capital sinaloense, tras una persecución. Al revisar el coche en el que viajaban, las autoridades encontraron un arsenal. En un comunicado el Gobierno estatal informó que los detenidos son acusados del delito de portación de armas de uso exclusivo del Ejército y posesión de drogas. Al ser un delito federal, la investigación quedará a cargo de la Fiscalía general (PGR).
¿Quiénes son?
Todo indica que estos "justicieros" son parte del crimen organizado, ya que en los vídeos aparecen uniformados, con chalecos aintibalas, portando equipos de comunicación ilegal y con armas de grueso calibre, explica Jenny del Rincón. "Por el grado de tortura que hemos visto tan fuerte, creemos que pueden ser choques entre grupos de la delincuencia organizada y le ponen el mote de robacarros al que están torturando, pero en realidad puede ser una persona que se está metiendo en sus áreas de narcomenudeo. El punto es que las personas exhibidas fueron víctimas de un delito: tortura o privación ilegal de la libertad, tampoco pretendemos defenderlos a ellos, pero las autoridades deben investigar", asegura.
Tomás Guevara Martinez, coordinador del Laboratorio de Estudios Psicosociales de la Violencia de la Universidad Autónoma de Sinaloa,también concuerda con la teoría de que se trata de miembros del narcotráfico. El académico explica que la aparición de estos grupos y la aprobación de una parte de la sociedad obedece al arraigo de la narcocultura en la entidad. "En Sinaloa los grupos del crimen organizado tienen base social, se nutre de la propia sociedad, es un producto local, en ese sentido hay una relación de acobijamiento, de permisividad y de admiración, eso explica también el éxito de los narcocorridos", menciona.
En ese contexto existe la idea de que los delincuentes que vienen de otros lugares o que se dedican a la delincuencia común, se convierten en una especie de enemigos de estos grupos criminales. "La gente le teme más a estos grupos que a la Policía, en ese sentido se convierte en una especie de protectores de la sociedad, es una especie de cuidar la plaza", detalla.
En las imágenes que se comparten en redes sociales hay un sinfín de comentarios aprobatorios a estos actos ilegales. "Se encabrona el pinche Gobierno, porque el narco hace la chamba que ellos no pueden hacer", "Que acaban con las ratas y violadores", "Ellos sín los atrapan, no como los policías que para todo aceptan mordidas (sobornos)", se lee en algunos de los comentarios. Para Jenny del Rincón, más allá de que la sociedad apruebe este tipo de acciones, lo que busca es justicia. “Estamos como Estado muy lejos de dar justicia a la sociedad y cuando los ciudadanos ven a un grupo de personas que están torturando a un supuesto delincuente, se confunden y pueden creer que eso es justicia. Pero en vez de celebrar estos hechos, deberíamos preocuparnos porque no es posible que el crimen esté combatiendo delitos del fuero común”, expone.
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